Fake Terminator o el sacrificio inútil

Nota publicada en El Destape el 09/07/2024. Foto: Reuters.

Milei recluta conversos para el show de la gestión, los mercados no la ven y hasta el radicalismo se anima. El rol clave de Leila Gianni. La gran duda que penetra en los votantes moderados de LLA.

Veinticuatro horas antes de que Leila Gianni se cruzara con Juan Grabois en los pasillos de Comodoro Py, la abogada del Ministerio de Capital Humano había almorzado con Javier Milei. El intercambio de acusaciones que había comenzado en el segundo piso del edificio de los tribunales federales, durante la audiencia de la Sala II de la Cámara Federal, no fue parte de un desborde de la ex funcionaria de Juan Cabandié. El presidente la avala, como lo hace con todos los desertores que hoy se abrazan a su religión. Más que una exponente indisciplinada del megaministerio de Sandra Pettovello, Gianni es hoy el principal sostén de la ex periodista. En eso coinciden quienes conocen la dinámica interna del ministerio que tenía arrumbados en depósitos 5 millones de kilos de alimentos.

La subsecretaria de Legales de Capital Humano ingresa a la quinta de Olivos en forma frecuente y tiene con Milei una relación directa. En Casa Rosada, lo admiten: al presidente no le importa su historia política, solo se fija en su comportamiento actual y en la defensa enérgica que hace de su gobierno. Para el topo que vino a infiltrarse en el Estado con el objetivo de destruirlo, cada converso es una cucarda. 

Antes que darle a Mauricio Macri los lugares que reclamaba, los hermanos Milei convocaron a ex funcionarios del peronismo que son capaces de reciclarse sin culpa. Daniel Scioli es apenas el más visible. La casta es inmunda solo cuando obtura los delirios refundacionales del presidente. Aunque haya sido militante de La Cámpora y haya pasado de administración en administración, Milei ve en Gianni a una funcionaria que se le parece. Capaz de discutir en público en medio de un gobierno donde la mayoría de los ministros no hablan y se esconden o se acobardan, a Gianni se le atribuyen tantos vínculos que sorprenden. Ni siquiera en LN +, donde algunos le piden la renuncia, pueden estar seguros de que su ascendencia no penetre en el canal que el presidente siente como propio. 

Pettovello es la ministra preferida del presidente, lo conoce desde hace décadas y -según las planillas que el gobierno le entregó a Clarín- hasta pasó la noche en la residencia presidencial el día que Milei se mudó desde el hotel de Eduardo Elsztain. Pero la batalla que le encomendó el divulgador la sobrepasa. Tiene seis denuncias penales en su contra y en Capital Humano admiten que solo zafó de ir a una indagatoria porque la Justicia todavía no probó que parte de los alimentos que estaban en depósitos se habían vencido. Gianni, en cambio, va para adelante. “Si cae ella, cae el ministerio”, dicen en la sede de Juncal y Cerrito. 

Como Milei, el presidente que nació del odio al sistema político, Pettovello nunca se preparó para la función que hoy le toca. Sin antecedentes de gestión, concentra el 67% de los recursos del presupuesto nacional, es la cara de un gobierno que llevó la pobreza al 55% en apenas unos meses y tiene como misión principal ajustar sobre los más necesitados. 

Gianni, la abogada que hasta noviembre pasado rezaba por el triunfo de Sergio Massa, es la cara más aguerrida de Capital Humano y, según dicen en LLA, se cargó al hombro desde el comienzo la cruzada contra las organizaciones sociales que ordenó Milei. Hace tiempo que chocaba con Pablo De la Torre y le advertía a Pettovello que el peronista celeste de San Miguel buscaba construir un ministerio paralelo para recaudar y quedarse con su despacho. En diciembre pasado, Gianni llegó a Capital Humano de la mano del abogado Facundo Echenique. Pero había tenido un primer contacto con los paleolibertarios mucho antes, cuando conoció a Lucía Montenegro en el Club Miraflores del Bajo Flores, donde la legisladora practicaba kick boxing y Gianni acompañaba a su pareja Guido Veneziale, vinculado a los clubes de barrio en la ciudad.  

En el gobierno dicen que el lazo principal de Gianni era con el padre de la legisladora, Antonio Montenegro, un instructor de artes marciales identificado con los carapintadas y ligado a Alejandro Biondini y José Bonacci, el dirigente de ultraderecha que puso su partido a disposición de LLA en el debut electoral de Milei en 2021.

Si algo reconocen dentro y fuera del gobierno es que a la mejor ministra de la historia la excede por mucho la responsabilidad que asumió. Dicen que el ministerio es “inmanejable” y que el denunciado De la Torre concentró tanto poder porque no tenían a quien designar al frente. En el cuadro se mezclan el amateurismo y la improvisación con la ineficacia. 

Los partisanos del ajuste ya avisan que van a distribuir tarde lo que estaba arrumbado por orden de la Cámara Federal y no van a comprar ni un kilo más de yerba ni un litro más de leche. El gobierno estaba mal informado: el viceministro de Justicia, Sebastian Amerio, le hizo creer a Santiago Caputo que el fallo de la Sala II le iba dar la razón al gobierno. Por el trabajo de Gianni, Pettovello se convenció de que la fe que la unía a De la Torre no alcanzaba para ignorar el riesgo que corría y en su equipo repiten que los hermanos de San Miguel montaron un sistema recaudatorio para hacer política en el conurbano. 

Fake Terminator o rockstar de un caos organizado, Milei cambió las coordenadas de la política y concentra todas sus energías en actuar el papel de líder antisistema con apoyo popular. Pero la realidad desmiente la arenga del ajuste contra la casta y todavía hay que ver si el presidente es capaz de evitar el apocalipsis. Con una recesión salvaje que eleva la desocupación y una debilidad absoluta en el Congreso, a seis meses del inicio de su aventura de gobierno, el presidente empieza a generar interrogantes en sus aliados naturales. 

Milei atravesó su peor semana con todos los indicadores en rojo. La suba de los dólares paralelos y el riesgo país muestran que algo no anda bien: o la pulsión por los bonos de Luis Caputo genera inquietud en los fondos de inversión que quieren cobrar el vencimiento que viene el 9 de julio o el rumbo de un gobierno que no pudo todavía sancionar su primera ley potencia la sensación de que la inestabilidad de fondo no se alteró en lo más mínimo. 

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