Fuera de Tiempo con Martín Kalos

Martín Kalos, economista y director de EPyCA Consultores, conversó con Diego Genoud sobre las medidas económicas con la derrota del Frente de Todos en las PASO, el manejo cambiario de Guzmán y lo imperioso del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.

También estuvo en el programa Lucía, una de las ochenta mujeres que fue desalojada junto a sus tres hijas de la toma “Fuerza de las mujeres”, y contó detalles sobre la situación habitacional en la Villa 31.

“El problema lo va a tener la oposición”. Editorial de 9/10/2021 en FM Milenium.

Semana en la que se acentúan algunas tendencias, con un gobierno que busca mostrar que ya salió del shock que le provocó la catástrofe electoral en todo el país, después de la crisis política en lo más alto del Frente de Todos. Que trata de dar la apariencia de que ya dejó atrás ese mal momento pero también vemos los problemas del gobierno con la economía. Una historia larga que no empezó obviamente con el Frente de Todos. 

Estoy leyendo el libro, Diario de una temporada en el quinto piso, del sociólogo Juan Carlos Torre. Ese libro, que cuenta la experiencia del alfonsinismo, remite a la derrota. La misma que se apodera del lector conforme avanza en la lectura. Es un libro interesantísimo. Al mismo tiempo cuesta leerlo porque se parece demasiado al presente. La derrota de la experiencia alfonsinista, la derrota del radicalismo contra la inflación, la derrota de la política contra la realidad, la derrota de los gobiernos democráticos contra el curso de la Historia, la derrota de la esperanza o de la ilusión frente al pragmatismo o al desencanto. La impotencia de la política es una de las conclusiones que uno se lleva después de leer este libro de Torre, de una trayectoria muy importante y hasta hace poco simpatizante de Cambiemos. Además, parte de lo que fue la experiencia alfonsinista con Juan Vital Sourrouille.

Entre ese contexto y el contexto actual del Frente de Todos hay demasiadas similitudes. Desde el índice de inflación, que obviamente no llega al récord que padeció Alfonsín pero se parece sí a momentos en los que estaba a cargo del Ministerio de Economía Sourrouille. También el Fondo Monetario Internacional como actor central.

Lo que vemos en esta semana del Frente de Todos es un gobierno que busca mostrarse otra vez activo y con anuncios para tratar de paliar la crisis, el derrumbe del poder adquisitivo que lleva, también, muchos años: de los últimos seis, cinco fueron de caída del poder adquisitivo. El gobierno anuncia el aumento de las Asignaciones Familiares para 2 millones de trabajadores, medida que intenta revertir ese proceso profundo de derrumbe. Algo que no se hizo antes de las PASO y que el gobierno apuró ahora. Crisis mediante, discusión pública mediante. 

Mientras el gobierno hace ese tipo de anuncios o se conocen proyectos como el de Sergio Massa para transformar los planes sociales en empleo genuino, sigue perdiendo reservas el Banco Central. A un ritmo acelerado, preocupante, lo que explica las nuevas restricciones. Novedades que se conocieron en los últimos días. La decisión del Banco Central, del Ministerio de Economía, del gobierno de los Fernández de aumentar los controles sobre el dólar paralelo. Y frenar, al mismo tiempo, el pago anticipado de las importaciones. Como decía en algún momento Marina Dal Poggetto, directora de la consultora EcoGo, el deporte nacional era sacarle dólares baratos al Banco Central a través de la sobrefacturación de importaciones, de la subfacturación de exportaciones. Algo  que viene pasando desde hace más de un año. El gobierno está muy urgido después de que el Central perdió mil millones de dólares en septiembre, toma esta decisión de frenar los pagos anticipados para las importaciones. Y, al mismo tiempo, frena la operatoria con el dólar paralelo.

Ya el año pasado se le había provocado un agujero enorme a las arcas del Banco Central en un año de un superávit excepcional de alrededor de 12 mil millones de dólares que se perdieron, en parte, por la compra del dólar ahorro, la compra minorista, la compra de las grandes empresas. Pero, sobre todo, por los dólares baratos que Miguel Pesce, el presidente del Banco Central, le otorgaba a las grandes empresas de Argentina, que iban cancelando la deuda que habían contraído en dólares durante el gobierno de Macri. Fue un proceso de endeudamiento paralelo: el del Estado lo habían encabezado Mauricio Macri, Luis Caputo y la administración Cambiemos, pero además hubo un proceso de endeudamiento en el sector privado que se canceló durante el primer año de los Fernández en el gobierno.

Aquella fue parte de una discusión que hubo entre Guzmán y Pesce. Estaba pasando otra vez, después del récord de dólares de la cosecha de este año que benefició al gobierno del Frente de Todos: 26.500 millones de dólares liquidó el campo, el complejo oleaginoso, me decía la gente de CIARA-CEC, donde están agrupadas las grandes cerealeras de la Argentina. Eso se terminó porque es la época del año en la que el campo empieza a liquidar menos y el gobierno empieza a tomar medidas para tratar de llegar al 14 de noviembre. Mientras por un lado busca ofrecer paliativos para los sectores más vulnerables, por el otro se encuentra con este límite tan grande. Lo tiene el Frente de Todos, lo tuvo el gobierno de Cambiemos y también el último periodo de Cristina Fernández de Kirchner.

Mientras la inflación no cede y los salarios no terminan de recuperar como para incentivar el consumo o volver a poner en marcha la rueda del crecimiento, sigue la discusión en el Frente de Todos con respecto a la política que hay que adoptar frente al FMI, actor central que trajo Macri de regreso a la mesa de decisiones y que se quedará por mucho tiempo más en la Argentina. A veces pareciera que no es así, que la política se mueve como si el Fondo no existiera pero el Fondo siempre está. Se nota en la discusión que hay en el oficialismo, por ejemplo entre Máximo Kirchner y Martín Guzmán. Lo dijo el Jefe de La Cámpora en alguna de las entrevistas que dio en los últimos días, mientras eleva su perfil. Aparece más en entrevistas tratando de, no sé si salir de la defensiva, pero sí de digerir en público la derrota que sufrió todo el oficialismo. También la sufrió el cristinismo en la Provincia de Buenos Aires.

En una de esas entrevistas, Máximo volvió a plantear, por un lado, el acuerdo con la oposición para que se haga cargo de la deuda que dejó. Por otro lado, que el Fondo le otorgue al gobierno del Frente de Todos un periodo de gracia más amplio para pagar la deuda de 44 mil millones de dólares. Veinte años pide Máximo Kirchner, algo que, por ahora, no está disponible en el menú del Fondo Monetario Internacional, por lo menos dentro de los programas que tiene el Fondo para países sobreendeudados como la Argentina. Esta es la insistencia de Cristina, la insistencia de Máximo Kirchner.

En ese contexto viaja Martín Guzmán en las próximas horas, para participar de la asamblea del Fondo, en Washington. De la asamblea del Banco Mundial. En este contexto, Guzmán es presentado muchas veces como un ministro que tiene fecha de vencimiento, la propia Kristalina Georgieva, al otro lado del mundo, la Jefa del Fondo está hoy en la cuerda floja. Eso preocupa a una parte del gobierno del Frente de Todos. No a todos, pero sí preocupa mucho a Martín Guzmán, sí preocupa mucho a Sergio Chodos, director argentino ante el Fondo Monetario Internacional. Y le preocupa al propio Presidente, como lo dijo Alberto Fernández en alguna entrevista en los últimos días.

Georgieva aparece como la aliada del Frente de Todos, de Martín Guzmán en especial, es el rostro amable que puede presentar el Fondo Monetario Internacional. Está sufriendo en este momento una ofensiva de actores de mucho poder en el escenario global. El Presidente del Banco Mundial, David Malpass, está investigando a Kristalina por haber beneficiado a China en un programa que se llama Doing Business, que existió entre 2003 y 2020 de acuerdo a una investigación. Ese es uno de los pecados que le adjudican a Georgieva. ¿Quién es David Malpass? Alguien que trabajó siempre para los republicanos en los Estados Unidos pero que llegó a su puesto actual de la mano de Donald Trump y que fue un ferveroso defensor de la experiencia de Donald Trump. Ahora la está cuestionando por presuntas irregularidades. 

También lo hace el semanario The Economist, que pidió la renuncia de Georgieva en un editorial que obviamente tuvo muchísima repercusión. También piden la salida de Georgieva fondos de inversión importantes como BlackRock o algunos otros que en su momento discutieron con Guzmán la reestructuración de la deuda Argentina. Y se enfrentaron con Georgieva porque Georgieva apareció del lado de gobierno argentino. Y, por último, otro detractor de mucho peso que tiene Georgieva se llama David Lipton, que estaba en el Fondo Monetario Internacional durante la gestión de Lagarde. Lipton fue uno de los grandes responsables de ese préstamo descomunal que le otorgó Lagarde a Macri violando los propios estatutos del Fondo Monetario Internacional. David Lipton ahora está en el Tesoro norteamericano. Es el número dos de Janet Yellen, de la secretaria del Tesoro de Joe Biden. Todos esos actores están tratando de sacar a Gerogieva de la cancha, justo cuando Guzmán quiere renegociar con ella la deuda que dejó Macri.

Mientras eso sucede, se mueven también en esta disputa los aliados de Georgieva. Uno es Joseph Stiglitz, el profesor de la Universidad de Columbia, Premio Nobel de Economía, que en su momento también pasó por el Fondo y que para muchos es el padrino de Guzmán. El otro es el Papa Francisco, conocido también de la Argentina, de muy buena relación con Georgieva. Lo curioso es que Guzmán, que para muchos está en la cuerda floja, ahora trata de sostener a su aliada Kristalina Georgieva.

Está dividido el gobierno. Respaldan a Georgieva el Papa Francisco, Joseph Stiglitz, Guzmán. Pero aparece Máximo Kirchner con una posición distinta, plantea que el Fondo tiene que otorgarle un periodo de gracia mayor a la Argentina y tiene que hacerse cargo del muerto que le dejó a la Argentina. Guzmán puede llegar a plantear algo similar pero parece ya se dio por vencido porque no hay programas para refinanciar la deuda como el que quiere el gobierno argentino. Lo que desata un pase de facturas al interior del Frente de Todos. Lo conté en una note en el elDiarioAr en los últimos días: mientras Máximo Kirchner le reclama a Guzmán que sea mas duro, al lado de Guzmán dicen “el kirchnerismo no hizo nada para impedir que Macri se endeudara por 57 mil millones de dólares durante el periodo 2017-2019″.  Cuatro desembolsos que llegaron en cámara lenta y que no merecieron ninguna manifestación de repudio como sí las tuvo en otros casos como el 2×1 de la Corte, como la Reforma Previsional que aprobó finalmente Macri. Un pase de facturas porque sigue siendo un condicionante fundamental al Frente de Todos esa deuda que hay que pagar y que se está pagando. El gobierno pagó 1.900 millones de dólares en septiembre y tiene que pagar otros 1.900 millones de dólares en diciembre mientras el Banco Central tiene cada vez menos reservas. 

Con ese tembladeral de fondo, Alberto Fernández busca mostrarse otra vez activo, en un acto con los movimientos sociales en el Estadio de Nueva Chicago, con la CGT, que dicen que está otra vez tratando de ser parte del gobierno. La llegada de Juan Manzur le abrió la puerta a la liga de los gobernadores que lo acompañan. La presencia de seis ministros en un acto que hizo Gerardo Martínez en la UOCRA, donde estuvo el ministro De Pedro, donde estuvo Manzur, donde estuvo Moroni. Ahí Martínez defendió a los empresarios y cuestionó al gobierno incluso. Pidió reglas claras, se quejó de la inflación. Parecía representante del sector empresario, lo cual generó alguna discusión con algunos de los ministros. 

Pero mientras el Frente de Todos intenta mostrarse unido, otra vez de cara a la campaña electoral que viene, preparando la movilización del 17 de octubre, el drama es económico. El kirchnerismo que no cuenta con los recursos que quisiera para incentivar el consumo. Lo mostraba también un informe de la Consultora Analytica, de Ricardo Delgado: “la característica peculiar de esta etapa de kirchnerismo es que deberá lidiar con enormes dificultades para dinamizar el consumo privado”, justamente el atributo que le dio poder político en los últimos 20 años, tampoco está disponible entre los recursos del Frente de Todos.

Casi como una nota al pie, pero me parece que es importante remarcarlo, aparece la fragilidad que trasciende al gobierno. Se puede ver en la Corte Suprema con la renuncia de Elena Highton de Nolasco, apenas una semana después de la asunción de Horacio Rosatti. Quedan cuatro ministros en la Corte muy enemistados entre sí. Con Lorenzetti, por un lado. Con Maqueda y Rosatti más unidos. Con Rosenkratz, que por supuesto representa otra cosa. Detrás de esa pelea en la Corte, se ve que la fragmentación en el bloque de poder que enfrentó al kirchnerismo, que en su momento lo derrotó y se sumó con ilusión al proyecto de Cambiemos, todavía sigue existiendo.

Por último, en la oposición, surge una pregunta que empieza a hacerse parte del empresariado que mira a Rodríguez Larreta como el sucesor de Alberto Fernández: ¿cuál es el programa económico de la oposición? Viajó Rodríguez Larreta a Estados Unidos acompañado por funcionarios del Gobierno de la Ciudad. No había ningún referente económico. No había ningún potencial Canciller en esa visita que le hizo a Clinton, en algún otro encuentro que tuvo con John Kerry.

Rodríguez Larreta acompañado por el equipo municipal del PRO. ¿Quién es el referente económico de la oposición? Después del fracaso alevoso de Macri en lo económico, es una pregunta que en el Círculo Rojo se empiezan a hacer. ¿Es Martín Tetaz? ¿Es Ricardo López Murphy? ¿Es Dujovne, que vuelve a sonreír con Macri en Miami? ¿Es Hernán Lacunza? ¿Es Melconian, que sigue herido todavía denunciando al macrismo por el maltrato que le propinó? ¿O son los economistas que recomendó Larreta en su momento para la aventura de Macri? Mario Quintana, Gustavo Lopetegui, Federico Sturzenegger, Alfonso Prat Gay, Emilio Basavilbaso. ¿Alguno de todos ellos cuenta con chance de dirigir un programa económico como el que tanto se le reclama al Frente de Todos?

Por ahora el problema lo tiene el gobierno. Y la que goza es la oposición cuando lo ve tan debilitado, muchas veces tan desorientado. En un minuto a minuto que hace muy difícil saber qué va a pasar después del 14 de noviembre. Pero si al Gobierno le va mal, puede pasar lo que ya le pasó al Frente de Todos. Lo que el propio Frente de Todos subestimó en 2019 y ahora padece. Si al gobierno le va mal, el problema más grande lo va a tener la oposición.

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