Fuera de Tiempo con Juan Carlos Alderete

Juan Carlos Alderete, diputado nacional por el PTP-PCR en el Frente de Todos y coordinador nacional de la Corriente Clasista y Combativa, sobre el impacto de la inflación, el conflicto social, el acuerdo con el Fondo y el futuro del Frente de Todos

“Cómo repartir un poder que se evapora”. Editorial 30 de mayo en Radio con vos.

Días hiperactivos en el micromundo de la política. Se definen las candidaturas, tanto en el Gobierno como en la oposición, y por eso hay mucha expectativa en torno a los nombres del menú electoral. En las próximas dos semanas, en realidad, se definen los frentes y los nombres que los argentinos y las argentinas van a ir a votar en agosto, en octubre, en noviembre.

La oposición de Juntos, la gran oposición que nació del rechazo al kirchnerismo, aparece a esta hora más ordenada en la Ciudad de Buenos Aires después de que Horacio Rodríguez Larreta decidiera bajar a Fernán Quirós, el médico y ministro de Salud, el candidato que tenía para condicionar a Mauricio Macri y a su primo. Jorge Macri es el candidato que plantó Mauricio en la Ciudad en el intento de conservar para la familia el territorio donde nació el PRO y desde el cual dio el salto a la Nación. La ciudad sin la cual no se puede entender al macrismo. 

Queda Jorge Macri para disputar con Martín Lousteau y con Ricardo López Murphy. Se empieza a ordenar Juntos en la Ciudad de Buenos Aires, donde se toman las decisiones. En la Provincia de Buenos Aires, donde está concentrada la mayor parte de la población —el 40% del padrón electoral que define en gran medida las elecciones—, hay un desorden mayor. Porque Patricia Bullrich, después de elegir a un hombre de Macri, a su contador y ex intendente de Lanús Néstor Grindetti, actual presidente de Independiente, a quien fuera su mano derecha durante muchos años tanto en el sector privado como en el público, da indicios de que con eso no le alcanza. Bullrich está saliendo a plantarle internas a los intendentes del PRO que juegan con Diego Santilli en la PBA. 

¿Qué dice Larreta? Que Bullrich no respeta lo que ordenó Macri, el ex presidente, sobre evitar la pelea en aquellos distritos donde gobierna el PRO. Por eso, en la Provincia de Buenos Aires, todavía no se sabe cómo se va a ordenar el macrismo y, por lo tanto, la oposición. Quedó herido Cristian Ritondo, el exministro de Seguridad de María Eugenia Vidal que quería ser candidato a Gobernador, y hay que ver dónde juega en estas elecciones. Si vuelve a una alianza con Santilli, con el cual tiene una amistad de décadas, o si se mantiene en algún esquema con Bullrich y Macri. Pero no deja de ser paradójico porque Juntos, en las encuestas al menos, es el que más chances tiene de ganar la elección. Aparece primero pese a todas estas discusiones, contradicciones, tensiones. 

Sin embargo, también Juntos es el que más riesgos corre de licuarse entre los dos nuevos polos que hoy dominan o marcan la política. A Macri le nació algo a la derecha, que es Javier Milei con ahora un candidato en la Provincia de Buenos Aires. Un excomisario con el cual Milei piensa que le puede hacer mucho daño tanto a Santilli, como a Grindetti, como al PRO, y le puede terminar ofrendando la Provincia al candidato del Frente de Todos, que se supone será Axel Kicillof. 

Juntos es el que más chances tiene de ganar, pero también es el que tiene más riesgos. El de licuarse entre el peronismo de la unidad, dominado por la figura de Cristina, y lo que expresa Javier Milei. No hay que subestimar nunca el favor que le pueden hacer los propios al adversario en los 100 metros finales de esta carrera electoral, a la que llegan debilitados tanto Juntos como el Frente de Todos.

¿Qué hay del lado del Frente de Todos? Por supuesto, las imágenes de una Plaza que volvió a confirmar la centralidad de la Vicepresidenta. La única que puede reunir en una Plaza de Mayo en un día de lluvia, 20 años después de que el kirchnerismo asomó al poder, a una multitud. Menos de lo esperado, más de lo esperado, pero, sin embargo, sigue siendo una fuerza sin igual la que Cristina convoca. La pregunta es, ¿para qué? ¿Qué quedó de la movilización? Por supuesto, el álbum de familia que vimos en el escenario. Quizá una de las definiciones más fuertes que dio Cristina hacia el futuro no tuvo que ver con su discurso sino con esa foto: la Vicepresidenta y, por detrás, se veía lo que es hoy la mesa chica. Los subalternos, los comensales, con Máximo Kirchner, Axel Kicillof, Eduardo de Pedro y Sergio Massa.

De ahí sale el candidato de Cristina, de ahí sale el esquema que está pensando Cristina. Pero flota la pregunta, ¿para qué fue oradora? ¿Simplemente para recordar estos 20 años de historia, para repasar lo que fue el kirchnerismo o hay un mensaje que la Vicepresidenta tiene y eligió no dar? O, al revés, ¿Cristina todavía no sabe qué decirle a esa multitud, por dónde va a salir el kirchnerismo de esta encrucijada única después de tres años y medio en el poder donde los resultados no tienen nada que ver con el volver mejores?

Por eso, alguien que estuvo en la Plaza y que suele ir siempre a este tipo de convocatorias, me decía: “Sí, había incertidumbre y había también desazón”. No se sabía muy bien cómo sale el kirchnerismo, no se pudo resolver esa pregunta, y hay otras que todavía siguen vigentes, que en alguna medida la oferta electoral que diseñe Cristina puede responderlas. Pero, ¿qué potencia puede tener el kirchnerismo sin Cristina en la boleta? Si Cristina se mantiene en lo que viene diciendo contra los aplazados en comprensión de texto, es en una situación inédita para el kirchnerismo: porque no tiene dólares en el Banco Central, porque la inflación se devora los ingresos, porque el salario real sigue cayendo con el peronismo en el poder. Sería la primera vez en 20 años que ni Néstor ni Cristina van a estar en la boleta.

Entonces, ¿para qué semejante centralidad? “Le encanta el misterio”, me decía alguien que también conoce a la Vicepresidenta. Tal vez sea eso o tal vez es que todavía no encuentra la salida al laberinto del presente, ¿por qué? Porque todavía no se sabe cómo llega el Frente de Todos al umbral de las elecciones.

En plena actividad, ahora está Sergio Massa en China, para algunos el plan A de Cristina. Massa candidato, claro, antes del 8,4% de inflación de abril, antes del 7,7% de inflación de marzo. Antes de la inflación de mayo que está cerrando en estos días, en estas horas. ¿Cómo queda Massa después de 40% de inflación en 5 meses? Herido, sin dudas. Eso no solo lo lee la oposición sino que también lo leen los competidores que tiene Massa dentro del propio Frente de Todos.

El de China es un viaje que es todo un mensaje: es un viaje presidencial. Al que se subió Máximo Kirchner, sobre todo, el principal socio de Massa en esa mesa chica del poder de Cristina y el principal promotor de Massa. El que le arrimó a Massa a Cristina otra vez en el Senado. Y el que, además, quiere que Massa sea candidato único del FDT sin PASO.

Está en China, además, otro funcionario importante, aunque desconocido para el gran público, que se llama Juan Manuel Olmos. El único albertista que juega con Massa, podemos decir, porque el resto del albertismo está todo volcado a la candidatura de Daniel Scioli. Por ejemplo, Santiago Cafiero, el canciller que no fue al viaje porque esta semana viaja a Bolivia a la cumbre del presidente Alberto Fernández con Lula da Silva. Pero es todo un mensaje que en ese viaje de Massa a China, importante por supuesto, no esté el canciller y sí esté la gente que acompaña el proyecto Massa presidente.

Algunas de las noticias que llegan desde Oriente dicen que Massa en apenas un día consiguió mil millones de dólares para que no se corte la luz en el conurbano. Un mensaje electoral, si es bien leído, al conurbano. Sabemos que el Ministro de Economía es capaz de animar un Massapalooza, como alguien dijo, inagotable. Ahora, ¿puede conseguir en las próximas dos semanas los dólares que el Gobierno necesita para llegar a las elecciones? ¿Los pone China, los pone Washington? ¿Quién los pone? Porque el dólar está a $490, con la brecha una vez más arriba del 100%. Las reservas netas son negativas, según los datos de las consultoras. Massa necesita los dólares para llegar a las elecciones, aunque algunos dirán que también para financiar su campaña electoral. 

Al mismo tiempo hay muchos otros candidatos y es difícil que no haya PASO, me decía alguien que intenta hacer de celestino estar entre el albertismo y el cristinismo, de pivotear entre las distintas alas de lo que es el Frente de Todos. En ese marco, aparece Eduardo “Wado” de Pedro, el candidato del cristinismo y ministro del Interior. Lo que están negociando hoy, si es que finalmente hay PASO —aún con estas publicidades de Massa o De Pedro candidatos sin PASO— en realidad es un reparto de poder que se está iniciando dentro del Frente de Todos camino al cierre de listas. Todo en medio de un tembladeral, de la fragilidad absoluta. La inflación está en el 110% anual, no hay dólares, a mucha gente no le alcanza para llegar a fin de mes. Otra se puede ir de vacaciones, como vimos este fin de semana largo, con récord de turismo. Estos son los contrastes en la Argentina de hoy, algo de lo que hablábamos con Mayra Arena la semana pasada en este programa.

Máximo Kirchner dice que hay que lograr un mínimo de 40% de los votos en las Primarias para que los candidatos puedan acceder a un lugar en las elecciones. Es un piso muy alto que le pone Máximo Kirchner para los rivales de Massa y de De Pedro, para los rivales de Kicillof y el cristinismo. El presidente Alberto Fernández, que es el que representa a los que tienen las de perder en esa hipotética interna, dice que con un 15% de piso está bien para discutir reparto de lugares en las listas. De esos está hablando tanto en el Frente de Todos como también en Juntos, aunque el PRO plantea un piso mínimo de 25 o 30%. El PRO que es la fuerza más importante dentro del frente de Juntos.

De esa plaza central donde Cristina se reencontró con su gente después de casi 8 años, queda la duda de cuál va a ser el diseño electoral que imagina la vicepresidenta. Porque el gobernador Axel Kicillof es el que más retiene cuando se lo mide a nivel nacional, pero tiene una serie de problemas. Quiere ir por la Provincia de Buenos Aires pero no tiene el apoyo de los Gobernadores. Wado sí lo tiene porque lo fue construyendo desde el Ministerio del Interior, dentro y fuera del país. Viajó con algunos de esos Gobernadores a Israel, a Washington. Pasa lo contrario con los Intendentes del conurbano que no conocen prácticamente a De Pedro. Lo conocieron algunos la semana pasada en Quilmes. No es que Kicillof sea el predilecto de los intendentes, pero ya lo conocen. 

Si Eduardo De Pedro es candidato, la pregunta es dónde entra Massa en ese esquema. ¿Vicepresidente, como se vio en esa foto en Mercedes que circuló la semana pasada? ¿Vicepresidente con qué otras atribuciones? Porque, ya se sabe, Massa no va a ir a tocar la campanita al Senado. ¿Malena Galmarini puede ser la candidata a vicegobernadora de Kicillof en una forma de salir decorosamente de Tigre, donde todas las encuestas dicen que pierde contra Julio Zamora? 

Todo eso se está definiendo en un contexto donde, según las consultoras, la inflación va a estar entre el 8,5 y el 9% en mayo. Según Ecolatina, en el Gran Buenos Aires, 8,9% fue la inflación de mayo, el registro más alto desde el 2002. Es una inflación que no registra antecedentes en 20, en 30 años y que, además, como dice un informe reciente de esta misma consultora, en este primer cuatrimestre del año, suma que el proceso inflacionario se volvió regresivo en lo que va del año. Lo pagan, sin duda, mucho más los sectores más pobres que ven cómo los alimentos no paran de subir. 

Se juega este reparto de poder y, como en el Truco, nadie sabe lo que tiene el otro. Se puede presumir de que tiene algo en base a una historia, en base a un liderazgo, en base a un esquema que gobierna la política en los últimos 15 años, la polarización. Pero que todo indica acaba de estallar con Milei como un factor decisivo.

Faltan apenas dos semanas para aclarar los términos de la oferta electoral. Son las negociaciones más difíciles las que tiene Massa arriba del avión, con Máximo Kirchner, con Juan Manuel Olmos. Como escribir en el agua, es el reparto de un poder que está en duda, que tiene fecha de vencimiento, que no se sabe si será revalidado. Un poder que se evapora mientras pretende ser repartido.

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