Paula Abal Medina, socióloga, investigadora del CONICET y docente de IDAES-UNSAM, conversó con Diego Genoud acerca del aumento de la pobreza, la ampliación de la tarjeta alimentar y el debate dentro del gobierno con los movimientos sociales,
También estuvo en Fuera de Tiempo Héctor Torres, ex representante de la Argentina ante el FMI, y charló sobre la gira de Fernández y Guzmán por Europa, el acuerdo con el fondo y el peso de Kristalina Georgieva en la política del organismo de crédito que le entregó a Macri un préstamos de 44 mil millones de dólares.
“Guzmán tiene más apoyo afuera que adentro”. Editorial de 15/5/2021 en FM Milenium.
Por una semana, la expectativa política, el centro de la acción política se trasladó a Europa con el
viaje de Alberto Fernández, de Felipe Solá y del ministro de economía Martín Guzmán. Otra vez, el Gobierno argentino concentrado en la diplomacia de la deuda, como ya pasó en el 2020. En ese caso, la discusión era con los fondos de inversión: con BlackRock, con Templeton, con los acreedores privados, con Wall Street. Ahora la discusión es más complicada, porque es la discusión con el Fondo Monetario Internacional en plena campaña electoral.
Lo viste a Alberto Fernández reuniéndose con Emmanuel Macron, con Pedro Sánchez, con el primer
ministro de Portugal, con Kristalina Georgieva. Lo viste al ministro de economía Guzmán, muy cuestionado adentro del Frente de Todos, en reuniones con el Fondo, en un intento por conseguir un
acuerdo que le permita a la Argentina zafar del pliego largo de condiciones que pretende fijarle el
FMI.
Por un lado, discutiendo la sobretasa que paga la Argentina por haber tomado deuda de manera
demencial durante los años de Mauricio Macri. Por otro lado, un objetivo más ambicioso, que hoy parece muy lejano, que es el de un acuerdo a 20 años como el que quiere la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. Negociando con ese Fondo que tiene a Kristalina Georgieva como una nueva cara que se pretende más sensible, que contrasta con la de Christine Lagarde. Y que, además, es parte de un movimiento general donde el Fondo pretende lavarse la cara muy rápido después de haber sido actor central en el endeudamiento atroz durante los años de Mauricio Macri.
Allá, en Europa, en Francia, en España y, sobre todo, en el Vaticano lo viste otra vez a Guzmán rodeado de un seleccionado de galácticos. Algo que armó un obispo argentino que hace muchos
años, desde 1972, está en el Vaticano, que se llama Marcelo Sánchez Sorondo. Lo armó a pedido del Papa Francisco con Jeffrey Sachs, Joseph Stiglitz, el Premio Nobel de Economía mentor de Guzmán, con quien trabajaba en la Universidad de Columbia. Con ministros de Economía del primer mundo. En unas jornada que son casi un calco de las que ya organizó el Papa Francisco en 2020 a pedido de Guzmán. Un dato más que el Gobierno pretende que pase inadvertido. El Papa se reunió más tiempo, cincuenta minutos, con Martín Guzmán hace un mes y medio cuando estuvo a solas en el Vaticano, que el tiempo que le dispensó a Alberto Fernández. Como si Bergoglio estuviera hoy bancando más fuerte a Guzmán que al gobierno del Frente de Todos.
Lo que se ve en esta semana excepcional, donde la política o el centro de la gestión del Gobierno
argentino se mudó a Europa, es que Guzmán tiene mucho apoyo en el exterior. Obviamente, tiene
el apoyo de Joseph Stiglitz. Además, pareciera tener el apoyo o una interlocución inmejorable con el Fondo Monetario Internacional. Como si Guzmán fuera el Ministro preferido por Kristalina Georgieva para la Argentina en este momento. Y como si el Papa Francisco tuviera hoy una predilección por Guzmán y estuviera haciendo un esfuerzo adicional por sostener a Guzmán en su puesto, después de dos o tres semanas donde las críticas más furiosas para el Ministro de Economía surgieron del propio Frente de Todos. En especial, en la discusión por tarifas, donde quiso echar a un funcionario de tercer nivel y no lo pudo. Donde terminó diciendo “este Gobierno tiene un sistema de subsidios energéticos pro ricos y hay que cambiarlo”.
Después de eso, que no debe haber caído muy bien en el Instituto Patria o en la cercanía de la vicepresidenta, Guzmán se fue en este viaje con Alberto Fernández. El apoyo externo que tiene contrasta con las críticas que todavía recibe de parte de su propio gobierno, en un contexto muy difícil. Guzmán se equivocó bastante en las proyecciones que hizo para este año. Se equivocó cuando pensó que la pandemia y la segunda ola no iban a llegar con la violencia que están pegando hoy. Se equivocó cuando dijo que la inflación iba a ser del 29% en todo el año. Hoy, esa promesa, casi parece un chiste. Sobre todo, si uno mira los datos de inflación de este cuarto mes del año. Abril, 4,1%, con las tarifas pisadas porque todavía siguen congeladas, con el tipo de cambio bajo control. La inflación 4,1% en abril y 17,6% en el cuatrimestre.
En cuatro meses, Guzmán ya tuvo más de la mitad de la inflación que pretendía tener para todo el año, con los precios de los alimentos que vuelan. Eso dificulta muchísimo la sobrevida de gran parte de la población, genera el aumento de la pobreza, más allá del refuerzo extra de la Tarjeta Alimentar. Pero como dice Emilio Pérsico: “esto es pan para hoy y hambre para mañana”, si los alimentos tienen subas demenciales, como la carne, que aumentó 4,7% en el mes de abril. En el año son subas descomunales.
En doce meses, la inflación trepó a 46,3%. Sobre todo, potenciada por los alimentos y algunos sectores, como el textil, donde empresarios amigos del gobierno aprovecharon para remarcar sin
culpa y ningún tipo de consideración por una escala social en la que la mayor parte de la
población hoy ve cómo los ingresos están siendo pulverizados. Se licuan gastos permanentemente,
y eso es parte del ajuste que viene haciendo el Gobierno aunque no se quiera decir. La reducción
de las jubilaciones, la reducción del salario en esa carrera tan desigual con la inflación.
Cuando sale del país, Guzmán tiene una platea privilegiada, envidiable. Son pocos los ministros de
Economía que tienen en el exterior la posibilidad de armar una jornada como la que le armó Francisco a Guzmán en el Vaticano. Son pocos los que tienen la llegada directa que tiene Guzmán
a Stiglitz, a Francisco. En la Argentina, en el frente doméstico, ahí está la dificultad más importante para Guzmán. No previó que el gasto Covid iba a ser necesario, y erradicó el IFE y el ATP de un plumazo. Ahora se ve que eso no resulta. Porque no previó que la inflación iba a crecer y aumentar de la manera que está creciendo. Porque dijo que los salarios le iban a ganar a la inflación y hoy eso
parece un imposible, sino un chiste de mal gusto. Además porque pensó que iba a lograr un
acuerdo rápido con el Fondo Monetario Internacional sin condiciones para la Argentina. Eso está
todavía por verse, hasta qué punto el Fondo presiona o no presiona para imponerle a la Argentina
un programa de ajuste en el año electoral en el que el Frente de Todos se juega mucho.
Guzmán tiene una realidad adversa y tiene un debate a cielo abierto dentro del propio Gobierno
donde lo critican por ortodoxo y lo critican por fiscalista, por no tener en cuenta ese contexto social, una realidad de emergencia, de urgencia, con 19 millones de pobres y el 57% de los chicos bajo la línea de la pobreza. ¿Cuál es la fortaleza de Guzmán, en este contexto? Esa escena que viste esta semana en el exterior. ¿Cuál es otra de sus fortalezas? Que no tiene reemplazante, pareciera ser hoy en Argentina dentro del Frente de Todos. No hay alguien que pueda reemplazar a Guzmán en este tiempo que queda hasta las elecciones. Eso, por lo menos, parece ser o parecen decir los funcionarios del Gobierno. Aunque al mismo tiempo, muchos de los funcionarios, sobre todo los que están alineados con la vicepresidenta, dicen: “Guzmán tiene el boleto picado”.
Más allá del avión en el que el Presidente Alberto Fernández subió a periodistas para cubrir una gira con buenas noticias de fondo, lo más importante es la sobrevida de Guzmán. Hoy Guzmán tiene, como conclusión de esta semana, más apoyo afuera que adentro.
Foto de Abal Medina en portada: Juan Casas