Fuera de Tiempo con Matías Molle

Matías Molle, diputado de la Provincia de Buenos Aires por el Frente de Todos, director del Instituto de Políticas Públicas de Seguridad y Justicia y autor de La fórmula de lo real conversó con Diego Genoud sobre las diferentes formas de hacer política, los cambios que demanda el sistema actual, y también sobre su novela publicada por Ediciones Hasta Trilce.

“La pregunta es la de siempre”. Editorial de 26/11/2021 en FM Milenium.

Semana inercial después del resultado de las elecciones del 14 de noviembre. Todavía estamos en esa escena del día después. Una escena que resultó menos traumática de lo que muchos esperaban, incluso en el propio gobierno que, sin embargo, no da paso a las definiciones y se mantiene en el terreno de la incertidumbre. No hubo cambio de Gabinete. No llegó el acuerdo con el Fondo todavía, casi dos meses después de que incluso desde voces ligadas al oficialismo, desde propios canales se hablara de un acuerdo con el Fondo. Hoy no hay nada de eso. Sigue en la indefinición porque, claro, el Fondo Monetario Internacional va a reclamar un nuevo ajuste contra lo que algunos suponían pero de acuerdo a la tradición del organismo de crédito, que siempre reclama más o menos lo mismo más allá de quién esté al mando en cada coyuntura.

Mientras tanto, vemos a un oficialismo que aparece dividido. No tanto por las discusiones que puede haber, públicas como las que hubo esta semana entre el ministro de Producción, Matías Kulfas, y el secretario de Comercio, Roberto Feletti, en torno a la posibilidad de aplicar o no retenciones, en torno a la posibilidad o no de anunciar medidas que todavía no se tomaron. Sino porque hay distintas sensaciones dentro del propio Frente de Todos. Algunos están todavía aferrados a la remontada en la Provincia de Buenos Aires, en algunos otros distritos que pudo recuperar el oficialismo. Otros todavía están mirando el debe, mirando la derrota apabullante para un gobierno, que había sido plebiscitado hace dos años, ahora en 15 provincias.

Perdieron todos en la cúpula del gobierno. Obviamente perdió el Presidente, la vicepresidenta, La
Cámpora, Sergio Massa. Axel Kicillof, aunque muchas veces parezca que no, que el gobernador
sienta que ganó porque logró recortar la diferencia que lo separaba de Juntos. Fueron muy pocos en realidad los que salvaron la ropa en los comicios legislativos. En la Provincia de Buenos Aires, se puede decir que Martín Insaurralde, jefe de Gabinete de Kicillof, un interventor puesto prácticamente por Máximo Kirchner en el gabinete de Kicillof. Gabriel Katopodis, que logró recuperar el distrito en el que siempre gobernó, San Martín. Leo Nardini en Malvinas Argentinas. Algún que otro intendente más del conurbano bonaerense pero no muchos son los ganadores que deja para el peronismo la elección de medio término.

Los gobernadores perdieron casi todos. Si uno pone la lupa provincia por provincia, se encuentra con que el primer damnificado de los resultados de noviembre fue Juan Manzur, que había ganado en las PASO por 15 puntos de diferencia y que terminó ahora ganando apenas por 2. Fue la peor elección del peronismo en Tucumán en 25 años. Manzur, que había llegado al gobierno con la idea de convertirse en candidato, con la idea de lograr esa remontada que lo dejara a él en principio bien parado de cara a las presidenciales, se encuentra ahora con una dificultad enorme. Más allá de que sigue hablando ante el establishment, ante el empresariado, su predicamento ya no es igual y lo vimos a Manzur esta semana hablando ante círculos empresarios.

Si uno mira la oposición, también ve un frente dividido. Las declaraciones de Macri de los últimos
días: “todos quieren ser Papa pero va a haber que competir”. El expresidente quiere volver para jugar su segundo tiempo pero tiene un frente interno complicado. El más complicado en es Horacio Rodríguez Larreta, que retrocedió algunos casilleros por los puntos que perdió Santilli en la competencia con Victoria Tolosa Paz. Pero hay una oposición que ya se ve de retorno al poder pero que tiene diferencias que no solo pasan por las ambiciones personales, sino que también incluso por cómo construir hacia 2023. Y después, por supuesto, por cómo gobernar. Si en algo están unidos los dirigentes de la oposición es que nadie quiere hoy sentarse a colaborar con el Gobierno Nacional. Compraron pochoclos, como me dijo algún dirigente cercano a Rodríguez Larreta, y van a ver cómo le va al gobierno en esta negociación que tiene, la principal que tiene ahora con el Fondo Monetario Internacional.

Por eso la pregunta que se hacen mucho dentro y fuera es: ¿quién conduce hoy al oficialismo? Es
una pregunta que acompaña al Frente de Todos desde su nacimiento, pero que ahora se vuelve
más urgente todavía si uno ve que el Gobierno tiene vencimientos de cortísimo plazo con el FMI, que empiezan a pegar fuerte a partir de marzo. Y enfrenta también una situación difícil desde el punto de vista económico. El precio del dólar que ya superó los $200. Además, el riesgo país. Ese indicador que después de la reestructuración de la deuda privada que había cerrado Martín Guzmán en 2020 estaba alrededor de 1.100 puntos, hoy está alrededor de 1.800, los niveles más altos en muchísimo tiempo. Eso indica la desconfianza de los fondos de inversión, de los bancos de inversión, de los que timbean en el mercado, pero también el pesimismo con respecto al acuerdo con el Fondo.

Leía en los últimos días una nota de Marcelo Falak en el portal Letra P, donde hablaba que de una ronda de consultas con actores del mercado lo que surge es que todos se preguntan si la
vicepresidenta avala o no avala hoy el rumbo del gobierno. Las negociaciones, las tratativas de algunos funcionarios como Jorge Argüello, como Gustavo Béliz, como el propio Martín Guzmán por tratar de llegar a un acuerdo con el Fondo que, de todas maneras, se haga o no se haga, va a implicar una nueva dosis de sacrificio. Va a representar reducción del déficit fiscal y hay que ver dónde recortan porque ya no hay mucho para recortar. Seguramente subsidios, obra pública. Luego, como siempre, el reclamo del Fondo por recortar los gastos del sistema previsional.

La pregunta que se hacen algunos actores del mercado, decía Falak en esta nota, es qué quiere decir hoy el silencio de Cristina. Cristina Fernández de Kirchner que después de las PASO generó una eclosión con la renuncia de los funcionarios que le respondían, pero que finalmente se quedaron todos, y con la carta en la que denunciaba el ajuste del propio gobierno del que forma parte. Ahora guarda silencio. Nada más profundo que este contraste, entre la Cristina post PASO que hizo volar todo por los aires, la sobreactuación de la unidad dentro del propio Frente de Todos y esta Cristina de hoy que se mantiene en silencio.

Por eso la pregunta que se hacen algunos especuladores en el mercado es por si Argentina acuerda o no acuerda con el Fondo, o si entra en cesación de pagos con el organismo de crédito. La deuda como muchas veces lo dijimos acá es impagable, 44 mil millones de dólares que dejó Macri y que vencen en los próximos dos años en su mayor parte. Si hay acuerdo, no hay acuerdo con el Fondo; si Cristina acompaña o no acompaña el rumbo de Martín Guzmán, un ministro que sobrevivió a las PASO, a las generales y que ahora dicen volvió a charlar con Cristina. Más allá de que el hijo de la vicepresidenta, Máximo Kirchner y Sergio Massa lo cuestionan muchísimo al Ministro de Economía y piden un recambio también en el área. Hoy pareciera ser que Guzmán tiene una vida más, por lo menos para cerrar o no el acuerdo con el Fondo.

Es un silencio que uno puede decir que es estratégico de la vicepresidenta. No se sabe hacia dónde va a salir. Si va a acompañar ese acuerdo, si es que finalmente llega. O si va a tomar distancia por la implicancia de un ajuste mucho más profundo, que además complique las chances de sobrevida del gobierno. El Presidente también hoy con un perfil bajo, con apariciones muy precisas en algunas
oportunidades. Pero este experimento del Frente de Todos lo sigue acompañando.

Dos años después, la misma pregunta: ¿quién conduce el gobierno? ¿Quién es el que toma las
decisiones? Dos años después de la asunción de Alberto Fernández, cuando ya los vencimientos con el Fondo se vienen encima. Después de dos años de una estrategia de acercamiento con el organismo, en los que se habló de “un nuevo Fondo” pero finalmente vemos que es el mismo de siempre. Se convirtió en calabaza en el último tiempo. Cada vez hay menos tiempo. La pregunta que se hacen dentro y fuera del país, que se hacen algunos incluso intendentes del propio Frente de Todos, es quién conduce, quién está a cargo de la administración del Frente de Todos para lo que viene, y si las decisiones que se tomen las van a compartir todos en la cúpula del gobierno.

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