Fuera de Tiempo con Ricardo Sidicaro

Ricardo Sidicaro, doctor en Sociología e investigador principal del CONICET, también autor de Los tres peronismos (Siglo XXI), conversó con Diego Genoud acerca del peronismo y sus posibilidades de representación y movilización social, el empresariado nacional y los sectores de derecha.

“Qué se puede festejar”. Editorial de 20/11/2021 en FM Milenium.

Sabemos finalmente dónde estamos parados desde el punto de vista político en la Argentina de la
polarización. La derrota del Frente de Todos el domingo pasado en las elecciones legislativas de
medio término, en la que 15 provincias le dieron la espalda al Gobierno Nacional de los Fernández. Incluida la Provincia de Buenos Aires, aunque por menos, si se la compara con la catástrofe electoral de septiembre pasado. Juntos se constituye como la fuerza más importante a nivel nacional, por encima del 42% de los votos. Casi 10 millones de votos consiguió en todo el país la alianza del PRO, la UCR y la Coalición Cívica. El Frente de Todos, si bien recuperó algo de lo que había perdido y acortó en parte la distancia con Juntos, quedó por debajo del 34%. Más de 8 puntos de diferencia a nivel nacional entre Juntos y el FDT que obtuvo poco menos de 8 millones de votos.

Aumentó la participación electoral y eso explica en parte la remontada del oficialismo. Sin embargo, fue baja si uno la mira en términos históricos. Hay dos maneras de mirar estas elecciones: con respecto a la historia, con respecto al 2019 y con respecto a las PASO. Cada uno la mira según le conviene. Pero esa participación electoral que aumentó, que pasó del 66% al 71%, sigue siendo la más baja desde el regreso de la democracia. Otro dato que se perdió en el recuento final de los análisis del día después, a diferencia de lo que había pasado en 2015, 2017 y 2019, es que la oposición creció menos en las generales que en las PASO. Siempre van más a votar los adherentes a la oposición, al bloque antiperonista. Ocurrió en el 2015, cuando fue muy importante el crecimiento de Macri en las generales. Ocurrió en el 2017, cuando Esteban Bullrich le ganó a Cristina Fernández de Kirchner. También en el 2019, con esa remontada sorprendente de Macri después del resultado muy malo que había tenido Juntos en las PASO. Pero ahora no ocurrió. Por primera vez, el crecimiento más importante fue el del gobierno.

El resultado había sido muy abultado en favor de Juntos en las PASO y porque, además, el gobierno puso todo lo que podía poner, que no era mucho, para tratar de recortar la diferencia. Primera conclusión de estas elecciones. Una parte del electorado del peronismo tradicional, histórico, quizás circunstancial en algunos casos, no fue a votarlo tampoco en las generales. Lo que ya había pasado en las PASO, donde muchos intendentes o dirigentes del Frente de Todos decían “los nuestros se quedaron en sus casas”. Eso explica en parte una participación electoral que estuvo alrededor de 5 puntos por debajo del nivel de las últimas elecciones, pese a que aumentó. Otro dato que me parece importante: hubo un millón y medio de nuevos votos en estas elecciones generales en la Provincia de Buenos Aires. La mitad de gente que no había ido a votar en las PASO, alrededor de 750 personas, votaron en estas generales. Y la otra mitad, alrededor de 700 mil personas, de gente que en las PASO había ido a votar por opciones que no pasaron el 1,5%. Ese electorado vacante también se volcó a las opciones en algunos casos mayoritarias y en otros casos a opciones que también crecieron por fuera de la polarización. Hubo además en Provincia de Buenos Aires 90 mil votos en blanco menos en las generales, personas se inclinaron por alguna de las opciones. En total, un millón y medio de votantes nuevos en la Provincia que gobierna Kicillof.

Sin embargo, también analizar en qué punto estamos parados en cuanto a la legitimidad del sistema político hoy en la Argentina. De un padrón de casi 34,4 millones de personas habilitadas para votar, solo lo hicieron 23,3 millones de personas. Algo más que en septiembre cuando habían votado 22,7 millones. ¿Cuál es el dato importante? 11 millones de personas que estaban habilitadas para votar, no votaron. Hubo 11 millones de personas que dijeron “nada de lo que están ofreciendo me interesa, no vale la pena ir a votar”, un número récord desde el regreso de la democracia. A esas personas que no
fueron a votar, que prefirieron quedarse en sus casas, se le suma más de un millón de personas que votaron en blanco o anularon su voto: 717 mil y 436 mil respectivamente.
Ese rechazo, el abstencionismo, la decepción con la oferta electoral se expresa desde adentro y desde afuera. Se expresa con los que no fueron a votar, con los que anularon su voto, con los que votaron en blanco y, también, con algunas opciones en algunos casos nuevas que aparecieron dentro del sistema. Distintas expresiones que antes no existían. Javier Milei, la opción más ruidosa en Capital Federal: 310 mil votos, 17% de los votos, 2 diputados nacionales. José Luis Espert: 650 mil votos en Provincia de Buenos Aires, 3 diputados nacionales, Cynthia Hotton, 257 mil votos. Entre ellos tres, casi 1 millón 300 mil votos. A la derecha de Macri. A la derecha de Juntos.

Del otro lado de la polarización, desbordando al Frente de Todos, el Frente de Izquierda hizo una elección sorprendente. Obviamente, no tan publicitada como la de Milei o la de Espert. Pero el Frente de Izquierda sacó casi un millón y medio de votos en todo el país. Casi 600 mil personas lo votaron en la Provincia de Buenos Aires donde antes prácticamente no tenía entidad. La alianza trotskista del PTS, del Partido Obrero, de algunas fuerzas menores, sacó casi 10 puntos en La Matanza, más de 10 puntos en Merlo, un poco más de 9 puntos en Moreno, misma cantidad en José C. Paz, 8,30 puntos en Florencio Varela, 8,33 en Morón. Y 7 puntos en 24 distritos de la PBA. Son cifras que duplican y hasta triplican el electorado histórico del Frente de Izquierda y en zona que era impenetrable para la izquierda en general porque ahí el peronismo era el que dominaba. Obviamente, sigue dominando pero con dificultades para retener su electorado histórico. Con dificultades para ganar la Provincia de Buenos Aires. Último dato del Frente de Izquierda, en localidades del interior bonaerense como Coronel Pringles, sacó 19,47% de los votos. Ni hablar lo que sacó en Jujuy con Alejandro Vilca que va a ser diputado nacional.

El Frente de Todos, el peronismo kirchnerista se acostumbró a perder en la Provincia de Buenos
Aires las últimas legislativas. 2009, 2013, 2017, 2021. El gran interrogante es qué va a pasar en las próximas presidenciales, con un escenario de lo más complicado para el gobierno. Tercera conclusión camino a 2023, será parte de la discusión hacia adelante: el piso del antiperonismo está cada vez más alto. Ya no es ese piso del 40% entre el radicalismo, opciones más de derecha. Estamos hablando de un piso del 42% que está dentro de Juntos, pero que tiene mucho por fuera. A la derecha de la derecha hay mucho todavía para que crezca de cara a un balotaje Juntos. Milei, Espert, Hotton. Milei en la Ciudad de Buenos Aires, pero Espert y Hotton en la Provincia de Buenos Aires. Un millón de votos. Una fuerza envidiable, decisiva, sobre todo si uno piensa en un escenario hacia el 2023 de polarización. ¿A quién van a votar en un eventual balotaje los votantes de Espert, los votantes de Hotton, los votantes de Milei? Se cae de maduro que si votan a alguien, van a votar a Juntos. El antiperonismo no solo tiene una vitalidad sorprendente después del fracaso ruidoso de Macri, el primer Presidente de la historia que no logra su reelección desde el regreso de la democracia. No solo retiene el 42% de los votos, y un porcentaje que es más estable que el del peronismo, que es muy fluctuante. Entre las presidenciales y las legislativas es mucho lo que pierde.

En cambio, Juntos, desde que surgió Cambiemos, se mantiene en torno al 40% y no baja. Ni un paso atrás para Juntos. De cara a 2023, tiene más margen para crecer Juntos que el peronismo. No se sabe por dónde puede crecer el peronismo hacia 2023. Los votos de Randazzo, algo del Frente de Izquierda, pero es muy poco porque el peronismo está unido y pierde. Esa es una de las grandes novedades de esta elección. En cambio, la oposición tiene mucho para crecer. Pareciera hoy, si uno tuviera que apostar, tienen más chances de ser gobierno en 2023 que el Frente de Todos. Gobernar es otra cosa, ahí pueden surgir otra vez los problemas para la oposición. Es lo que algunos se preguntan, para qué asumir el gobierno en una Argentina con las dificultades que tiene. Con la inflación arriba del 50%, con los datos que siempre mencionamos en este espacio, con 19 millones de personas por debajo de la línea de pobreza, una desigualdad creciente, falta de dólares, endeudamiento monumental como el que dejó Macri. Y el Fondo Monetario Internacional sentado a la mesa de las decisiones. No es fácil para nadie la Argentina que viene.

¿Qué puede festejar el peronismo en este contexto? Lo vimos al Frente de Todos festejando,
desde la misma noche se le encendieron las caras a gran parte del gobierno. Al Presidente, a Sergio Massa, a Áxel Kicillof. Máximo Kirchner, Victoria Tolosa Paz, Leandro Santoro, todo el mundo de festejo. Cristina estuvo ausente. Mucho se discutió si hubo triunfo o no hubo triunfo. Obviamente no hubo triunfo, hubo una derrota muy clara. Pero el gobierno la vivió como un triunfo. Festejaba la remontada, sobre todo, en la Provincia de Buenos Aires. Pero, ¿qué es lo que más festejaba? Que no le dieron el tiro de gracia. El gobierno festeja, festejó y sigue festejando todavía, incluso en la marcha del miércoles pasado, porque se esperaba algo mucho peor. También lo esperaba la oposición y el establishment. Las encuestas de la oposición hablaban de una diferencia en la Provincia de Buenos Aires de 9 puntos. Eso no sucedió, fue de apenas un punto y medio. Por eso, el Frente de Todos llegó con mucho temor a estas elecciones. Victoria Tolosa Paz habló de “un golpe blando”, lo que esperaba el gobierno. Y el Frente de Todos festeja porque salvó la Provincia.

Además, porque no se dio lo que se venía dando desde 2015, lo que les comentaba antes, que
Juntos generalmente aumenta la diferencia a su favor en las generales. Eso abría paso a una
catástrofe todavía mayor en lo electoral, peor que en las PASO. En un contexto complicado en lo
económico para el gobierno, ¿por qué festeja el Frente de Todos? Porque es un Gobierno muy débil. Solamente un gobierno débil festeja una derrota en 15 provincias. Solamente un gobierno débil festeja lo que finalmente es la derrota en la Provincia de Buenos Aires por 1,5% de los votos. Jamás un gobierno fuerte podría festejar la derrota en 15 provincias, incluida Buenos Aires donde había arrasado Axel Kicillof apenas dos años atrás contra Vidal. Parece otro siglo. Ahora, ¿por qué es débil el Frente de Todos? Esa es otra discusión. Si es porque tiene una oposición fuerte, que no solo es una oposición política, también hay factores de poder, grupos de medios, sectores empresarios. Hay una parte del agronegocio que está enfrentado al gobierno más allá de que viene ganando mucha plata. ¿Es por esa oposición? ¿Es por la pandemia? ¿Es por los errores del gobierno en este contexto? ¿Es por los límites propios de este Frente que tiene la contradicción adentro?

No tiene el Frente de Todos la fuerza que necesita, por lo menos hoy, para avanzar con los objetivos que se propone en adelante. Está dependiendo del Fondo Monetario Internacional, de su aliada Kristalina Georgieva, hoy también debilitada. Y de la oposición. El gobierno pide a gritos un acuerdo, y hasta ahora recibe la negativa. La situación económica mejora en algunos sectores, aunque pueda no percibirse para el bolsillo de las mayorías. Está creciendo la economía en algunos sectores. En otros sectores lo que hay es un rebote económico. Pero está el talón de Aquiles de la falta de dólares, de la inflación en un contexto de extrema pobreza donde están pulverizados los salarios. Por eso vale la pregunta, ¿qué festeja el Gobierno? Festeja que no hubo una crisis desatada al día siguiente, el lunes 15. Que no hubo una corrida bancaria y que el Frente de Todos se mantuvo unido, una escena muy distinta a la que vimos después de las PASO con la carta de Cristina, con renuncias de los funcionarios kirchneristas. Eso es lo que festeja el Gobierno hoy, en una escena de alivio. Pero la
verdad es que si uno mira hacia adelante, el Gobierno tiene más motivos de preocupación que de festejo.

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