Fuera de Tiempo con Carlos del Frade

Carlos del Frade, periodista y candidato a diputado provincial por el Frente Amplio por la Soberanía, conversó con Diego Genoud sobre las expectativas a 10 días de las elecciones en Santa Fe y el alcance del narcotráfico en la provincia.

“Ante el avance de Milei, el establishment cambia de piel”. Editorial 29 de agosto en Radio con vos.

Días de una gran intensidad política y económica en la Argentina, cuando falta todavía muchísimo para la elección general. Son menos de dos meses pero en la Argentina equivalen a una eternidad y son parte de esta transición infinita que es el calendario electoral de las Primarias, diseñado para un país sin sobresaltos. Aquí y ahora falta mucho para llegar a octubre.

La semana pasada hubo muchísimas novedades, como el ingreso de la Argentina a los BRICS. A este bloque de países donde están Brasil, India, Rusia, Sudáfrica, China. Una novedad de una relevancia indudable en la escena geopolítica, en el intento de desdolarizar las economías. Argentina fue invitada por Brasil, por el presidente Lula Da Silva. 

Es movimiento muy importante que al mismo tiempo llega tarde para este Gobierno que está dando sus últimos pasos y que no tiene garantizada, por supuesto, la sobrevida. Y que ve, producto de su fragilidad, que el intento de ocupar una tercera posición equidistante en la escena geopolítica, en la batalla entre Estados Unidos y China, cuesta mucho. Argentina advierte que no tiene dólares, que está endeudada, que desaprovechó el superávit comercial que tuvo, que tiene una brecha cambiaria arriba del 100%. Algunas de las dificultades que están sobre la mesa. 

Hay que observar el viaje del ministro de economía a Washington, la semana pasada, para lograr que el Fondo le autorice un desembolso. Después de un receso de dos semanas en el cual la burocracia estadounidense se fue de vacaciones, el FMI concedió a Massiel dinero que, en parte, es para pagar al propio Fondo. Tiene que devolver parte de la deuda que contrajo con otros actores y le queda muy poco para intervenir en el mercado cambiario mientras dure su campaña electoral. Hasta octubre o hasta noviembre.

Otra vez se puede ver a Javier Milei como una figura que se agiganta en su centralidad en medio de la pelea desesperada por el poder. En medio de los movimientos de Sergio Massa y de Patricia Bullrich, los candidatos que salieron de la escena de las PASO mucho peor de lo que esperaban y ahora buscan polarizar con el libertario para hacerse un lugar en el balotaje.

Massa hiperquinético como nunca. Haciendo horas extras. En Washington, en Paraguay, en Brasil con Lula, con Fernando Haddad. Aparece en un doble rol que no está claro hasta qué punto es compatible o si se anula un rol a otro, el de ministro y candidato. Se verá en octubre. Pero, sobre todo, aparece Massa en campaña electoral con el anuncio de los paliativos que van a recibir, se calcula, 6 millones de personas luego de la devaluación desordenada al día siguiente de la derrota de Unión por la Patria en las PASO. Los anunció durante el fin de semana e implican un esfuerzo muy grande para este gobierno, ahorcado por las restricciones, pero que no alcanzan para compensar la pérdida en los bolsillos de la mayor parte de la población. 

Esta es una sociedad que viene de muchos años de ajuste, no sólo del gobierno de Macri, no solo del gobierno de lo que era el Frente de Todos, sino que uno puede remitirse también a 2014, el año de la devaluación de Axel Kicillof. Desde ahí para acá, fueron mayoría los años en los que los asalariados, los que viven de un ingreso en pesos, perdieron contra la inflación y vieron cómo su dinero se licuaba. En ese contexto se inscriben las medidas que el domingo pasado Massa publicó en redes sociales.

La serie de medidas, según lo que dice el Gobierno, son un efecto transitorio para dos meses, justo para llegar a las elecciones. La suma fija de 60 mil pesos en dos cuotas para los trabajadores que tienen salarios netos arriba de 400 mil pesos. Beneficios también que van a alcanzar a los jubilados que cobran la mínima pero que no beneficia al que cobra un peso más. 

Como decía, el Gobierno está ahorcado por las restricciones por el Fondo Monetario Internacional que trajo Macri y que audita las cuentas y exige más de lo que da. También por las reservas negativas, por la brecha cambiaria y la presión devaluatoria. Algo que no termina y que todo indica va a acompañar al ministro y candidato hasta el día anterior a las elecciones presidenciales.

Algunos números de Claudio Lozano, economista crítico del Frente de Todos, de Unión por la Patria, todavía siendo parte de él y del Instituto de Pensamientos y Políticas Públicas que coordina Ana Rameri. ¿Qué dice este estudio que se difundió en las últimas horas? Que 11 millones de personas quedaron afuera de las medidas de Massa. Es importante porque Massa está buscando votos para entrar al balotaje, para polarizar con Milei.

Dice el informe de Ana Rameri que tampoco fueron considerados cerca de un millón y medio de desocupados. No fueron considerados 5 millones 300 mil asalariados no registrados, de la economía informal. No fueron considerados 4 millones 200 mil cuentapropistas. Además, el sector de los monotributistas casi que no recibe ningún tipo de beneficio.

La pregunta es si Massa puede recuperar votos que lo vuelvan una fuerza competitiva y depositen al peronismo, a Unión por la Patria, en el balotaje. Porque ya el shock inflacionario que implica la devaluación provoca un deterioro o una pérdida del 15% en la mayoría de los ingresos de los asalariados, de los jubilados. Y el primer mes de los paliativos no alcanza para compensar.

¿Puede lograr con estas medidas Massa que gente que no participó en agosto salga de su casa y lo vote en octubre? ¿Cuál puede ser la motivación para esos sectores? Estamos hablando de sectores enojados con la política, decepcionados con el gobierno del peronismo de la unidad, de los descreídos, de los ajustados. ¿Alcanza el miedo a Milei para contrarrestar lo que se gestó durante los últimos cuatro años? ¿O alcanza para contrarrestar el enojo que se gestó durante los últimos ocho? 

Las mismas preguntas valen para Patricia Bullrich, la otra candidata que está desesperada viendo cómo retiene votos, cómo impide la fuga hacia Milei. Además, cómo suma nuevos votos. Bullrich, que quería ser la más dura, ahora es considerada una dirigente tomada por la tibieza. Entonces, es Milei el que se beneficia de la propia campaña que durante cuatro años hizo Bullrich contra el peronismo. 

Pregunta central: ¿habrá nuevos votantes en octubre? ¿Cuántos van a hacer y a quién van a beneficiar? Porque Milei se alimenta de la crisis y gana legitimidad gracias al fracaso ajeno. Gana durante el gobierno del Frente de Todos, una máquina de generar legitimidad para políticas como las que ahora propone Milei, que ganó además frente al fracaso del macrismo en el poder.

Estas medidas que anuncia el Ministro de Economía se dan después, y eso sí hay que cargárselo a Massa, de un proceso que se aceleró en el último año. Un proceso de ajuste, de licuación de ingresos. Un economista que forma parte del oficialismo, que obviamente no es de los más escuchados, me decía que con Massa en el Ministerio la inflación descontrolada  se descargó sobre los votantes del FDT, sobre los que alguna vez fueron votantes del Frente para la Victoria, sobre el kirchnerismo. Y fue algo que se decidió, que el Gobierno decidió, que Massa decidió, que alguien decidió desde el peronismo.

Los que más sufrieron esta inflación descontrolada que ahora está en el 120 % —que estaba en 75% cuando Massa asumió—, son los votantes del Frente de Todos o gran parte. Asalariados, trabajadores informales, jubilados.

Lo que llama la atención, o no tanto, no es que Massa haya decidido descargar el ajuste sobre parte de los votantes del Frente de Todos, distribuir el ajuste entre agosto de 2022 y agosto de 2023 sobre su propia base electoral, sino que el kirchnerismo y la Vicepresidenta lo hayan permitido. Pero, además, hay que sumarle la devaluación en campaña, al día siguiente de las PASO, como si fuera parte de un plan del enemigo que ejecuta el propio Sergio Massa. 

La Vicepresidenta está en silencio absoluto en este momento. Lleva, por lo menos hasta ahora, veinte días de silencio Cristina Fernández de Kirchner, la protagonista central del Frente de Todos y de Unión por la Patria. ¿No avala Cristina la devaluación de Massa? ¿Qué está pensando hoy la Vicepresidenta? ¿Qué escenario prevé hacia adelante? No lo sabemos nosotros. Sí lo saben muy pocos, los que tienen la posibilidad de hablar con ella. Pero es muy sintomático que Cristina no hable en una campaña en la que su hijo le pidió que se involucre. Tampoco Máximo Kirchner tiene hoy un rol central. Sergio Massa, no sé está en la más absoluta soledad, pero sí haciéndose cargo de lo que queda del peronismo de gobierno. 

Y mientras todo se dicen horrorizados ante la emergencia del monstruo que nació de los escombros de la polarización, ante el crecimiento de Milei, ante el resultado de las PASO, una pregunta también importante es, ¿qué está haciendo el poder estable, el poder permanente de la Argentina a esta hora? ¿Está combatiendo a Milei o se está preparando para adaptarse, como siempre, a un eventual gobierno suyo? En gran parte de las familias del círculo rojo, un grupo sobrerepresentado en la agenda pero que toman las decisiones en la Argentina, dicen que es muy difícil que Milei no sea presidente. Esa es la idea que predomina en parte del poder político y económico. En base a esa presunción de que Milei gana en primera o segunda vuelta, que por supuesto puede ser desmentida en octubre, se está moviendo el establishment. Que es el poder permanente de la Argentina.

Se pudo ver la semana pasada en Council de las Américas, en el Hotel Alvear, donde Eduardo Eurnekián, el dueño de Aeropuerto Argentina 2000, que durante muchos años empleó a Javier Milei, tuvo un encuentro a solas con él. Mientras los empresarios hacían cola para ver al candidato. 

No está muy claro quién va a perder y quién va a ganar con Milei porque no parece que el agronegocio vaya a perder, ni que los bancos vayan a perder, ni que los sectores de la energía con intereses en Vaca Muerta vayan a perder. Sí es muy probable que pierda la industria, que pierdan los asalariados, que pierda la sociedad del bolsillo pulverizado. Porque Milei es lo más parecido a la reencarnación de Menem que puede ofrecer este menú electoral, aunque sin la identidad del peronismo que necesitó Menem para llevar adelante un programa de gobierno de reformas estructurales que todavía duran.

A diferencia de Menem, Milei es una figura que concentra en sí mismo una serie de atributos. Porque Menem se nutrió de consensos que le debía mucho a otra figuras como Álvaro Alsogaray y la Unión del Centro Democrático que se incorporó al gobierno de Menem. Figuras como Bernardo Neustadt desde la televisión, cuando la tele tenía un peso indudable. Figuras como Cavallo.

Milei, en cambio, es el que capitaliza en votos los consensos que él mismo ayudó a generar. Él es todo. Se ve en las elecciones provinciales y los candidatos de Milei están muy lejos de los votos que el economista de la Libertad Avanza concentra.

Ahora, un programa que reivindica el de Menem y Cavallo, que tiene a Roque Fernández y a Carlos Rodríguez como asesores, que tiene a parte del viejo menemismo hoy acompañando a La Libertad Avanza, ¿le teme el elenco estable del poder en la Argentina? En todo caso, teme saber si esta Argentina aguanta o no un programa como el que Milei promete llevar adelante sin anestesia. Lo que ve es que los apoyos económicos están migrando desde Bullrich hacia Milei. 

La gobernabilidad es la cuestión central para lo que viene. Por eso hay que mirar a la clase política también, a la casta diría Milei. Porque la clase política en la Argentina tiene una plasticidad muy sorprendente, a prueba de balas, a prueba de todo. ¿Qué dicen al lado de Milei? Al lado de Milei piensan que Macri y su núcleo duro va a aportar a la gobernabilidad en el caso de que Milei llegue a la presidencia. Y al lado de Milei también piensan en el peronismo no kirchnerista. En Juan Schiaretti, por ejemplo, cercano a Cavallo durante los 90s, candidato a presidente. Ya están haciendo cuentas de que esos sectores del peronismo no kirchnerista van a acompañar.

Hay otro dato también que en campaña no se puede ni siquiera pronunciar: la excelente relación personal que tienen Milei y Massa desde hace mucho tiempo. ¿Cuál es el canal donde nación Milei como figura pública? Es América, el canal de Sergio Massa, de Vila-Manzano. Con Eurnekián, además, como otra figura que los vincula. Pero la relación entre ellos es importante. Habrá que ver si llegan a un balotaje, si se enfrentan y, si al fin, quién de los dos es presidente y cómo será esa relación hacia adelante.

El establishment y el elenco estable de la política, gran parte, tienen una gran plasticidad que quedó demostrada durante el gobierno de Macri cuando el kirchnerismo se volvió casi en un actor marginal en muy poco tiempo, sobre todo durante los dos primeros años. Entonces, se ve a un poder económico y aún poder político que intuye un Milei ganador, que seguro va a entrar al balotaje. En base a esa orientación, y en base a algunas encuestas que muestran que Milei crece  en el conurbano bonaerense, se empiezan a reacomodar. 

Entonces, la pregunta por la gobernabilidad está en el rechazo que puede generar las medidas de Milei. Porque Milei dice que va a ajustar a la casta y que con eso le va a alcanzar, pero eso es imposible. Milei va a descargar, en el caso de ganar, un ajuste violento sobre sectores que ya vienen perdiendo. Que quizá lo votan pensando en que puede ser el salvador tras una década de fracasos de gobiernos de distintos signos. 

Pero el rechazo a Milei, en el caso de que Milei llegue a la presidencia, va a tener que surgir de la sociedad. De esta sociedad ya ajustada a la que Milei hoy no le dice que la va a ajustar, pero a la que le promete privatizar la salud, la educación. Va a ejecutar un ajuste del 15% del PBI, eso es hacer un ajuste más audaz, más profundo, que el que pide el Fondo.  Eso se va a descargar sobre la base de la sociedad y solo de ella puede surgir un fuerte rechazo a un programa de esas magnitudes. 

Porque los poderosos empiezan a acostumbrarse a la idea de que Milei puede ser el nuevo presidente. Mientras todos se dicen horrorizados, el establishment está cambiando de piel.

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