Fuera de Tiempo con Sergio Palazzo

Sergio Palazzo, Secretario General de la Asociación Bancaria y precandidato a diputado nacional por el Frente de Todos en la Provincia de Buenos Aires, conversó con Diego Genoud acerca del panorama electoral y la discusión de la reducción de la jornada laboral.

También estuvo en el programa Marina Dal Poggetto, economista y directora ejecutiva de EcoGo, y conversó sobre el estado de la economía a semanas de las elecciones y cómo será en los próximos meses.

“¿Cómo sigue ahora el Frente de Todos?”. Editorial de 14/8/2021 en FM Milenium.

Semana de fotos y de números. Porque en los últimos días volvimos a ver el número de la inflación. El gran problema, la gran asignatura pendiente, la dificultad estructural de todos los gobiernos, ese que dijo Macri que iba a resolver en cuestión de días. La que terminó en 53,8% en su mandato, y que ya había crecido, había sido un problema, durante los años del kirchnerismo en otro contexto. En un contexto en que los salarios crecían a la par de la inflación o incluso 1 o 2 puntos por encima. Después de un primer año de pandemia con números bajos de inflación, producto de la recesión,
el Frente de Todos otra vez choca con esta dificultad que deteriora la condición de vida y expulsa a la pobreza a millones de personas pero en un contexto muy distinto al del último cristinismo.

Ahora los salarios pierden por goleada con la inflación. Inflación que en julio estuvo en el 3% y acumula 29,1%, lo que Guzmán proyectaba para todo el año. Esa cifra se anticipó para mal, se alcanzó en siete meses, le sobraron cinco al ministro de Economía. En los últimos doce meses, la Argentina del Frente de Todos tiene un 51,8% de inflación. Está en los niveles del último Macri. El gobierno puede explicar que esto se debe a la disparada de los commodities, puede dar algún tipo de atenuante. Lo cierto es que la mayor parte de la población ve cómo el sueldo se derrite. Además la inflación es más alta en el rubro de alimentos, lo que se conoce la inflación de los pobres y que afecta sobre todo a los votantes naturales del Frente de Todos. Por lo menos, los votantes que Alberto Fernández, que Cristina Fernández de Kirchner pretenden retener en esta elección de
medio término.

Esta inflación es muy distinta a la del último cristinismo, es más nociva porque el gobierno ya no
encuentra herramientas para revertir la caída del salario real. Más allá de que las paritarias se están reabriendo, en el caso de los trabajadores bajo convenio y de los sindicatos más poderosos de la Argentina, la aristocracia obrera. El resto de la población, que es mucha, viene perdiendo por goleada. Eso tiene consecuencias, por lo menos, en dos planos. Primero, la caída del consumo que, además de afectar a los que menos tienen, impide el crecimiento de la economía que quiere el gobierno. La economía está rebotando de manera heterogénea pero no termina de arrancar más allá de que la reapertura y la vacunación le permiten al gobierno mostrar otro clima a la hora de ir a votar.
Pero primera consecuencia: el consumo, la gran marca de los años kirchneristas, todavía está muy pero muy retrasado. No hay consumo o repunta muy despacito, y eso impide el crecimiento de la economía Argentina. Y la segunda consecuencia es que esa caída del poder adquisitivo puede repercutir para mal en cuanto a las chances del Frente de Todos en esta elección de medio término porque impacta sobre todo en los votantes y castiga a los sectores de menores recurso. Por un lado la inflación conspira contra el consumo y el crecimiento, y por otro lado conspira contra las propias chances del Frente de Todos en esta elección.

Así y todo, cuando uno hoy habla con encuestadores, con funcionarios del gobierno de este frente heterogéneo, todos confían en un triunfo en estas legislativas. Habrá que ver si se confirma o no, habrá que ver cuánta gente va a votar, cuántos votos cosechan las opciones que aparecen por fuera de las dos grandes coaliciones, de Juntos y el Frente de Todos. Cuánto consigue Randazzo, cuánto consigue Milei, cuánto consigue Espert, a quién le roban votos. No es tanta la preocupación en el en el oficialismo por las elecciones, sino por lo que va a pasar después. ¿Cómo va a seguir el gobierno? Ya sabemos lo que le pasó a Macri en el 2017, con un triunfo apabullante, sorprendente, en casi todas las provincias, con alrededor de 40% de los votos a nivel nacional, con un peronismo atomizado. Y después, la eclosión, las protestas contra la reforma previsional. El peronismo que empezó a oler sangre y se empezó a despegar de Macri. Después, de la corrida. Después, el prestamos monumental que pidió Cambiemos, que recordaba el otro día Cristina Kirchner en el acto en Lomas de Zamora.

Pero, por supuesto, los números. Porque la Argentina tiene una inflación muy elevada que castiga a los que menos tienen y tiene una brecha cambiaria que está en niveles muy altos, que anticipa
problemas para el gobierno en este segundo semestre. ¿Cómo va a llegar el Gobierno a fin de año? No sólo cómo va a llegar al 14 de noviembre sino cómo va a llegar a fin de año, cuando tiene que pagarle al Fondo alrededor de 3.800 millones de dólares. ¿Va a usar la plata del Fondo para pagarle al Fondo? La propia Cristina admite que no queda otro camino. Habrá que ver cómo avanza esa negociación.

Por lo pronto tuvimos, también, hace unos días nada más, la presencia de una comitiva de Joe Biden. Funcionarios de primer nivel como Jake Sullivan, el Consejero de Seguridad Nacional. Un funcionario de 44 años representante de Biden en cualquier lugar donde se discutan temas de seguridad nacional, casi un canciller de Biden. Estuvo con Alberto Fernández, eso muestra que el gobierno busca una interlocución permanente, también Estados Unidos necesita una interlocución en la América Latina convulsionada, con Jair Bolsonaro muy enfrentado con Biden y con lo que sabemos que pasó en Chile, con lo que pasa en Perú y en Colombia. Me lo decía Jorge Arguello en una entrevista que le hice para elDiarioAr: Argentina parece casi como una isla, como una posibilidad, se vende así misma como garante de estabilidad. Y el Gobierno piensa utilizar eso para ver si el Fondo nos tiene piedad, si tiene algún tipo de clemencia con Argentina. Difícil que haya una quita como la que hubo con los acreedores privados pero, al menos, se apela a lograr algún tipo de pedaleo, discutir las comas de esa deuda monumental, del muerto del que habló también Cristina en Lomas de Zamora, el que dejó Macri de esa deuda imposible de pagar y que el gobierno de todas maneras está pagando.

El Banco Central recuperó reservas en estos primeros seis meses del año, como hacía mucho que no recuperaba, sobre todo gracias a la cosecha récord, al aumento de la soja. Sin embargo, gran parte de eso que compró el Banco Central fue para pagar deuda. El Frente de Todos vuelve a ser honor a la tradición del kirchnerismo, la que la propia Cristina planteó en algún momento: “Somos pagadores seriales”. Eso no se discute, pero condiciona al gobierno del Frente de Todos más allá de las elecciones. Habrá que ver cómo se expresan en la Provincia de Buenos Aires las casi 12 millones de personas que van a votar, la fortaleza de este peronismo kirchnerista. Después habrá que ver cómo sigue la economía, cómo hace el Gobierno para llegar con aire al test decisivo, que es el 2023. Eso empieza a discutirse ya en el Frente de Todos.

Causó mucho ruido en esta semana, la foto de Alberto Fernández en Olivos festejando un cumpleaños en plena pandemia que le puede traer consecuencias al gobierno. Sobre todo, cuando la vean los que viven por fuera de la polarización, los que no están tan convencidos de que el Frente de Todos es la única salida. Ni, por supuesto, están tan convencidos de que vale cualquier cosa antes de que siga en el poder el kirchnerismo a través de esta alianza del Frente de Todos. No cayó bien en el resto, en los que cumplieron con las restricciones durante la etapa más estricta de la pandemia, la foto de Alberto Fernández festejando con Fabiola Yánez. En el sector de los neutrales, en el sector de los diletantes, de los que van y vienen y definen la elección desde hace años en Argentina.

Pero otra foto, que también habla del futuro del gobierno, fue la que eligió la cuenta institucional del PJ para recordar el triunfo del Frente de Todos hace dos años: una en la que no estaba Cristina Kirchner. Es difícil que Cristina no esté en la foto. Sin embargo, ese día Cristina no estaba. Se explicó desde el gobierno, que había viajado para votar en las PASO de 2019 en Santa Cruz. Esa foto expresó una tensión. La Cámpora twitteó: “Se olvidaron de alguien” y empezó una discusión que los medios le dieron difusión. Pero estoy seguro, convencido, me lo dicen cerca de Cristina, que obviamente cayó mal. Y La Cámpora twittea eso justamente porque había caído mal a la vicepresidenta de la Nación. Después, lo recordó en el acto de Lomas. “Memoria y amor”, dijo junto a Kicillof, que es su candidato hacia 2023, aunque no esté blanqueado, tan claramente.

Por eso, la pregunta, ¿es posible hacia 2023 que el Frente de Todos pueda prescindir de Cristina
Kirchner? ¿Es posible que Cristina no esté en la foto? Nadie en el Frente de Todos va a decir que Cristina no tiene que estar en la foto. Sin embargo, en esa foto del otro día no estaba. Y a la inversa, ¿Cristina está pensando en un 2023 en el que Alberto no esté en la foto? Eso es lo que se discute de fondo. El Frente de Todos que, como dijo Felipe Solá alguna vez, es una alianza de los que están unidos por el amor y por el espanto, de sectores que se enfrentaron mucho, que se dividieron en beneficio de Juntos por el Cambio, de Cambiemos, de Macri en 2019. Sectores que, además, hoy en el gobierno conservan las diferencias. La unidad es una unidad trabajosa, que todos los días hay que ratificarla, que depende por supuesto de Cristina y Alberto. Pero que a partir de noviembre y hacia adelante, se va a poner a prueba nuevamente. Cristina pensará que puede volver a construir una mayoría, como la que construyó cuando trajo con el dedo a Alberto Fernández para lograr la victoria. Alberto pensará que puede volver a ser, si le va bien en la elección, el nombre de un proyecto que se extienda más allá del 2023. Cuando uno hoy habla con unos y otros, las miradas son antagónicas.

En el albertismo, que no existe, pero que está lleno de albertistas el gabinete, te dicen: “Cristina
no va a poder prescindir de Alberto en 2023”. Y el que gana esta elección, si esta elección se gana
para el Frente de Todos, va a ser Alberto. Cuando uno habla más cerca de Cristina, ya se están craneando otras posibilidades con un candidato que está muy claro. Hay que seguirla a Cristina, nada más. No hace falta demasiada investigación, descifrar demasiado los movimientos. Hay que seguirla a Cristina y verla siempre en campaña en la Tercera Sección electoral, en el conurbano bonaerense y al lado de Axel Kicillof, que es su candidato, el que mejor la representa. El que más tiene que ver con el cristinismo que se quedó solo, el que perdió todos los aliados. Y el que, en adición, más coincidencia tiene con Cristina.

Por eso, esta semana en la que se vuelve a confirmar el dato de inflación como una realidad que el gobierno no logra doblegar, que vuelve a castigar a la base del Frente de Todos como una realidad que expulsa a millones de personas a la pobreza, ese dato, con la foto, sobre todo la foto donde Cristina no estaba, anticipan los dos grandes problemas que tiene el Frente de Todos hacia adelante.
Uno, la economía. ¿Cómo gobernar la inflación en un contexto de escasez? Algo que nunca pudo
el cristinismo, pero en un contexto ahora todavía peor porque los salarios pierden con la inflación.
El otro dilema. No económico, sino político. ¿Cómo conservar la unidad? La unidad en un contexto en el que una parte del Frente de Todos piensa que Cristina puede no salir en la foto.

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