“La caída de la política es abrupta. Al día siguiente que te vas, no te saluda ni el que está en la puerta del Congreso”

Entrevista publicada el 23/11/2013 en La Política Online. Fotos: Juan Carlos Casas

Fue presidente durante las horas en que nadie quería ser. Ni Adolfo Rodríguez Saa, que renunció después de una semana en la que pasó de la euforia a la deserción. Ni Ramón Puerta, que prefirió ahorrarse cualquier disgusto y continuar indiferente con su vida acomodada en medio de un país en llamas. Le toco a él, cuando ocupaba el sillón que ahora tiene Sergio Massa, asumir la Presidencia de la Nación. Fue entre el 30 de diciembre de 2001 y el 2 de enero de 2002. Diez días después del estallido social, el fin de la Convertibilidad y los muertos a causa de la represión policial, Argentina no salía de su estado asambleario y no había gobierno. 
Puerta lo llamó a las seis de la mañana en el anteúltimo día del año para decirle que se borraba y que ya había avisado a la prensa que no asumiría. Tal como lo contó en más de una oportunidad, Camaño bajó en pantalones cortos, hizo subir a los periodistas a su departamento y le pidió que lo esperaran. Dos décadas más tarde, su nombre se perdió en el tiempo, con la agonía del duhaldismo, el largo ciclo kirchnerista y las dificultades del peronismo unido bajo el paraguas del Frente de Todos. De extremo perfil bajo, Camaño es un político bonaerense que genera coincidencias entre quienes lo conocieron: convirtió a la lealtad y la responsabilidad en sus virtudes principales. Lo entrevisté hace ocho años para La Política Online, cuando era funcionario  de Daniel Scioli en la provincia de Buenos Aires y amasaba la ilusión de que el ex motonatua pudiera llegar a la Casa Rosada. Me costó acceder a él, pero pude hacerlo gracias a un dirigente de Quilmes que trabajaba muy cerca suyo. A dos décadas del 2001, su testimonio ilustra sobre la vida de un tipo de políticos que conocen la fugacidad del poder.   

El secretario general del gobernador, no tiene dudas que es el mejor sucesor que puede tener Cristina. “Se la banca y puede ser presidente”, desafía. Minimiza a Massa porque “en las elecciones legislativas no hay propuestas” pero lo invita a una interna para 2015. Y celebra la austeridad de su jefe: “Es imposible sacarle un mango”, bromea.

Eduardo Camaño habla como si estuviera al final de un recorrido. Pero piensa en el futuro. El secretario general de la Gobernación bonaerense atiende en el primer piso del mismo edificio que ocupa Daniel Scioli. Camaño tiene 67 años y medio siglo en el peronismo. Fue primero concejal y después intendente de Quilmes, diputado provincial y cuatro veces diputado nacional. Fue además el hombre que evitó la acefalía presidencial en 2001, cuando decidió asumir el Poder Ejecutivo tras la renuncia de Adolfo Rodríguez Saá y de Ramón Puerta, que era el presidente provisional del Senado.

Después de acompañar a Duhalde hasta el final y enfrentar a Néstor Kirchner como nadie, Camaño se reconcilió en vida con el santacruceño, que le dio un cargo en el gobierno nacional. Ahora elogia la designación de Jorge Capitanich como jefe de Gabinete —estuvo con nosotros”, recuerda— pero apuesta por Scioli para 2015 y dice que Sergio Massa “todavía tiene que madurar”.

Reacio a dar reportajes, el rival histórico de Aníbal Fernández en Quilmes admite que la caída de la política es “abrupta” y que el PJ continuará en el poder cuando se acabe el tiempo del kirchnerismo. “El peronismo es el único partido que busca poder, lo quiere tener, lo disfruta y lo sufre”.

¿Por qué está con Scioli?

Primero, porque me convocó cuando yo estaba en el ENRE. Después de terminar mi mandato como diputado en 2007, estuve 7 meses sin ningún tipo de actividad hasta que el ex presidente Kirchner me llamó para manejar los temas políticos de un organismo que tiene mucha relación con la sociedad. Dos años después, Daniel me propuso ser ministro de Gobierno. Tenemos, una relación de afecto y amistad desde hace mucho tiempo. Él era presidente del Senado cuando yo era presidente de la Cámara de Diputados. En lo político, acompaño al peronismo en cualquier tipo de circunstancia. Si un peronista me convoca, soy ortodoxo y no puedo dejar de estar presente.

Cómo fueron esos siete meses fuera de la política?

Fueron cómicos como los cuento yo. La caída de la política es abrupta. Te caes al abismo. No es un degradé donde van pasando los años y vas terminando tu carrera. Vos te vas de un lugar y al otro día no te saluda ni el empleado que está en la puerta del Congreso. Esa es la verdad. Una de las formas que encontré de resolver la pena fue comprarme dos teléfonos y me llamaba yo mismo: “Hola Eduardo, ¿quién habla? Ah, ahora me acuerdo de vos, si, estuviste unos cuantos años”. Lo cuento jocosamente, pero es lo que le pasa al tipo que se va. La política es muy dura, no sé si en el periodismo pasa lo mismo. Yo tengo 67 años y me afilié a los 17 como adherente. Tengo 50 años de peronismo.

Usted se fue con críticas muy duras al kirchnerismo en ese momento…

Yo dejé el kirchnerismo para cumplir con Duhalde que decidió que su mujer fuera senadora. Vengo de esa línea y me pareció correcto no cambiar de caballo en el medio del río. Perdí toda posición política por mantener una conducta. Pero creo que es el costo normal que hay que pagar.

¿Sigue pensando que Kirchner quería destruir el peronismo?

Yo fui uno de los que fue a buscar a Kirchner al Sur para ofrecerle la candidatura a presidente. En el avión, viajamos Pampuro, Duhalde y yo. Conozco todo el entramado. Indudablemente, después surgen diferencias. Kirchner era un hombre difícil, el peronismo es difícil. Creo que después se transformó en un presidente importantísimo para el país, tomó medidas centrales y las diferencias son naturales. Lo importante es que Néstor podía discutir las posiciones sin ningún tipo de inconvenientes. No son peleas a muerte, son peleas por posiciones políticas. Yo los afectos los mantengo. El peronismo debe ser el único movimiento del mundo que, después de muerto su líder, sigue manteniendo el nombre y la vigencia que tiene.

¿Cómo fue que recompuso la relación con Kirchner?

A través de Juan Carlos Mazzón, que me llamó. Después, nos juntamos con el ex presidente y acordamos una forma de trabajo. Lo demás se supera en la medida que uno va viendo que el camino que se va tomando tiene coincidencias con lo que uno piensa. No se puede hablar de enemigos. Yo manejé una Cámara con 44 bloques, sufrí el 2001 a pleno, y reconozco que volvimos porque el Congreso de la Nación asumió su responsabilidad. Esto quizás no se valoró. El sufrimiento de esos 10 días evitó lo que en otra época hubiera sido un golpe de Estado. No es fácil cuando un presidente se va y hay que poner otro. Lógicamente hay puja política.

Usted tuvo un rol muy elogiado por la dirigencia política…

Yo siempre busqué el consenso. Cuarenta y cuatro bloques no se manejan nada más que desde la mayoría, sino desde un acuerdo global a partir de escuchar todas las opiniones. No todo nació en el 2003. No se pueden olvidar las cosas que pasaron en el país. Por lo menos no lo tienen que olvidar los dirigentes.

¿Por qué cree que el peronismo sobrevive y se readapta y el radicalismo estalla?

El radicalismo ha mejorado su caudal de votos en esta elección. El peronismo se mantiene porque tiene el poder de gobernar. No hay un peronista que no quiera gobernar o ser parte del gobierno. Queremos ser participes activos, en mayoría o en minoría, llevar la militancia a los ámbitos de gobierno. El peronismo busca poder, lo quiere tener, lo disfruta y lo sufre. Perón y Evita han sobrepasado los límites del tiempo y las fronteras.
El radicalismo, en cambio, para cada cosa hace una interna. Pero cuando usted tiene situaciones complejas, el radicalismo acompaña. Porque ellos saben lo que es gobernar. No es fácil. Los que critican muchas veces no aportan soluciones. Cuando a veces hablan del gobernador de la provincia de Buenos Aires, yo me siento avergonzado de la falta de conocimiento de los políticos o de la mala intención. Hablan sin haber gobernado nunca, opinan sin conocer el territorio, no lo caminan. Sin embargo, generan críticas que dañan.

foto: Juan Carlos Casas

Los dos conurbanos

Usted fue intendente hace 25 años…

¡¿Tanto?!

¿Cómo cambió el rol de los intendentes desde entonces?

Cambió mucho a partir de las privatizaciones. El gasto era mucho menor, nosotros levantábamos la basura, la iluminación estaba a cargo de la intendencia. Hoy estás negociando con un empresario que primero tiene un negocio y en segundo lugar brinda un servicio. No todos los municipios son ricos.

¿Y el conurbano, su geografía social?

Vos tenés dos conurbanos. El conurbano de la primera sección electoral y el de la tercera sección electoral que es otro conurbano, distintas sociedades con distintas economías. En el conurbano sur la recaudación no es la misma, la plata no alcanza. El norte tiene mayores posibilidades. Son dos mundos y no se pueden comparar. La cantidad de asentamientos que hay en Quilmes, en Florencio Varela es mucho mayor que en Ituzaingó, en Tigre.

¿Por qué los intendentes abandonan a Scioli y se van con Massa?

¡20 de 134! Ni siquiera son 20, hay 4 o 5 radicales, que no lo abandonan a Scioli. Y el resto, me parece que son de esa primera sección electoral. En el último almuerzo que hizo acá Scioli, había 80 intendentes. En el 2009, con Néstor Kirchner y Scioli en la lista de testimoniales, el peronismo sacó 32,18 y en esta elección sacó exactamente 32,18. La base peronista en las dos elecciones fue la misma. En las legislativas, no hay propuesta. No le quepa la menor duda que el peronismo será poder nuevamente dentro de dos años. Cuando vos sos opositor, agarrás el diario y prometes cosas pero después hay que ver, cuando llegás, cuáles son los fondos que tenés. Esta provincia perdió mucha plata en lo que hace a la coparticipación. Hay un déficit anual que tenés que bancarlo de cualquier forma. Dependés. Nuestra gente vive situaciones muy difíciles. No hay más capacidad para recibir más población.

¿Es una provincia inviable así como está?

La Auditoría General de la Nación habla de dos provincias inviables: Córdoba y Buenos Aires. Es viable dentro de sus posibilidades. Del aporte que hacemos al país recibimos prácticamente nada. Siempre requiere ayuda del gobierno nacional porque no tiene salida.

¿Cuál sería la salida?

-No es algo fácil. Ningún gobernador va a querer ceder parte de su coparticipación. Te sacan los ojos en el Congreso. Sería hasta ilógico quitarle a las demás provincias, como nos hicieron a nosotros. Yo no quiero que ninguna provincia sufra lo que sufrimos nosotros que nos sacaron 8 puntos. Y mudar la Capital tampoco sirve. Brasilia no tiene gente no se confundan. El traslado de la Capital sólo aleja el contacto con la gente.

foto: Juan Carlos Casas

Scioli se la banca

¿Lo va a acompañar a Scioli como candidato a presidente?

Nunca dejé el caballo en el medio del río. Yo el río lo cruzo o me hundo con quien estoy. Para mí, es el candidato a presidente. Estoy convencido. Por su experiencia, por su capacidad de diálogo. Porque se la banca, en los peores momentos. El que conduce esta provincia, tan compleja, puede gobernar el país. Buenos Aires tiene su candidato. Las demás provincias piensan que, si tomamos la presidencia, nos transformaríamos en mucho más poderoso de lo que somos.

¿Por qué Scioli es tan permisivo con el poder económico?

¿Permisivo? ¡Es más duro para sacarle un mango!. Hay que ver las últimas reformas impositivas. Acá paga el cable, la telefonía, el campo. Donde más tributa el sector privado, es en la provincia de Buenos Aires.

¿Entonces usted dice que Scioli representa una continuidad del kirchnerismo?

Por el contrario, tiene cosas para modificar el kirchnerismo. Es cómo la doctrina, que hay que ajustarla a los tiempos que se viven. Cada sector defiende sus intereses y es lógico. Lo que no hay que permitir es que se excedan. Scioli es suficientemente fuerte para ponerlos en caja. Pero no va a dejar de juntarse con todos.

¿Por qué Scioli sería distinto a Massa?

Por la experiencia. Esto se va dirimir a través de una interna. Para gobernar, hace falta gente con experiencia. Massa es más joven y tendrá que madurar. Hay propuestas que hace producto de su ímpetu de juventud. Cuando tenga que gobernar, si algún día le toca, no las va a poder cumplir. Hay cosas que él dice que quiere hacer que a mí me gustaría hacer, pero no puedo. Cuando llegó acá, miro la caja y digo no puedo. La realidad te lleva puesto.

¿Massa tiene que ir a la interna del PJ?

Massa no fue a la interna provincial porque ganó la general y sabía que perdía la interna. Iba a pagar un costo innecesario. Lo demás es todo verso.

¿Y para el 2015?

Ahí es distinto. Va a tener que participar, si se quiere quedar en el peronismo. Estamos eligiendo candidato a Presidente. Si no se mete, va a quedar muy mal. Nadie lo echa. Pero si no juega en la interna, que se olvide del peronismo.

¿Qué lugar ocupará el kirchnerismo a partir de 2015?

Va a ser un sector más del peronismo.

Ya no el sector que conduzca

La conducción cambia de acuerdo a quién gana. En todas las épocas, duhaldismo, kirchnerismo, si gana Scioli será el sciolismo. El peronismo es uno sólo. El que gana conduce, el que pierde acompaña.


Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *