Fuera de Tiempo con Candelaria Botto

Candelaria Botto, economista y directora de Ecofeminita, conversó con Diego Genoud sobre el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional y la situación económica a días de las PASO.

“Qué salida quieren los que van a ir a votar”. Editorial 8 de agosto en Radio con Vos.

Ahora sí que falta nada para el primer test electoral del año, de este calendario de elecciones presidenciales. Se llega, al fin, a la instancia de las Primarias en medio de una campaña que parece saturada de discursos, disputas y promesas, que en este contexto suenan distinto. Hoy, después de casi cuatro años del gobierno del Frente de Todos y de lo que fue la experiencia de Macri en el poder, el hartazgo, el escepticismo y el rechazo de las opciones mayoritarias tienen, a priori, una fuerza que hace mucho no tenían.

Hay mucha gente que ya no tiene paciencia para escuchar promesas. Eso es lo que se respira, al menos, en este momento. Habrá que ver si lo que las elecciones provinciales vienen marcando, se amplifica ahora en esta prueba de alcance nacional. Porque las promesas incumplidas son demasiadas, porque el fracaso se repite más allá de los atenuantes que unos y otros puedan esgrimir a su favor.

La pregunta, entre tantas, es si a esta hora se define el voto de las mayorías, como dicen algunos encuestadores y analistas. O si, al contrario, la suerte ya está echada después de casi cuatro años del gobierno de lo que fue el Frente de Todos. Si es suficiente para las mayorías que definen una elección, que quizás están alejadas de los círculos hiperinformados, haber visto gobernar a los Fernández, o si todavía hace falta meditar, reflexionar, pensar un poco más antes del domingo.

Apareció Macri en las últimas horas para confirmar que la autocrítica no existe en su repertorio, para hablar sorprendido del regreso del Fondo Monetario Internacional a la Argentina y darle a Cristina una oportunidad de criticarlo. Pero la novedad, en todo caso, para este ciclo histórico marcado por la polarización —que podríamos decir arranca en el 2003 o arranca en el 2008 o en el 2007 con la aparición del macrismo en la Ciudad— es que Macri y Cristina no están en la boleta. Y se abre, aparentemente, una transición hacia lo que podría ser la emergencia de otros liderazgos y dirigentes que pretenden ocupar el lugar que durante tanto tiempo fue de Cristina y Macri. Como si hubiera un tiempo que se acaba, como si las boletas que vamos a ver este domingo en el cuarto oscuro dieran por finalizado un ciclo.

Se supone que la candidata de Macri es Patricia Bullrich y se supone, también, que el candidato de Cristina es Massa. Si Massa y Bullrich ganan en las PASO, puede haber un nuevo choque en octubre, pero con un kirchnerismo muy diluido detrás de la figura de Sergio Massa y con un Macri que se aferra a Bullrich porque es la más dura entre sus posibles herederos. Pero tampoco puede estar seguro de que Bullrich, con el recorrido denso que tiene en la política, lo vaya a venerar en caso de ganar y no lo obligue a jubilarse.

Lo que es elocuente en este test electoral es el contexto económico. La inflación está otra vez en alza después de unos meses donde parecía desacelerada. El dólar que hace una semana, cuando hacía este editorial, estaba a 560 pesos, el 7 de julio pasado estaba a 492 y hoy cerró en 598 pesos. Hubo más de 100 pesos de aumento del dólar paralelo que el Gobierno asegura no influye en la economía real. Hay que ver hasta qué punto es así porque no es solo el dólar paralelo, también son las distintas cotizaciones del dólar las que están tocando el umbral de los 600 pesos.

Lo que muestra el dólar blue, más allá de la antesala de cualquier elección, es el derrumbe de las reservas. Es la fragilidad del Gobierno y es la inminencia de una devaluación en el horizonte. Que, aunque ningún candidato haga campaña prometiéndola, la devaluación parece ser lo que une a los candidatos que más chances tienen de ganar las elecciones presidenciales.

Una devaluación, además, que está acelerando como nunca si uno observa la cotización del dólar oficial incluso. Dicen los analistas del mercado financiero, que esta es la suba del dólar oficial más importante desde agosto de 2019. Ese dólar que casi no existe, al que es muy difícil de acceder y está disponible para muy pocos. Sin embargo, es el que está devaluando aceleradamente. Al ritmo del 14,6% mensual, según algunos reportes. En una ofrenda del ministro Massa al FMI.

Esta devaluación oficial dispara el dólar paralelo. La brecha entre el dólar oficial y el paralelo se sigue ampliando. ¿Qué quiere decir esto? Que esta brecha, el talón de Aquiles de este gobierno, es lo que preanuncia una devaluación, gane quien gane. Y es lo que, además, define o determina una economía que en muchos rubros y casos se queda sin precios. No sabemos qué pasará el domingo y el lunes respecto de la economía.

El otro dato que no hace falta contarle a nadie es, por supuesto, la inflación. Según el Instituto de Estadísticas de la Ciudad, la inflación de la Ciudad de Buenos Aires de Horacio Rodríguez Larreta, la inflación de julio fue de 7,3% —en el último año, 118%. Hay consultoras que hablan de que la inflación de agosto puede rondar otra vez el 8%, algunas dicen más incluso, pero nadie apuesta a que la inflación desacelere como había pasado en los últimos dos meses, en el corto veranito que tuvo Massa. Producto de las propias medidas que ahora tomó como parte del acuerdo con el Fondo. Producto del impuesto a las importaciones, el dólar agro. Tod, de por sí impacta, en precios. 

Son números que van a impactar camino a octubre cuando Massa, se supone, sea el candidato único del peronismo. Pero antes está este test de las PASO el próximo domingo, día del que nadie tiene muy claro qué va a pasar. Sí se sabe que la abstención y el voto en blanco van a estar en niveles elevados, como pasó en muchas provincias. Además, esta inflación seguirá incrementando camino a octubre, y camino a noviembre, en el caso de que haya un ballotage. La semana pasada comentábamos en este espacio todo lo que aumentó en agosto. Una suba de tarifas que en muchos casos es violenta, desproporcionada, por la reducción de subsidios que anticipa en parte lo que se viene respecto del acuerdo con el Fondo.  Gane quien gane.

Sergio Massa, el ministro y candidato, va una elección donde casi todos los indicadores son peores que en 2015 y 2019, cuando perdieron los oficialismos. El Gobierno no llega de buena manera al momento de votar, si uno mira los números de consumo que empiezan a caer, la inflación, la pulverización de ingresos, el salario real, las jubilaciones, las reservas, las cifras de pobreza —que por ahora no se conocen. Es tan elocuente este panorama de indicadores, que el propio Massa, el ministro y candidato, no lo niega.

Dijo hace unos días en Ituzaingo, en un acto: “Están terminando los siete años de vaca flacas y vienen los de vacas gordas”. Es lo que promete el ministro y candidato, dando cuenta de una realidad muy dura para gran parte de los votantes del oficialismo. La pregunta es quién capitaliza el descontento de los sectores de menores ingresos. ¿Se van a quedar con Massa pese a todo? ¿Se van a volcar a la fórmula de Juan Grabois y de Paula Abal Medina? ¿Van a ir algunos a apoyar a Moreno y D’elia, que hicieron un acto de cierre multitudinario en Florencio Varela en los últimos días? ¿Van a votar a la izquierda? 

En un estudio, la consultora Analytica de Ricardo Delgado, comparó a Massa, en su primer año de gestión, con los siete ministros anteriores de la democracia. Massa está entre los peores rankeados. Fue el peor en materia de inflación, fue el peor en materia de acumulación de reservas. Aparece muy atrás en cuanto a los indicadores de pobreza y salario real. Hay que ver cómo impacta esto en las chances del ministro y candidato, del candidato de unidad de Cristina y Alberto.

Interrogantes hay muchísimos. No solo en lo que tiene que ver con el Gobierno, también en lo que tiene que ver con la oposición. Pero el caso de Massa es asintomático, porque uno se pregunta cuál es su plan hacia adelante. ¿Va a ser distinto a lo que llevó adelante durante este año? ¿En qué se diferencia el plan del candidato Massa del que ejecutó el ministro Massa? No está claro. Tampoco está claro el equipo de funcionarios que lo acompañan, algunos de los cuales trabajaron con Roberto Lavagna. 

¿Qué propuestas tiene la oposición? Ahí sí parece más claro. Las distintas variantes de la oposición apelan a un ajuste de shock, lo que se denomina un plan de estabilización. Es interesante prestarle atención a lo que está diciendo un economista que no tiene mucho de heterodoxo, Mario Blejer, ex titular del Banco Central en la época de Duhalde, cuando fue el estallido de la convertibilidad. Un hombre ligado al Fondo Monetario Internacional que, además, fue asesor de Scioli en 2015. En los últimos días dio entrevistas a La Nación, a Infobae, y aseguró: “Una política de shock es muy peligrosa, puede generar una situación social muy explosiva”. ¿Qué dice Mario Blejer sobre la devaluación?  “Una devaluación no va a aumentar las reservas de manera inmediata, no va a ser la solución para las reservas negativas que hoy tiene Massa”. “Si una devaluación trae pánico al público, habrá más salida de capitales todavía”, dice Blejer. ¿Qué dice sobre dolarizar? “Sería eliminar la posibilidad de que la política monetaria en algún momento se enderece. Si no hay dólares suficientes para pagarle al Fondo, con qué se va a dolarizar”. Insisto, Blejer es alguien que trabajó con Duhalde y que trabajó para el Fondo Monetario Internacional. Cuando se le pregunta por liberar el cepo en los primeros días del próximo gobierno, dice: “No se puede, no están los dólares para liquidar la demanda que se ha acumulado, hay que eliminar esa demanda de a poco y luego se podría ir abriendo”. 

Mario Blejer dice que la situación “no es tan grave como la de 2001, pero los desequilibrios son más pronunciados, llevan muchísimo tiempo”. Cuando se le pregunta por el pago que hizo Massa del último vencimiento a través de los yuanes del swap con China, dice: “Massa no pagó deuda, lo que hizo fue cambiar una deuda por otra. Lo que le debía al FMI ahora se lo debe a la CAF y a los chinos”.

Este es otro de los temas de la gestión Massa y de lo que poco se habla: el aumento del endeudamiento externo. Massa habla en contra del ajuste, de la devaluación, de la deuda. Se diferencia así de los candidatos de la oposición, pero si uno mira lo que hace, no lo que dice, Massa está ajustando, está devaluando y se está endeudando. En todo caso, lo que hay una es una diferencia en la dosis de una misma droga entre lo que propone Massa y lo que propone Bullrich o Larreta. 

Interesante lo que decía Blejer en cuanto a todos los axiomas de la oposición. La idea de que con devaluación se van a aumentar las reservas, de que un shock no va a generar un escenario explosivo, de que se puede dolarizar, de que se puede liberar el cepo. Todo lo cual considera imposible en el corto plazo o tiene riesgos altísimos.

Miraba, también, una encuesta muy interesante de la consultora Sentimientos Públicos, que dirige el sociólogo y escritor Hernán Vanoli.  Es el Termómetro Económico, con 3.500 casos a nivel nacional, terminada hace unos días, el 3 de agosto. Pregunta a los votantes: ¿qué quieren los votantes de la economía argentina? ¿qué quieren los que van a ir a votar este domingo? ¿qué salida quieren para esta economía que lleva años de estancamiento, de caída del poder adquisitivo, de inflación altísima, de falta de dólares?

La primera pregunta que hace la consultora Sentimientos públicos, ¿qué palabras caracterizan mejor a la situación económica actual? Incertidumbre agotadora, 47%. Camino al abismo, 37%. Crecimiento silencioso, solo 15% Piensa que está creciendo la economía. Luego, ¿en cuál de estas situaciones te sentís de modo más claro viviendo una crisis económica? En el supermercado, 44%. Al recortar gastos, 30%. En conversaciones, 13%. Al informarse, 11%. La mayoría, el 75%, lo vive en carne propia cuando va al supermercado o cuando tiene que recortar gastos.

La pregunta más interesante es esta, que tiene que ver con la salida que se imaginan los votantes: “Si tuvieras que elegir un paisaje económico para los próximos dos años, ¿con cuál te quedarías?” Una nueva Ley de Convertibilidad, 35,3%. Dolarización, 26,5%. Que la inflación siga alta, pero las tarifas permanezcan más o menos estables y no haya devaluación, 19,8%. Una devaluación, el dólar por encima de los $800 pero ya sin un espiral inflacionario como el que se vive hasta ahora, 18,4%

¿Qué me decía Hernán Vanoli en las últimas horas también? Un 60% de los consultados quiere o una nueva convertibilidad o una dolarización. Y solo el 20% quiere una devaluación que, de alguna manera, sincere la economía o busque resolver con un ajuste de shock esta brecha cambiaria tan pronunciada.

¿Será la economía la visera más sensible, la que defina esta elección como muchos suponen y como generalmente sucede? ¿O habrá otras motivaciones en este marco de fracaso tras fracaso? ¿La afiliación partidaria, el rechazo a las otras dos opciones, a lo que fue Macri, a lo que pueden ser Bullrich o  Massa en el gobierno? ¿Qué es lo que define en este contexto inédito para un peronismo de gobierno, que llega con peores indicadores que en el 2015 y en el 2019, pero llega después de ver fracasar a Macri? Como si hiciera falta, Macri sirvió en las últimas horas como ayudamemoria para algún distraído, dándole una mano a Massa y al gobierno de lo que fue el Frente de Todos. ¿Cuál va a ser el motivo central que defina el voto el domingo que viene? Ya falta poco para que lo sepamos. 

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