Fuera de Tiempo con Gabriel Vommaro

Gabriel Vommaro, doctor en Sociología, director de la Maestría en Sociología Política de la Escuela Interdisciplinaria de Altos Estudios Sociales de la Universidad Nacional de San Martín (IDAES-UNSAM), autor de La larga marcha de Cambiemos: la construcción silenciosa de un proyecto de poder (Siglo XXI, 2017), conversó con Diego Genoud sobre la actualidad de las derechas de cara a las elecciones de 2023.

“La pregunta de Macri”. Editorial 30 de octubre en FM Milenium.

Semana rara, contradictoria otra vez, pero con Mauricio Macri en el centro de la escena como pocas veces se lo vio. Hace mucho que el expresidente ostenta una centralidad envidiable, sobre todo si se tiene en cuenta cómo terminó su mandato en diciembre del 2019.

Esta semana, con la presentación de su libro Para qué, Macri organizó su propio besamanos. Pasaron todos por La Rural para rendirle pleitesía al expresidente, lo cual indica en qué punto estamos parados y está parada la oposición.

Por otro lado, una maratón en el Congreso para aprobar en Diputados el Presupuesto que apunta a reducir fuerte el déficit fiscal para cumplir con el Fondo. Se aprobó por una muy amplia mayoría. Hay algunos otros datos que esta semana se difundieron y que ayudan a entender en qué punto estamos a nivel social. Y cuál puede ser el correlato entre esa realidad social y la escena política.

Macri en La Rural, con toda la comandancia de Juntos, el PRO: Larreta, Bullrich, Vidal, todos los hijos políticos de Macri. También Santilli, Ritondo y el primo Jorge Macri. Una reaparecida Gabriela Michetti. Miguel Ángel Pichetto. Nicolás Dujovne, el ministro de Economía que fue a buscar al Fondo y que endeudó a la Argentina en tiempo récord. Hernán Lacunza, el último ministro de Economía de Macri. Empresarios. Todos tratando de acceder al vip que habían armado la custodia y los colaboradores de Mauricio Macri. 

Llamó la atención la presencia de Nicolás Caputo, el hermano del alma del expresidente, empresario muy importante que además tiene negocios importantes hoy en marcha con el gobierno del Frente de Todos. Se decía que estaba distanciado, al menos que había abandonado a Macri en su proyecto político. Sin embargo, como se vio, la amistad está intacta.

Muy unidos, Caputo fue de la mano de Silvia Majdalani, la ex subjefa de la SIDE y jefa de los espías, junto con el exbroker y representante de futbolistas Gustavo Arribas. Majdalani llegó al PRO de la mano de Nicolás Caputo, hay una amistad muy intensa entre ellos. 

¿Ausencias importantes? Algunas del radicalismo, sobre todo. Gerardo Morales, Facundo Manes, Martín Lousteau y Elisa Carrió. Menos Manes, esos sectores que fueron furgón de cola de Macri durante los años traumáticos de su gobierno, los últimos dos sobre todo, ahora buscan tomar distancia. El radicalismo está en la búsqueda de una apuesta propia. Lo decía Manes el mes pasado cuando vino a este programa. 

El dato central es la centralidad de Macri, la jefatura de Macri en el PRO, algo inimaginable cuando se fue del Gobierno. ¿Por qué Macri volvió tan rápido al centro? Por la gestión del Frente de Todos. No puede pensarse o concebirse esta centralidad si no se la ata a los resultados del Frente de Todos en la gestión. A la contradicción del Frente de Todos, la discusión y los resultados también. La inflación por las nubes, la caída del salario real. Pero sobre todo la contradicción pública en la unidad de gobierno.

Por otra parte, la aprobación del Presupuesto en el Congreso tiene como norte reducir el gasto público, 1% del PBI. Es su objetivo fundamental, prioritario, ajustar fuerte en algunas áreas importantes para cumplir el acuerdo con el Fondo. En el Frente de Todos algunos dirán “es la herencia de Macri”, “es el acuerdo que firmó Guzmán”, pero lo cierto es que toda la alianza oficialista, incluido el cristinismo, levantó la mano para votar este presupuesto que viene atado a un ajuste profundo. Más si se tiene en cuenta el contexto social en el que a gran parte de la población no le sobra nada.

Los recortes se van a ver, por un lado, como decíamos la semana pasada en este espacio, por los aumentos en tarifas, por los recortes de subsidios en energía y transporte. Recortes también en algunos planes alimentarios y en el área de educación también, muy marcados. Leía estadísticas, por ejemplo, del Observatorio Argentinos por la Educación que dice que el ajuste en la educación que va a hacer el Gobierno del Frente de Todos en el año electoral va a ser del 15,5%, número que se suma a un 5% de ajuste de este año. 20% de ajuste en educación en dos años de gobierno de los Fernández.  

Ese recorte tan profundo va a tener consecuencias para muchas familias que pierden los subsidios que tenían hasta ahora, sobre todo con las tarifas congeladas. Hay que ver por qué este ajuste es mucho más audaz, mucho más agresivo, que el que había imaginado Martín Guzmán y no pudo ni siquiera esbozar. 

Hubo 180 votos para este presupuesto que apunta como primer mandamiento el recorte del déficit fiscal. Votos del Frente de Todos, del radicalismo, de partidos provinciales. Solo el rechazo del PRO y la izquierda, por motivos antagónicos. La izquierda se opone a un presupuesto de ajuste, el PRO quisiera que los recortes sean más profundos. Hay que ver si después puede cumplir el Frente de Todos. 

¿Quién convenció a quién en esta discusión para que haya 180 votos para el Presupuesto en Diputados? ¿El Gobierno convenció a la oposición o la oposición convenció al Gobierno? ¿O el Fondo los convenció a los dos? Parte de esta puja de poder tiene que ver con afectar intereses. ¿Quién va a pagar este presupuesto? ¿Quién va a hacer el esfuerzo después de largos años de sacrificios para gran parte de la sociedad argentina?

Tarifas, planes alimentarios, educación y la inflación como gran ajustador. Esto lo decía la consultora de Martín Rapetti, Equilibra. ¿Quién es el gran ajustador? Es la inflación porque se traga los ingresos de los jubilados, de los salarios estatales, de los trabajadores informales que perciben un salario social complementario. No hay con qué darle a la inflación, no hay forma de igualarla. La recomposición llega, pero lo hace un semestre después.

Un dato que se suma a lo acontecido con el Presucuesto y que circuló poco, del Centro de Almaceneros de Córdoba. Se hizo una encuesta nacional con 4.800 casos, entre septiembre y octubre, para saber qué está consumiendo la población, los argentinos y las argentinas en función de los ingresos que perciben. ¿Qué puede comer hoy una familia? ¿Para qué les alcanza? Este relevamiento fue hecho entre familias con ingresos de entre $60.000 y $160.000 por mes. 

Primera conclusión, las familias hoy en la Argentina están suprimiendo comidas debido a la inflación, eliminan algunas comidas de su dieta diaria, para hacer frente a la inflación. Además, dice el Centro de Almaceneros de Córdoba, que un 73% de los menores hoy en la Argentina no desayuna. Es un indicador, habrá otros seguramente, pero da cuenta de la gravedad del contexto social que para muchas familias en la Argentina, no solo en la Ciudad de Buenos Aires o el conurbano bonaerense.

En ese contexto se advierte la temperatura de la calle. Con una sociedad muy desigual, muy heterogénea. Hablábamos eso la semana pasada con nuestra invitada, con Mariana Heredia, sobre cómo abordar el problema de la desigualdad porque sabemos que la inflación no tiene efectos neutros. Hay sectores que no pueden hacerle frente y hay sectores que pueden beneficiarse del mismo contexto problemático como es el de una inflación llega al 90%, 95%, 100% interanual. Esa es la temperatura de la calle que se advierte en las marchas masivas de las organizaciones sociales, las no alineadas con el Gobierno. Uno las puede ver en la Ciudad de Buenos Aires pero se repiten en otros centros urbanos a lo largo y ancho del país.

A ese dato de movilizaciones, se le sumó esta semana un dato que debería ser central. Podría ser tapa de los diarios, si la tapa de los diarios fuera todavía un indicador importante. Las colas larguísimas, en muchos casos, en las sedes del ANSES de todo el país para cobrar el bono de $45.000 que está entregando el Gobierno. Lo llaman “Refuerzo Alimentario” y se paga en dos cuotas de $22.500, a cobrar entre noviembre y diciembre. 

Veía algunas imágenes en el conurbano, en Córdoba, en Rosario, en la Plata, con colas muy largas, en algunos casos bajo la lluvia, de gente que se quería inscribir para cobrar el bono. El “Refuerzo Alimentario” está destinado a 2 millones de personas que no reciben nada del Estado y que están en el borde o directamente en la indigencia, y que no reciben ni la Asignación Universal por Hijo, ni pensión, ni jubilación. El Gobierno consideró prioritario ayudar en este momento. Auxiliar, entregar un paliativo mínimo a esas personas entre 18 y 64 años. 

Esas larguísimas colas en las sedes del ANSES quieren decir que hay millones de personas que no llegan a fin de mes y están dispuestas a cualquier cosa para acceder a ese beneficio. Juliana Di Tullio, la senadora del Frente de Todos, tiene un proyecto para que ese refuerzo sea permanente y se extienda no dos meses sino dos años. Se discute, porque el Gobierno va al ajuste y no tiene margen para entregar un bono como el que reclama una Senadora alineada con la propia Cristina, que es a su vez el principal sostén del ministro Sergio Massa. Por eso, la contradicción está muy clara en el Frente de Todos. Es una fractura expuesta.

Cristina cuestionó los aumentos de las prepagas muy por encima de la inflación. Generó un tembladeral porque eso apunta, por un lado, al Gobierno. Cristina habla como si no fuera parte de él cuando todo el mundo sabe que lo es. Apunta al Presidente pero también empieza a serruchar la rama de Sergio Massa porque las prepagas son empresas que, en muchos casos, están ligadas al Gobierno. En el caso de Claudio Belocopitt, accionista y dueño de medios, dirigente importante y dueño de su propia prepaga, también amigo personal —casi un sponsor— de Massa.

La contradicción no se limita a Alberto – Cristina, aunque hayamos visto esta semana un festival de declaraciones de miembros de La Cámpora que le piden a Alberto Fernández que elimine las PASO, que tome otras definiciones, que se ocupe de los más vulnerables. Le piden, casi, que un año antes de las elecciones diga “yo no voy a ser candidato a nada, no me da para nada esta presidencia que estoy llevando adelante”.

En el aniversario de la muerte de Néstor Kirchner, el 27 de octubre, Cristina estuvo en silencio, sin poder salir de este lugar incómodo. Cuestionando a un Gobierno como si estuviera afuera pero cuando todo el mundo sabe que hoy el interventor del Gobierno, el Ministro que más poder tiene, depende de Cristina. Y que Cristina depende de él, de Massa. 

Lo llamativo de todas estas escenas es que están conectadas. Vemos que se impone la pedagogía del ajuste. Lo que Macri quiso hacer y no pudo, en alguna medida avanza con el Frente de Todos. En cuanto a la argumentación, en cuanto a las prioridades, en cuanto a tener la suerte atada al Fondo Monetario. Así se ve hoy el Frente de Todos: muy debilitado, muy a la defensiva. Con un viejo kirchnerismo dividido entre los que se aferran a la nostalgia y los que se adaptan a la corriente y están siempre dispuestos a convalidarla. 

La oposición tiene muchas ventajas en este marco.  No solo porque Juntos es el vehículo principal de actores importantes del poder y busca representarlos, tiene parte del empresariado y gran parte de los formadores de opinión adentro, amplificando sus puntos de vista; sino porque además la oposición no gobierna hoy la Argentina. El oficialismo sí lo hace, tomado por la impotencia.  

Cuando se ve cómo actúa parte de esta dirigencia del Frente de Todos, vencida, resignada, actuando a pedido del Fondo, asimilando las consignas que antes rechazaba de plano de los voceros del mercado, cuando se ve a parte de la dirigencia o a sectores del kirchnerismo histórico repitiendo los criterios de una oposición que no retrocede un milímetro, la pregunta  en el título del libro de Macri cobra una vigencia fundamental.

¿Para qué? es una biografía, un recorrido de Macri muy autocomplaciente. También es la pregunta que Macri se hace muchas veces o la hacen al lado suyo, y que vale también para el Frente de Todos, para el Gobierno. Vale también incluso para Lula en Brasil, en una elección fundamental.

¿Para qué volviste?, podría ser la pregunta que Macri le hace al Frente de Todos. O que el Frente de Todos se hace así mismo al verse en esta experiencia disfuncional donde no es posible ponerse de acuerdo ni siquiera en las reglas. ¿Para qué volviste? ¿Para qué querés volver? ¿Para qué querés seguir?

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