Fuera de Tiempo con María Migliore

María Migliore, directora del área de Integración Socioproductiva de Fundar y exministra de Desarrollo Humano y Hábitat del Gobierno de la Ciudad (2019-2023), conversó con Diego Genoud sobre la crisis social.

“La demanda del poder a Milei”. Editorial 19 de marzo en Radio con Vos.

Javier Milei está cumpliendo en estas horas sus primeros 100 días de gobierno, tiempo en el que muchos piensan que se acaba la luna de miel de cualquier presidente. Son 100 días que parecen bastantes más, que marcan un contraste muy fuerte con respecto a lo que era la Argentina del Frente de Todos, de Alberto, de Cristina, de Massa hasta el 10 de diciembre.

También es un contraste muy fuerte cuando uno compara las dos caras del gobierno de Javier Milei: un ajuste de shock muy profundo y violento que lleva adelante mediante licuación de ingresos, de salarios, de jubilaciones, con una inflación todavía desatada que derrite los sueldos de las mayorías, y, por otro lado, la fragilidad del gobierno de Milei que lleva a muchos a preguntarse si es sólido.

Las transformaciones que lleva adelante el gobierno de Milei son con bastante facilidad, porque Milei ajustó en tres meses más de lo que había ajustado Macri en cuatro años; sin embargo, la pregunta de los partidarios, de los socios, de los sponsors, de los que quieren que a Milei le vaya bien es si esto puede durar.

Está el dúo de Luis “Toto” Caputo y Santiago Bausili. El ministro de Economía y el presidente del Banco Central ejecutando el núcleo de la política económica del gobierno, y el núcleo de la política, en general, del gobierno. Son dos hombres claves. Caputo, más conocido como “el Messi de las finanzas”, en su segunda experiencia en la gestión pública, y Bausili, un desconocido pero en un lugar estratégico como el Banco Central, son socios en la función pública como antes lo eran en el sector privado. Se conocen de memoria y no existe entre ellos la tensión que había, por ejemplo, entre Massa y Miguel Pesce o entre Martín Guzmán y Miguel Pesce.

Para muchos, Caputo y Bausili son los únicos que están gestionando, en este momento, la política de la motosierra, como diría el presidente. Que es, sobre todo, licuación: licuación de ingresos, de salario, de jubilaciones. Y también de ahorros, con la baja de las tasas de interés que no ofrece alternativa de ahorro en pesos para la mayor parte de los argentinos.

La paradoja es que Caputo y Bausili, estos dos funcionarios que para muchos son los únicos que están trabajando en un gobierno de baja productividad, en un gobierno que fracasa más de lo que acierta si uno mira lo que pasó la semana pasada en el Senado, están fuera del triángulo de poder del que habla el presidente. Un triángulo de poder constituido por Milei, por su hermana Karina y por Santiago Caputo, el aprendiz de Durán Barba que tiene un rol central en el gobierno y habla con gobernadores, legisladores, que define líneas estratégicas y accede al presidente más de lo que accede el ministro de Economía, su tío “Toto”.

Es un grupo tan chico el que conduce los destinos de la Argentina que deja afuera a la vicepresidenta de la Nación, a Victoria Villarruel. Lo vimos la semana pasada, en una votación histórica, cuando el Senado rechazó el mega decreto de Milei, de Federico Sturzenegger. Ya de por sí eso fue una novedad, otra derrota para el Gobierno. Algo que generó, incluso, indignación en algunos formadores de opinión, del círculo rojo que no lo entiende a Javier Milei.

Lo más importante es que blanqueó las sospechas con respecto a Villarruel, la vicepresidenta que está jugando su propio partido. Hoy ya desmentido cualquier enfrentamiento entre Javier Milei y ella, mediante el video que grabó la vicepresidenta y las dos apariciones que tuvieron juntos. Pero todo eso fue para desmentir una tensión que existe, que es manifiesta, que la blanqueó, incluso, José Luis Espert, hombre clave del nuevo elenco de gobierno. Un hombre muy parecido a Milei en muchas de sus concepciones pero, además, mencionado como el nuevo jefe de Bloque de La Libertad Avanza. Por eso, es importante que lo diga en este momento, como “no sé para quién juega Villarruel”.

Cuando uno habla con senadores puede comprobar que Villarruel es muy distinta a Milei. Por lo menos, en cuanto a su estrategia política y a la forma que tiene para construir poder. Villarruel se dio a una política, dada la debilidad de La Libertad Avanza en la Cámara Alta donde tiene nada más que 7 senadores, con 39 que son independientes o no tienen un gobernador que les ordene una votación en cada caso.

Villarruel tiene un chat con esos 39 senadores que no responden a ningún gobernador y está en diálogo permanente. Aparece muy atenta y hasta, lo cuentan en el Senado, suele blanquear su mirada. Dice que muchas veces el Gobierno se equivoca pero también le dijo a más de un senador, en referencia al presidente, “déjenlo que se equivoque”.

Todo esto que llega al periodismo y llega a la Casa Rosada. Por eso Lule Menem, que hoy es el funcionario más importante al lado de Karina Milei, que tiene una experiencia muy larga y en su momento formó parte del equipo de Eduardo Menem, fue enviado por Karina Milei para correr del lado de Villarruel a alguien clave como era Guillermo Montenegro, la mano derecha de Villarruel.

Está la Casa Rosada sobre la vicepresidenta. ¿Por qué sospecha de Villarruel? Porque la puede considerar casi una infiltrada. ¿Qué hace Villarruel? Hace política desde La Libertad Avanza. Una herejía para Milei. 

Queda flotando en el aire la idea de que ese triángulo de poder desconfía de la vicepresidenta. Pero, además, funciona como una máquina de generar opositores, de empujar a dirigentes que coinciden con los trazos gruesos del rumbo de Milei, a la oposición. Es un Gobierno que, a veces se ve, tiene modos autodestructivos. Flota en el aire la idea de Javier Milei: “yo vengo a transformar la Argentina y si no puedo me dedico a otra cosa”. Diré como lo viene diciendo el presidente: “es el sistema político, es la casta, la que no me deja gobernar”. Y está Villarruel para cualquier eventualidad con un juego propio.

Pero hay otro contraste muy fuerte en esta Argentina de Milei, en esta Argentina de los contrastes: el Gobierno ya está pensando en 2025. Karina Milei, Javier Milei, Santiago Caputo y Lule Menem, el enviado para recortarle poder a Villarruel, es el encargado de armar La Libertad Avanza en las provincias. En la Argentina del día a día nunca hay forma de gobernar la crisis múltiple pero siempre sobran planes para mañana. 

Pero nadie sabe cómo se va a llegar a mayo, al Pacto de Mayo, del cual, por lo que sabemos, no hubo mayores avances en estos 20 días desde que el presidente anunció en la apertura de sesiones ordinarias que iba a hacerlo. Quizá por presión del Fondo Monetario Internacional y de actores del poder, que le piden al presidente que esta transformación que está llevando adelante no sea tan frágil.

No solo no avanzó el Pacto de Mayo, sino que hubo tensión manifiesta con gobernadores en los últimos días. En especial, con los de la Patagonia. Claudio Vidal, el gobernador de Santa Cruz, que hace dos meses se reía con Javier Milei durante una visita del presidente al sur y ahora cuestiona la privatización de Yacimientos Río Turbio, cuestiona los despidos en las represas de Santa Cruz, se opone al proyecto del gobierno de restaurar el Impuesto a las Ganancias. Vidal es un gobernador de la Patagonia con apoyo del bloque de gobernadores patagónicos enemistados hoy con la Casa Rosada.

Por eso, otra vez ese contraste entre las dos caras del presidente: con un ajuste hasta el hueso, con una licuación de ingresos fenomenal, con una caída del poder adquisitivo que Milei considera un mérito, y que es más audaz y es más ambiciosa y es más violenta que la que logró Mauricio Macri en cuatro años, pero con dudas enormes con respecto a la solidez de este esquema. ¿Puede durar? ¿Cuánto dura este esquema de Milei en el marco de una sociedad sobreajustada que, solo por ahora, sigue tolerando un ajuste que le duele cada día?

Desde el FMI, los enviados del Tesoro de Estados Unidos que vienen a la Argentina, se preguntan cómo va a ser Milei para darle solidez al ajuste. ¿Cuándo empieza esta brutal transferencia de ingresos que impuso Milei a tomar una forma legal? Porque hasta ahora es una confiscación sobre los ingresos, sobre la jubilaciones, sobre los plazos fijos.

Mientras tanto, además, Milei está avanzando con despidos, el cierre de Télam, del INADI, los recortes en el INCAA, en el PAMI, y anuncia despidos en sectores de los cuales el propio gobierno depende. En la Secretaría de Agricultura, por ejemplo, hay 900 despidos anunciados por el vocero presidencial. En un marco donde, hace apenas unos días, 11 cámaras del agronegocio, con la industria semillera a la cabeza, le pidieron al jefe de Gabinete Nicolás Posse que no avance con esos despidos en el área. El comunicado decía “organismos como el Senasa y el Instituto Nacional de Semillas cumplen un rol estratégico para fiscalizar la producción y la exportación de productos agropecuarios y agroindustriales”. 

Los contrastes son muchos en estos 100 días de Milei. ¿Qué tiene el presidente, objetivamente, en su haber, desde el punto de vista de sus objetivos, de sus propósitos, de su proyecto? Lo dice “Toto” Caputo, dos meses consecutivos de superávit, por primera vez desde principios de 2011, y a pesar de la caída de la recaudación en un marco de una recesión muy profunda.

Un informe de la consultora PxQ, de Emmanuel Álvez Agis, se pregunta cómo logra este superávit. 65% del ajuste de Milei es producto del rezago en la fórmula de la movilidad jubilatoria, en la suspensión de la obra pública. Durante febrero de 2024, el gobierno no cumplió con los gastos destinados a infraestructura en vivienda. La inflación continuó pulverizando la jubilaciones. También dice PxQ que el 50% del ajuste se dio por erogación que dependen de actualizaciones, como la Seguridad Social y los salarios. Según datos del Centro CEPA: jubilaciones y pensiones, 38% abajo. Asignaciones familiares, 23% abajo. Programas sociales, 17% abajo. Obra pública, 88% abajo. Transferencias a las provincias, 85% abajo.

¿Qué marca Álvarez Agis? Que la sostenibilidad de este superávit es endeble. Por eso, la reforma jubilatoria es un tema clave para el Fondo y para cualquier gobierno; el gobierno del Frente de Todos empezó con una reforma jubilatoria, con un ajuste sobre los ingresos, para dejar atrás la fórmula de Macri. Pero la reforma jubilatoria que debería ser prioridad, uno supone, del gobierno de Milei, “se va a postergar para después de Semana Santa”, según palabras de Espert. 

Lo que se ve son los contrastes: La Libertad Avanza no encuentra la manera de darle forma legal al ajuste. Porque el ajuste es violento y el ajuste es real y el ajuste ya se siente y el ajuste es más duro de lo que fue incluso durante el gobierno de Macri, pero el sistema político está en reconfiguración. Con el PRO que casi no existe más, aunque Macri siga siendo su presidente. Con un radicalismo muy enfrentado entre los gobernadores y su presidente, Martín Lousteau. Con un peronismo que está abroquelado, más allá de algunas diferencias que hay entre, por ejemplo, Axel Kicillof y Sergio Massa.

Pero a Milei, ese mismo sistema político que estaba en ruinas y le permitió pasar en dos años de panelista a Presidente, le juega en contra porque no hay nadie que conduzca la oposición. Incluso a la oposición amigable, al colaboracionismo. No hay nadie que la dirija más allá de que Miguel Ángel Pichetto tenga voluntad, otra vez, de ser el líder, el socio menor de la gobernabilidad en el caso de La Libertad Avanza. Nadie conduce nada.

A Milei no se lo puede subestimar. Hizo muchísimo en dos años. Hizo mucho, incluso, con este ajuste de apenas 100 días. Pero la oportunidad histórica que representa el gobierno de Milei todavía tiene y genera muchas dudas.

Le falta a La Libertad Avanza, y es lo que le reclama el Fondo antes de prestarle, una arquitectura legal para blindar su modelo y esa brutal transferencia de ingresos. Le falta a Milei y a su triángulo de poder salir del pantano de la precariedad para llegar a su puerto de llegada: el cielo libertario para los adoradores, el saqueo para los detractores.

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