Fuera de Tiempo con Esteban Marcioni

Esteban Marcioni, referente nacional del Frente Popular Darío Santillán, conversó con Diego Genoud sobre la crisis social en los barrios populares y la falta de alimento en los comedores comunitarios.

“El país de Milei”. Editorial 5 de marzo en Radio con Vos.

Volvemos con Fuera de Tiempo en Radio con Vos. Y volvemos con los editoriales semanales en un año intenso. Saludamos primero a la gente amiga que nos escucha en el comienzo de esta segunda temporada en Radio Con Vos, también a la gente que nos escucha desde ya hace muchos años. Parece mentira pero esta es la séptima temporada de Fuera de Tiempo.

Ya de por sí, un motivo para festejar. Crecieron mucho el año pasado nuestros seguidores en Spotify, en Youtube, además de la gente que nos escucha en vivo todos los martes a las 23. Nos llegan comentarios de personas que nos siguen, que nos esperan. Son muchos años de laburo, está bueno saber que ese esfuerzo es percibido por la gente que valora Fuera de Tiempo. Un espacio medio a contramano de los tiempos, de la coyuntura, del vértigo, de la velocidad.

Estamos en una semana en la que Javier Milei viene de hacer su discurso de apertura de sesiones ordinarias. Parece mentira, a veces, que nos gobierna Javier Milei, alguien que hasta hace dos años era un panelista de televisión, que se destacaba por sus gritos, por sus ideas, por su vehemencia. Ese panelista de televisión, hace un suspiro, en noviembre del año pasado, sacó 14 millones y medio de votos frente a Sergio Massa.

Milei se impuso sobre un sistema político en ruinas y también en el marco de una crisis económica muy profunda, de deterioro, de estancamiento, de caída libre. Una crisis económica que precedió a Milei, y que tuvo, además, si se quiere como elemento central explosivo, una inflación descontrolada.

Solo así, con esa combinación de factores, la crisis política y la crisis económica, se explica que Milei haya sido elegido como el indicado para sacar a la Argentina de esta situación: alguien que hizo campaña con la Biblia del ajuste y aseguró que el ajuste lo iba a pagar la casta. En eso, está claro, Milei mintió.

Pero hizo campaña, muy claramente, diciendo que la salida a la crisis era un ajuste monumental, brutal para llegar cuanto antes al déficit cero. La ortodoxia más extrema que se haya conocido en democracia, en campaña. Así todo, Milei fue plebiscitado frente a Sergio Massa, la alternativa más votada después de Milei.

Desde que asumió, hace casi tres meses, el gobierno de La Libertad Avanza ejecuta un ajuste violento sobre los ingresos. Licuación de salarios y jubilaciones, que cada día alcanzan para menos. Aumento de tarifas. Aumentos de alimentos, del transporte. Caída de consumo. Freno a la obra pública. Recesión. Una recesión de una profundidad de la cual todavía no tenemos precisiones, pero que se respira en el aire, en la calle, en el supermercado, en la carnicería. La recesión ya empieza a tener un impacto en el mercado laboral, con despidos. Si antes de Milei el mercado laboral ajustaba por ingresos, por salario, ahora el mercado laboral también ajusta por puestos de trabajo. 

Caída de poder adquisitivo y pérdida de puestos de trabajo. Como lo reconoce el propio Presidente, eso ya tiene impacto en la pobreza que según la UCA se disparó del 44% al 49% en diciembre. Y que en enero ya afectaba al 57,4% de los argentinos, de las argentinas. En un país rico como la Argentina, hay 27 millones de personas bajo la línea de pobreza.

Leía el 1 de marzo, hace apenas unos días, un informe del Centro CIFRA, de la CTA, elaborado por Mariana González, que da cuenta de la magnitud de la violencia del ajuste. El salario real promedio registrado perdió 21,3% de su capacidad de compra entre noviembre del año pasado, el balotage, y enero de este año. 21,3% menos valen los salarios registrados en la Argentina. Valen muchísimo menos los salarios de los informales, de los empleados públicos.

Si se mide el salario registrado en relación a los alimentos la caída es todavía peor. Es una caída del 23,8% porque los alimentos están volando pese a que hoy el Presidente dijo que la inflación “va a ser del 15%”.

Pero todo no empezó con Milei. Lo dice el informe y es importante la salvedad, porque, si no, no se entiende dónde estamos parados y no se entiende el escenario que estamos atravesando. Dice el informe del Centro CIFRA, entre noviembre de 2015, la asunción del gobierno de Mauricio Macri, y noviembre de 2019, la pérdida del poder adquisitivo del salario promedio registrado había sido de 20,6%. Y, durante el gobierno de los Fernández hubo una caída adicional, donde los salarios no recuperaron, según la CTA de Hugo Yasky, sino que cayeron 10,9%. La caída del salario durante el gobierno de los Fernández, en relación al aumento de los alimentos, fue de 21,1% de acuerdo al informe de la CTA.

Había caído 20% durante el gobierno de Macri, cayó un 11% durante el gobierno de los Fernández. Pero, en tres meses Milei logró que los salarios se reduzcan, se compriman, casi tanto o más que lo que cayeron durante el gobierno de Macri. Estos son datos que hablan de la velocidad y la violencia del ajuste con Milei. Son datos que no tienen comparación de ningún tipo, pero que se inscriben en un proceso ya previo de deterioro crónico.

En tres meses el salario con Milei perdió más que durante todo el gobierno de Mauricio Macri, alguien que tenía un proyecto bastante parecido al del libertario. Hay que ver cuánto dura este proceso de ajuste violento, vertiginoso, y cuánto aguanta la propia base social que apostó por Milei en gran medida.

Es un proceso de fuerte deterioro. También lo dice el informe de la CTA: si uno compara el salario real de enero de 2024 con el de noviembre de 2015, la pérdida de poder adquisitivo es de 41,8% para el salario registrado. Estamos hablando de salarios que están casi a la mitad.

Un ajuste brutal. Pierden los asalariados, pierden los jubilados, pero alguien gana. Ganan sectores de alta rentabilidad. Sectores alimenticios, las prepagas, las concesionarias de luz, de gas, las petroleras. Esos son los grandes ganadores de la Argentina de Milei en muy poco tiempo. 

En ese contexto cobra sentido, y abruma, el discurso de apertura de Milei ante la asamblea legislativa. Un show, un recitado con una tribuna que lo aclamó, donde Milei se encargó de hablar de ricos y pobres, donde el presidente se planteó como el vocero de una mayoría silenciosa que dijo “basta” al sistema político, a la casta, en noviembre del año pasado. “Contra los privilegios del antiguo régimen”, así habló Milei de gobernadores, de periodistas, de políticos, de medios de comunicación dependientes de la pauta oficial, de “formadores de opinión ensobrados”.

En ese discurso, quedó muy claro el mensaje del final: “estamos ante un momento bisagra”, “nosotros somos distintos a todo lo que nos precedió”, “no vivimos de la política, no tenemos ambición de poder. No nos interesa el poder por el poder mismo. No tomamos decisiones pensando en la carrera política”. Advirtió también que no es el momento histórico para “los que especulan”. Dijo Milei: “gobernar no es un concurso de popularidad. No es tampoco para almas bellas que se entretienen con las formas, con las comas”. Le estado hablando a la ancha avenida del medio, a los políticos de centro, al peronismo racional, a los gobernadores de Juntos, a los que dudan, a los tibios. “Es ahora o nunca”, “vamos a seguir adelante”, “si la clase política nos acompaña mejor, si no, vamos al conflicto”. 

En medio de una masacre como la que está llevando adelante Milei, el presidente desafía al sistema político, desafía al periodismo, desafía a parte del establishment empresario, muchos de los que lo habían contratado en su tiempo de economista.

Pero impacta la forma en que Milei le habla a ese sistema político en ruinas del cual nace, cuando admite estar dispuesto “a caer en el ostracismo” con tal de poder continuar con el ajuste “para tener las cuentas fiscales en orden”.

La consultora Equilibra habla de un 400% la inflación para este año. A esa sociedad abrumada por una inflación descontrolada, Milei le pidió paciencia y confianza. Dijo que todavía hay que atravesar un “invierno duro”.

Lo llamativo de ese discurso de Milei, que habla como si se refiriera otro país, de otro proceso, de otra historia, es que todavía tiene legitimidad. Por lo menos, eso es lo que marcan las encuestas. Todavía tiene sentido lo que dice Milei para mucha gente cuando culpa por este presente a los que estaban antes. Tiene efectividad, resuena. Porque Argentina es un país complejo, contradictorio, y porque los equilibrios de fuerzas son precarios.

El presidente le habla a una base social que es, justamente, la carne de cañón del ajuste, de sus ideas, de su proyecto. Sin embargo, Milei no renuncia a esa base social a la que está castigando, incumpliendo su promesa de que el ajuste era para la casta.

La pregunta es ¿por qué Javier Milei mantiene la legitimidad?

No lo dice en público, pero en privado Cristina Fernández de Kirchner dice que Milei tiene legitimidad porque muchas de las cosas que dice son ciertas. Lo escribí en la última columna que publiqué en La Política Online, “Lo que une a Cristina con Milei”. ¿Qué dice Cristina en el Instituto Patria, a la gente que la visita? La dirigencia política que preexiste a Milei defiende la salud pública pero tiene prepaga. Defiende la educación pública pero manda a sus hijos a los colegios privados. Hace campaña por la seguridad pero vive en un country. La sociedad lo sabe perfectamente y, por eso, cuando los escucha, los ignora.

Quizá por eso Milei puede, todavía, gozar de cierta legitimidad en el marco de un proceso de agresión a sus propios votantes. Porque, de fondo, y no se puede entender este presente si no se mira lo que Milei tiene enfrente, hay una dirigencia política que se lo merece. Milei existe gracias a ellos, a los que se durmieron en el confort de la polarización, a los que se durmieron en la crítica a Cristina, en la crítica a Macri. Mientras tanto, la mediación política fracasó. En el agotamiento de los años kirchneristas, en el fracaso de Macri, en el fracaso del gobierno de los Fernández con la gestión Massa, como un gobierno dentro de otro gobierno, con un ministro de Economía y candidato que tomaba todas las decisiones.

Toda esa dirigencia política fracasó, una atrás de otra, y apareció Javier Milei como representante de la ultraderecha. Milei es la revancha brutal del mercado ante la impotencia de la política, ante una política que se reveló inservible para los dueños de la Argentina pero también para la base de la sociedad. 

Surgió Javier Milei que reúne votos de arriba y que reúne votos de abajo, como es un momento lo supo hacer Carlos Menem. ¿Qué apoyo tiene Milei para avanzar en este proceso de ajuste violento? Tiene el apoyo de Macri, quien quisiera tener mucho más en el gobierno. Está Luis Caputo, está Patricia Bullrich,  está Federico Sturzenegger, pero están tercerizados, los alquiló Milei por su cuenta.

No hay un acuerdo de gobierno, por lo menos, a esta hora entre Macri y Milei. Hay macristas arrepentidos, conversos, en el gobierno de Milei. Pero Macri está esperando su hora para tomar por asalto una parte del gobierno. Aunque tienen en contra al propio Milei, a Karina Milei. Tienen en contra a una parte de ese núcleo de acero que rodea el presidente, son dos o tres personas que no lo quieren a Macri porque saben que es parte del fracaso. Y no le conviene tanto al libertario aparecer asociado a Macri.

¿Qué tiene enfrente Milei? El kirchnerismo. Axel Kicillof, el reverso perfecto, la Provincia de Buenos Aires, alguien que está en las antípodas de Javier Milei. Y una serie de gobernadores como Martín Llaryora, de Córdoba. Como Maximiliano Pullaro, de Santa Fe. Como Ignacio “Nacho” Torres, de Chubut, que sorprendió con una rebeldía de unas horas. Son gobernadores muy jóvenes, debutantes en algunos casos, pero sobre ellos hay que preguntarse hasta qué punto tienen diferencias de fondo con Milei, o si son simplemente dirigentes que le van a discutir a Milei las comas, los malos tratos a Milei pero que comparten ese recetario que presenta el presidente de cara al Pacto de Mayo. ¿Tienen un modelo de país alternativo esos gobernadores al mesianismo de mercado, a la extrema derecha, al ajuste brutal y monumental de Milei o solo están para discutir las formas?

Se pudo ver la orfandad con la visita de Gita Gopinath, que es una funcionaria clave del Fondo Monetario Internacional, cuando estuvo con Milei. No voló una mosca, no hubo un pronunciamiento en su contra. Desde que Macri trajo de vuelta al Fondo no había venido un funcionario tan importante. Ni David Lipton. Ni William Seiji Okamoto, que fue la persona que lo sucedió en su momento, representando a Estados Unidos durante el gobierno de Donald Trump. 

Gopinath es la primera economista jefa del FMI en la historia. Se reunió con la oposición. Con Carlos Melconian, con Eduardo Levy Yeyati, con algunos economistas. Pero no voló una mosca y nadie la señaló como culpable de este presente que vive hoy la Argentina. No hubo ningún tipo de repudio y eso tiene que ver con la falta de claridad política en la oposición, en la dirigencia opositora.

Apareció Cristina y generó, por supuesto, críticas. Ahora bien, ¿dónde está Sergio Massa, el que sacó 11 millones y medio de votos hace tres meses y medio? Trabajando para Greylock, un fondo de inversión, los “buitres buenos”, podemos decir. ¿Dónde está Daniel Scioli? El candidato a presidente de Cristina en el 2015 está trabajando para Milei. 

Esa deserción de la dirigencia del peronismo tiene un reverso en la orfandad de una sociedad que está obligada a pelear en defensa propia. Que estuvo durante mucho tiempo subordinada a líderes que destrozaron sus expectativas, que no estuvieron a la altura de lo que prometieron y que no están ahora otra vez a la altura. Esa sociedad opositora a Milei está marcada por la frustración. Esa deserción de la dirigencia en el contexto en el que estamos viviendo es parte del cuadro que derivó en este presente. Es parte del país de Milei. 

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