Fuera de Tiempo con Gabriel Di Meglio

Gabriel Di Meglio, doctor en Historia, investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas en el Instituto Ravignani de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, director del Museo Histórico Nacional, conversó con Diego Genoud sobre la figura de Juan Bautista Alberdi, las clases populares y Javier Milei.

“La rara simbiosis de Caputo y Milei”. Editorial 9 de noviembre en Radio con Vos.

Con una oposición a medida, que le encanta tener a Javier Milei sobre las ruinas del sistema político, se ve al gobierno. Con el presidente en primera fila, en el centro de la escena. 

Esta oposición está dividida, por un lado, en una facción colaboracionista, en disponibilidad, que le discute las comas y no se anima a las cuestiones de fondo. Y, por otro lado, hay una oposición más frontal, que está en muchos casos invalidada para discutir con Milei porque acaba de perder las elecciones hace no tanto tiempo. Cuatro o cinco meses puede ser mucho, pero es el antecedente reciente de elecciones que demostraron que el peronismo está en una dificultad para hablar sobre Milei y el presente. Algo que le permite al gobierno capturar el centro de la escena en el terreno político.

Lo que está pendiente, lo que sigue siendo un problema sin solución, es la economía. Ahí el Gobierno sigue haciendo agua, atando todo con alambre. Hay una recesión brutal. Hay una caída de los ingresos muy profunda. La inflación desacelera, pero no tanto como quisieran. Ahí, en el centro de esta cuestión vital para el futuro del presidente, está la relación de Milei con su ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo. 

Caputo es un trader, alguien que fue empleado de J.P. Morgan, de Deutsche Bank, que trabajó siempre para el sector financiero y que llegó al gobierno, contra lo que muchos suponen o decían, no de la mano de Mauricio Macri sino a raíz de en una negociación personal entre Milei y Caputo. 

Tiene muy poco que ver el ministro de Economía con el presidente. El libertario es una figura ligada al mundo académico, un teórico hasta que llegó por el voto popular a la Casa Rosada. Alguien que trabajó para las empresas, que fue economista jefe de Eduardo Eurnekián pero que no se había cruzado en la previa del último 10 de diciembre con Caputo. Ni habían trabajado juntos, ni siquiera habían tenido coincidencias. Al contrario. Milei lo responsabilizaba a Caputo del desastre de la gestión de Macri.

Hoy Milei y Caputo parecen ser lo mismo. Algunos, como Marina dal Poggetto, dicen que Milei tiene un grado de pragmatismo que sorprende porque en el medio del “ajuste más grande de la historia de la humanidad”, como le gusta decir al mandatario, hay decisiones que lo preceden que Milei mantiene. El control de cambios, que le permite al gobierno recaudar a través del impuesto PAIS. Una de las fuentes principales de recaudación del Gobierno en medio de la recesión, del derrumbe, de la recaudación por el IVA, de los impuestos al consumo. También es un gobierno que mantiene las retenciones. Pero no solo las mantiene, sino que en muchos casos las aumentó. Hay un Milei pragmático, piensan algunos, pero que al mismo tiempo ejecuta un programa de ajuste violento sobre sectores de menores ingresos y, en especial, sobre la clase media. 

Es la economía lo que está sin resolver, con un ajuste muy violento, con una licuación de ingresos muy violenta pero con grandes signos de interrogación hacia adelante sobre cómo va a seguir Javier Milei en este momento.

El gobierno está esperando que el campo, el agronegocio, avance con la liquidación de la cosecha. Necesita dólares como ya le pasó al Frente de Todos, como ya le pasó a Macri, lo que confirma que la restricción externa sigue siendo un problema.

Milei muestra una recuperación de las reservas pero es porque el gobierno decidió no entregar dólares a los importadores. Hay un derrumbe de las importaciones producto de la recesión y producto de que el gobierno se sentó sobre esos dólares, decidió no entregarlos. Acumula así una deuda con ese sector. Por eso, las reservas que el gobierno acumula son pan para hoy y hambre, o deuda, para mañana. 

Hoy por hoy una de las cuestiones centrales es la relación de Milei con Caputo, ministro que fue noticia en las últimas horas porque salió a cuestionar a las prepagas muy fuertemente, alegando que le están declarando la guerra a la clase media. Muchos de los que dialogan con Caputo dicen que el ministro está enamorado del programa de Milei porque, como él mismo dijo el día que anunció la devaluación de 118%, las ideas que el libertario representa y trata de llevar a la práctica desde el poder, antes eran acompañadas por el 5% de la población. En noviembre y en diciembre, en cambio, las acompañó el 56% de la población. 

¿Cuánto de ese apoyo queda todavía? No está claro. Pero sí hay un Caputo enamorado de Milei, tanto que muchos exmacristas dicen que “Toto” es un converso porque hace por Milei lo que no estuvo dispuesto a hacer por Macri. Y tiene una segunda oportunidad que no muchos ex funcionarios del macrismo no tienen. Caputo sale a cuestionar a las prepagas diciendo que le están declarando la guerra a la clase media cuando en realidad es el propio Gobierno el que se la declara.

Pero hay sí de fondo, más allá de lo que el gobierno vaya a ser, de lo que Caputo vaya a ser o no para defender los ingresos de la clase media, una preocupación que se nota en el ministro de Economía y que probablemente lo excede, y también afecta al presidente: la inflación no está bajando tan rápido como quisieran.

Los datos de las últimas horas de la Dirección de Estadísticas de la Ciudad de Buenos Aires marcan que la inflación desacelera pero no tan rápido. Caputo anunció una inflación del 10% para el mes de marzo. Si uno mira la inflación de la Ciudad de Buenos Aires, se encuentra con que está en 13,2% —con un 285% en el último año. Hay una desaceleración porque en la Ciudad la inflación había sido de 14,1% pero es una desaceleración menor a un punto. Veremos de cuánto es la cifra que difunde el INDEC la semana que viene.

Caputo sale muy fuerte contra las prepagas aunque lo hace tarde y mal, como me decía un economista que lo conoce bastante. Tarde y mal porque fue el mismo gobierno el que dio vía libre a los aumentos en todos los rubros, alimenticias, petroleras, supermercados.

Ahora se lo ve a un Caputo muy preocupado por el tema de la inflación, enfrentándose a las prepagas como antes lo había hecho con los supermercados o las petroleras en reuniones más o menos discretas. El ministro trata de volver sobre sus pasos. ¿Es el Gobierno o es Caputo el que está preocupado porque las cosas no están saliendo como quieren?

Ahora mismo viene un tarifazo monstruoso que va a impactar, sobre todo, en la clase media. El tarifazo del gas. Caputo lo había postergado en marzo, junto a los aumentos en el transporte, pero ahora viene y ya empieza a impactar. Casi que hacen empequeñecer los aumentos de tarifas de la era Macri.

Aumento de 1.000%, dicen algunos consultores como Julián Rojo. Es una violenta transferencia de ingresos, un mazazo sobre la clase media que Caputo dice defender. Y también una especie de tiro en el pie. Esa clase media ¿hasta cuándo puede adherir a Milei, soportar una realidad donde cada día se tiene que ajustar más y más? Conocemos historias de gente que está abandonando la prepaga para volver al sector público, a atenderse en el hospital que está desfinanciado por el propio Gobierno de Milei.

Pero la preocupación está y uno se pregunta si Caputo comparte este tarifazo que decidió Milei, que decidió el secretario de Energía Eduardo Rodríguez Chirillo, o lo hubiera postergado un poco más. Ahí está la pregunta, en la relación entre Milei y Caputo.

Mientras tanto hay fiesta en los mercados. Los bonos de la Argentina, de la deuda argentina, suben, y baja el riesgo país como hacía mucho no bajaba, y el dólar está por debajo de los $1.000. Hay una fiesta de los fondos de inversión, de los amigos de Caputo, que contrasta con la economía real y sus problemas reales —como la inflación. Por eso, insisto. ¿Comparte Caputo este tarifazo en el gas del 1000% o lo hubiera postergado para tratar de tener mejores resultados en la inflación? 

Este mazazo deja, además, a sectores beneficiados, como siempre. ¿Quiénes son los ganadores de este tarifazo del gas? Lo mencionaba en una nota que escribí en los últimos días. En distribución de gas, quienes llevan el gas a los usuarios residenciales, la empresa Camuzzi Gas Pampeana, Camuzzi Gas del Sur. Le puede decir poco, sobre todo, a los clientes del AMBA, pero es una empresa que hoy es la mayor distribuidora de gas del país y que tiene como accionista principal al empresario Alejandro Macfarlane. Íntimo amigo de Macri, se quedó con la empresa en el 2017. Tambien es socio de Marcos Galperin. El otro gran ganador del masazo es MetroGAS, que tiene como accionista principal a YPF pero también tiene a la sociedad Vila-Manzano adentro. 

También, y me lo decía un consultor que conoce muy bien el sector, las transportadoras de gas ganan con este tarifazo brutal sobre la clase media. Hay dos grandes transportadoras de gas: Gas del Norte, propiedad del Grupo Techint de Paolo Rocca, y Gas del Sur, propiedad de otro empresario muy importante, emblemático, que en todas las etapas de los últimos gobiernos siempre apareció beneficiado y creciendo, Marcelo Mindlin, dueño de Pampa Energía. Está asociado ahí con un brasileño multimillonario, Edmond Safra, y con la familia del actual embajador en Francia, Ian Sielecki. Una familia ligada al mundo de los laboratorios pero también con acciones en el mundo de la energía, como en Transportadora de Gas del Sur.

No es neutral este tarifazo. Tampoco gratis. No todos pierden, sino que hay empresarios con intereses en sectores estratégicos que se están beneficiando. El problema es la economía real que pega en la industria, en los comercios, que en muchos casos no van a poder hacer frente a los aumentos de tarifas durante el invierno. 

En este panorama de contraste entre la fiesta de los mercados y el velorio de la economía real, ¿hasta cuando la relación entre Caputo y Milei va a ser tan armónica? 

Hay también otro indicador muy fuerte, de uno de los sectores que está perdiendo y mucho con Milei: el Índice Construya, muy tenido en cuenta en la industria de la construcción. La venta de materiales para la construcción cayó 11,2% en marzo y 40% en relación al mismo mes del año 2023. En lo que va del año, la venta de materiales para la construcción cayó 31,6%, caída explicada también por el freno de la obra pública. De esas dimensiones es la recesión de la que hablamos. Es una recesión que el propio Domingo Cavallo define como una recesión profunda. Incluso para gente como Cavallo, al gobierno de Milei y a la gestión de Caputo, se le está yendo la mano con esta recesión tan violenta. 

Hay en el tablero de Javier Milei varias luces en rojo encendidas, más allá de que el gobierno suele viralizar los datos del superávit primario, de la acumulación de reservas que, como decía al inicio, es pan para hoy y hambre para mañana. Suelen viralizar los datos de que cae la cotización del dólar paralelo, de que se reduce la brecha. Pero en la economía real todo está crujiendo. Millones de personas están sufriendo. 

Se sabe lo que decía el Milei panelista de Caputo durante la gestión de Macri: “lo sacaron a Sturzenegger, Caputo se fumó más de 15.000 millones de dólares de reserva irresponsablemente”. Hoy, por supuesto, el Milei presidente dice otra cosa. Sabemos que es capaz de decir cosas antagónicas sobre el mismo protagonista, sobre el mismo tema, con la misma vehemencia. El antecedente está.

Hay que ver si el enamoramiento es recíproco, en el caso de Milei, o si también comparte algunas de las críticas que hacen algunos de los tótems del liberalismo en la Argentina como Domingo Cavallo, como Miguel Ángel Broda, como Ricardo Arriazu, como Carlos Rodríguez del CEMA —que hasta hace no tanto era asesor de Milei y hoy es un opositor muy duro. 

El dólar, dicen muchos, se empieza a atrasar porque el ritmo de devaluación va muy por detrás de la inflación. 2% devalúa el dólar cada mes el gobierno, Caputo y Santiago Bausili, el presidente del Banco Central. Y la inflación es del 10%, del 15%.

Y también está la relación con el Fondo Monetario Internacional, cuando Javier Milei está esperando un nuevo salvataje de dólares que no llegan. El candidato Milei había anunciado hace muchísimo tiempo que tenía 40.000 millones de dólares, que hoy no están. Ahora se le está pidiendo al FMI 15.000, 10.000, 5.000 millones de dólares. Pero el Fondo se mantiene duro. Hay que ver si logra el gobierno tener un nuevo programa, conseguir nueva deuda. 

Pero la pregunta es si Milei y Caputo comparten en el proyecto de fondo. ¿El ministro está de acuerdo con la dolarización o, como muchas veces parece insinuar, deja eso para Milei? ¿Está de acuerdo con la idea de abandonar el peso?

Milei dio una señal en las últimas horas cuando hablo con Alejandro Fantino, en una de las entrevistas habituales que le da, cuando dijo: “la discusión de coyuntura la doy con Toto “Caputo”, Santiago Bausili, y el secretario de finanzas Pablo Quirno”. Ellos son, por el momento, los que ejecutan el plan de Milei. Y también: “la discusión estructural, no la de coyuntura, la doy con el consejo de asesores económicos”, del que Caputo está afuera. Hay casi una fuerza paralela que opina sobre temas de fondo en economía. ¿Quién la preside? Demián Reidel, alguien que fue la mano derecha de Federico Sturzenegger en el Banco Central durante la gestión de Mauricio Macri.

Sturzenegger es como la sombra de Caputo. Se aborrecen, se llevan muy mal desde que compartieron el gobierno de Cambiemos pero hoy les toca compartir la gestión de LLA. Argentina, país generoso, le da una oportunidad a los dos. En el consejo de asesores también está Miguel Boggiano, un economista mediático muy conocido, y también hay empresarios muy ligados a Milei como Eduardo Bastitta, como Sebastián Braun, como Teddy Karagozian, alguien que en su momento también fue cercano al Frente de Todos.

Pero la pregunta sobre el futuro, sobre todo si se sigue complicando la economía, si la recesión sigue generando despidos que no solo afectan al sector público, sino también al sector privado, si la inflación no baja como quiere Caputo, si los dólares del Fondo no llegan, ¿cómo va a ser esa relación entre ministro y presidente? Caputo suele decir que habla seguido con Milei pero cuando uno pregunta entre empresarios, entre consultores, entre ex funcionarios del macrismo, incluso entre amigos íntimos de Caputo dicen que la relación entre Milei y Caputo es “prácticamente protocolar”, que hablan lo justo y necesario.

Cerca de Caputo algunos dicen que “nos dejan hacer” y otros el reverso, que “no están seguros de lo que hacen”. Una gestión de Caputo y Bausili, en principio, sin la tutela de Milei, pero que no está segura muchas veces de lo que decide de repente, con un tarifazo en el gas que va contramano de lo que el ministro de Economía mismo intenta predicar, tarde y mal.

En términos menemistas, y para usar un lenguaje de época, Caputo es un fusible. Quizá el primero que está destinado a cambiarse en la estantería de Javier Milei. Es para seguirlo muy de cerca porque Caputo sobreactúa lealtad a Milei. Aparece amenazante muchas veces, nervioso tantas otras.

El problema de fondo es que todo está atado con alambre en la Argentina de Milei. Todo lo contradictorio, todo lo insostenible en términos del Fondo Monetario Internacional, en términos incluso de sectores empresarios que apoyan al presidente pero le piden que pueda plasmar en el Congreso una nueva arquitectura legal.

La improvisación que se advierte en la gestión tiene como consecuencia directa la vida de millones de personas que hoy están jodidas porque no les alcanza la plata, porque en algunos casos las despiden del trabajo, porque ven que tienen que abandonar la prepaga o porque no pueden ni siquiera consumir lo que quieren. La economía real es un velorio y ese es el problema que comparten Caputo y Milei.

Por ahora el presidente no tiene una oposición que lo lastime. Al contrario, le gusta, le encanta tener la oposición que tiene. Piensa que eso le va a permitir seguir recuperando expectativas como marcan algunas encuestas. Y la fiesta de la hinchada de “Toto” Caputo, de los amigos, le da aire al ministro de Economía. 

Por ahora persiste esta rara simbiosis de Caputo con Milei. Pero ¿qué va a pasar más adelante si los indicadores del INDEC siguen mostrando una recesión tan profunda que asusta hasta a Cavallo? ¿Qué va a pasar más adelante si la inflación no baja como el Gobierno quiere, si los dólares del Fondo no llegan? 

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