Las señales que están ahí

Nota publicada en La Política Online el 22/07/2023.

Santa Fe y el Fondo complicaron la campaña de UP más de la cuenta. El salto a la política de Grabois, los pronósticos de Durán Barba y la invitación de Larreta a Macri para que se arrepienta.

En el búnker de Unión por la Patria, la semana post catástrofe en Santa Fe no resultó de lo más sencilla. Juan José Alvarez, el ex intendente de Hurlingham y ministro de Seguridad de Eduardo Duhalde quedó a cargo de poner orden en una campaña que los últimos resultados electorales y las noticias que llegan desde Washington confirman como cuesta arriba. Retirado hasta hace poco de la política activa, Alvarez tiene acceso a Cristina Fernández de Kirchner y será para Massa en campaña lo que fue Juan Manuel Olmos en la negociación entre las partes que lo ungió como candidato principal.

Alvarez fue el jefe de campaña de aquel Massa victorioso que como líder del antikirchnerismo arrasó en la provincia de Buenos Aires y se quedó con el 44% de los votos ante el entonces candidato de Cristina, Martin Insaurralde. Fue hace una década, casi una vida. En el medio, Massa perdió dos elecciones, puso a cargo de su campaña en 2015 nada menos que a Alberto Fernández y no volvió a competir como cabeza de lista.

Ahora, con el respaldo explícito de una vicepresidenta que lo secunda más de lo que muchos esperaban, el ministro de Economía y candidato decidió pedirle a su viejo amigo que le diera una mano en busca de reencontrarse con el éxito electoral. El ex intendente tiene una historia densa que parte aguas. Estuvo entre los blancos de Nestor Kirchner cuando trabajaba con Roberto Lavagna y terminó después muy cerca del ex presidente. Ahora Massa le encargó que lo represente en un comando en el que distintas tribus conviven sin mostrar, en todos los casos, el mismo compromiso de trabajo ni el mismo objetivo de corto plazo.

A las quejas del entorno del candidato por la cartelería que no arranca en distritos importantes, se le suman escenas como las del martes último cuando Juani Ustarroz recibió a Juan Grabois en Mercedes. El intendente del ex Frente de Todos es el hermano de crianza de Eduardo De Pedro, el designado jefe de campaña de Massa. La forma en que la candidatura del ministro del Interior fue sepultada, a último momento y sin aviso previo, generó en sectores que lo respaldan un malestar con Máximo y con Cristina que nunca habían experimentado.

El líder del MTE también hizo campaña con Axel Kicillof en Berisso. El gobernador no difundió la imagen con Grabois y si se encargó de publicar en su cuenta en las últimas horas tres fotos con Massa y un video del ministro. La confusión que envuelve a parte de la militancia histórica del kirchnerismo se agiganta con señales que hasta las PASO deberán ser toleradas por el ex intendente de Tigre. Grabois retiene votos que Unión por la Patria necesita, pero puede impedirle a Massa cumplir con su objetivo de salir primero el 13 de agosto como candidato individual.

En el micromundo de la dirigencia oficialista, algunos dicen que los únicos que están entusiasmados hoy son los que militan por el proyecto de Grabois. Con encuestas que le asignan porcentajes que van del 2 al 10% de los votos, el dirigente ligado al Papa Francisco ya ganó en más de un sentido. Encontró una oportunidad para ensayar su salto a la política en un contexto propicio, donde la sensibilidad progresista que el kirchnerismo llevó a lo más alto parece herida de muerte. 

La candidatura de Massa con apoyo de Maximo y Cristina le permite al dirigente social que se incorporó último al cristinismo tratar de capitalizar lo que sus antecesores intentaron de mil maneras y nunca lograron con ningún candidato. Eso explica tal vez que Emilio Pérsico diga que Grabois es su “hermano” pero tribute al primo Massa. 

En un marco de inflación interanual de 115% y números de la pobreza que van en ascenso, la opción por el massimo es abrazada no solo por la comandancia del Movimiento Evita sino también por el grupo de Barrios de Pie de Daniel Menendez y hasta por la Corriente Clasista Combativa de Juan Carlos Alderete. Si lo hacen por convicción o porque juegan a que Grabois no despegue demasiado en capital político y representatividad divide opiniones en el universo de la economía popular.

Una, dos y hasta tres décadas más joven que muchos de los dirigentes que hicieron el temprano pasaje de la protesta social al funcionariado, Grabois tiene la oportunidad de capitalizar lo que Cristina deja vacante. Massa acaba de contraponerle el respaldo de la dirigencia de la CGT que expresa no solo otra tradición política sino también otro universo, el de una formalidad laboral que hoy solo contempla a la mitad de los trabajadores.

El ministro y candidato está a cargo del gobierno y de la campaña en una instancia crucial y nada sencilla. Ceder a una devaluación más explícita ahora, como reclama el FMI, después de haberla evitado de todas las maneras posibles desde que asumió, no parece ir de la mano con las recetas del gurú catalán Antoni Gutiérrez Rubi. 

A las alertas que emite el dólar paralelo, la impaciencia creciente de un mercado que espera su oportunidad para una toma de ganancias adicional, la debilidad de las reservas del Banco Central y las difíciles negociaciones con un Fondo que, ahora se ve, de nuevo no tenía nada, se le agregó en las últimas semanas la sensación de que el rechazo a toda forma de peronismo empieza a sentirse de sur a norte. Massa tenía todo listo para viajar a cerrar el acuerdo que volvió a demorarse y todavía espera lograr antes del 13A. 

En Washington conocen la prédica de los economistas de la oposición que se quejan de las precisiones que les piden a ellos después de la aventura de Macri en el poder y reclaman en voz alta que alguien indague también en cuál es el plan económico de Massa para un eventual gobierno de UP.

La derrota de las distintas variantes del PJ en el tercer distrito electoral fue aplastante no sólo por la diferencia que el bloque opositor sacó a su favor sino porque en el peronismo no se salvó nadie y perdieron todos. Como candidato a diputado provincial, Omar Perotti retuvo la mitad de los votos que había obtenido en 2019 como candidato a gobernador. Lo mismo se vio con la suma de todos los candidatos a gobernador del peronismo, que quedaron muy lejos de los casi 700 mil votos que reunieron Perotti y María Eugenia Bielsa hace cuatro años.

“No estamos de moda, el viento sopla para otro lado y no hablar de la muerte no te convierte en inmortal”, dice un funcionario que está metido de lleno en la campaña y se queja de los que no quieren ver las señales que ofrece el camino. Se refiere a que los resultados de las últimas elecciones provinciales sugieren bastante más que expresiones acotadas a un distrito. Sin embargo, su mirada convive con la de otros que explican la derrota de San Luis por el ciclo finalmente agotado de los Rodríguez Saa y la de San Juan por la incidencia nociva de la Corte Suprema, le cargan la de Santa Fe exclusivamente a Perotti y ya se atajan del eventual resultado en Chaco con el argumento de que los medios macristas militan contra Jorge Capitanich en el caso del crimen de Cecilia Stryzowski.

La semana que viene, habrá una parada intermedia también muy importante para Massa, la que enfrentará al intendente de Comodoro Rivadavia Juan Pablo Luque con el senador PRO Ignacio “Nacho” Torres. Mariano Arcioni, un amigo con el que Massa estudió y hasta vivió, gobierna la provincia desde la muerte de Mario Das Neves pero no deja herederos. Luque, intendente de una ciudad que por su peso petrolero es comparada con un emirato y registra índices de pobreza más bajos que Rawson y Trelew, acaba de decir que no tiene “nada que ver con Arcioni”.

La victoria del frente opositor que le sacó 35 puntos de ventaja al peronismo tiene una onda expansiva inigualable. El gobierno de Perotti, que había generado grandes expectativas, terminó en una frustración generalizada. La política errática del gobernador en el enfrentamiento con el narco -debutó con Marcelo Sain y terminó con el gendarme Claudio Brilloni como ministro de Seguridad- coincide con el triunfo del ex ministro del área Maximiliano Pullaro (32,5%). A eso hay que sumar sin dudas el impacto de la peor sequía de los últimos 70 años en una zona clave del agronegocio. 

Con el apoyo de Massa y de Cristina, el senador Marcelo Lewandowski llegó apenas al 17,89 %. Sin embargo, en el extinto perottismo también piensan que la pelea de Alberto y CFK en Buenos Aires influyó para mal y subrayan la pobre performance del candidato de Agustin Rossi, Leandro Busatto, que obtuvo el 2,77% de los votos. Lo mismo puede decirse del camporista Marcos Cleri, que consiguió el 4% de las adhesiones.

Junto con la derrota del peronismo, el resultado de Santa Fe también impide la consolidación en la zona núcleo del ensayo que Perotti hizo con Juan Schiaretti de parir un PJ sojero con proyección nacional como reverso del kirchnerismo. Eso también se está revelando inviable y sugiere que, aún tras el desgaste de cuatro años fallidos, Unión por la Patria le irá a pedir una vez más al conurbano bonaerense los votos para compensar lo que en el resto del país asoma como rechazo mayoritario.

El contraste con la preocupación que se apoderó del oficialismo en los últimos días es el que se puede ver en el entorno de Horacio Rodriguez Larreta. Al lado del jefe de gobierno reconocen que respiran aliviados. “Ganó la política”, dicen. El porteño Larreta se siente vindicado como un candidato más federal que Patricia Bullrich. 

Bendecidos por los resultados de San Luis, San Juan y Santa Fe, en Uspallata afirman que las redes sociales y los canales de televisión que militan por Juntos expresan apenas una parte de la Argentina. Más aún, saborean un sabor a revancha. Piensan que con Carolina Losada no solo perdió Patricia Bullrich: también lo hicieron Mauricio Macri y el Círculo Rojo. 

Al servicio de Larreta y preparado para regresar a Buenos Aires para las últimas dos semanas de campaña, Jaime Durán Barba tiene elementos para volver a ser optimista. El consultor ecuatoriano dice que Bullrich y Larreta están muy parejos y la diferencia entre ellos se ubica en el margen de error. Pero también sostiene algo que el larretismo empieza a repetir como un mantra: que Javier Milei y Juan Grabois harán una mejor elección de la que anuncian muchas encuestas.

Larreta trabaja con un equipo de colaboradores que lidera Federico Di Benedetto, tiene a Edgardo Cenzón instalado en Buenos Aires de lunes a viernes y apuesta mucho a Diego Santilli. Piensa que el vicejefe de gobierno porteño puede arrasar a Néstor Grindetti, traccionar en las urnas y ser la llave de su victoria en la provincia de Buenos Aires.

Atento a las señales y después de haberse expuesto por demás en el apoyo a Bullrich, ahora Macri toma distancia de la ex ministra a la que le ofreció la oportunidad de su vida. El ánimo de Larreta está por estas horas tan arriba como para anunciar que. si gana la interna, va a reivindicar con más fuerza al ingeniero. 

Con la victoria de un Pullaro que quiere ser el primer radical en gobernar Santa Fe después de 60 años, se multiplicaron las palomas en el cielo del posmacrismo. El triunfo anima a Martin Lousteau a pelear contra Jorge Macri y le permite a Rodrigo De Loredo arribar en inmejorable posición a los comicios de este domingo en la ciudad de Córdoba. Pero sobre todo el resultado de las PASO en el tercer distrito electoral fortalece a una nueva generación de radicales que parece haber logrado lo imposible: reconciliar a la UCR con el poder.

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