Fuera de Tiempo con Myriam Bregman

La abogada, dirigente del FIT y legisladora porteña Myriam Bregman conversó con Diego Genoud sobre el reclamo de los trabajadores de la salud en la Ciudad, el impuesto a los ricos, la reforma previsional, el lawfare y la legalización del aborto.

“La confianza de los de abajo”. Editorial de 19/12/2020 en FM Milenium.

Cierra el año y las muertes por la pandemia no ceden. Más de 40 mil vidas se cobró el Covid en la Argentina, un número que no termina de sorprender. Y se mantiene la incertidumbre respecto a un rebrote en el AMBA. Alberto Fernández está pendiente de la información que viene desde Moscú sobre la vacuna rusa, esa salvación que espera. Busca traer alguna certidumbre en este contexto incierto y se ve claramente a un gobierno que improvisa en busca de una respuesta al esquema social que muchas veces ilustramos en este programa.

Los datos del INDEC muestran el cuadro social de esta Argentina a fines de 2020. La inflación fue 3,2% en noviembre, un poco menos que en octubre pero el dato muestra que los precios no ceden y que ingresan otra vez en una escala ascendente. 30% de inflación en el año. Se supone que la anual será cercana a 35% y la pregunta es: ¿cuántos en la Argentina lograron en este año un aumento en el orden del 35%? Seguramente son muy pocos, un grupo muy restringido. Los ingresos corren desde atrás por tercer año consecutivo. La inflación de 35% es poco al lado del 53% que dejó Macri en su último año pero también es mucho si se tiene en cuenta que los precios estuvieron congelados gran parte de este año.

Ahora vienen aumentos de tarifas, de naftas, de precios en general. Todo lo que pega en la vida cotidiana de los que viven con un ingreso en pesos. Para no caer en una situación de pobreza, una familia formada por dos adultos y dos menores, que no paga alquiler, tiene que tener ingresos mensuales de $51.775. Estos números explican, en parte, que hoy hay en el país unos 20 millones de pobres según los números de la UCA. Eso explica también el cuadro general de desocupación que hoy está en 11,7%. Una desocupación que vuelve a ser un problema como no lo era hace muchísimo tiempo. Hay que remontarse a los primeros años de la década del 2000 para encontrar cifras similares. 

Por eso las preguntas son:  ¿cómo van a pegar todos esos aumentos que se vienen -en alimentos, en tarifas, en naftas- en el continente de pobres que deja la pandemia. ¿Alcanza el operativo de contención del Gobierno para este fin de año? ¿Cómo impacta el fin del IFE, que llegaba a 9 millones de personas, en lo que están en el borde? ¿Aumenta la pobreza o se cumple la tesis del Gobierno de una recuperación fuerte que permite que 9 millones de personas recuperen los ingresos a una velocidad que les permita suplir lo que recibían del Estado? ¿Qué está pasando ahí abajo donde nunca sobra nada? ¿Hay capacidad para brindar después de los años traumáticos de Macri, de la pandemia y del primer año de Fernández?

El mapa precario de los que viven en el borde coincide con otros signos, signos de recuperación que también está mostrando la economía levemente. Son esos signos los que entusiasman al gobierno. Una economía que cayó 10% según el INDEC en el tercer trimestre del año pero que se recuperó en ese tiempo con respecto al segundo, que cayó 12%. Estamos hablando de una recuperación respecto a los peores meses de pandemia. No sólo la actividad económica muestra algunos números de recuperación, sino también la industria. La capacidad instalada de la industria llegó en octubre al nivel más alto de todo el año: 61,8% estuvieron en funcionamiento, 20 puntos porcentuales por encima del peor mes de la pandemia.

El gobierno tiene elementos para decir que se está saliendo del pozo pero esos números coinciden con los de desempleo, los de pobreza, los de inflación. También crece el número de gente con miedo a perder el empleo. Por eso todo el cuadro de los asalariados es un cuadro de precarización que el gobierno dice que se va a revertir. ¿Qué magnitud puede tener la recuperación para un mosaico que viene tan lastimado? Llegan los últimos días de diciembre y va a ser un brindis difícil. Un referente de los movimientos sociales me decía el otro día: “Estructuralmente está todo roto”. Hay un operativo importante de contención, la AUH, la tarjeta Alimentar, los planes de empleo, pero todo eso se da en un cuadro donde todo está, como me dijeron, estructuralmente roto, lastimado hasta una profundidad que no conocemos. 

Los motivos para un brindis dependen de lo que le toca vivir a cada uno, de la expectativa y de la confianza que tenga cada uno en que este cuadro se pueda revertir. No estamos hablando de la confianza de los mercados ni de los inversores, de la que tantas veces se habla como medida para el éxito, sino de los que viven al límite, muchas veces bajo la línea de la pobreza y son la base irreductible de Cristina Fernández. ¿Es posible una recuperación como la que está viendo el gobierno? El oficialismo fue votado para encender la economía pero no pudo hacer mucho para eso en el año de la pandemia. La realidad fue muy distinta tanto para ellos como para sus votantes. 

En esta crisis, el gobierno tenía, según el presidente, una oportunidad para no volver a la normalidad, para reducir la desigualdad, pero terminamos este año con más desigualdad. Esa oportunidad de la que hablaba Alberto Fernández no se pudo aprovechar o no hubo margen para hacerlo. Lo que veía Alberto como una oportunidad es una oportunidad que se perdió y que queda pendiente. Lo más importante en los días que quedan tal vez tenga que ver con eso: con la fe de los de abajo. Con la confianza de que los Fernández van a poder sortear el ajuste, el manual del Fondo. La confianza de los de abajo de que peor no se puede estar, en que algo mejor tiene que haber. De eso depende en parte el futuro del gobierno de los Fernández. 

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