Fuera de Tiempo con Daniel Yofra

Daniel Yofra, secretario General de la Federación de Trabajadores del Complejo Industrial Oleaginoso, Desmotadores de Algodón y Afines, conversó con Diego Genoud sobre la paritaria de aceiteros con las cámaras cerealeras, la liquidación de los dólares de la cosecha, la caída del poder adquisitivo y la postura del gobierno ante las negociaciones salariales.

También estuvo en Fuera de Tiempo Ana Castellani, secretaria de Gestión y Empleo Público de la Nación, y charló acerca de el plan del gobierno en el empleo público, el fin del IFE y el ajuste en los sueldos de los empleados estatales.

Eduardo Valdéz, diputado nacional y ex embajador argentino en el Vaticano, conversó sobre los diálogos del Papa Francisco y Diego Maradona en el Vaticano.

“Maradona y la Argentina posible”. Editorial de 28/11/2020 en FM Milenium.

Con su muerte física, Diego Armando Maradona puso nuevamente al país a girar en torno a su nombre, a una figura que desborda el deporte. Parece claro cuando uno ve lo que pasó en las calles de todo el mundo que no se murió únicamente un futbolista. También parece claro que Maradona vivió más de 60 años: todos los lugares que recorrió, las situaciones que transformó, desbordan esa cantidad de años.

Hay infinidad de historias cruzadas de manera única por la magia de Diego. Otra vez el mundo habla de Argentina porque habla de Maradona y eso nos interpela doblemente. Tanta gente que lo conoció, tantos lugares que visitó, tantas marcas que dejó. Por eso no podemos dejar de hablar de él y de preguntarnos qué representa para la Argentina. Cuando se lo veía por televisión, podíamos ver que Maradona estaba mal hace mucho. Verlo emocionaba pero también dolía.

¿Qué se muere y que revive con Maradona? Creo que hay mucho para pensar en torno a eso. Además de ese ejemplo de movilidad social que era Maradona, desde lo más bajo hasta lo más alto, también estaba bañado por esta idea de caerse y levantarse una y mil veces. De andar el mundo con todas las contradicciones a cuestas y sobreponerse a esa doble diversidad: la del contexto, la estructural, y la de uno mismo, que a veces también conspira contra nuestros objetivos. Maradona también le ganó a ese gen autodestructivo muchas veces. Guste o no, Maradona también representa en eso a la Argentina, que siempre está como esperando, apelando a un componente heroico para salir del pozo. A la mística, a la bandera, al amor propio. A suplir con voluntad lo que las condiciones objetivas no permiten ni pensar.

Eso es algo que pasa también en la política. Pasa en este gobierno cuando escuchamos al Presidente diciendo: “Vamos a hacer como hicimos con Néstor en el 2003”. Esa idea de una Argentina que salió del pozo y rápidamente volvió a crecer. Maradona era la prueba de que siempre se puede, más allá de que la realidad te abruma y te diga que es imposible transformarla. Lo hacía dentro del campo de juego, pero su ejemplo excedió eso. Valdano dijo esta semana en una nota: “Maradona es un hombre que por su condición de genio dejó de tener límites desde la adolescencia y que por su origen creció con orgullo de clase. Por esa razón, y también por su fuerza representativa, con Maradona los pobres le ganaron a los ricos de manera que las adhesiones incondicionales que tenía allá abajo fueron proporcionales a la desconfianza que le tenían los de arriba. Los ricos odian perder, pero hasta sus peores enemigos tuvieron que sacarse el sombrero ante su descomunal talento futbolístico. No había más remedio. Era él contra el mundo y ganaba él”.

Esa muerte de Maradona es física, porque él sigue generando cosas como cuando estaba vivo. Son tres días de luto donde, pese al dolor, se respira otro clima, donde queda en segundo plano una realidad amarga, un año complicado. Incluso los que más sufren esa realidad, hoy la dejan en segundo plano y deciden, por un rato, olvidarse de sus propios problemas. La Argentina agrietada y polarizada parece coincidir en dejar de lado esa realidad que nos gobernó durante todo el año: los 38 mil muertos por Covid, las cifras de la pobreza, la desocupación, la plata que no alcanza, la inflación, la recesión, el ajuste que quiere el Fondo, la brecha que se traga el superávit comercial, las reservas del Banco Central. Todo eso, por unos días queda en un segundo plano por la figura de Maradona.

Son tres días que se toma la Argentina para salir de la vorágine. Con Maradona se puede pensar en la inspiración y la pasión como un activo único diferencial. Se puede pensar, como dice Valdano, que los pobres le ganen a los ricos. Incluso se puede pensar en esta idea de salir del pozo casi por arte de magia como salía Maradona. Por eso, Maradona aparece en estos días como sinónimo de una Argentina posible, de un país que no se estanca ni se rinde ante la evidencia. La posibilidad de un país que, con Maradona como bandera, le hace una gambeta a su destino de crisis y padecimiento permanente y recurrente. Algo de eso se volvió a vivir esta semana con la muerte de Diego.

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