Fuera de Tiempo con Agustín Rossi

El Ministro de Defensa Agustín Rossi conversó con Diego Genoud acerca de la disputa con Gran Bretaña sobre las Islas Malvinas y la visita del Jefe del Comando Sur y la posición argentina entre Estados Unidos y China en el Atlántico Sur.

También estuvo en Fuera de Tiempo Matías Maito, docente y director del Centro de Estudios del Trabajo y Desarrollo. Charló sobre la caída profunda del poder adquisitivo de los últimos tres años y la necesidad de aumentar los salarios en un contexto de recuperación heterogénea en la actividad económica.

“La cuenta regresiva y la batalla por el sentido”. Editorial 5/6/2021 en FM Milenium.

Sigue siendo la pandemia el tema central para la Argentina en el año electoral. Porque, si uno va siguiendo el día a día de la peste y va contando, advirtiendo, verá cómo sigue pegando después tantos meses. Un año y tres meses después del inicio, de aquel encierro estricto que ordenó Alberto Fernández en marzo de 2020, atravesamos el peor momento tantas veces anunciado. Creímos que iba a ser durante 2020, imaginábamos que el 2021 iba a ser distinto. Estamos llegando a la mitad del año con una cifra de muertos escalofriante: 80 mil. Difícil de dimensionar si uno sale por un momento de la pelea cotidiana, de la confrontación, de la vorágine, del sálvese quien pueda, del intento individual y colectivo que se hace en la Argentina por sobrevivir a esta larga crisis a la que se le sobreimprime una pandemia.

Argentina cerró 2020 con 43.163 muertos. Esa era la cifra el 31 de diciembre. El país va camino a duplicar esa cifra en apenas seis meses. Por eso decimos que el gobierno de los Fernández sigue en el peor momento. En una situación que, si uno revisa el presupuesto que presentó Alberto Fernández, Cristina Fernández y Martín Guzmán en el Congreso, era una situación no contemplada. Aquel presupuesto recortaba a la mínima expresión el gasto Covid

Llegan informaciones del gobierno nacional que cada día reporta el número de muertos, jornadas con cifras inconcebibles hace un año: más de 700 muertos y más de 40 mil contagios. No solo en el AMBA, no es solo en el territorio de Horacio Rodríguez Larreta y de Axel Kicillof. También en Córdoba, en Santa Fe, en Tucumán, en Mendoza, en Neuquén. En tierra de de Juan Schiaretti, de Omar Suárez, de Rodolfo Suárez, de Omar Perotti. No distingue la pandemia, no toma en cuenta la polarización y arrasa con todo. Además de las que da el gobierno nacional, uno puede mirar las cifras que da el sector privado, que difunde datos que hablan de camas de terapia intensiva ocupadas en todo el país de alrededor del 80%. Al 28 de mayo pasado, 77,10%, por ejemplo, contabilizando tanto el sector público como el ámbito privado. Otra vez la pregunta por la falta de oxígeno, por la falta de camas. Lo sabe cualquiera que tuvo que internar algún familiar en la Capital Federal y lo derivaron a la Provincia de Buenos Aires. O que lo tuvo que internar en el conurbano y tuvo que dar vueltas en busca de un hospital, de un sanatorio, de una cama. 

En ese contexto dramático de 80 mil muertos es que hoy el gobierno libra la batalla por las vacunas, en año electoral la prioridad es vacunar a la mayor parte de la población. Orquestar un operativo de vacunación, como varias veces lo dijimos acá, que llegó mucho más tarde. De ahí, uno supone, el presupuesto optimista de Guzmán que no contemplaba IFE, ATP, ningún paliativo o muy pocos para los sectores perjudicados, sacrificados durante la pandemia. 

La batalla por las vacunas la está librando el gobierno con la oposición. Por supuesto, no solo pasa en la Argentina. La batalla por las vacunas es también la batalla por el sentido, por el poder en año electoral. La oposición denuncia que las vacunas que no llegaron a tiempo son producto o de un intermediario que quiso imponer el gobierno, como dijo Patricia Bullrich, o de negligencia o de corrupción o de mala praxis. Mala praxis que, por supuesto, genera víctimas fatales. Entonces el gobierno se esfuerza por entrar en la etapa de la vacunación récord. 

Hay que mirar no más. Áxel Kicillof que se propuso vacunar un millón de personas en apenas diez días, al comienzo del mes de junio. El Gobernador del territorio donde se libra otra vez, por lo menos para el peronismo de Cristina, la madre de todas las batallas. El gobierno nacional quiere llegar a 25 millones de personas vacunadas al menos con una dosis para las elecciones. Se apuesta a que los sobrevivientes de esta pandemia se inclinen por el frente oficialista en las elecciones, que van a ser finalmente en septiembre. Es el día a día de esa batalla cotidiana, que solo en cierta medida se corresponde con la que libra la mayor parte de la población. 

La batalla cotidiana entre el Gobierno y la oposición. La oposición que culpa a Hugo Sigman, el dueño de AtraZeneca, por las vacunas que ahora sí, aunque tarde, están llegando. Que señala a Marcelo Figueiras, el dueño de Richmond que va a fabricar la Sputnik en la Argentina. Que insiste, como dijo Bullrich, que hubo un intermediario que quiso poner el gobierno para contratar a Pfizer. La oposición funciona como embajadora de Pfizer en Argentina

Todo esto en medio de la campaña, de los muertos, del drama. Junto con las apuestas frustradas del gobierno, está también, como el propio Frente de Todos dice, el operativo de vacunación más importante de las últimas décadas. Ahí espera tener el gobierno un argumento, yo diría el más importante a la hora de ir a las elecciones. Cada persona vacunada, piensan en el Frente de Todos, puede ser alguien que valore de manera positiva la gestión Fernández en este año largo, excepcional. Un año muy malo y no solo por la pandemia, sino también por la crisis económica que no afloja.

Se cruzaron Bullrich con Ginés González García, que apareció en TN, y gran parte del gobierno festejó, algunos en público, otros en privado, la respuesta del ex ministro a Patricia Bullrich. Una Patricia Bullrich que en privado, a su entorno más íntimo, dice “ojalá me metan presa”. Porque, claro, por supuesto, está en campaña más allá de que se pueda creer o no que su preocupación es genuina. No le vendría mal a Patricia Bullrich en esta interna que está librando. Por un lado, la interna de Juntos por el Cambio donde confronta con Horacio Rodríguez Larreta, con María Eugenia Vidal y, por momentos, hasta con el propio Mauricio Macri. No le vendría mal que el gobierno, la Justicia o alguien la convierta en víctima. 

Y Ginés González García, que sale a responder en TN, recibió la aprobación de altos funcionarios del gobierno del Frente de Todos. Por una frase que dijo, por una defensa que hizo de su actuación como Ministro en la pandemia, pero además por una frase: “Tan o más importante que ser un buen ministro, es ser un buen ex ministro”. Por esto de que cuando un ex Ministro se va -ahí está Gustavo Beliz, por ejemplo, que dio la vuelta a la política y ahora está en Casa Rosada-, muchas veces prende el ventilador y denuncia a su propio gobierno. Ginés González García, que es un tipo con mucha experiencia en política, eso no lo hace y lo demostró esta semana. Por eso recibió cantidad de felicitaciones que no se publican, por supuesto, pero que hablan de un Gobierno que viene muy golpeado en esta batalla cotidiana con la oposición. Viene muy señalado. 

En lo económico, los datos también importantes. Los que por un lado explican la ecuación del gobierno en el año electoral, y por otro lado hablan de la vida cotidiana de millones de personas en Argentina. Soja, inflación y recaudación: tres factores claves para el Gobierno en el año electoral. La soja alrededor de los 600 dólares la tonelada, incluso a veces más arriba. Si uno ve los datos de la recaudación de mayo, se da cuenta de que ya empezó a impactar ese valor récord. Un valor que en el macrismo dicen: “ojalá hubiéramos tenido la soja a 600 dólares”. Casi se duplicó el valor, la soja estaba en 341 dólares cuando asumió Fernández y ahora está alrededor de 600

La recaudación de Guzmán, del gobierno, creció 5,5% respecto a abril, un 72,7% interanual en mayo. Eso es muy por encima de la inflación y lo que importa para el gobierno. Si uno empieza a mirar con lupa los datos de esa recaudación, se encuentra con que los derechos de exportación, las retenciones, aumentaron 267,8%, comparado con mayo de 2020. Un 267,8% arriba la recaudación por retenciones para el gobierno del Frente de Todos en un momento en el que Guzmán viene de consolidar un ajuste formidable. Con lo que no se destinó a gasto Covid y, sobre todo, con la licuación de los ingresos, que vienen perdiendo por goleada frente a la inflación, algo que en este programa venimos remarcando, porque los que pierden son los asalariados, los que viven de un ingreso en pesos, jubilados, trabajadores. Muchos de ellos votantes del Frente de Todos.

También la inflación. Como muchos especialistas dicen, los que pasaron por el gobierno, la inflación perjudica al que vive de un ingreso en pesos y corre desde atrás pero beneficia al Estado que recauda. En mayo la inflación se supone que cerró alrededor del 4%. En cinco meses vas a tener 21%, 22% de inflación, cuando Guzmán decía 29% para todo el año, también en el presupuesto. Letra muerta, uno podría decir.

Pero la inflación, si bien puede beneficiar al gobierno a la hora de la recaudación, conspira contra la base de la sociedad. Conspira contra el crecimiento, porque es imposible que repunte el consumo si los salarios están en el quinto subsuelo. Y, finalmente, uno puede decir, y esto lo ve con mucha claridad Cristina, la vicepresidenta, la inflación conspira contra las propias chances electorales del gobierno. Si los salarios quedan por debajo de la inflación, si la gente no tiene para llegar a fin de mes. Si muchos no pueden acceder a los alimentos o no pueden comer carne como quisieran, las veces que quisieran -muchos votantes del Frente de Todos-, algo a lo que el viejo cristinismo o kirchnerismo los había acostumbrado. Javier González Fraga podría decir “los malacostumbraron”. Lo cierto es que está esa memoria que contrasta con el presente que le toca vivir a millones de personas. Siempre lo mencionamos, porque me parece que es una cifra que por lo menos el Gobierno no debería olvidar nunca: hay 19 millones de personas bajo la línea de pobreza, según el INDEC. 

En ese contexto de licuación de los ingresos, de ajuste, que lleva adelante el gobierno del Frente de Todos, aparecen las paritarias de los trabajadores sindicalizados, de los sindicatos más fuertes que empiezan a perforar el techo que quería Guzmán. Camioneros está pidiendo 45% para este año, peajes está pidiendo 45%. Bancarios, que había cerrado en 29%, está pidiendo reabrir paritarias antes de fin de año. Los estatales mismos, que vienen de sueldos pulverizados en casi siete y ocho años, cierran 35% arriba de la meta de Guzmán. Están velando la meta de inflación de Guzmán. Los sindicatos, sobre todo los que tienen peso propio, lo empiezan a dejar planteado. La inflación, por supuesto, nadie espera que sea del 29%. 

Leía hace poco un informe de Ricardo Delgado, de Analytica, que dice: “en los últimos años la remuneración de los asalariados fue una de las principales anclas inflacionarias. En términos reales, entre diciembre de 2017 y enero de 2020, el salario registrado perdió un cuarto del poder adquisitivo”. O sea que los trabajadores en blanco perdieron entre diciembre de 2017 y enero de 2020 un cuarto de lo que representaba su salario

Ahí está, en la vacunación por supuesto, pero también ahí, en esa otra batalla por la supervivencia cotidiana de millones de personas, la clave de la elección que viene. Sobre todo en la Provincia de Buenos Aires donde se asienta el poder del Gobierno. A cien días de las PASO, que van a ser el 12 de septiembre, ahí está la preocupación principal, según dicen, de la vicepresidenta. Junto con sus causas judiciales, por supuesto, que le llevan muchísimo tiempo hace bastante.

En estos cien días que quedan, se supone que el gobierno va a poner lo que tiene. Para algunos serán migajas, para otros será insuficiente. Por supuesto, no va a compensar lo que se perdió, ese cuarto de sueldo que perdieron los trabajadores en blanco. No hablemos, los trabajadores en negro. Pero de acá al 12 de septiembre, en esta cuenta regresiva imaginaria, pero también concreta, el gobierno se va a jugar una parte decisiva de la elección. Dicen que Cristina dice que lo de la vacunación ya está. Porque las vacunas están llegando, por AstraZeneca, por Sputnik, por Sinopharm, por las que va a mandar Joe Biden. 

Pero, junto con la vacunación, el tema que más influye es otra vez la economía. Los ingresos de una mayoría de la población que no llega a fin de mes. Y que votó al Frente de Todos para salir de esa situación. Ahí también, quizás sobre todo ahí, se juega la elección el gobierno de los Fernández.

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