Fuera de Tiempo con Christian Ferrer

El sociólogo, ensayista y profesor de la Universidad de Buenos Aires Christian Ferrer conversó telefónicamente con Diego Genoud sobre la crisis global que se originó a nivel global por la pandemia de coronavirus y el rol de China en su desarrollo de la epidemia. También acerca del impacto de la cuarentena en la maquinaria social y su correlato en la Argentina.

“COVID-19: Fernández cree que ya hizo lo más importante”. Editorial del 29/3/2020.

  • Alberto Fernández, el presidente de todos los argentinos, siente que ya hizo lo más importante que podía hacer en la emergencia: decretar el aislamiento extremo, la cuarentena obligatoria, el toque de queda —sin estado de sitio—, controlar los accesos, cerrar las fronteras y frenar el operativo de repatriación de los argentinos que estaban fuera del país, y que seguirán ahí por un tiempo más.
  • Es una cuarentena obligatoria que no tiene fecha cierta de vencimiento, que va a ser larga. Se habla, como sabemos, de llegar por lo menos hasta la mitad de abril, de achatar la curva de crecimiento para evitar los contagios, para reducir la velocidad en la que el virus se expande. En eso está hoy el presidente de la Nación. Por un lado, con el aislamiento extremo. Por el otro lado, las medidas y los fondos que está inyectando el gobierno nacional. 
  • Un gobierno nacional que venía en un plan de ajuste, haciendo un esfuerzo fuerte con el objetivo de llegar a la negociación de la deuda. La pandemia habilita otro escenario y el gobierno inyecta recursos y fondos por el equivalente al 2% del PBI. Una masa de dinero que va, sobre todo, a los que reciben la asignación universal por hijo, a los que viven y sobreviven en la informalidad laboral, a los cuentapropistas, a los jubilados, a los sectores más golpeados. 
  • Seguramente habrá rebaja de aportes patronales, seguramente volverán los REPRO para que los dueños de las pequeñas y medianas empresas puedan pagar los sueldos. Seguramente habrá alguna compensación, alguna facilidad, para los sectores más afectados por el aislamiento extremo, como restaurantes, hoteles, agencias de turismo. 
  • Por eso Fernández está en este plan de dos velocidades, de dos objetivos simultáneos y, al mismo tiempo, contradictorios. 
  • Por un lado, decretar la parálisis de una economía que viene de tres años de recesión y que va a hacia un cuarto año de recesión porque este año la actividad económica ya no iba a crecer y menos todavía ahora, que lo que se discute es cuánto va a caer. Por el otro, evitar que la recesión se profundice hasta niveles insoportables, evitar que la parálisis afecte a la mayor parte de la población.   
  • Ahora mismo, la preocupación del presidente y de su equipo de gobierno es el pago de los sueldos, por eso los REPRO y los créditos que se estudian para las PyMEs. Además, la preocupación —junto con el pago de los sueldos el sector formal— es lo que sucede en las periferias de los conurbanos del todo el país, en los lugares donde nada sobra, donde el Estado no accede de la mejor manera, donde la gente vive y sobrevive con recursos que la mayor parte de la población consideran de miseria.
  • Esa era la principal preocupación en la reunión que Fernández mantuvo con los curas villeros: lo que sucede por debajo del radar del Estado, ahí donde no sabemos cómo se atraviesa una cuarentena, donde la gente vive en absoluto hacinamiento. ¿Se puede ordenar una cuarentena —un encierro— por tiempo indeterminado a gente que vive en condiciones de hacinamiento? El Presidente sabe que no, el equipo de gobierno sabe que no, los curas villeros saben que no. Sin embargo, es eso lo que se intenta.
  • Por eso, Fernández siente que ya hizo lo más importante con estos dos objetivos simultáneos y contradictorios del aislamiento extremo para cuidar a la población y de las medidas para evitar que la recesión se profundice.
  • Con lo que hizo hasta ahora Fernández en estos días ya le alcanzó para mucho: para estar muy alto en las encuestas que circulan en la residencia de Olivos, que muestran que el Presidente tiene una aprobación muy alta. Las medidas, la forma de actuar y su tono tienen un respaldo muy grande incluso en sectores de la oposición. Por eso, según las encuestas que tiene el Gobierno, hoy está en un 90% aprobada la gestión de Alberto Fernández. Por supuesto, se trata de una aprobación volátil y efímera. Habrá que juzgar al gobierno por los resultados y todavía es demasiado temprano para hablar de aciertos o fracasos.
  • Lo cierto es que lo que hizo hasta ahora le alcanzó para unificar a una sociedad que siente miedo, que siente temor ante el avance de la pandemia. También para unificar a toda la clase política detrás del mismo mensaje, de esta batalla de la que habla el presidente contra el enemigo invisible. Además, para diferenciarse del desastre, de los mensajes confusos, de las idas y vueltas de otros gobiernos como el de Jair Bolsonaro o Donald Trump. 
  • Fernández hoy es considerado por algunos especialistas en salud como el presidente de un país que está a la vanguardia en las medidas, sobre todo por lo prematuro. Son medidas acotadas que pasan centralmente por el aislamiento extremo y por el cierre de fronteras. No pasan ni por los test, porque Argentina no tiene capacidad para hacerlos masivamente como recomiendan, ni tampoco pasan por los respiradores artificiales, porque en los hospitales no hay posibilidad de estar a la altura de la demanda. El objetivo fundamental del gobierno es evitar que la pandemia llegue a los hospitales, que la gran parte de la población afectada los desborde. Hoy Fernández es considerado un ejemplo por la Organización Mundial de la Salud pese a que los hospitales que tiene la Argentina están en un estado que deja mucho que desear.
  • Ahora, dicen al lado del presidente, Fernández depende del comportamiento social. Lo que hizo fue demasiado, pero al mismo tiempo lo que hizo no alcanza.
  • Los sectores medios son los más sensibles ante la pandemia, son los que más presionaron para que Fernández, primero, suspendiera las clases y, después, ordenara la cuarentena total. Los sectores más altos, lo vemos todo el tiempo, son los que se destacan y son noticia muchas veces por su comportamiento individualista y poco solidario.
  • La pregunta es cómo van a reaccionar a esta cuarentena sin fecha cierta de vencimiento los sectores de menores ingresos, los que si no trabajan no tienen dinero, los que tienen que salir todos los días a trabajar y viven con un ingreso que se va armando día a día ahí. Ahí está el interrogante y ahí está la preocupación también del Presidente.
  • Fernández necesita por un lado que los sectores integrados acaten esta cuarentena, que el acatamiento sea mayoritario, pero depende sobre todo de la paciencia social. De la posibilidad que tengan los sectores de menores ingresos de sobrellevar el hacinamiento y el encierro.
  • Fernández siente que se hizo la mayor parte de lo que se podía hacer. Ahora depende del comportamiento social. El resultado final de este proceso de cuarentena lo vamos a ver en algunos meses, lo vamos a ver al final de esta película, pero ya no depende de lo que haga el presidente. Depende de lo que decida la mayor parte de la sociedad.

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