Un mes que vale cuatro años

Nota publicada en La Política Online el 15/07/2023. Foto: Prensa Economía.

Massa festeja la inflación del 6% y el dólar delata la fragilidad de fondo. El mercado ve una apuesta sin riesgo en el país que viene después de las elecciones. La interna de Juntos se juega en los estudios de TV.

Para el gobierno en general y para Sergio Massa en particular, la semana había empezado de la mejor manera. La inauguración del gasoducto Néstor Kirchner en Salliqueló con toda la plana mayor del ex Frente de Todos y los elogios de Cristina Fernández al ministro de Economía daban cuenta de uno de los grandes activos que distinguen a Massa en el tablero de la política. Solo él puede unir detrás de su proyecto a la vicepresidenta y a una facción del poder económico. Aunque el intento de los colaboradores de Cristina y Massa -bajar a Alberto Fernández del acto y enviarlo a la estratosfera- fracasó, la imagen que proyectó el gobierno rindió sus frutos. El peronismo se presentó en un solo acto como gestor de obras estratégicas e interlocutor amable para los capitales que invierten en Vaca Muerta.

La desaceleración de la inflación, del 7,8% al 6%, desató la euforia en el ministerio de Economía porque dos meses seguidos a la baja se festejan como un campeonato. Incluso cuando, como en el juego de la oca, Massa regresa con esfuerzo al punto de partida que se había fijado en enero pasado, cuando el IPC también marcaba 6% y él afirmaba que ser ministro y candidato era inviable.

La atenuación del problema más grave que afecta a la enorme mayoría de la sociedad puede ser atribuida a distintas razones. El orden político que impuso el ministro en el oficialismo y los acuerdos sectoriales que ejecutó Economía, como dicen en el gobierno, o la caída de la actividad económica y la paz cambiaria que el Banco Central sostuvo hasta hace unos días, mientras se quemaban más de U$ 4500 millones de reservas.

La disparada del dólar blue, 27 pesos en una semana, y el aumento de la brecha -el talón de Aquiles de la economía- hasta el 97% funcionaron, a un mes de las PASO, como traumático ayudamemoria. Todo sigue atado con alfileres y la devaluación está en el horizonte.

El peronismo quisiera que el Fondo haga por Massa lo que hizo por Macri debido a la presión excepcional de Donald Trump. Violar los estatutos del organismo para otorgarle a Cambiemos un prestamo excepcional que representó en términos relativos 1227% la cuota de la Argentina y más que triplicó lo aceptado para los créditos Stand-By standard. Massa no pide tanto, apenas que le permitan usar los desembolsos que quedan pendientes para frenar al dólar paralelo y endeudarse así a la Argentina un poco más durante su campaña electoral. El obstaculo es que, según los calculos de los economistas de la oposición, el gobierno debía tener para esta altura un saldo positivo de 4 mil millones y tiene uno negativo muy pronunciado.

El acuerdo que el ministerio de Economía daba como un hecho hace tres meses, durante la reunión de primavera del Fondo en Washington, se demora más de la cuenta y pone en tensión la campaña de Unión por la Patria.

En un contexto en el que el gobierno acusa a la oposición de conspirar contra la patria, los agitadores del mercado amenazan con jugar sus cartas antes del 13 de agosto. Saben mejor que nadie que la batalla electoral se da sobre un fondo de fragilidad, donde consultoras como Ecolatina estiman que las reservas netas del Banco Central están en su mínimo histórico, 7000 millones de dólares en terreno negativo.

La fuerte caída de la actividad, 4,2% según el dato de abril que el INDEC difundió hace dos semanas, se debe sobre todo a la peor sequía de los últimos 70 años, pero también a la baja del consumo -porque salarios y jubilaciones se quedaron atrás- y al freno a las importaciones que impacta sobre sectores de la producción. Empresarios que se reunieron en la última semana con economistas del gobierno y la oposición sostienen que a la deuda que dejó Macri con el Fondo y a los vencimientos de la que renegoció Martín Guzmán hace 3 años, hay que sumarle por lo menos una o dos más. El sector privado que compra insumos importadores se declara otra vez endeudado porque se redujo el festival de dólares baratos con que algunos sectores de la industria se sobreestoquearon durante casi cuatro años.

No deja de ser sintomático: mientras se promociona la Argentina exportadora, no hay mejor negocio que importar. Lo admite un funcionario que conoce bien la ecuación. Una estimación indica que la deuda empresaria por importaciones -que ronda los 20 mil millones de dólares en tiempos normales- se duplicó en el último año. Nadie paga con lo que tiene: todos le piden al Estado. Minimizada en casi todas las mesas del poder, la otra deuda es la social.

La urgencia y la incertidumbre que, como hace cuatro años, vuelven a marcar con cal la cancha de la campaña presidencial contrastan con el optimismo de la clase dirigente. La élite que pregona por una gran coalición exportadora nos ve, una vez más, condenados al éxito. Es una mirada similar a la que envuelve a los fondos de inversión que posaron sus ojos en el fin del mundo. El mercado está viendo una fuerte asimetría entre el riesgo y el potencial, dice un empresario con intereses en un sector estratégico que habla desde el primer mundo. Gane quien gane, se supone, habrá un viento de cola impulsado desde afuera.

Diez años después de la estatización de YPF que decidió Cristina en una situación límite en la que le dio la conducción y el respaldo político a Miguel Galuccio, Vaca Muerta es percibida como un talismán dentro y fuera del país. Hoy según estimaciones de la industria, la meca del shale representa casi la mitad de lo que se produce en el terreno local en materia de petróleo (48%) y gas (45%). Las petroleras ven a la Argentina como un país estructuralmente exportador con posibilidades de corto plazo. Hoy exportan unos 150 mil barriles de petróleo al año y apuestan a llegar a los 500 mil en los próximos dos años.

Tan cierto como que el kirchnerismo ensayó la nacionalización trucha de la mano de una familia de banqueros -los Eskenazi- es que Macri despreciaba el rol de YPF y Vaca Muerta. El ingeniero tardó 28 meses hasta que en abril de 2018 hizo su primera visita a Loma Campana.

Hay quienes sostienen que fue Paolo Rocca el que convenció al ex presidente del potencial que existía en Neuquén. Tiene lógica: Techint aprovechó como nadie la política de subsidios del macrismo que diseñó Juan José Aranguren y se hizo grande en Fortín de Piedra. YPF mientras tanto cayó en todos los indicadores -inversión, producción, exploración- debido a la política de Miguel Angel Gutierrez, el trader que Macri designó en la petrolera de mayoría estatal. La alianza de Rocca con Macri terminó mal, con un juicio de la siderurgica al Estado que todavía continúa.

Con exportaciones del complejo agroindustrial aceitero que son este año un 50% más bajas que en 2022 y le dejan al estado un 57% menos en materia de recaudación que el año pasado, Vaca Muerta y el litio son los grandes atractivos para la economía exportadora. Política y negocios están intimamente ligados. De hecho, el impacto de la sequía también puede incidir este domingo en las elecciones de Santa Fe.

La cacería de opositores que despliega Gerardo Morales en Jujuy y denuncian sindicatos, organismos de derechos humanos y funcionarios del gobierno nacional se da en el marco de la explosión del litio, un recurso natural estratégico que genera especial atención en Washington. En septiembre de 2022, el compañero de fórmula de Horacio Rodríguez Larreta viajó a Washington junto con los gobernadores Raul Jalil de Catamarca y Gustavo Sáenz de Salta para reunirse con autoridades del Departamento de Estado y el Departamento de Energía de Estados Unidos. Allí aseguró que solo Jujuy exportaría este año unos 3.000 millones de dólares en litio y que con Catamarca y Salta producirían más de 300.000 toneladas de litio en el corto plazo. Lo que no dijo es que, a diferencia de los commodities como el petróleo y la soja, el litio no tiene en Argentina precio de referencia y las ganancias que genera dependen de los contratos que firman los gobernadores con gigantes de un poder formidable como Newco. El nombre es el resultado de la fusión de las dos compañías líderes de litio a nivel mundial, la estadounidense Livent y la australiana Allkem. NewCo tiene una valuación estimada de 10.600 millones de dólares, es la principal operadora del sector en el país y la quinta en el mercado global.

Para despejar lo que considera amenazas a la explotación de ese negocio, Morales sancionó su reforma constitucional exprés con el apoyo del PJ que lideró hasta el viernes el empresario y concesionario estatal Rubén Rivarola. Después de aprobar la reforma, el gobernador decidió empaquetar bajo la categoría sediciosos a todos los que se le oponen. Supone que eso lo habilita a avanzar con allanamientos, detenciones, apremios y la irrupción de la policía en la Universidad Nacional de Jujuy bajo lo que es considerado un régimen de excepción que en Casa Rosada definen como el rostro anticipado de lo que puede ser un eventual regreso de Juntos al gobierno nacional.

Enfrentado al gobernador Morales desde hace años, el senador Guillermo Snopek estuvo entre los pocos dirigentes del PJ que reclamó sin éxito una intervención del Poder Judicial de Jujuy. Snopek se lo pidió al presidente, a los ministros del gobierno que dialogan con Morales y también a la vicepresidenta, con quien mantuvo -hasta hace poco, al menos- una relación estrecha.

El senador jujeño estuvo el martes pasado en el Senado reunido con Cristina, un día antes de que fracasara la sesión en la que el oficialismo intentó evitar la jubilación de la jueza Ana María Figueroa, la titular de la cámara de casación que debía pronunciarse en causas como la de Hotesur. A Snopek lo vieron entrar al despacho de CFK varios empleados del Congreso, incluida la secretaria administrativa del Senado Luz “Luchi” Alonso. Su ausencia en la sesión no sorprendió a Cristina.

La división y los conflictos dentro del peronismo de Jujuy explican en parte cómo hizo Morales para gobernar casi sin oposición durante ocho años. El senador Oscar Parrilli habilitó dos listas de candidatos a diputados Unión por la Patria que estaban enfrentadas en Jujuy, una de Snopek y Carolina Moises, la otra de Leila Chaher y Alejandro Snopek -primo del senador- con apoyo de Massa y La Cámpora. Según parece, la del jujeño que no fue a la sesión no podrá competir colgada de la boleta de Massa y Agustín Rossi.

De histórica cercanía con el candidato a vice de Larreta, el ministro y candidato a presidente de UP no se pronunció hasta el momento sobre la situación en la provincia radical. En Jujuy, también tiene inversiones José Luis Manzano, uno de los dueños de Edenor que a principios de 2022 compró la minera Aguilar y tiene contacto estrecho con Morales. Manzano suele afirmar que la minería puede ser “la segunda soja” del país. Acaba de fundar en Mendoza la sociedad Litios del Oeste junto a su mano derecha en Integra Capital, Nicolas Mallo Huergo. Según un documento de Integra destinado a sus inversores que publicó la periodista Emilia Delfino, Manzano ya concentra 243.000 hectáreas en salares en Catamarca y Jujuy. Eso lo convierte en el principal jugador local en el negocio del litio.

La alianza de hierro de Cristina y Maximo Kirchner con Massa coincide con el tendal de heridos que dejó el cierre de listas en las filas del cristinismo histórico. La Cámpora

ya no es la organización monolítica que llegó a ser y la situación inédita a la que se enfrenta eleva la tensión entre antiguos aliados que hoy militan en distintos grupos y facciones. Sucede en todo el país y en diferentes estamentos.

Es un reacomodamiento político que convice datos preocupantes que difunde el INDEC. El nivel de informalidad del sector asalariado privado llegó al 42,2% en el primer trimestre de 2023. Es un aumento de sólo 0,6 % respecto al mismo período del año anterior, pero se trata casi 5 millones y medio de empleados que trabajan en la precariedad y no tienen ningún tipo de protección. La actualización de 34% en tres cuotas para el salario mínimo que se firmó en el ministerio de Trabajo viene a compensar un cuadro de fondo que describió el último informe del Centro CIFRA de la CTA. En junio, el salario mínimo se ubicó casi 36% abajo del promedio de 2015 y 14,4% abajo de diciembre de 2019. Con la suba de julio a 105.500 mil pesos, no logra todavía ubicarse en el nivel que registraba cuando Macri se fue.

Sobre ese terreno, se proponen crecer las candidaturas de Juan Grabois y Paula Abal Medina. Las encuestas que circulan en el gobierno muestran que el dirigente del MTE aparece bastante más arriba del 2% que le otorgaban los primeros estudios. De un total de 12 encuestas que circulan en el peronismo, hay tres que dan a Grabois mejor de lo que se preveía: Marketing y Estadística (11%), Giacobbe (9,6) y Clivajes (8,7%). El promedio general ronda los 5 puntos contra 23 o 24 de Massa y Agustín Rossi. En la oposición, afirman que la fórmula de Grabois puede dar una sorpresa, pero funcionara en definitiva como un tubo digestivo para el votante kirchnerista en las PASO.

Hasta el 13 de agosto al menos, Massa deberá combinar su rol de ministro con el perfil de un candidato en vías de kirchnerizarse lo máximo que pueda. Desde el 14 de agosto, en cambio, el manual le sugiere regresar en busca de los restos de la avenida del medio. Es la misma misión que debería emprender Patricia Bullrich, al otro lado de la polarización, si es que se confirma lo que sugieren algunos sondeos y Larreta sale derrotado. En el PRO, admiten que la interna de Juntos se juega hasta el 13A en los estudios de televisión de LN+ y TN.

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