Julio Burdman, politólogo, docente e investigador, conversó con Diego Genoud sobre las diferencias en el Frente de Todos, el cuestionado liderazgo de Fernández y el riesgo de una dirigencia desunida que quede lejos de su base social.
También estuvo en Fuera de Tiempo Jaime Durán Barba, consultor, y charló acerca de las elecciones en Estados Unidos, la campaña de Trump en medio del desastre provocado por el Covid19 y los estados pendulares que pueden definir los comicios.
“El fondo de las diferencias en el Frente de Todos”. Editorial del 11/10/2020 en FM Milenium.
Esta semana volvieron a quedar expuestas las diferencias en el Frente de Todos. Esas diferencias trascendieron las fronteras porque el voto argentino en la ONU contra Venezuela generó una discusión muy fuerte. Argentina votó con el grupo de Contacto y con el Grupo de Lima, que es un grupo muy alineado con las pretensiones de Estados Unidos en América Latina. Dicen desde la Cancillería que se optó entre las posibilidades que había para que Argentina no quede en una postura solitaria como pasó en la disputa que hubo por el Banco Interamericano de Desarrollo.
El tema de Venezuela es muy complejo, muy delicado, y lleva muchos años de discusión en un contexto de crisis que se agrava. Se potenció además por la renuncia de Alicia Castro a la embajada en Rusia. Alicia Castro no había asumido en la embajada en Rusia pero renunció esta semana y dijo que había un giro dramático en la postura de Fernández con respecto a Venezuela. Una postura que llevaba a la Argentina a una posición que no se distingue de la que hubiera votado el gobierno de Macri.
Esa discusión que trascendió las fronteras se dio en un contexto particular de un gobierno que transita días de mucha debilidad y fragilidad. Viene de la derrota por 5 a 0 ante la Corte. Alberto Fernández busca un acuerdo con los empresarios en una remake del pacto social que nunca termina de arrancar. Intenta un entendimiento con las grandes exportadoras, le baja el diferencial a las grandes aceiteras —algo que Macri había dado de baja y que este sector, que es muy poderoso, venía reclamando con un lobby intenso— y eso es muestra de la debilidad de un gobierno que necesita dólares. Por eso, no sólo baja las retenciones a la soja para los productores, sino que además le da al sector que cosecha las mayores ganancias.
Complica también en varios frentes la pandemia que se estira mientras se profundizan los números de muertos que cada día contamos. En Argentina todos los días suben los fallecimientos y los contagios se propagan. Hoy Santa Fe y Córdoba tienen cifras de contagios diarios registrados que duplican los que tiene la ciudad de Buenos Aires. Esa curva acelerada se da con un presidente que ya no tiene un discurso para resolver la crisis. Ya quedó lejos el discurso del comandante frente al enemigo invisible.
Muy deteriorado está el gobierno y también la Argentina por los muertos de la pandemia, pero además por la pobreza, la desocupación y la falta de dólares. Es muy delicado el contexto en el que se expone las diferencias en el Frente de todos y además el Fondo Monetario Internacional que acaba de desembarcar y ya está empezando a supervisar los números de Argentina. Un Fondo que dice que “no quiere” ajuste en un contexto donde el ajuste en los ingresos ya está hecho. Donde el IFE, que iba a ser una ayuda mensual, se convirtió en bimensual y hoy se duda de su futuro. Todos los ingresos para los sectores que están en el borde se encuentran congelados. ¿Si eso no es ajuste, el ajuste dónde está?
¿Por qué resuena tanto Venezuela en un contexto como éste? Es una buena pregunta. Pero me interesa tomar las diferencias que quedaron expuestas esta semana. Esto dijo Alicia Castro en una entrevista con Daniel Tognetti:
“¿Qué es lo que aportó Cristina? ¿Qué puede hablar Massa que no podría hablar la vicepresidenta que armó el gobierno y que aportó la gran mayoría de los votos y de la energía? ¿Qué votó la gente? Votó a Cristina y a Alberto. ¿Qué es esto de andar justificándose de si Cristina interviene o no cuando hay medio país pidiendo que intervenga más?”.
Éste es el debate que hay dentro del gobierno por la orientación que toma la administración Fernández. Lo que dice Alicia Castro es el punto de vista del cristinismo, del kirchnerismo. Esta discusión se da en un contexto donde las encuestas están registrando que la crisis es muy profunda. Según datos de Federico Aurelio, de la consultora Aresco: Fernández perdió 8 puntos de imagen positiva entre agosto y septiembre. Mantiene todavía una imagen positiva de 52% pero ahora tiene una negativa del 45%. Perdió todo lo que había sumado en el inicio de la pandemia. Se quedó con los votantes del Frente de Todos que obviamente tienen diferencias: es un voto que acompaña al oficialismo pero, si uno lo desgrana, cada uno de sus votantes tiene un parecer distinto sobre el momento que se está viviendo. Dice Federico Aurelio: “El deterioro de la economía se siente. Es la principal preocupación y los tiempos de espera se acortan (…) La economía que viene apretando en los últimos años, ahora asfixia”. La economía es hoy la principal preocupación, por encima del coronavirus, de la inseguridad y, por supuesto, de Venezuela. Seis de cada diez consideran que las expectativas para la economía para los próximos meses son peores todavía. No es sólo un cuadro de una dificultad mayúscula que se vive hoy, sino que además las perspectivas son malas. Cuatro de cada diez ya no trabajan porque perdieron el trabajo o porque no pueden trabajar desde su casa. El 53% de los trabajadores de menores recursos —ahí donde están los votantes del Frente de Todos— vio reducidos sus ingresos.
Estos números son los que explican, en parte, las diferencias en el Frente de Todos. Este es el trasfondo de esas diferencias expuestas, que pueden expresarse por Venezuela, por la toma de tierras, por la seguridad o por la reunión con los empresarios. Pero que tienen un fondo muy claro: una crisis inédita que le estalló al peronismo y que se agrava. Hubo una herencia muy pesada de la que se habló en campaña pero que a la hora de gobernar parece haber sido subestimada por Alberto Fernández. Se habló mucho de la herencia, pero cuando se llegó al gobierno, el Banco Central se cansó de perder reservas y eso debilitó la autoridad del Gobierno Nacional. A eso se le sumó, por supuesto, la pandemia, que deterioró los ingresos y que paralizó la economía.
Cuando uno ve que se expresan las diferencias en el Frente de Todos, no puede desligarse de este contexto. Un gobierno que no encuentra la salida para la crisis. Ese es el contexto principal. Porque la nostalgia no alcanza para gobernar. No alcanza con Fernández que dice “como hicimos con Néstor…”. Tampoco alcanza la nostalgia de los que recuerdan la alianza anti-ALCA de hace quince años en una región muy distinta, con los commodities en otro nivel. No hay “Frávega con derechos humanos”, como dijo alguna vez el analista político Martín Rodríguez. No hay consumo y los derechos humanos ya no representan lo mismo a nivel social en un contexto de urgencias mayúsculas.
Por eso las diferencias se notan en el Frente de Todos. Por esta crisis que se agrava, por esta salida que no aparece. Si no aparece una salida, la crisis solo puede profundizarse.