Fuera de Tiempo con Rogelio Frigerio

El ex ministro del Interior y precandidato a diputado nacional Rogelio Frigerio conversó con Diego Genoud acerca del debate por las candidaturas en la oposición, los errores del gobierno de Macri y la encrucijada económica argentina.

También estuvo en el programa Julia Strada, directora del Banco Nación y directora del Centro de Economía Política Argentina (CEPA). Charló sobre la caída del salario real, el aumento de la inflación, la reapertura de paritarias y la cotización del dólar camino a las elecciones.

“Cristina y la felicidad perdida”. Editorial de 3/7/2021 en FM Milenium.

Semana de campaña electoral, ya plena, abierta. Apenas dos semanas faltan para que empiecen a cerrar las alianzas, las listas, para que empecemos a conocer el menú electoral de toda la clase política, de toda la dirigencia. Pero, sobre todo, el menú electoral que van a ofrecer el Frente de Todos, por un lado, y Juntos por el Cambio, por el otro. Dos espacios bastante consolidados, con muchas diferencias internas cada uno de ellos. Sin embargo, los dos representando hoy a una parte importante de la sociedad. Y los dos pensando en este 2021 como parte de la carrera más larga camino a 2023.

Por un lado, está la pandemia con todo lo que representa y significa, con todo lo que cuesta, con el impacto que tiene en la vida de la mayor parte de la población. 95 mil muertos ya está contando la Argentina, una cifra escalofriante. Lo repito cada semana porque, aunque nos vayamos acostumbrando, aunque estemos anestesiados, la verdad es que es un verdadero cataclismo el que provoca la pandemia. Pero el que provoca también en Argentina, que hoy está entre los países que tienen más muerto por millón de habitantes, entre los países que tienen un panorama muchas veces desolador. Y que, incluso, tienen una realidad más difícil que la del Brasil de Bolsonaro o la de México.

En ese contexto es que el gobierno avanza con el operativo de vacunación contra el Covid. Números de esta semana. En junio se alcanzó un nuevo récord de aplicaciones de vacunas: más de 8 millones 400 mil personas fueron inoculadas. También la llegada de vacunas marcó un récord en el mes: más de 8 millones 700 mil dosis. Comparado con los meses del inicio del año, cuando el gobierno estaba penando por la vacunación. Más allá de que todavía falta la segunda dosis a decenas de miles de personas que la están esperando, para los objetivos del gobierno el tema vacunación, y sobre todo para las perspectivas de Cristina Fernández de Kirchner que hoy es la
Jefa de Campaña del Frente de Todos, es una asignatura que se va resolviendo.

La vimos, esta semana, otra vez a la vicepresidenta en un acto con su candidato de cara al 2023. Cuando uno habla con la gente más cercana a Cristina, está claro que ya hay un precandidato de Cristina y que ese precandidato es Axel Kicillof, el gobernador bonaerense. Cristina, Kicillof, Martín Insaurralde en Lomas de Zamora. Tercera Sección electoral. Ahí donde Cristina, incluso en su peor momento, sacó una parva de votos. Una cantidad que envidiaba el propio oficialismo en esa época arrolladora de Juntos por el Cambio. La Tercera Sección electoral, el sur del conurbano bonaerense, ahí donde a Cristina las mayorías nunca la abandonaron o la acompañaron siempre.

El salario había crecido entre ese 2003 y ese 2015 un 1200%. Estábamos en un país donde teníamos el mejor Salario Mínimo Vital y Móvil, en dólares, de toda América Latina”, dijo la ex presidenta en el discurso que dio junto a Kicillof e Insaurralde. Son unos segundos nada más pero me parece que es central para entender qué se está jugando en esta campaña electoral.

Una definición de Cristina hablando del 2015, cuando la economía cristinista, la que manejaba Axel Kicillof, ya empezaba a hacer agua por distintos motivos. Ya había devaluad, la restricción externa ya le había pegado fuerte, la economía ya no crecía como en los años mágicos del primer kirchnerismo. Sin embargo, Cristina dice que el salario en dólares estaba entre los más altos de América Latina. Lo que no dijo la vicepresidenta, en ese acto en Loma de Zamora, es dónde está hoy el salario mínimo, vital y móvil.

En ese discurso en el que Cristina habla de que en 2015 éramos más felices que lo que vino después, y en ese después uno puede contar tanto a Macri como a este presente del Frente de Todos con Cristina como vicepresidenta. Con ese salario mínimo, vital y móvil, que había crecido 1.200% desde 2003 a 2015, cuando el consumo, marca del kirchnerismo, volaba. El consumo que siguió creciendo, incluso, con esa economía de la que hablo, la de los años finales del cristinismo que agonizaba. Había problemas, dijo Cristina en Lomas de Zamora. Pero después se multiplicaron y se agravaron hasta el infinito, cuando vino Macri. Y lo que más le preocupa a la vicepresidenta, al gobierno en general, es la deuda con el Fondo Monetario Internacional por 44 mil millones de dólares que contrajo Macri y quedó activada como una bomba de tiempo, como pesada herencia. Y que, como lo dijo Cristina, condiciona al gobierno a la hora de hacer política, a la hora de hacer lo que le gustaría hacer al cristinismo original, al de Cristina y Kicillof, al último cristinismo.

La vicepresidenta hablaba de que hoy el gobierno afronta una restricción sin precedentes por esa deuda de 44 mil millones de dólares. Por ese FMI que pasó de prestamista de última instancia a
acreedor privilegiado, que es lo que es hoy. Que está sentado, como varias veces comenté en este
espacio, a la mesa de las decisiones en Argentina aunque pocas veces se lo reconozca. Ahí está el
Fondo, siempre. Condicionando, incluso, las decisiones dentro del propio oficialismo. ¿Por qué con ese salario mínimo, vital y móvil, el más alto de América Latina, el Frente para la Victoria perdió las elecciones en 2015? ¿Por qué Macri fue posible, por qué le ganó a Daniel Scioli? Más allá de que Cristina en ese momento, como dice, era feliz. Más allá de la autocelebración que también fue una marca del kirchnerismo, a veces desligada de la realidad de las mayorías. ¿Por qué terminó ese ciclo en una derrota ajustada con el experimento de Macri? Eso solo, obviamente, es materia de discusión.

Cristina no lo explicó. Cada uno puede pensar por qué pese a ese salario mínimo, vital y móvil tan alto, y pese a que el consumo todavía activaba la economía, el peronismo perdió. Hoy la realidad es muy distinta. El salario mínimo, vital y móvil ya no está entre los más altos de América Latina sino entre los más bajos. Citaba hace poco un informe de la consultora EcoGo, medido en dólares al dólar oficial, no hablemos del dólar blue. Hoy el salario mínimo, vital y móvil de la Argentina está incluso por debajo del de Brasil y México. Pese a que se decidió en una mesa que se aumente en siete cuotas un 35%, que se va a terminar de cobrar en febrero de 2022, hoy todavía esa instancia, ese número, esa variable del salario mínimo, vital y móvil que Kirchner la utilizó para impulsar la economía, está en el quinto subsuelo. $25.920 está hoy el salario mínimo, vital y móvil en la Argentina cuando, según los números del INDEC, la canasta básica alimentaria, lo que hace falta para no caer en la indigencia, son $27.423.

Por eso, algunas figuras, o dirigentes, o economistas, o técnicos del Frente de Todos, dicen “un gobierno peronista, como se supone que es este, no puede tener un salario mínimo por debajo de
la línea de indigencia”. Habló ya Claudio Moroni de que se va a intentar aumentar. Hay que ver en cuántas cuotas. Pero es una referencia para entender lo que está pasando en esta realidad tan distinta de aquellos años felices de los que hablaba Cristina. Hoy, después de que los ingresos, las jubilaciones, los ingresos de los trabajadores registrados, los que están en blanco, cayeran durante los últimos dos años de Macri entre un 20 y un 25%, el salario sigue cayendo. Por la pandemia en el primer año del Frente de Todos. Por la inflación en este segundo año. Y si uno dice, cuánto hace que los salarios no le ganan a la inflación, la promesa de Martín Guzmán para este año, tiene que
remontarse quizás a ese 2017 en el que ganó Cambiemos las legislativas. Antes tiene que remontarse al 2015, antes al 2013. Si uno mira la película de 2013-2021, se va a encontrar con que ya son muchos años donde los ingresos vienen perdiendo. Por eso, también la recesión, una economía que no crece, el consumo en el quinto subsuelo.

Y la pregunta, el drama que enfrenta el Frente de Todos, y que enfrenta gran parte de la sociedad,
es cómo salir de ese laberinto, de esa trampa en la que está metida hoy la Argentina con el Fondo
Monetario sentado en la mesa de decisiones, reclamando por la suya
. Condicionando con un programa de ajuste que todavía, obviamente, el gobierno no toma como propio pero Martín Guzmán avanzó y muy fuerte en estos meses con la reducción del gasto Covid, con el ATP que no existió, con el IFE que no existió. Y con el ajuste sobre los ingresos, sobre los salarios que vienen perdiendo, y mucho, con respecto a la inflación.

Si la política, como dijo Cristina en ese acto donde se mezcló la realidad con el presente con la
nostalgia de aquellos años felices, es representar intereses, bueno, ¿quién representa hoy a los que vienen sufriendo esa larguísima temporada de ajuste? Está muy claro quién representa a los otros intereses, Juntos por el Cambio. Uno puede decir Espert, uno puede decir Milei, uno puede decir Manes. Uno puede decir las distintas versiones de Juntos por el Cambio representan otros intereses. Intereses más parecidos a la receta, los dogmas. La catequesis del poder económico, de los grandes grupos empresarios.

También hay una clase media aspiracional que se identifica con esos intereses aunque no sean los
beneficiarios de la transferencia de ingresos que generó Macri en favor de los sectores concentrados. Hay una porción de la sociedad que está identificada con el país que prometió Cambiemos, aunque no lo pudo llevar adelante y se incendiaron todas las promesas. El resto de la sociedad, un poco los que dudan, un poco los que van y vienen, y que van a definir la elección. Y otro poco los votantes naturales del Frente de Todos. ¿Quién representa a esos votantes naturales del Frente de Todos? Que son, paradójicamente, uno puede decir, las víctimas principales del ajuste bajo el gobierno de Alberto Fernández. Bajo el Gobierno de los Fernández. Más allá de la nostalgia, más allá de la autocelebración, más allá de los recuerdos de aquel tiempo en el que, según dice Cristina, que fuimos felices. ¿Quién los representa hoy? De esa pregunta va a surgir el resultado electoral de este test, el de 2021, donde el Frente de Todos va a una disputa en condiciones muy desfavorable por la pesada herencia, por la pandemia y por sus propias contradicciones.

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