Fuera de Tiempo con Daniel Yofra

Daniel Yofra, secretario general de la Federación de Trabajadores del Complejo Industrial Oleaginoso, Desmotadores de Algodón y Afines de la República Argentina, conversó con Diego Genoud sobre el sindicalismo, la caída del salario y la fórmula del dólar soja.

“La semana del renunciamiento”. Editorial 10 de diciembre en FM Milenium.

A veces, en una semana nada más, se desencadenan movimientos que se esperan durante mucho tiempo. Suceden novedades que pueden tener consecuencias durante muchísimos días, años incluso, en algunos casos. Esta semana puede haber sido una de esas semanas. 

En el calendario, la semana estaba marcada en rojo, porque se esperaba la condena para la Vicepresidenta por la causa Vialidad. Todo parecía supeditado a las reacciones que pudieran generar el fallo del Tribunal por asociación ilícita, por administración fraudulenta. Esa semana terminó siendo la semana en que pasaron otras dos cosas que opacaron la condena. Cuestiones muy importantes, que es muy probables que estén relacionadas una con otra. 

La condena a seis años para la Vicepresidenta, la inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos que se reclamaba hace tiempo y la deja afuera de la política, seguramente es importante para una parte de la sociedad, para los actores de poder que trabajaron durante mucho tiempo para lograrlo. Sin embargo, el gran fallo que se esperaba quedó subordinado a otros dos movimientos.

Primero, un episodio que sacudió al poder por partida doble y que conocimos el fin de semana pasado. La difusión de información acerca de un chat de Telegram. Un grupo de cuatro jueces federales. Julian Ercolini el más destacado porque es uno de los jueces de Comodoro Py que se dedica a juzgar a la política y debería hacerlo también con poder económico; uno de los miembros de la familia Mahiques, un funcionario de Horacio Rodríguez Larreta, una familia con mucha tradición y poder en la justicia federal. Todos ellos participando de un chat con Marcelo D’Alessandro, ministro de Seguridad de Larreta, junto a un ex agente de la AFI, de la SIDE, de la época de Stiusso, que se llama Leonardo Bergroth. Y también, sobre todo, con una gran novedad: en estos chats participaban dos altísimos directivos del Grupo Clarín. Jorge Rendo, histórico lobbysta y operador del grupo. Como dijo la Vicepresidenta después de la condena, a Rendo casi no hay político que no conozca, fatiga desde hace mucho tiempo los tribunales federales pero también el Congreso, las mesas del poder donde se reúnen los que toman las decisiones en la Argentina desde hace muchísimos años. Es el representante más alto que tiene Magnetto ante la política, el poder económico, los jueces. También estaba en ese chat Pablo Casey, que además es sobrino de Héctor Magnetto.

Dos íntimos de Héctor Magnetto, el jefe del Grupo Clarín. Clarín es, por supuesto, muchísimo más que un grupo de medios, que un canal de televisión, que una radio. Es un actor central del poder en la Argentina, desde hace por lo menos 50 años está sentado en la mesa de decisiones. 

Se conocieron esos contenidos y hay mucho para tratar de entender de qué se trata esto que vimos unas horas antes de que se conociera el fallo contra Cristina. Todo, por supuesto, tiene olor a podrido. La reunión en Lago Escondido, en la mansión del magnate británico Joe Lewis, que tiene una relación con el expresidente Macri pero también tiene acciones en Edenor. Es un empresario con muchísimo poder, con intereses en clubes de fútbol inglés, y que además tiene un conflicto en la Patagonia porque prácticamente privatizó el Lago Escondido.

Viajan en un avión privado que paga el Grupo Clarín funcionarios, jueces, empresarios. Los jueces que deberían juzgar a esos empresarios son invitados. Con un ex agente de la SIDE, de la época de Stiusso, para hacer todo todavía un poquito más turbio. Un Ministro muy importante de Larreta. Y la confabulación posterior a la reunión también tiene olor a podrido, para tapar, para impedir que se conozca o se sepa que se habían reunido en la mansión de Lewis. 

Pero también tiene olor a podrido cómo se conoce esta información, cómo fue que se descubrió el chat en el que alegremente hablaban de cómo silenciar una noticia. Salió primero en Página 12, en octubre pasado, luego de que la descubriera la Policía de Seguridad Aeroportuaria. Pero cuando circuló la noticia de esa reunión no aparecían los nombres de los directivos del Grupo Clarín que es, a mi criterio por lo menos, lo más importante. Porque Clarín paga ese viaje, porque invita a los jueces que deberían juzgar a Clarín en causas importantes como, por ejemplo, el aumento de la telefonía. El servicio de internet que Alberto Fernández, por decreto, intentó transformar en un servicio básico esencial hoy está frenado en la Justicia por uno de estos jueces que se reunió con Rendo, con Casey, con los enviados de Magnetto.

¿Cómo es posible que a esa mesa de gente muy poderosa le puedan chupar su contenido en un chat de Telegram? Todo indica que, como dice Clarín, se trata de espionaje ilegal sobre un grupo de conspiradores que, en muchos casos, deberían renunciar pero que se muestran a sí mismos, en ese chat, cebados en la impunidad. Alguien dijo, “el poder es tener impunidad” y ahí se ve claramente cómo se vinculan, como si fueran parte de una misma familia, de una misma sociedad, de un grupo de amigos. O de una mafia, como dijo la Vicepresidenta. 

Entonces tenemos dos delitos. Cada uno se queda con el que le conviene. En orden de aparición primero está la dádiva, el regalo del Grupo Clarín que seduce y lleva a la mansión de Lewis a este grupo selecto. Segundo, cómo se conoce esta información, a la que obviamente no cualquiera puede acceder. O hubo un traidor en ese grupo de Lago Escondido o alguien pagó un espionaje muy costoso sobre un grupo de Telegram que habían armado empresarios y jueces de los más poderosos de la Argentina. Ese espionaje ilegal probablemente haya sido desde el Estado. Y si no fue desde el Estado, fue desde alguien que no quiere nada a Héctor Magnetto o a Marcelo D’Alessandro, el ministro de Larreta.

Así es la guerra por el poder en la Argentina. Hablé bastante de todo eso en el libro El peronismo de Cristina en un capítulo que se llama “El peronismo judicial”. Pero esta vez es distinto. ¿Cuál es la novedad? Que un grupo de poder liderado por Clarín, por gente de íntima confianza de Magnetto, conspiradores profesionales acostumbrados a la impunidad, se regalan como principiantes. Hablan como cualquier de nosotros podría hacerlo en un café pero siendo los más poderosos de la Argentina y habiendo cometido un delito como es la dádiva. Y tramando otro delito, que es ocultar pruebas del primero. 

¿De qué hablan? De cómo silenciar una noticia que los tiene como protagonistas. ¿De qué hablan? De cómo lidiar con los periodistas, de Clarín, de La Nación, que son sus propios empleados. Y también de cómo hacer para que C5N, el canal que expresa el punto de vista del Presidente, del Gobierno, del Frente de Todos, silencie el tema. Habla Rendo, hablan los funcionarios, los jueces, los empresarios, de que tienen un contacto que se llama Julián Leunda, un funcionario que ahora tuvo que renunciar, pero que estaba de los dos lados del mostrador: mano derecha de Fabían De Sousa en C5N y asesor de Alberto Fernández en la Casa Rosada, con un vínculo privilegiado. 

Leunda garantizaba que el silenciamiento de esta noticia no solo rigiera para los medios del Grupo Clarín o para La Nación, socio de Clarín en Papel Prensa, o para Infobae, sino también para C5N y para el grupo de medios Indalo. 

La segunda novedad es que a Clarín, a esta organización aceitada, a este grupo de poder, de presión, lo acostaron. ¿Cómo? A través de la filtración de estos chats. Probablemente, espionaje ilegal, como dicen ellos, pero por primera vez a Clarín lo agarran haciendo una de las suyas. Y no a un periodista como Daniel Santoro, destacado periodista del grupo que cubre hace mucho tiempo judiciales, que apareció ligado a la mafia de Marcelo D’Alessio hace algunos años. Sino a Jorge Rendo, la mano derecha de Magnetto. A Pablo Casey, el sobrino de Magnetto a quien algunos consideraban su sucesor, aunque otros dicen que no le da la nafta. 

Héctor Magnetto debe estar muy enojado con estos errores de principiantes. Se debe estar preguntando ¿A quién le estoy dejando la llave de este Grupo? ¿Puedo confiar en esta gente? Si fuera una organización política, como lo es también Clarín, es probable que deberían rodar varias cabezas. Y por primera vez en esa guerra del poder que Clarín juega como pocos, lo durmieron, lo embocaron a Clarín con malas artes. Sí, con las mismas que usa Clarín y sus aliados. Muchos años fueron los funcionarios del kirchnerismo a la cárcel, una parte que hoy es el Frente de Todos se alió con Macri para que desde Comodoro Py los mandaran a la cárcel. Como dice alguien que milita en el PRO: “En la Argentina el delito no es robar; el delito es perder”. 

Todo esto que vimos esta semana. Pero así es la guerra por el poder en la Argentina, nadie se puede sorprender. Magnetto debe estar maldiciendo que lo hayan embocado justo cuando se esperaba una semana consagratoria: la condena para Cristina Fernández de Kirchner por corrupción y asociación ilícita.

Primer dato. No se sabe quién fue el autor de este golpe de espionaje pero con algo de razón Clarín puede pensar que fue Cristina, el Estado, el Gobierno. Pueden pensarlo por muchas razones. O que fueron quizás algunos enemigos de Clarín, o de Larreta, o de estos jueces federales. Pero hay un primer golpe que no contemplaba nadie. ¿Quién lo dio? 

Segundo dato. Lo que dice Cristina después de la condena, cuando termina su discurso. La Vicepresidenta no se guarda nada y, al mismo tiempo, se la ve incómoda, nerviosa. Haciendo algo quizás en contra de su propia voluntad. Porque si la veíamos a Cristina hace algunas semanas, veíamos a otra Cristina, que aparecía como la jefa natural del peronismo. Algo que hace mucho es Cristina aunque no se lo quieran reconocer. 

Veíamos hasta a los ministros de Alberto Fernández desfilando por el besamanos en los actos que organizaba la Vicepresidenta. Todo el peronismo en torno a Cristina de cara a 2023. Eso es lo que veíamos hasta que Cristina habló tras el fallo. Sorprendió a muchísimos, a mí también, por supuesto. Incluso muchos de sus colaboradores, muchos de sus enemigos que no imaginaban que se iba a retirar tan temprano de la pelea electoral en un momento en el que había logrado ser plebiscitada por la dirigencia del peronismo que tanto la cuestionó durante tantos años.

Este renunciamiento, este anuncio de la Vicepresidenta de que no va a competir en 2023, da para muchas interpretaciones. ¿Es una derrota de Cristina? Probablemente, posiblemente, porque Cristina termina cediendo y haciendo lo que le pedían, al correrse del centro de la escena. O, por lo menos, al no ser candidata. Es una decisión unilateral de la Vicepresidenta, como tantas veces, como cuando anunció a Alberto Fernández un sábado a la mañana y lo convirtió en Presidente casi sin consultar con nadie. 

¿Es el puntapié para un regreso? Piensan los que imaginan algún tipo de operativo clamor o que advierten en esto parte de un plan de Cristina. Todo indica que efectivamente se retira, por lo menos, de ser candidata. Y es también, quizás, el pase de factura de la propia Cristina para los que la tenían que cuidar, los que tenían que impedir que a Cristina la condenaran. Porque lo que pasó durante los años del macrismo es que el macrismo ejerció su poder aliado con Comodoro Py y con una parte del peronismo que hoy está en posiciones muy importantes en el Frente de Todos. Parte de ese peronismo judicial se había confabulado con Macri para que Cristina fuera arrinconada en los tribunales federales. Macri, podríamos decir, cumplió su objetivo, logró que los tribunales federales le respondan. También tenían los tribunales federales motivos propios para ir en contra de la actual Vicepresidenta. Pero el Frente de Todos no pudo hacer lo mismo. Aun en el gobierno, Comodoro Py sigue sin responderle. 

Lo que se ve en este chat es lo que hace mucho se dice: es esa alianza del poder económico, en este caso el Grupo Clarín, con los tribunales federales, los servicios de inteligencia. Los grupos de medios como parte de un mismo proyecto de poder. Puede tener diferencia, puede tener discrepancia, puede unirse y separarse, pero constituye parte de ese poder permanente que no la quiere a la Vicepresidenta. 

La jefa del peronismo se acaba de autoexcluir. La jefa que además tiene un apellido que gobierna el peronismo, para bien o para mal, desde hace 20 años. El peronismo queda acéfalo, o al menos ya no tiene a su candidataPese a su mala imagen, pese a su rechazo, pese a sus errores, pese a los 8 años en los que fue Presidenta y a los 3 años que lleva como Vice, pese a haber puesto a Alberto Fernández, Cristina era según todas las encuestas la que más medía, por lejos. Se va. Se retira. El peronismo tiene que reinventarse. Está obligado. 

La semana que se esperaba como la semana de la sentencia termina siendo la semana de un doble golpe. Primero, el golpe contra Clarín, porque muestra desnudo la forma en que Clarín ejerce el poder en promiscuidad con el Poder Judicial, con la política, con los miembros de la SIDE, de los servicios de inteligencia. Luego, el otro golpe. Ese sí, sin duda, a Cristina. Con un sabor agridulce para sus partidarios, para sus leales, para sus incondicionales, para sus creyentes, porque Cristina sorprende como lo viene haciendo cada vez que se lo propone. 

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