Fuera de Tiempo con Olga Riutort

Olga Riutort, precandidata a diputada nacional por el Frente de Todos en Córdoba, conversó con Diego Genoud acerca de la situación social en Córdoba y la relación entre el peronismo nacional y el cordobesismo que conduce Schiaretti.

También estuvo en el programa Francisco Cantamutto, docente e investigador de la Universidad Nacional del Sur Bahía Blanca e integrante de Economía Crítica, y charló sobre la falta de dólares, la salida exportadora y los puntos de intersección entre la ortodoxia y el neodesarrollismo.

“Lo que pueden y no pueden los movimientos sociales”. Editorial de 7/8/2021 en FM Milenium.

Semana importante para el Frente de Todos porque ingresa en la recta final de esta campaña electoral. Empiezan a definirse las estrategias, tanto del gobierno como de la oposición. En un contexto en el que la vacunación crece. Como dice Santiago Cafiero, el 77% de los mayores de 18 años están vacunados. Pero, al mismo tiempo, hay retrasos con la segunda dosis. El anuncio del
gobierno para combinar vacunas delata la dificultad con la llegada del segundo componente de la Sputnik. Se suma la amenaza de la variante Delta. La postal anticipada que viene siempre desde los
países de Europa o Estados Unidos que preocupa en algunas oficinas gubernamentales.

Ese contexto con un país que ya cuenta casi 110 mil muertos. Y la discusión, tanto del gobierno como dentro de la oposición, donde se está dirimiendo el liderazgo post Macri, es cuál es el mejor vehículo para dejarlo atrás. Es algo que le interesa no solo a la dirigencia política de la oposición, sino a gran parte del poder económico en Argentina.

Mientras eso se discute, el gobierno avanza hacia un acuerdo con el Fondo. Habrá que ver cuándo
llega, si antes o después de las elecciones de noviembre. Pero, sin dudas, Martín Guzmán, ahora revalidado, respaldado por la propia Cristina, empieza a trabajar en ese acuerdo para evitar pagar toda la deuda que tenemos en este año, alrededor de 3.900 millones de dólares, con los fondos que acaba de anunciar el Fondo Monetario Internacional va a enviar en conceptos de derechos especiales de giro. Son 4.300 millones de dólares, un regalo del cielo, de los cuales la mayor parte va a ir a pagarle al Fondo. El gobierno la usa, Cristina lo anunció hace dos semanas, para pagarle al Fondo. Lo que discute Guzmán es qué va a pasar con esa segunda cuota de 1.800 millones de dólares que vencen en diciembre. Por ahí van los carriles centrales de esta discusión, entre la vacunación, el acuerdo con el Fondo y el debate a nivel de la política.

Pero esta semana y la que viene, deja también como un elemento central: el rol de los movimientos sociales que forman parte del Frente de Todos. Estamos hablando del Movimiento Evita, de Barrios de Pie, la CTEP, la organización donde pesa fuerte Juan Grabois. Esos movimientos sociales, que apoyan a los Fernández, y que salieron relegados del cierre de listas que armó el Frente de Todos, con muy pocos lugares. El primer lugar en la lista de candidatos a diputados nacionales es para
Daniel Menéndez, que está 16 en esa boleta
. Es probable que ingrese pero sería el único representante de los movimientos sociales en la boleta del oficialismo. ¿Por qué pasa eso? Es algo que muchos se preguntan y no encuentran una respuesta, porque los movimientos sociales tienen un protagonismo formidable. Si uno mira movilizaciones como la de este 7 de agosto a San Cayetano, otra vez a pedir trabajo. Un despliegue importante, una movilización que, además de la gente, representa a una parte muy grande de la sociedad que son los trabajadores informales, los precarios. Los que se cayeron hace rato de la formalidad laboral y que en muchos casos tienen empleos de subsistencia.

Los movimientos sociales alineados con el gobierno representan a esos sectores que además son
los más golpeados por la pandemia. Si los que tenían un empleo registrado en el sector privado lograron, en su mayoría, conservar el empleo. Lo mismo que los empleados estatales, que lo pagaron con caída del salario real. El contraste está entre los trabajadores precarios, muchas veces vendedores ambulantes, informales que se inventan su propio empleo de subsistencia y que
están representados por estas organizaciones sociales. ¿Por qué no tienen lugar en las listas? ¿Por qué a la hora de traducir esa capacidad de movilización que expresan en la calle, no logran lo que se proponen? Es una materia de debate, incluso dentro del Frente de Todos. Movimientos sociales protagonistas por los cierres de listas que los dejaron muy mal parados o que los dejaron con mucho menos de lo que esperaban en todos los casos; protagonistas por esta movilización a San Cayetano; y también por lo que se viene en el Ministerio de Desarrollo Social donde va a asumir Juan Zabaleta.

Se va Daniel Arroyo, un ministro que había ocupado un cargo en un ministerio loteado entre La
Cámpora, entre el Movimiento Evita, entre Barrios de Pie. Se va Arroyo pero el ministerio sigue conteniendo en su interior a las distintas versiones del Frente de Todos. El gobierno, en este laberinto en el que está muchas veces encerrado, a la hora de avanzar en las elecciones, decide inyectar fondos a los sectores más postergados. De acá hasta el 14 de noviembre, seguramente se va a vivir una inyección de fondos que el Estado nacional distribuye entre los sectores más vulnerables, después de un primer semestre de ajuste muy fuerte, como el que comentamos en este espacio. No son datos únicamente que menciono yo. Sino que, la Oficina de Presupuesto del Congreso o consultoras como Analytica también hablan del fuerte recorte en el gasto social durante el primer semestre que cayó el 17% en términos reales. En contraste, con el aumento de los subsidios. Caía el gasto social, aumentaban los subsidios. Ese sistema de subsidios pro-ricos del que hablaba Martín Guzmán.

El gobierno, que durante el primer año a través de las decisiones o las guías de Martín Guzmán
hizo un profundo ajuste silencioso, ahora decide inyectar, según Analytica, casi un punto del PBI
.
Aumenta el gasto social, la obra pública, la transferencia de ingresos para tratar de contener la situación que se vive en los bordes, donde nada sobra, en una Argentina que se destaca por contraste con un continente convulsionado. Por eso, el rol de los movimientos sociales, el rol dentro y fuera del Frente de Todos. Porque además los movimientos sociales opositores al gobierno también crecen, también movilizan cada vez más y también crecen en cuanto a los recursos que pueden distribuir entre sus seguidores. Porque, según me decía un funcionario de Desarrollo Social, el gobierno va aflojando por goteo esos recursos para los sectores que movilizan en la calle y que demuestran su crecimiento a medida que crece la pobreza, la marginalidad y a medida que la inflación de los alimentos deteriora cada vez más los ingresos de gran parte de la población.

Por eso, la pregunta sobre los movimientos sociales dentro del gobierno es más que pertinente si
uno piensa hacia adelante. El Frente de Todos se dividen entre los que escuchan las demandas de los movimiento sociales, entre los que casi agradecen que formen parte de esta coalición, y los que los tratan casi como opositores, como representantes de una Argentina que solamente administra la pobreza. Esos discursos se escuchan, incluso hablando con funcionarios del propio gobierno, que a grabador apagado coinciden o parecen coincidir más con la mirada de Juntos o con la mirada de la oposición que con la mirada de los dirigentes de los movimientos sociales.

Hay que ver hacia dónde sale el Frente de Todos y qué lugar van a tener los movimientos sociales.
¿Es solo administrar la pobreza? ¿Es solo la tarea de dique de contención en los lugares donde nada sobra? Una tarea que también hacen los curas villeros, que hace la Iglesia. ¿O es también un sector que va a discutir hacia dónde va el Frente de Todos después del 14 de noviembre? Zabaleta asume y es un ex intendente que representa a los intendentes del conurbano bonaerense enfrentados históricamente con los movimientos sociales. Se pudo ver en Guernica el año pasado, donde justamente los intendentes eran los principales promotores de ese desalojo. Y los movimientos sociales quedaron en minoría, arrinconados. Axel Kicillof, el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires, Andrés “Cuervo” Larroque, terminaron ejecutando el plan que había diseñado la “liga de los intendentes del Frente de Todos” que reclamaba el desalojo. Zabaleta asume representando a esos intendentes en una confrontación histórica con los movimientos sociales pero también en una confrontación histórica con La Cámpora, que también tiene un rol importante dentro del Ministerio de Desarrollo Social.

La movilización de San Cayetano, el cierre de listas, la discusión por la orientación de un gobierno
que lleva la contradicción adentro, son parte de un debate que no se termina pese al cierre de listas. Y que demuestra, además, que gran parte de la población sigue al margen de la formalidad laboral. A ese sector, al que más sufrió la pandemia y el ajuste durante los años de Macri, representan los movimientos sociales. Pero no logran traducir ese poder de movilización, esa tarea de contención, en lugares institucionales o en los lugares institucionales que quisieran tener. Como me dijo esta semana un funcionario del oficialismo, que además es dirigente social o viene de los movimientos sociales, quedó claro que el “vandorismo social” no funciona. En el sentido de que esta idea de movilizar y negociar después con el gobierno lugares o recursos, incluso no sólo recursos entendidos en términos de planes, sino también el reclamo que desde hace tiempo viene haciendo el Movimiento Evita de darle más recurso al Potenciar Trabajo como forma de dejar atrás los planes sociales, darle más recursos a la salida laboral y menos a la Tarjeta Alimentar, que es transferencia de ingresos puro.

Todo ese debate sigue pendiente y los movimientos sociales, cuando salen a la calle, tanto los que
están con el gobierno como los que crecen en oposición de los Fernández, iluminan esa zona creciente de la informalidad laboral. Esa zona creciente, ese continente de pobres, de indigentes, que tiene como representación más o menos defectuosa a estos movimientos sociales. Y los tiene además en un país que, como me decía un funcionario, es un país roto. En ese país roto los movimientos sociales cumplen una tarea de contención y hasta algunos dirigentes de la oposición, como Ernesto Sanz, dicen “hay que agradecerles por la tarea que hacen”. Al contrario de lo que puede decir un votante de Cambiemos, parte de la dirigencia de la oposición, y lo hizo Macri en su gobierno que los tuvo como interlocutores predilectos, también ve que sin los movimientos sociales la situación social sería mucho peor.

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