Fuera de Tiempo con Jorge Yoma

Jorge Yoma, ex senador nacional, ex diputado nacional, ex convencional constituyente y ex diplomático, conversó con Diego Genoud sobre Milei, su relación con el menemismo y la actualidad del peronismo.

“Milei, la venganza de los libertarados y un peronismo que contradice su historia”. Editorial de 2 de julio en Radio con Vos.

Con la corrida del dólar, con la atención en los mercados, hoy apareció Javier Milei en su rol de presidente al frente de la reunión de Gabinete. Casi en forma obligada, haciendo la mímica presidencial, aparece unos días después de que se aprobara la Ley por la que el Gobierno tanto peleó. La Ley Bases, el paquete fiscal. 

Un logro para el Gobierno a pesar de que quedó una ley muy disminuida. Tuvo que negociar muchísimo pero era, se suponía, el punto de partida del verdadero gobierno. El problema es que la ley llegó tarde, en el medio de esta turbulencia financiera, de esta tensión que venimos viendo desde hace algunas semanas.

La inestabilidad de fondo en la Argentina de Milei no empezó con él, pero nunca fue despejada pese al continuo “vamos ganando” de La Libertad Avanza y de la gente que acompaña al presidente. Frente a esa crisis, frente a esa pesada herencia, Milei decidió un ajuste salvaje como respuesta a todo. Ahora se empiezan a ver las consecuencias en distintos escenarios. Una recesión muy profunda que ya lleva varios meses a la que ahora, además, se suma otro componente. Se pudo ver la semana pasada cuando el viernes, por un lado, Luis Caputo, por otro lado, Santiago Bausili, mano derecha y presidente del Banco Central, ambos socios en el sector privado, anunciaron que el gobierno iba a la emisión cero. Un término que el macrismo utilizó y terminó mal.

Por otro lado, anunciaron que la deuda que hoy tiene el Banco Central con los bancos va a pasar al Tesoro, al gobierno. Una forma de estatizar la deuda del Banco Central con los bancos. Para eso, para poder pagar esa deuda, el gobierno tendría que ajustar más. Es un cambió de manos, algo muy técnico, que genera discusiones entre economistas. Pero lo importante es que Milei, Caputo y Bausili apostaban con ese anuncio a despejar la turbulencia en los mercados para empezar esta segunda etapa. Hoy se vio que no conformaron ni a los bancos ni a los mercados: la inestabilidad de fondo no solo permanece sino que se incrementa. 

A Milei la economía real le importa bastante poco, siempre lo demostró. Su principal objetivo es ajustar, reducir el déficit fiscal y, al mismo tiempo, bajar la inflación. Mientras LLA avanza con su proyecto, la sociedad aguanta, los mercados se impacientan. Los operadores y agitadores del mercado que ya se cargaron tantos gobiernos en la historia argentina ahora empiezan a presionar al gobierno de extrema derecha, al que llegó diciendo que iba a cumplir con todos y cada uno de los mandamientos del mercado. ¿Quiénes son? Son los fondos de inversión que tienen sede en Wall Street, los operadores locales, los grupos económicos, los economistas ortodoxos ultraliberales los que están poniendo en riesgo el show de Milei, como nadie hasta el momento.

En dos días el dólar paralelo subió $60. Se amplía otra vez la brecha cambiaria, y ahí está la clave. La diferencia entre el dólar oficial y el paralelo, que en algún momento fue del 15%, hoy está otra vez en el 50%. Lejos de lo que estaba durante el gobierno del Frente de Todos, que llegó a 200%, pero que se haya triplicado la diferencia entre el dólar oficial y el dólar paralelo en tan pocas semanas está mostrando que hay algo que no le gusta a los actores del mercado para los cuales, se suponía, Milei venía a gobernar. O algo está fallando en el mesianismo de mercado o los “libertarados”, de los que habla el presidente, se están vengando. O quizás todo está atado con alambre en la Argentina de Milei. 

El presidente no devalúa porque piensa que eso puede hacer resurgir la inflación y bajarla es uno de sus principales objetivos. El problema es que la baja a fuerza de recesión, de patear tarifas y, sobre todo, algo que desquicia a los operadores del mercado, a los “libertarados” como los llama el presidente, es un dólar atrasado. Un dólar atrasado después de una mega devaluación, como la que decidió el presidente al inicio de su gobierno. En un pase de magia que no se termina de entender. ¿Para qué una mega devaluación si después Milei retrasa el dólar y pierde competitividad?

Los dueños del poder permanente están discutiendo con Milei en la forma que tienen de discutir. Es decir, asfixiándolo, arrinconándolo, arrasándolo. El Fondo Monetario Internacional dictó hace ya dos semanas un ultimátum. Le pide a Milei que devalúe, que unifique el tipo de cambio, que salga del cepo. 

No es cualquier voz la del FMI porque es el acreedor privilegiado, que está sentado a la mesa de decisiones de la Argentina desde que Mauricio Macri lo fue a buscar en auxilio. Se suman algunas voces de peso con mucha historia en la Argentina: Domingo Cavallo, Carlos Melconian, Ricardo López Murphy. Pero el presidente los humilla. En especial a los últimos dos. Con Cavallo todavía tiene cierto cuidado porque, primero, fue según Milei el mejor ministro de Economía de la historia y, segundo, tiene a su hija como embajadora ante la OEA.

Todos le piden a Milei que devalúe, que suelte el dólar y, sobre todo, le dicen: “Te estás quedando sin reservas”. Sobre todo, le dicen: “Esto es inviable”. Y, sobre todo, le dicen: “Más temprano que tarde vas a tener que devaluar”.

Milei y Caputo, dos hombres del mercado. Caputo, un trader, un hombre que trabajó para JP Morgan, para Deutsche Bank. Están desafiando al mercado porque no quieren devaluar, porque no quieren que la inflación se vuelva a disparar, porque lo único que tiene para ofrecer el gobierno de La Libertad Avanza hoy por hoy es la baja de la inflación. Como sabemos, hija de la recesión, de la crisis, de las tarifas planchadas. Me decía un ex ministro de Economía del kirchnerismo: “el político Milei hoy está antes que el economista Milei”. ¿Por qué? Porque Milei no quiere soltar el dólar. Porque está haciendo política. Los mercados advierten que Milei es una especie de populista de nuevo tipo. 

No sobra nada en esta Argentina como para atrasar el dólar. Lo hizo el kirchnerismo, lo hizo el macrismo. Ahora lo hace Milei en la cornisa, en el límite, porque tenemos indicadores que hablan de que la sociedad argentina la está pasando muy mal. Ya la venía pasando mal y por eso ganó Milei. Ahora todo es bastante peor. 

Es un ajuste tan brutal, tan salvaje, que es incompatible con los números que le dan las encuestas a Javier Milei. Uno se pregunta hasta cuándo se puede sostener ese nivel de adhesión. ¿Cómo se explica? Primero por el rechazo que todavía se mantiene a las experiencias previas, a los gobiernos que se alternaron en el fracaso antes de Milei. Lo que nunca se puede perder de vista es cómo llegó el libertario a la Casa Rosada. El otro elemento que los analistas y encuestadores destacan es que la popularidad de Milei es la baja de la inflación. La posibilidad de que la sociedad crea que estamos saliendo y no entrando a una crisis más profunda.

La recuperación en “V” que vendió el Gobierno no existe, no la ve nadie. Esto es una recesión cada vez más profunda y los brotes verdes no se ven. Datos de la AFIP de las últimas horas. En junio, la recaudación cayó 14% en términos reales en relación al mismo mes del año pasado de 2023. ¿Por qué cae la recaudación? Por la caída del consumo, por la profunda recesión. Hay un solo indicador que sube: el impuesto PAÍS, que genera ingresos en la recaudación. Pero hay otros indicadores que caen más. La recaudación por IVA cae 19,5% interanual en relación a lo que pasaba en 2023. Este derrumbe de la actividad económica solo es comparable a la pandemia, al 2001.

Otro dato también importante de las últimas horas, de la Dirección de Estadísticas y Censos de la Ciudad de Buenos Aires donde gobierna Jorge Macri, son los números de pobreza y de indigencia en la ciudad más rica de la Argentina. En el primer trimestre del año, el 35,1% de los porteños está en la pobreza, lo que equivale a un poco más de un millón de personas. En la indigencia, privados de la alimentación, el 15,3% de los porteños, casi el doble que un año atrás. Son los niveles de indigencia más altos de la última década. 

¿Quién cae a la indigencia, quién cae a la pobreza en la Ciudad de Buenos Aires pero también en el resto del país? La clase media, que se derrumba, que se achica, que se comprime, que se viene abajo.

Sobre ese cuadro de caída de la actividad, el Gobierno avanza con una nueva ola de despidos. En el Hospital Posadas, en Desarrollo Social, en el Ministerio de Justicia, en la Ex ESMA, en el Ministerio de las Mujeres, en el INCAA, en Parques Nacionales. Según Adorni, el vocero del gobierno, es parte de la limpieza que hacen Milei y La Libertad Avanza, y para eso la sociedad los votó. ¿Adónde van los despedidos de Milei en esta situación de crisis tan profunda? ¿Cómo se reinsertan en un mercado laboral que no genera puestos de trabajo? Hay datos que difundió la Fundación Pensar, firmados por Macri.

No solo el sector público despide. La Izquierda Diario publicaba, el sábado pasado, que 200 trabajadores contratados de la planta Tenaris-Siat, en Valentín Alsina, recibieron un telegrama de despido. ¿Quiénes son, qué hacían? Trabajaron en la construcción del Gasoducto Néstor Kirchner, obra estratégica, la cual casi toda la clase política y el poder económico aplaudió hace apenas un año. 

Otro dato que se conoce pero no tanto, o no se difunde tanto, está en una nota de Clarín firmada por Agustina Devincenzi. Las multinacionales se están retirando de la Argentina en este marco de recesión, de caída de las ventas. Se fue la estadounidense de consumo masivo Procter & Gamble (P&G). ¿Quién la compra? Ruben Cherñajovsky, uno de los empresarios beneficiados por el régimen de subsidios de Tierra del Fuego. Se queda con Pampers, Gillette y Pantene. También se fue la firma de conectividad colombiana Internexa, le vendió su filial a la compañía argentina Silica Networks, del Grupo Datco. Se fue un propietario de grandes centros médicos, el sueco Diaverum A.B. de diálisis. Se quiere ir Diagnóstico Maipú, una empresa que tiene una facturación anual de más de 1.000 millones de dólares, la quinta compañía de medicina más grande del mundo en el rubro de diagnóstico, y tiene ocho centros de diagnóstico. ¿Quién la quiere comprar? Claudio Belocopitt, empresario de medicina prepaga, en su momento muy cercano a Sergio Massa. 

En este contexto de anuncios, el Gobierno no logró el resultado que esperaba. Porque los mercados, porque el Fondo, porque los economistas, “los libertarados”, reclaman otra cosa: algún tipo de devaluación. Lo dice Cavallo, el renacido, porque todo vuelve en la Argentina. En un post que publica en su blog en las últimas horas, Cavallo escribe: “El staff del FMI y la mayoría de los economistas profesionales, aún cuando valoran el ajuste, no comparten la proyección optimista del gobierno”. Cavallo sugiere un tipo de devaluación para llevar el dólar oficial más arriba y dice: “El mayor riesgo de no hacer nada es que sigan cayendo las reservas”. Y más temprano que tarde, advierte a Milei que si no devalúa ahora poco, va a tener que devaluar mañana mucho.

El gobierno está en una trampa porque son sus aliados los que le empiezan a reclamar cambios. El primero es Macri, que viene de votarle la Ley Bases y aportarle una fuerza legislativa que el libertario no tiene —con Cristian Ritondo, con Silvia Lospennato, con Fernando Iglesias. Con los macristas que siguen la línea Bullrich o siguen la línea Macri, no está claro, pero Macri quiere cobrar por esos servicios prestados. Le reclama a Milei rediscutir el “Pacto de Acassuso”, que nunca se cumplió. 

Y está el documento de la Fundación Pensar, presidida por María Eugenia Vidal, de 39 páginas, con elogios al ajuste, hay críticas al Frente de Todos, a la pesadísima herencia. Pero también hay una descripción muy dura de la situación actual. Un dato de este documento alcanza para ver hasta qué punto Macri le está mostrando los dientes al presidente: “Se alcanzaron siete meses en baja en el empleo. Es la mayor baja en el empleo desde 2002”, dice la Fundación Pensar. “En 2024 ya se perdieron 600.519 empleos. Las expectativas son malas. La demanda laboral es la más baja en 10 años”. Macri casi como si fuera de la CTA Autónoma: “Argentina registra la peor expectativa en el mundo de generación de trabajo”. Después menciona de que Argentina sumó 3 millones de pobres, el valor de la pobreza más elevado desde 2004.

“Así no podés seguir”, le dicen a Milei por distintos motivos. El preisdente piensa que puede aguantar, que la sociedad aguanta hasta que llegue la plata del Fondo, aunque es difícil que suceda. ¿Hasta que gane Trump quiere Milei que la sociedad aguante? Veremos si gana. ¿Hasta que gane La Libertad Avanza las elecciones legislativas de 2025? Falta una eternidad.

Milei quiere que la sociedad siga aguantando, pero en Argentina nunca se sabe. Sergio Massa también pensó que podía aguantar y no devaluar. Lo terminó haciendo el peor día, el peor día de su vida como candidato, al día siguiente de perder las PASO. Axel Kicillof quizás pensó lo mismo hace 10 años, cuando empezó este ciclo de inestabilidad. Gobiernos distintos, momentos distintos pero Argentina devalúa la moneda cada seis meses, cada año, cada dos, producto de que no tiene los dólares suficientes. ¿Por qué no los tiene? Materia de discusión. Pero Milei piensa que puede ser también en este plano una excepción a la historia.

¿Qué tiene en frente el presidente Javier Milei? A 50 años del aniversario de la muerte de Perón, reapareció Cristina en una entrevista con Pedro Rosemblat, en Gelatina. Tambien vimos a Kicillof dando un discurso, hablando de que el peronismo es futuro. Lo vimos a Guillermo Moreno reunido con un grupo de economistas, con muchas diferencias entre sí, pero al menos planteando un programa económico por si al peronismo le toca volver a gobernar. Para que no pase lo que ya pasó en 2019 cuando, Cristina lo admitió, llegaron sin programa o sin programa consensuado.

Más allá de los efemérides, de los homenajes a Perón, de la foto de unidad, frente a Milei hay un peronismo a contramano de la historia, que vuelve a perder una elección presidencial después de haberla perdido ya en 2015. Gana una, pierde una. Pierde dos de tres. Un peronismo que viene perdiendo elecciones en la Provincia de Buenos Aires desde hace 15 años, desde 2009, y que cuando estuvo en el poder, 2019-2023, contradijo una de sus máximas históricas. Que es la fuerza que goza el ejercicio del poder. Porque lo sufrió y terminó con Javier Milei en la presidencia.

El peronismo, además, hoy trabaja mejor como oposición que como gobierno. Si uno mira la cohesión que se ve en Diputados, en el Senado, entre los distintos bloques o entre las distintas corrientes de lo que hoy es Unión por la Patria, hay una cohesión notable con excepciones como Jalil de Catamarca, Jaldo de Tucumán. Tal vez más consciente de lo que no quiere que de lo que quiere o de lo que puede hacer en la Argentina, más testimonial que Ejecutivo, más comentarista que protagonista. El peronismo hoy, a 50 años de la muerte de Juan Domingo Perón, es incapaz de sintetizar una explicación de por qué llegamos hasta acá. No está claro cuál es el balance del peronismo que gobernó hasta hace seis meses sobre por qué Milei es presidente.

¿En qué falló el Gobierno del Frente de Todos para que la Argentina terminara en Milei? No aparece un balance compartido, ni de cerca. ¿En qué se acertó, en qué se equivocó? Por eso, aparece un peronismo incapaz de explicar cuál es la alternativa que propone. Y en qué se diferencia esa alternativa de lo que hizo el peronismo en el poder hasta hace cinco minutos.

Por eso, Milei avanza, aún con su plan inestable, aún cuando todos le empiezan a reclamar, a querer arrasarlo. Javier Milei tiene enfrente a un peronismo, con una base histórica o una base social, que dejó de registrarlo como una opción, que lo ve endogámico y lo ve, también, impotente.

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