Fuera de Tiempo con Lucas Rubinich

Lucas Rubinich, especialista en sociología de la cultura y ex director de Sociología en la Universidad de Buenos Aires, conversó con Diego Genoud sobre la pandemia, la fuerza política del Frente de Todos, la forma de impedir que una tradición se muera, el consenso y la lucha por la definición de la agenda.

“El sueño del ajuste con apoyo popular”. Editorial de 14/11/2020 en FM Milenium.

En 2017, después del triunfo legislativo de Cambiemos, escribí una nota que se titulaba “El ajuste más plebiscitado de la historia”. Me refería al fenomenal apoyo que había tenido Macri en ese momento con la derrota de Cristina Fernández de Kirchner en la provincia de Buenos Aires frente a Esteban Bullrich y María Eugenia Vidal. Ahí se hablaba de la oportunidad histórica que representaba Cambiemos. Otra Argentina que duró poco, pasaron cosas, voló todo por los aires.

Después de esa crisis, en abril de 2018, cuando ya Macri se demostraba inservible para el objetivo que le habían encomendado los factores de poder que lo habían apoyado, Guillermo Calvo, un economista ortodoxo muy escuchado, le dio una declaración al diario El Mercurio de Chile. Dijo: “De repente, curiosamente, Cristina es lo mejor que le puede pasar al país porque va aplicar el ajuste con apoyo popular culpando al gobierno previo. Cristina puede mirar para atrás y decir: “Miren el lío que nos dejó este hombre. Ahora tengo que hacer el ajuste que él debió haber hecho y que no hizo”. Esa fue la primera manifestación de un economista identificado con el gobierno de Macri, con la ortodoxia, con los mercados, que dijo que quizás Cristina puede ser más eficaz que Macri para la tarea que está pendiente en la Argentina.

Nunca, como en las últimas dos o tres semanas, esta definición de Guillermo Calvo tuvo tanta vigencia, la del peronismo haciendo un ajuste con apoyo popular. Por lo menos, parece ser que el Frente de Todos va en ese sendero. Ahora que el Gobierno ya no está a la defensiva más plena, se ve el camino que traza con una serie de medidas que esta semana, con la visita de la misión del Fondo, están presentadas casi como en paquete, como un regalo que el gobierno le hace al Fondo Monetario.

Repasando un poco, por un lado, se empieza a negociar el Programa de Facilidades Extendidas. Con ese programa, van a girarse cinco mil millones de dólares para el gobierno, por lo que la deuda va a ascender a 49 mil millones. En otras palabras, el Frente de Todos va a tomar deuda para pagar deuda. Además, ese programa de Facilidades Extendidas del que se habla implica reformas estructurales. O, por lo menos, toda la vida implicó implicó reformas estructurales. Por eso Martín Guzmán no lo quería antes de ser ministro de Economía y citaba, por ejemplo, el caso de Jamaica como muestra de un país que termina en la pobreza después de haber firmado un programa como el que ahora —se supone— va a firmar el gobierno argentino.

Otro dato, que quizás queda reducido al mercado: un bono en dólares que sacó el gobierno esta semana para dos fondos de inversión que hayan venido con Luis “Toto” Caputo, PIMCO y Templeton, que habían quedado atrapados. Es decir, habían timbeado fuerte, perdido y presionaban ampliando la brecha del contado con liqui con el oficial. Tampoco estaba en el manual de Guzmán aumentar la deuda en dólares, algo que sucede producto de la debilidad, para evitar la inestabilidad permanente.

Cuarto dato: se aprueba el presupuesto en el Senado. Un presupuesto que contempla el ajuste en el año electoral: una rareza para todo tipo de populismo. Además, según los empresarios de AEA, el ajuste, les dijo Guzmán, va a ser mayor de lo que dice el presupuesto.

Por último, dos cuestiones más vinculadas a la Economía: el anuncio de que no va a haber un cuarto IFE, es decir, de que se va a emitir menos y ajustar más, y el envío del proyecto de reforma jubilatoria. Una reforma estructural de las que pide el Fondo Monetario Internacional y que ajusta sobre los jubilados con una nueva fórmula que está conformada por los salarios y la recaudación. Hay que ver si los salarios y la recaudación van a crecer por encima de la inflación. Parece difícil. Ismael Bermúdez, que escribe en Clarín y es experto en temas previsionales, señala que para calcular el índice de salarios se tomará exclusivamente el RIPTE y no la variación que mide el INDEC como sucedía hasta 2017. Un cambio no menor respecto a esa fórmula.

Por eso, aunque al gobierno le cueste reconocerlo, se va a un ajuste sobre jubilaciones que vienen de perder mucho durante los años de Macri. Éste era el año en el que tenían que recuperarse y el gobierno dio de baja la fórmula de Macri, que probablemente era inviable, pero en algo se parecen el macrismo y el Frente de Todos en este fin de año. Las veinticuatro horas se escucha que el sistema previsional es infinanciable y claro, con esta lógica, es lo único que le queda al gobierno. No aparece una alternativa, no aparece la creatividad y no aparece tampoco la idea de avanzar sobre otros sectores de mayores ingresos. Más allá de que ahora sí se va a tratar el Impuesto a las grandes fortunas que se anunció en marzo y se presentó en agosto, la reforma estructural es sobre los jubilados y no sobre los ingresos de las grandes fortunas porque en todo caso van a pagar por única vez los magnates de la Argentina. Lo circunstancial es el impuesto a las grandes fortunas y lo estructural es el ajuste sobre los jubilados. 

Salvo que suceda el rebote que anuncia Matías Kulfas, que las soja nos salve a todos, que aparezcan los dólares del colchón se consolida un ajuste que viene de tres años atrás. El sueldo promedio de los casi seis millones de trabajadores del sector privado cayó en agosto 4,8%. En el caso de los trabajadores que reciben los sueldos más bajos, perdieron 19,2 % en los últimos tres años según lo que dice el Ministerio de Trabajo. También está aumentando la inflación y en los alimentos es mucho mayor: fue de 4,8 % en octubre, de 32,5 % en lo que va del año y de 43,9% en los últimos 12 meses. 

A este marco se le suma que el gobierno ahora está soltando los precios. Los Precios Máximos se reducen, se viene el descongelamiento de tarifas, aceleran los aumentos de naftas y de las prepagas. Otra vez la pregunta: ¿los salarios van a aumentar por encima de la inflación como dice el gobierno? 

Este es el cuadro: la cara de Cristina llamando desde la debilidad a los empresarios, Magnetto que se sienta en la mesa de Guzmán. Está costando caro el pacto de sobrevida del peronismo con los dueños de la Argentina. Por eso, quizás Alberto Fernández no aprovechó lo que había dicho al principio de la pandemia: esta circunstancia excepcional para terminar con las inequidades, reducir la desigualdad. Hasta ahora no dio casi ningún paso en ese sentido. 

Pero quizás Fernández sí pueda cumplir con la profecía de Guillermo Calvo: lograr el sueño del ajuste con apoyo popular. Depende de la reacción social, de si la sociedad es capaz de tolerar un ajuste como el que el Frente de Todos empieza a hacer aunque prefiera llamarlo de otro modo.

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