Fuera de Tiempo con Juan José Becerra

Juan José Becerra, escritor, guionista y periodista, conversó con Diego Genoud sobre el Mundial de Qatar, su literatura y cómo ve la política en nuestro país.

“Mientras se juega el Mundial”. Editorial 26 de noviembre en FM Milenium.

Mientras pensamos en el Mundial, mientras nos dejamos llevar un rato por las imágenes que vienen de Qatar, la película del Frente de Todos en el gobierno sigue adelante. Pasan cosas ligadas a la política, a la economía.

Semana marcada por la presión devaluatoria, otra vez, contra el Frente de Todos, en una saga que lleva muchos capítulos y que vimos casi desde el inicio del Gobierno. Hoy débil, frágil, sin reservas. Con una herencia pesada en su momento y con daños autoinfligidos después, como haber dilapidado un superávit comercial excepcional como el que tuvo la Argentina, alrededor de 35 mil millones de dólares. Sin embargo, al Gobierno le faltan dólares desde el minuto uno y le siguen faltando ahora, en el cierre de este mes de noviembre. 

Eso que sabemos, que es una certeza, por momentos se hace más palpable y urgente. Como en esta semana, que acaba de cerrar con el dólar paralelo y sus distintas cotizaciones alrededor de $320 por dólar. En especial el dólar blue, que es el que mira la gente de a pie, un mercado muy chico pero que tiene influencia. Y, sobre todo, el CCL que miran las empresas.

En ese marco, Miguel Pesce es el sobreviviente y timonel de este Banco Central del Frente de Todos que sigue quemando reservas. Se vendieron más de mil millones de dólares en estos días largos de noviembre. Uno calcula que si el Gobierno pierde reservas de esta manera, no llega. Es un poco la esencia del Gobierno: no llegar. Que le quede demasiado por delante y que no tenga fuerza para hacer frente al temporal que tiene por delante. 

Massa, Sergio Tomás, al que ya no sé si llamar superministro pero sí ministro de Economía con atribuciones, está a cargo del Gobierno. Es el interventor del Gobierno. Es el que logra, por un lado, hablar con las distintas alas del Frente de Todos. Y, por otro, avanzar con un programa que no deja de sorprender todavía hoy, si se mira hoy cómo terminó la experiencia de Martín Guzmán.

El anuncio de un nuevo dólar soja, mucho antes de lo que se esperaba. Lo había dicho Sergio Massa en el Hotel Alvear, en una reunión con parte de los empresarios más importantes de la Argentina en el Consejo Interamericano de Comercio y Producción. Ahí Massa dio un mensaje para los empresarios tratando de frenar lo que ya en ese momento, el jueves, era una realidad muy contundente. La exigencia de una devaluación que, además, en algunos economistas que en su momento estuvieron cerca del cristinismo como Emmanuel Álvarez Agis, tiene voceros. Hoy Álvarez Agis también recomienda avanzar con una devaluación.

Massa, el Gobierno del Frente de Todos, Cristina en especial, resisten esa devaluación pero al mismo tiempo que resisten hacen agua, se muestran en su fragilidad. Dijo Massa: “Hay medidas que tiran a 7 millones de personas a la pobreza y al mismo tiempo generan pérdida de valor del 70% de los activos en la Argentina”. Medidas que perjudican a los que menos tienen y también a los dueños de la Argentina. Dijo que hay muchos en el país que actúan como cuervos, que ven siempre la carroña del herido o el cadáver y buscan sacar un beneficio.

¿De qué estaba hablando? ¿Cuál es el cadáver sobre que se discute? Es el cadáver de un Gobierno que puede terminar mal, lo dice el propio Sergio Massa, que trata de evitar esa devaluación pero en el medio concede, cede, entrega. Lo habíamos comentado también en este espacio cuando se anunció el primer dólar soja, ¿cuánto va a durar? ¿Cómo va a hacer el Gobierno para que los sojeros vuelvan a liquidar, si ya le diste una vez un dólar preferencial, una devaluación por tiempo determinado? 

Esas eran preguntas que se hacían muchos economistas, incluso algunos que forman parte del Frente de Todos. Massa es un experto en ganar tiempo pero ¿para qué? ¿Qué va a hacer mientras tanto? Esa pregunta, que apuntaba sobre todo a diciembre y a los meses del verano, se adelantó muchísimo y obligó al Gobierno a entregar un dólar soja dos meses después del anterior. Lo anuncia el Gobierno en estas horas, se supone que la semana que viene se conocerán los detalles, la letra chica, pero hay un nuevo dólar soja con el cual el Gobierno pretende recaudar 3 mil millones de dólares en las próximas semanas y meses. Estamos hablando de un dólar que ya no va a estar a $200, sino a $225 para los sojeros, para el agronegocio, con una actualización por inflación. Es decir, el campo ya tiene un dólar que no tiene nada que ver con el oficial. Cada vez que el campo liquide, lo va a hacer con este dólar preferencial producto de una brecha cambiaria que superó otra vez el 90%.

Massa decía hace unos meses, en una de sus tantas visitas a Washington, que esperaba tener la brecha en el 30% para abril. Eso lo obligó a hacer este anuncio. Se va a hablar toda la semana del dólar soja, una vieja idea que Massa proponía antes de ser Ministro. 

Lo que sorprende, con esta devaluación para el campo, son varias cosas. Massa vuelve a ceder mucho antes de lo que se esperaba, en enero, febrero y marzo. Da un beneficio producto de la debilidad, de la falta de dólares, de la presión devaluatoria, de un Banco Central sin reservas, de un peronismo débil.

Sorprende también que tras él logra encolumnar a todo el Frente de Todos en concesiones para el poder económico, para sectores de alta rentabilidad. Hay que reconocerle a Massa ese mérito, el de ceder y entregar con el apoyo de la Vicepresidenta, de La Cámpora, del Presidente. Hasta se aflojó la tensión entre Alberto y Cristina producto de varias circunstancias, también gracias al problema de salud que tuvo Alberto Fernández en Indonesia. 

La otra noticia de la que se va a hablar toda la semana es un acuerdo sobre el que está trabajando Massa con Estados Unidos, con el IRS, que es el instituto que tiene las funciones de la AFIP en Estados Unidos y un poder mayúsculo. Massa quiere firmar un acuerdo de confidencialidad para tener la información de las cuentas, de las propiedades que los argentinos tienen en Estados Unidos y no están declaradas acá. “Lo voy a tener”, dice Massa.

También dice el Ministro, en reuniones informales con miembros del Frente de Todos, que por eso es la presión devaluatoria, que por eso el Gobierno está otra vez con la lengua afuera. Porque esta presión devaluatoria es hija no de la brecha cambiaria o de la debilidad del Frente de Todos, sino de este acuerdo con el IRS. Algunos le creerán, otros no. Se habla otra vez de un nuevo blanqueo. La raíz común de este problema: la falta de dólares, la debilidad del Frente de Todos, del peronismo en el Gobierno.

Otro dato importante es que, con todo esto, Massa también avanza con el ajuste. Citaba la semana pasada, en el panorama que escribo los domingos en La Política Online, “El monitor del ajuste”, un informe de la consultora Analytica de Ricardo Delgado. El ajuste que está haciendo Massa es muy profundo, no solo en los subsidios económicos, el aumento de tarifas, sino también en prestaciones sociales. Sobre las jubilaciones, sobre los salarios estatales. Está haciendo un ajuste que cumple de sobra, dice el Ministerio de Economía, con el que le pide el Fondo Monetario Internacional. Obviamente, en este proceso, como siempre decimos, hay ganadores y perdedores. 

Esta semana se anunció un aumento del 20% del Salario Mínimo, que acordó el Gobierno con la mayor parte de las centrales sindicales. Pero con una inflación que está llegando al 100% interanual, un aumento del 20% en cuatro cuotas es también parte de un estado de situación, un reconocimiento, una admisión, de que “el Gobierno está de rodillas”, como dijo Máximo Kirchner hace no tanto en Morón. Se refería al dólar soja, que volvió a escena demasiado pronto. 

Lo que en ese momento se pensaba era una situación excepcional que iba a durar hasta la cosecha, se reveló insuficiente y vuelve el Gobierno con Massa poniéndose de rodillas, según la definición de Máximo Kirchner, ante el poder económico. Pierde dólares de manera vertiginosa y no alcanzan el swap con China, los fuegos de artificios o lo recaudado con el dólar soja de septiembre. 

Por otro lado, la inflación corre al 100% interanual. Hablamos bastante la semana pasada en Fuera de Tiempo sobre la magnitud del aumento de precios en todo el país, que muchas veces es peor lejos de Buenos Aires, lejos del conurbano. 

Decía, por ejemplo, Hugo “Cachorro” Godoy, el secretario general de la CTA Autónoma, en una entrevista que le hicieron esta semana: “Con este aumento, en cómodas cuotas, el salario mínimo no alcanza para comer”. El Salario Mínimo fue, en su momento, en el Gobierno de Kirchner, uno de los vectores del crecimiento económico. Pero Kirchner lo utilizó para motorizar el consumo interno, el crecimiento. Hoy el Salario Mínimo también es un indicador fuerte de un Gobierno que está de rodillas y que con su política deja perdedores muy claros. Los asalariados no recuperaron lo perdido durante el gobierno de Macri y siguen perdiendo, porque 1 de cada 2 en la Argentina está en la informalidad. 

Decía Godoy que no convalidó este aumento del Salario Mínimo por considerarlo insuficiente, porque no cubre ni la canasta de indigencia y que, en marzo, cuando se termine de pagar va a ser peor. “Es inaceptable que no se pueda aumentar el salario porque eso impacta negativamente sobre el déficit fiscal”, que es lo que le dicen a la CTA Autónoma desde el Gobierno. No se pueden aumentar los salarios porque hay que ajustar. 

Estas declaraciones las hizo Godoy en Futurock en una entrevista con Florencia Halfon, con Nicolás Fiorentino, y habla un poco de cómo le va a los asalariados con el Gobierno del Frente de Todos. Mientras Massa avanza con el dólar soja con el apoyo de la Vicepresidenta, también avanza con el ajuste. No hay paritaria que aguante. Y, sobre todo, cuando tenés a 1 de cada 2 trabajadores en la Argentina en la informalidad, sin una actualización.

Dicen que vendrá un bono, seguramente, con esta concesión desde el Ministerio de Economía. Hay que ver a quién comprende. Pero hay que ver cuánto está entregando el gobierno del Frente de Todos a estos sectores del agronegocio. En su momento, el dólar soja costó alrededor de 300 mil millones de pesos. Hay que ver cuánto cuesta ahora. No es vocación, es producto de la debilidad.

Hay que ver cuánto dura este nuevo dólar soja que le va a dar algo de aire al gobierno y que probablemente lo saque de esta situación de asfixia que vimos en los últimos días. Sin embargo, no resuelve los problemas de fondo porque hay una brecha cambiaria que está en el 90%, una presión devaluatoria que sigue, un Gobierno débil. Todo indica que la situación va a profundizarse. Aunque quizás no ahora. Quizás Massa logre un poco del aire. 

En el medio, la caída de los ingresos. “Estamos igual de mal de lo que estábamos cuando dejó el gobierno Macri”, dijo Godoy, luego de tres años del gobierno del Frente de Todos.

Algunas de las cosas que pasaron esta semana hablan de un problema de raíz que acompaña al gobierno del Frente de Todos desde el minuto cero. Mientras se juega el Mundial, mientras nos dejamos llevar por las imágenes de Qatar, todo esto sigue pasando. 

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