Fuera de Tiempo con Fernando Rosso

Fernando Rosso, periodista, director de La Izquierda Diario y autor de La hegemonía imposible. Veinte años de disputas políticas en el país del empate. Del 2001 a Alberto Fernández (Capital Intelectual) conversó con Diego Genoud acerca de la emergencia de las derechas, las sociedades polarizadas y la necesidad de generar correlación de fuerzas en los sectores populares.

“Dos gobiernos en uno”. Editorial de 7/5/2022 en FM Milenium.

Todo se hizo explícito. En el Frente de Todos, el debate está en la superficie. Ya no tienen casi nada que decirse las distintas alas. Con Alberto Fernández, el Presidente. Con la vicepresidenta Cristina Fernández en Chaco. Con Andrés Larroque, de La Cámpora, en un debate muy frontal contra el Presidente. 

Andrés Larroque que no es cualquier funcionario. Si bien es funcionario en la Provincia de Buenos Aires, ministro de Desarrollo Social de Axel Kicillof, es el secretario general de La Cámpora y es la voz más clara de Máximo Kirchner. Por primera vez habla directamente contra el Presidente. Ya no contra Martín Guzmán, cuya cabeza está en juego muchas veces y, en realidad, es parte de una disputa mayor.

Toda la expectativa está puesta en torno a la vicepresidenta, a los gestos, a los discursos, a las palabras que pueda mencionar. Cristina ya da señales de que está pensando en 2023. Se mueve con un esquema radial, como dejando atrás a Alberto Fernández, a ese error llamado Alberto Fernández. Cristina parece ya haber hecho el duelo.

Y del lado de Alberto Fernández también vemos a algunos dirigentes, funcionarios que en su momento fueron los más kirchneristas y hoy critican, si no a Cristina, por lo menos a Máximo. Como Luis D’Elia, un personaje para muchos secundario pero que hoy Alberto Fernández decide sentar al lado suyo en un acto importante después de que criticara muy duro a La Cámpora. Agustín Rossi, en su momento entrevistado en este programa, siempre bajo la especulación de que puede asumir algún cargo de relieve. Y Aníbal Fernández, a quien escuchamos hace poco hablar de que La Cámpora es un grupito. 

Ahí está la discusión entre los que antes estaban unidos. El viejo kirchnerismo, que está divido, y al mismo tiempo, el peronismo. Una reconfiguración que hoy, por lo menos por ahora, se da y se procesa dentro del Frente de Todos. Y una Cristina que, si bien tiene su grupo de leales, da indicios de que no quiere quedarse solo con ese grupo.

Puede haber sido un error, seguramente lo fue, Alberto Fernández para ella, para su entorno. Pero Cristina da muestras de que está dispuesta a tragarse cualquier sapo con tal de no volver a posiciones de soledad. Cristina con Capitanich en Chaco. Cristina con Sergio Massa en el Congreso. Cristina con Omar Perotti, el gobernador de Santa Fe, quien en algún momento votó para que allanen el domicilio de la vice. Y Cristina también con Daniel Scioli, en las últimas horas, en un encuentro reservado. 

De fondo, lo que aparece en el Frente de Todos, cuando falta muchísimo todavía para la gran PASO de la que se habla, es una disputa que no es solo por los nombres, no es solo por Guzmán, por Kulfas, por Moroni, lo más apuntados desde el cristinismo. Es una disputa por una orientación: ¿cómo se sale de esta situación en la que se encuentra el Gobierno? Y más incluso, diría, que la orientación, lo que hay como diferencia entre el Presidente y la Vicepresidenta, entre los sectores que se alinean con uno o con otro, es un choque de pronósticos. 

El albertismo está convencido de que “estamos mal pero vamos bien” o “estamos mejor de lo que se supone”. Hay una recuperación económica, en la que la economía muestra signos de mejora y está en una situación mejor a los niveles de prepandemia. En una situación mejor a la que dejó el propio Macri. Algunos datos dicen que algunos sectores están en niveles similares a los de diciembre de 2015.  

El albertismo ve una economía en recuperación. Minimiza las alertas que recibe tanto del cristinismo como de las consultoras de mercado y también desde la oposición de Juntos. Hasta dice que si gana Juntos, va a recibir un país saneado porque va a tener menos deuda en dólares y crecimiento económico. Hay que ver saneamiento de qué nivel porque, obviamente, la falta de dólares conspira contra ese crecimiento. Y la macro más ordenada.

¿Qué quiere decir la macro más ordenada? En ese esquema de la macroeconomía, hay una brutal transferencia de ingresos que comenzó con Macri y que quedó convalidada durante el Gobierno del Frente de Todos. Lo charlábamos la semana pasada, cuando hablábamos en este espacio de que el país de los sueldos más bajos en la región es Argentina. Lo que, para los empresarios, es pura ganancia. Para los que hablan siempre de la macroeconomía es un buen signo tener los salarios tan bajos como los tenemos, pese a que conspira contra el consumo y el crecimiento.

Del otro lado del Frente de Todos, los pronósticos son antagónicos. El cristinismo está convencido de que la inflación está devastando la base electoral de lo que fue alguna vez el Frente para la Victoria. Lo vamos a ver seguramente en los próximos días, cuando el INDEC de a conocer la inflación de abril, que se estima entre 5 o 6 puntos. Una inflación altísima para los primeros cuatro meses del año. Y lo vamos a ver también en las audiencias públicas por el aumento de tarifas, el martes y el miércoles en gas y luz.

¿Existe algún punto de contacto entre las distintas variantes del cristinismo y el albertismo? ¿Existe algún punto de contacto entre lo que son hoy los dos polos del Frente de Todos? Es justamente la caída del salario real, la que el empresariado aplaude y sufre el cristinismo electoral. Y que sufrió, incluso, el Frente de Todos el año pasado. 

Datos, por ejemplo, muy recientes del Mirador de Actualidad del Trabajo y la Economía, un instituto de estudios sobre el trabajo con sede en Rosario que dirige Sergio Arelovich, a quien en algún momento lo entrevistamos en este programa. Ellos dicen que el PBI ya está 1,6% por encima del registro de diciembre de 2015, cuando se fue Cristina.  

La economía ya produce lo mismo que cuatro años atrás pero con salarios muchos más bajos, los más bajos de América Latina. Dice este trabajo que los salarios están peor que al llegar el Frente de Todos. Reconoce, por un lado, que la economía se recuperó, por eso crece por encima de la inflación desde hace ya más de un año. 

Comparado con enero de 2021, el salario real del sector privado registrado, los que mejor están, los que tienen trabajo en relación de dependencia, se recuperó un 4,6% con respecto a diciembre de 2019. Pero habían perdido 28% durante el gobierno de Macri. Pero, si uno mira punta a punta, dice el informe que no se recuperaron, que crecieron cero.

En el caso del sector público era todavía peor la caída. Habían perdido con Cambiemos 33 puntos. ¿Qué pasó durante el gobierno del Frente de Todos? Perdieron 6 puntos más. En 5 años, los salarios de los empleados estatales acumulan una pérdida de 38% de poder adquisitivo, según este informe del Mirador de Actualidad del Trabajo y la Economía. Y los informales, como siempre, son los más perjudicados, los que vienen muy resagados. Habían perdido 45% durante el gobierno de Mauricio Macri. ¿Qué pasó durante los dos años del gobierno del Frente de Todos con los informales? Perdieron un 7% más. Acumulan un 52%.

Estos datos no tienen nada que ver con los que menciona el Gobierno. Son difundidos muy pocas veces por las consultoras del mercado pero explican que hay un sector que hace lo que puede para llegar a fin de mes, que corre muy de atrás con respecto a la inflación. Y que no está incluido en el boom del consumo que muchas veces vemos cuando vemos restaurantes llenos, lugares donde no hay espacio para sentarse. Muchas veces, la base electoral del Frente de Todos está al margen. Porque no solo perdieron con el gobierno de Macri sino que, en el caso de los trabajadores estatales e informales, siguieron perdiendo en estos años, pandemia incluida.

Otro dato importante en el mismo sentido, del centro de estudios de la CTA de Hugo Yasky, CTA oficialista. Elaborado por Mariana González y por Cecilia Garriga. Coincide con el reparto de la torta cada vez más desigual. Los asalariados perdieron 5 puntos en el último año, dato que surge de la cuenta de generación del ingreso del INDEC. ¿Qué representa perder 5 puntos para los asalariados en un año? El estudio de CIFRA le pone números. Es una trasferencia de ingresos desde los sectores asalariados hacia el capital de 7,7 millones de pesos. Equivale al 46% de la masa salarial y al 19,6% del valor agregado de 2021. Es mucha plata que podría estar en el bolsillo de los sectores de trabajo y que tiene que ver con el aumento de la rentabilidad empresaria.

Son datos que explican, en parte, que a Guzmán lo aplaudan o que lo defiendan los empresarios que se juntaron en el Hotel Alvear el jueves pasado. Que explica que Eduardo Eurnekian lo haya elogiado. Que Alejandro Bulgheroni lo haya elogiado. Que Cristiano Rattazzi, alguna vez fiscal de Cambiemos, lo haya elogiado. Y, en todo caso, hayan dicho “no lo dejan hacer lo que quiere”. Si arranca alguna vez el pacto social del que tanto se habla, va a arrancar con ganadores y perdedores muy claros. 

El otro tema que también divide al Gobierno es la falta de dólares. En esto, yo creo que todo el Gobierno está de acuerdo, desde Cristina hasta Guzmán. La pregunta es, ¿por qué faltan en un contexto de ingresos récord de dólares? Llevamos dos años de superávit comercial excepcional, en parte, producto de la pandemia, y en parte, producto de la cosecha. Son 30 mil millones de dólares de superávit comercial en dos años y no quedó nada prácticamente en el Banco Central.

¿Cómo se explica? Ahora empiezan a aparecer la fuga de dólares por turismo, después de la salida de la pandemia. Otra parte tiene que ver con la brecha cambiaria. Pero hay una parte enorme, de alrededor 15 mil millones de dólares, la mitad aproximadamente, que se perdió y que tiene que ver con el pago de deuda a organismos de crédito, reconocido por el propio Guzmán, por 7 mil millones de dólares desde que asumió el Gobierno. Pero hay otros 7 mil millones de dólares que el Gobierno les entregó, les regaló, les subsidió, prácticamente a precio de remate, a las empresas que se habían endeudado bajo el gobierno de Macri. Esto también es reconocido por Guzmán. Son empresas que se endeudaron en paralelo al endeudamiento público durante el gobierno de Macri y cancelaron esa deuda muy rápido durante los dos primeros años del Frente de Todos recibiendo dólares baratos del Banco Central.

A medida que la crisis avanza, a medida que la falta de dólares se profundiza, que el monitoreo del Fondo se vuelva más estricto, que los dólares de la cosecha dejen de entrar, se vuelve el gran problema para el Gobierno. Lo reconoce Guzmán y es motivo de pase de facturas dentro del Gobierno. Porque con este ingreso de dólares excepcional, quizás una de las pocas cosas buenas que trajo la pandemia para el Frente de Todos, faltan dólares.

Más allá de la discusión por la cabeza de Guzmán, más allá de que Andrés Larroque diga que el Presidente hace operaciones contra Cristina y gobierna como si fuera el dueño del Frente de Todos, más allá de los nombres con los que se intenta muchas veces reemplazar a Martín Guzmán, de fondo están estas dos diferencias que van marcando la ruta de Gobierno de Frente de Todos.

Falta de dólares en un contexto donde el complejo oleaginoso liquidó en lo que va del año ya 11 mil millones de dólares, además de los 30 mil millones de superávit comercial de los que hablábamos antes durante los dos primeros años del gobierno de Frente de Todos. ¿Adónde se van esos dólares?, es la pregunta. 

Son las cuestiones estructurales que explican la división en el Frente de Todos. No la explica el alineamiento internacional. Si vemos con quién se junta Cristina, si vemos con quién se junta Sergio Massa, con quién se junta el propio Presidente. Desde Washington dicen que el momento es inmejorable en cuanto a la relación del Gobierno con Estados Unidos.

De fondo está ese choque. El choque por los salarios, por la falta de dólares. No solo por lo que se hace mal dentro del Frente de Todos, sino por cómo cada grupo espera que termine esta película.

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