Fuera de Tiempo con Carlos Mangone

Carlos Mangone, doctor en Ciencias Sociales y ex profesor titular regular de Teorías de la Comunicación en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, conversó con Diego Genoud sobre el periodismo y la doble precarización.

“La ruptura de Juntos”. Editorial 6 de junio en Radio con vos.

Un dirigente político del peronismo de Córdoba, con muchos recorridos, me dio hace algún tiempo una definición sobre el cordobesismo que aplica para este momento de la política nacional. Le pregunté qué era la alianza de José Manuel de la Sota y de Juan Schiaretti en Córdoba, tras casi 24 años de poder ininterrumpido. Aunque en ese momento no llevaba tanto tiempo, me dijo: “Es una sociedad de subsistencia el cordobesismo”. Después, cuando vi gobernar al experimento del Frente de Todos, pensé en esa idea de la sociedad de subsistencia, aunque no tan exitosa como el cordobesismo, menos luego de mirar el resultado de las elecciones legislativas del año pasado.

Pensé que aplicaba esa idea en un terreno que es cada vez más inestable por las restricciones múltiples que tiene la economía, la política, por la distancia entre la política y la sociedad, la lucha despiadada entre facciones y el reino del corto plazo. Todo lo que habitualmente vemos en la lucha por el poder en el sentido más amplio. Hacen falta este tipo de sociedades de subsistencia. Ahora, cuando uno mira lo que está pasando en Juntos, el frente que surgió en rechazo de Cristina y con Schiaretti como protagonista de la escena nacional, uno puede pensar que también es una sociedad de subsistencia que está en un punto límite. No se sabe cuánto tiempo puede durar tal como la conocimos. Por lo menos, eso es lo que surge de las últimas horas, con una tensión inédita en esta alianza antikirchnerista, antiperonista. Es una alianza que busca representar a los sectores del poder económico en la Argentina y, también a una parte importante de la sociedad, la que le dio a Macri la presidencia y le permitió irse con el 41% de los votos —pese a la aventura y a los resultados de su odisea en el poder. 

Lo que vemos es una tensión que se multiplicó desde que Horacio Rodríguez Larreta, el dueño del maxikiosco de la Ciudad que heredó de Macri, y Gerardo Morales, el “Todopoderoso” dirigente radical de Jujuy, quisieron hacer entrar con forceps a Schiaretti a Juntos. ¿Por qué ahora? ¿Para qué? Dos gobernadores y un jefe de Gobierno se reunieron con Schiaretti y ahora lo quieren hacer formar parte de este Frente de Frentes, según la definición que están propagandizado.

Son políticos con mucha trayectoria, con muchos años en el poder. No son principiantes. Sin embargo, casi como en una jugada desesperada a último momento, cuando falta muy poco para el cierre de listas, Larreta y Morales quieren que Schiaretti entre por la ventana a este frente de Juntos. Hay un juego al límite con Mauricio Macri, contra Patricia Bullrich, a 8 días  del cierre de inscripción de frentes. El gobierno por primera vez disfruta de este escenario donde crujen las sociedades de subsistencia. 

Larreta evidentemente está viendo algo que no le gusta. Morales, este raro jefe de este raro radicalismo que parece haber resurgido después de 20 años del estallido, está viendo lo mismo que Larreta. Porque Morales ni siquiera tiene el apoyo de la base radical que parece hoy más cercana a Bullrich, como en su momento estuvo más cercana a Macri.

Schiaretti está tratando de dar un salto nacional. Hace años que intenta hacerlo y es una dificultad que no se le puede atribuir tampoco a él. De la Sota nunca pudo. Desde el radicalismo, Eduardo Angeloz no pudo. El poder de Córdoba, el poder económico que representa mucho en la Argentina del agronegocio, de las grandes automotrices, es un poder que nunca pudo traducirse en uno nacional. 

Schiaretti, que es un político que tiene una historia larguísima, que suele recordar que cuando tenía 20 años participó del Cordobazo, que fue militante de una izquierda peronista, después trabajó para el clan Macri en el grupo Socma. Fue menemista, fue cavallista. Hizo equilibrio con Cristina cuando le tocó ser Gobernador por primera vez. Fue amigo de Macri cuando era Presidente y su gobernador más cercano a Macri. Ahora está tratando de dar el salto a la oposición de Juntos de la mano de Larreta. 

Un consultor que está en boca de todos, sobre todo en la trastienda de la política, que se llama Guillermo Seita, dueño de la consultora Management and Fit, une a Larreta con Schiaretti con el Grupo Clarín. Seita trabaja para casi toda la clase política, fue jefe de prensa de Cavallo también en su momento y trabajó con Schiaretti. Hoy, si uno consulta a los dirigentes de Juntos, todos lo responsabilizan por esta jugada al límite de Larreta.

Piensan que no es Larreta el que juega al límite, sino Seita, otro peronista de mucha trayectoria y tiempo en el poder. Quizá sea demasiado responsabilizarlo por esta crisis que está viviendo Juntos, pero sí es cierto que tanto Larreta como Schiaretti, cerca de Seita, dicen desde hace tiempo algo que puede considerarse, creo yo, de mínima atendible: “En el año 89, cuando hubo una crisis en la Argentina, estaba Menem para asumir el poder; en el año 2001, cuando hubo una crisis en la Argentina, estaba Duhalde para asumir el poder; y ahora hay otra crisis de distinto tipo, seguramente con similitudes y con diferencias, pero no hay nadie”. 

No se sabe si de esto nace algo o si esto termina en una ruptura de Juntos. Ya vimos la resistencia que está teniendo la jugada en Mauricio Macri —que hoy estuvo en Córdoba en la Bolsa de Comercio con Luis Juez—, en Patricia Bullrich, en los radicales de Córdoba, en gran parte del radicalismo que no está con Morales. Por eso digo, que Morales es un presidente raro del radicalismo: tiene los cargos, tiene los puestos en el Senado, pero no tiene una base que le responda; no conduce al radicalismo de todo el país. 

¿Están dispuestos a ir a fondo Larreta, Schiaretti y Morales? ¿Quieren hacer daño, como dicen algunos cerca de Bullrich, cerca de los radicales que no están con Morales? ¿Puede haber alguna estación intermedia para que encuentren una salida en esta pelea desesperada por el poder? Cuando también Milei le come el hígado a Juntos desde hace rato. No se sabe cuál es el escenario que viene, no se sabe si hay un balotaje, quién va al balotaje, hasta dónde llega Milei, hasta dónde siguen unidos los dos frentes. Porque del Frente de Todos hablamos muy seguido en este espacio y también conocemos las tensiones que lo atraviesan. 

La otra pregunta es quién gana con esto. Como algunos piensan, ¿gana Schiaretti?. ¿Gana a nivel nacional pero pierde en Córdoba? Porque Juez ahora es aclamado por los radicales que hasta la semana pasada no lo podían ni ver. Como Macri, que dicen que lo detesta pero hoy, en la Bolsa de Comercio, dijo haber dejado de lado sus diferencias personales con Juez. ¿Gana el Frente de Todos, que tiene dos millones de problemas y no se sabe todavía cómo va a llegar a la antesala de las PASO, al fin del gobierno, por la restricción externa, por los dólares que el Frente de Todos desperdició, por la caída del salario real, por la inflación que está en 110% interanual y todavía no sabemos a dónde termina? ¿Gana el peronismo? ¿Gana Milei, el gran ganador para algunos de esta crisis de la oposición?

Momento de definiciones, se está armando el menú electoral y hay una puja por el poder en esta oposición que se unió también en el espanto. Y hay una puja, además, que excede la división gobierno – oposición, porque cuando uno habla con los dirigentes de un lado o del otro, se da cuenta que hay gente que piensa muy parecido. Por una carambola de la historia, quedaron en polos opuestos de esta composición partidaria de alianzas, pero son amigos, son similares. Bullrich dice que Morales, Larreta y Schiaretti son amigos de Massa. Es cierto, sí, son amigos. 

Bullrich, que dio la vuelta al mundo de las identidades partidarias hasta que recuperó su identidad, aparece al lado de Macri hace un tiempo. Hoy es la más dura, la que no quiere saber nada con el peronismo del que nació ella misma. Mientras tanto, Gerardo Morales le dice a los radicales que no lo acompañan que hay que apostar a Martín Lousteau para ganarle al PRO en la Ciudad de Buenos Aires y terminar con el PRO de una vez. Por eso algunos piensan que Morales, Lousteau y Larreta están jugando “a romper Juntos”. Porque Lousteau quizá tiene más chances de ganar la Ciudad en esta cuestión, si va por fuera del artefacto que es Juntos, en esta en estas alquimias electorales que se están intentando y ensayando contrarreloj. 

¿Qué dicen al lado de Bullrich? Que se está intentando armar un nuevo esquema de poder, una nueva configuración del sistema político basada en estas similitudes. Un esquema fundado en los negocios, dicen, como si se estuviera armando Juntos por los Negocios. Massa, Morales, Larreta, Lousteau, Emiliano Yacobitti, un actor importante que hoy tiene un poder indudable en la Ciudad de Buenos Aires. También está, quizá por su dependencia económica como dicen algunos, Elisa Carrió. La misma que en otro momento repudiaba a muchos de los miembros de este espacio que parece que se está armando y no sabemos hasta dónde llega.

Como si estuviera guionado, hoy apareció Macri con Juez. “Nunca estuve a favor de decisiones superficiales, fuera de tiempo”, dijo Macri leyendo bien que hay una jugada desesperada para que entre Schiaretti. Pero después dijo algo que es gracioso casi escucharlo de su boca: “Esto no es conocernos a los cordobeses”, “Schiaretti le votó todo al kirchnerismo”, como si Schiaretti no le hubiera votado todo al macrismo también. Dijo además que no entiende a Larreta. 

Están tensando la cuerda en un mal momento. Porque falta nada para definir la oferta electoral y, además, porque la sociedad tiene la mecha corta hace rato. ¿Puede haber una ruptura en Juntos, ocho años después del surgimiento de esta alianza que se llamó Cambiemos? Este frente es un desorden absoluto, un sálvese quien pueda, sin liderazgos. Ya gobernaron, ya fracasaron, ya perdieron el poder, y ya tuvieron una primera ruptura interna los que eran de Cambiemos y ahora son de Juntos. 

Chocaron con la realidad, primero, y después, entre ellos. Chocaron porque lo que decía Macri no se pudo cumplir. El suyo fue el incendio de todas las promesas, de todas las cuestiones que Macri decía que en cinco minutos iba a resolver. 

Pero así y todo, ahora les toca ver fracasar al peronismo unido en el gobierno. Hasta hace un rato, tres meses, seis meses, se estaban preparando para volver al poder. Pero ese choque dejó expuestas las diferencias de todo tipo que tienen en Juntos y que expresa o expresó a una parte muy importante de la sociedad. 

¿Qué modelo económico tiene Bullrich en la cabeza? ¿Qué política va a tener Larreta con el peronismo no kirchnerista que ahora está en el Frente de Todos si llega a ganar, con Massa, por ejemplo? Además, la diferencia fundamental es que Cristina y el cristinismo ya no son los de hace ocho años, cuando surgió Cambiemos. En este esquema, en este instante, en este escenario inestable, los que dicen “con el peronismo nada” son los más fuertes o parecen ser los más fuertes dentro de la oposición.

Falta poco para saber si esto puede derivar en una ruptura formal de este bloque antikirchnerista, antiperonista, que lleva 8 años pero que funciona casi hace 15 años como un espacio con comportamientos comunes. O si esto termina en un nuevo fracaso en el gobierno, si es que al fin y pese a todo lo que están haciendo para evitarlo, le toca a los que se llaman Juntos volver a gobernar. 

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