Fuera de Tiempo con Mariana González

Mariana González, economista y coordinadora del Centro CIFRA, centro de estudios de la CTA, conversó con Diego Genoud sobre el impacto de la aceleración de la inflación sobre los salarios, el empleo y la redistribución necesaria de las ganancias empresariales hacia los asalariados.

“Tres síntomas de la crisis”. Editorial de 14/5/2022 en FM Milenium.

Otra semana intensa la que está cerrando, dominada por tres hechos que se pueden recortar y que expresan un poco dónde estamos parados. Por un lado, la gira del presidente Alberto Fernández por Europa, como parte de un doble movimiento: como una respuesta al discurso de la vicepresidenta hace ocho días en Chaco, coral también en la que se destacaba la voz de Martín Guzmán, Matías Kulfas, de Aníbal Fernández, de Luis D’ Elia. Distintos exponentes de lo que es el Gobierno nacional, el albertismo, el Poder Ejecutivo, que responden de alguna manera a las críticas de la vicepresidenta en relación al plan económico, a la caída del salario, a los problemas que tiene la economía y el Gobierno con su base electoral. Sus propios votantes, a quienes Cristina cree que el Frente de Todos está defraudando. El Presidente, en cambio, piensa que no está decepcionando a nadie.

Se fue Alberto Fernández a Europa con su círculo de mayor confianza, una gira que le armó el canciller Santiago Cafiero. Estaba Cecilia Todesca, una economista destacada, que en algún momento fue mencionada como eventual Ministra de Economía de la Argentina. Todesca hoy está en la Cancillería junto a Cafiero. Antes era la Vicejefa de Gabinete. Viajó también en el avión Gustavo Beliz; Julio Vitobello, que es el secretario General de la Presidencia, un secretario personal del Presidente; Gabriela Cerruti, la vocera; y un grupo de periodistas que no pueden faltar, que acompañan siempre al Presidente en cada uno de sus viajes.

Uno podría decir que en esa gira tiene que ver con la oportunidad que encuentra la Argentina en la guerra, con Vaca Muerta como potencial fuente de recursos para suplir la demanda de gas que hoy Europa necesita cubrir, en medio de dificultad de abastecimiento de gas desde Rusia. Hubo tres encuentros del Presidente: con Emmanuel Macron, con Pedro Sánchez, con el canciller alemán Olaf Scholz. Quedó poco, en realidad, de esas reuniones mano a mano. Incluso cuentan que el Presidente tuvo algún día de más en esta gira. Que en Francia le sobró tiempo.

El objetivo económico es abastecer a Europa pero en un tiempo mediato. En lo político, el Presidente viajó en medio de la guerra, no está claro si era oportuno o no. Muy atrás quedó el Alberto Fernández que le ofreció a Vladimir Putin ser la puerta de ingreso para Rusia en América Latina. Hoy es otro Fernández, después de la invasión de Putin a Ucrania. 

Pero el Presidente se llevó los problemas domésticos en el avión y los trajo de regreso. Se enredó Alberto con el tema de la reelección, con la ruptura que anunció en España y después desdijo. Anunciaban al lado suyo una confrontación mayor con Cristina, de la que después parece haberse arrepentido, cuando declaró que no quería pelearse con ella. Algunos dicen que es casi una marca la falta de gravedad de la palabra presidencial. La liviandad, como suele decir un político que conoce bien al Presidente. 

Pero Alberto ya está de regreso, y se esperan definiciones. Porque muchos se preguntan, ¿hasta cuándo puede durar este nivel de tensión pública? Una semana habla Andrés Larroque, habla Máximo Kirchner, habla Cristina, habla Juliana Di Tullio; y a la otra semana responde Kulfas, Guzmán, Aníbal Fernández, D’ Elia. ¿Cuánto puede durar el Frente de todos en medio de esta tensión pública que escenificó como nadie Cristina en Chaco?

Cristina que ya empieza a recorrer el país. Lo de Chaco, dicen, no fue un episodio aislado, sino quizás el primero de una saga de actos en los que la Vicepresidenta va a recorrer provincias. Incluso, tal vez, de viaje por el exterior en algún momento. Como parte de una campaña hacia 2023 que no deja de ser curiosa. Porque Cristina empieza otra vez a subir la cuesta de la construcción de una nueva fórmula que le permita retener el poder, guste o no, mientras está en el poder. Y, sobre todo, está en el poder también el candidato que surgió de su dedo. 

Cristina apareció con Capitanich, se la ve con Massa, se sabe que se reúne con el gobernador de Santa Fe, Omar Perotti; estuvo reunida con Scioli la semana pasada, con el gobernador Insfrán, o con Felipe Solá. Víctor Santa María, el secretario general del SUTERH, dueño de medios de comunicación como Página 12, como Canal 9, como IP, que alquiló un avión privado para llevar gente al acto de Cristina en Chaco. Hay mucho peronismo no kirchnerista que está hoy cerca de la Vicepresidenta o, por lo menos, la Vicepresidenta le hace gestos a esos sectores. Son distintos rostros de un peronismo que hoy están cerca de la Vicepresidenta y que expresan la voluntad de Cristina de seguir en el centro. Al mismo tiempo que expresan el fracaso de Cristina en su apuesta por Alberto.

Si vuelve el Presidente con ganas de reunirse o no con la Vicepresidente, lo vamos a saber en poco tiempo. Muchos piensan que si Alberto convoca finalmente a su vice, va a ser para ceder. Para entregar casilleros en el organigrama de gobierno. Por eso el Presidente se mantiene a la distancia pero con los costos que estamos viendo.

Un dato central, que tiene mucho más que ver con las preocupaciones de la gente de a pie, es el de inflación del INDEC: 6% de inflación en abril, un poquito apenas por debajo del 6,7% de marzo, que suele ser un mes de más alta inflación. Pero si uno mira la película completa, ve que tenemos una inflación de 23% en 4 meses y un 58% en los últimos 12 meses. Eso quiere decir que Argentina tiene hoy la inflación más alta de los últimos 30 años. Desde 1992 que no había una inflación interanual de esa magnitud.

Si uno se acerca y empieza a revisar rubro por rubro, se encuentra con que la ropa y el calzado aumentó 10% en un mes. Los restaurantes y los hosteles un 7,3%. La salud, 6,4%. Los alimentos un 5,9%, que subieron en el primer cuatrimestre del año 28%. De eso estamos hablando cuando hablamos de inflación, cuando vamos al almacén, a la verdulería, al supermercado, a la carnicería y nos encontramos con que los pesos cada día valen menos. Es el gran problema del Gobierno, un problema estructural. Una inflación alta que dejó Cristina en su momento, que Macri elevó muchísimo: del 30% en 2015 al 53% en 2019. En 2020, un año de pandemia, Martín Guzmán festejaba un 30%, pero no había demasiadas razones. Ahora estamos otra vez en las cifras por encima de la inflación que dejó Macri.

Hay inflación internacional, es cierto. A la salida de la pandemia, con los precios de guerra y los commodities por las nubes. Estados Unidos tiene una inflación arriba del 8% interanual, la más alta de los últimos 40 años. Brasil tiene una inflación muy alta también, la más alta de los últimos 30 años. Pero nada se compara a la Argentina.

Además, hay un dato que suma preocupación. Es que esta inflación de 58% interanual es una inflación que muestra una película que quedó vieja, que atrasa. Porque gran parte de los últimos 12 meses, el Gobierno tenía el dólar muy atrasado, muy anclado, muy por debajo de la inflación; y las tarifas semicongeladas. Esas dos anclas antiinflacionarias que el Gobierno utilizó en campaña, y que no le alcanzaron para ganar las elecciones, el Fondo ordenó eliminarlas. Ya no puede haber, según el acuerdo con el Fondo, un dólar que corra por detrás de la inflación. Hay que soltarlo como lo viene soltando el Gobierno: 4% en el mes que se fue. Y las tarifas también empiezan a aumentar más allá de las discusiones y de que el cristinismo no esté de acuerdo. 

Dólar y tarifa, dos de las anclas antiinflacionarias que tenía el Gobierno no existen más. O por lo menos el Fondo dice que no pueden existir más. Uno se pregunta, ¿cuál es el ancla antiinflacionaria que le queda al Gobierno? ¿Le queda al Gobierno como ancla antiinflacionaria únicamente el salario? ¿Se están usando el salario, los ingresos, las jubilaciones? Más allá de que las paritarias son libres, pero corren por detrás, incluso las de gremios importantes. ¿Qué pasa con los informales, qué pasa con los cuentapropistas, qué pasa con los empleados públicos? Pierden muy fuerte con la inflación y muchos piensan que esa es el ancla antiinflacionaria del Gobierno.

De fondo se ve es la impotencia del Frente de Todos ante un fenómeno que devora a la base electoral del kirchnerismo. El Gobierno muestra una reacción con estos $18.000, en dos cuotas, que se empiezan a pagar en pocos días y que van a llegar a 13,5 millones de personas. De ellos, 7,5 millones son trabajadores informales, monotributistas de las categorías más bajas, y 6 millones son jubilados. Van a cobrar $18.000 en dos cuotas, que es menos que lo que representaba el IFE hace 2 años. Sirve la comparación para mostrar hasta qué punto incluso los paliativos son paliativos menores, si se compara con los que dio el Gobierno en el inicio de la pandemia: $9.000 en 2022 no son lo mismo que $10.000 en 2020. Es un paliativo excepcional para un problema estructural. Ayuda, por supuesto, sirve para el que recibe ese ingreso. Pero deja muy por detrás a los ingresos con respecto a la inflación.

Otro dato relevante: la Marcha Federal Piquetera que llegó a Plaza de Mayo: “Por trabajo y salario, contra el hambre y la miseria”. Esas eran las consignas desde distintos puntos del país, repetida por 100 mil personas. Los protagonistas de esas marchas, además, son un dato ineludible. Organizaciones no alineadas con el Gobierno, que expresan un discurso duro. El reverso del optimismo oficial. Y también el reverso de las demandas del país empresario que uno escucha todo el tiempo, sobrerepresentadas en la usina de propaganda que son los medios de comunicación, el sistema de medios en general.

Los que marcharon y llegaron a Plaza de Mayo expresan la urgencia, por un lado, de los que están en el borde. Y expresan, por otro lado, la apropiación de la calle que antes estaba en poder del peronismo. Hoy, con el peronismo en el poder, con estos niveles de pobreza que tenemos, con estas cifras de inflación de las que hablaba, con la desigualdad tan manifiesta, los que ocupan la calle son las organizaciones no alineadas. El Movimiento Territorial de Liberación Rebelde (MTL), el Frente de Organizaciones en Lucha (FOL), el Movimiento Sin Trabajo Teresa Vive (MST); son organizaciones que muchas veces no tienen ni siquiera espacio en los grandes medios de comunicación. Sin embargo, expresan a sectores que hoy están sufriendo, y mucho, la caída de poder adquisitivo, que no tienen ingresos o que tienen ingresos que no alcanza para vivir.

La Marcha Federal Piquetera expresa de alguna manera, el problema de la inflación y el problema de la protesta social en un contexto de crisis en el que el peronismo gobierna pero no encuentra respuestas.

Mientras estas organizaciones marchaban desde todo el país, gran parte del Gobierno y la oposición estaba en el Hotel Icon de Puerto Madero en el encuetro de la AmCham, la Cámara de Comercio de los Estados Unidos. Ahí estuvo Guzmán, Massa, Larreta, Patricia Bullrich, dando garantías al empresariado de que el país que viene tendrá que ver con sus pretensiones. Aunque probablemente ya no le crean a la dirigencia política.

Síntomas de la crisis. La gira del Presidente, inoportuna para algunos. La inflación descontrolada, la preocupación por una espiral inflacionaria todavía mayor. Un Gobierno dividido, que no encuentra un programa en común y está muy lejos de las elecciones en las que espera dirimir por las buenas las diferencias internas. La expresión callejera de ese malestar que habita en los bordes, minimizado muchas veces, subestimado por una clase dirigente que se acostumbró a la endogamia en un contexto de crisis. Este último habilita que, de repente, aparezcan figuras que hablen de “la casta”. 

Ese malestar subestimado, que hoy forma parte del paisaje que pareciera no preocupar a la dirigencia política, puede muchas veces condicionar los planes que hacen las elites.

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