Fuera de Tiempo con Victoria De Masi

Victoria De Masi, periodista que siguió la campaña de La Libertad Avanza, conversó con Diego Genoud para entender a quién le habla Javier Milei, cómo será el armado y la relación del nuevo presidente con el periodismo.

“El plan urgente de Milei y el peronismo que se va”. Editorial 5 de diciembre en Radio con Vos.

Estamos entrando a una nueva etapa tomada por la incertidumbre, luego de un largo extravío del peronismo en el poder y de dos gobiernos que se alternaron en el fracaso. Primero, con Mauricio Macri. Después, con el gobierno de los Fernández, dirigido por Sergio Massa hacia el final.

Venimos de un sistema político que se demostró y se confirmó en ruinas, de una polarización que se vino abajo a partir de la irrupción de Javier Milei, el nuevo presidente. Ahora vamos a una experiencia de gobierno inédita. También por eso la incertidumbre recrudece o, por lo menos, es una incertidumbre de nuevo tipo que no sabemos a dónde nos lleva y cómo termina este proceso que se inicia formalmente el 10 de diciembre con un líder de ultraderecha. Con un exponente de lo que yo llamo el mesianismo de mercado. Un economista que fue empleado jerárquico de un grupo económico muy importante de la Argentina, el Grupo de Eduardo Eurnekián. Que fue panelista de televisión. Que se define a sí mismo como un divulgador, como un profesor de Economía que va a trabajar de presidente. 

El triunfo de Milei, impensado para muchos hace algunos meses, se traduce en un gobierno que se arma de apuro, a contrarreloj, con exmenemistas destacados y segundas líneas que vuelven, todos ellos con roles importantes en la larga década menemista. También con exministros de Mauricio Macri que ahora se incorporan al gobierno del candidato que se hizo grande en su lucha contra la casta y ahora se lleva una parte de Juntos a su gabinete. Al mismo tiempo, Javier Milei apela a algunos técnicos con mucha experiencia. Como Osvaldo Giordano en ANSES, un ex funcionario muy importante de Schiaretti. Como Horacio Marin, que viene de Techint y va a estar a cargo de YPF. También algunos peronistas, los adelantados de un peronismo libertario que Milei y Guillermo Francos quieren construir a imagen y semejanza.

Ese nuevo gobierno es trazado por un extremista de mercado como Milei, que propone, prepara y se aventura a un programa de ajuste monumental. Así lo dice el propio presidente que apunta a reducir al máximo la emisión para salir de la crisis, algo que tampoco es tan novedoso porque Macri lo intentó de a ratos cuando patentó la idea de la emisión cero. Milei propone lo mismo pero reconoce que no tiene margen para equivocarse.

Ese programa de ajuste brutal que va a aprobarse en el terreno de la práctica es un programa que va a afectar a una Argentina ya lacerada por la crisis, golpeada por la frustración. A una sociedad que tiene la mecha corta, que se cansó de probar, que fue y vino desesperada entre distintas opciones para terminar en Milei. A una parte importante del electorado, de lo que se conocía hasta hace no tanto, como independiente.

Esta sociedad ofrece datos muy preocupantes. Hoy nada más, en las últimas horas, el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina dice que volvió a crecer la pobreza, lo que es lógico después de la devaluación que ordenó Sergio Massa el 14 de agosto. La pobreza afecta al 44,7% de la población en Argentina, un equivalente a 17,5 millones de personas, un continente en expansión. Porque Massa duplicó la inflación y la aceleró mucho en los últimos meses. Alberto Fernández, el presidente que se va, da una muestra más de su extravío cuando dice que la pobreza no es tanta, que no le cree a las estadísticas del INDEC, que la gente miente para no perder su plan. En una declaración más, por si hacía falta, que da cuenta de que el presidente que se va por la puerta de atrás vive en un planeta que queda muy lejos de la realidad de las mayorías, las mismas que lo creyeron una esperanza.

Según la UCA, aumenta también la indigencia a 9,6% en el último trimestre de 2023. Dice Agustín Salvia, el director del Observatorio de la Deuda Social, que sin los planes sociales el 49% de la población en la Argentina estaría bajo la línea de pobreza. Habría 5 puntos más de pobres. ¿A qué se debe? Según Salvia, a la inflación, al estancamiento, al empleo informal. Todos los indicadores muestran que esa suba en la cantidad de pobres seguirá en aumento el año que viene. 

Sobre esta realidad Milei pretende aplicar su ajuste se shock de dimensiones inéditas. Sobre ese cuerpo social que viene de años de crisis, de devaluación. ¿Alcanza con ajustar a la casta, como dijo Milei, o el ajuste le va a pegar de lleno a sus propios votantes, como piensa la mayoría de los economistas? Milei tiene a su favor que gran parte de la sociedad lo acaba de votar pese a que dijo lo que iba a hacer. Pero también es cierto, como mencionábamos la semana pasada en ese en este espacio, que Milei dijo que el ajuste lo pagaría la casta, que con eso alcanza. En contra tiene el impacto no previsto de ese ajuste sobre millones de personas que ya viven en la precariedad. ¿Cómo va a impactar ese ajuste? ¿Dónde va a ajustar Milei? ¿Sobre tarifas? ¿El transporte? ¿Pretende privatizar la Salud, la Educación, más allá de que se trata de atribuciones de las provincias?

El domingo habrá que escuchar el discurso de Milei como nuevo presidente de la Argentina y ver quiénes vienen. Ya se sabe que no viene Lula, en una primera demostración de que no todo es gratis en política. Lula que se comporta al revés de lo que se comportaron el Papa Francisco, Biden, otros líderes globales, y se niega a ir a un lugar donde asume alguien que lo insultó de mil maneras en la campaña. 

El primer mandatario de Brasil, en una señal de que todo no es blanco y negro, manda a un hombre clave de su gobierno, al titular de Itamaraty,  al canciller Mauro Vieira. Es un diplomático de larguísima experiencia, fue jefe de Gabinete de Celso Amorim cuando era Canciller de Brasil. Fue embajador en Buenos Aires entre 2004 y 2010. Fue embajador en Washington de Lula, de Dilma. A ese diplomático, a ese hombre clave del PT manda Lula a la asunción de Milei y con él conversó Diana Mondino.

El domingo quizás sepamos algo más de lo que Milei piensa hacer ya como presidente, no como divulgador o panelista, no como economista jefe del Grupo Eurnekián. ¿Hasta qué punto tiene que ver ese ajuste con la teoría y hasta qué punto Milei piensa regularlo? ¿Se piensa endeudar otra vez a través de Luis “Toto” Caputo, el ministro de Economía que, de acuerdo a lo que muchos piensan, va a ser solo un secretario de Finanzas? 

Tan importante como Caputo y el equipo que lo rodea va a ser el rol de Milei, que reconoce que va a estar muy involucrado en las decisiones económicas. Se habla de Santiago Bausili y de Pablo Quirno, ex funcionarios del macrismo. Se habla de Flavia Royon, la secretaria de Energía que había trabajado para el Grupo Brito y sido funcionaria en Salta, a cargo de Minería y que Massa llevó a una función inédita, como la Secretaría de Energía. Dicen que hubo intentos, además, de retener a Raúl Rigo. Un hombre clave a cargo del presupuesto, que hace veinte años forma parte de casi todos los gobiernos, incluso del macrismo. 

Hay que prestarle atención a un hombre, quizá desconocido pero de larga trayectoria, como es Joaquín Cottani. Funcionario clave del cavallismo durante seis años, entre 1991 y 1997, Caputo lo pone como su viceministro, a cargo de la Secretaría de Política Económica. “Uno de los artífices silenciosos de los mejores momentos de la década del 90”, así presentó Caputo a Cottani hace unos días en sus propias redes sociales. Cottani, con un paso por Lehman Brothers, es el actual economista jefe para América Latina de Standard and Poor’s. ¿Qué propone Cottani? ¿Con qué ideas viene este exfuncionario de Cavallo, orgulloso cavallista? ¿Qué incidencia va a tener en el programa de ajuste de shock que propone Milei? 

Si puedo decir que Cottani sigue de cerca lo que pasa en la Argentina, y hasta hace muy poco proponía como salida una devaluación compensada. Incluso escribió papers donde citaba como antecedentes, por un lado, una devaluación compensada en tiempos de Onganía, Krieger Vasen. Y, por otro lado, lo que hizo Remes Lenicov. Con sus diferencias, con sus matices.

Una devaluación no sorprende porque está en el horizonte de todas las consultoras del mercado. Estaba en el horizonte de Patricia Bullrich cuando era candidata, de Sergio Massa cuando era candidato. Hay ventajas y desventajas de una devaluación. Desventajas muchas, para los que viven de un ingreso en pesos porque obviamente se devalúa el ingreso de las mayorías. Tiene algunos beneficios, sin duda, más cuando la brecha en la Argentina está arriba de 150% y es, quizá, el talón de Aquiles de la economía.

Si se ejecuta la devaluación con un plan, dicen muchos economistas, incluido por ejemplo Emmanuel Álvarez  Agis o Marina Dal Poggetto, ambos entrevistados en este programa, la economía recupera competitividad. Encarece los viajes al exterior, lo cual evita la sangría de dólares por turismo emisivo.

Pero tiene, como decía, perjuicios muy grandes. La devaluación, además del impacto sobre los que viven de un ingreso en pesos, complica la reducción de los subsidios a la luz, al gas, al transporte. Porque, según dice Cottani, los insumos básicos de esos servicios están dolarizados y eso obliga a que las tarifas aumenten más que el dólar para que los subsidios bajen.

El otro efecto muy complicado de la devaluación es que aumenta la deuda pública que tiene la Argentina, gran parte contraída por el macrismo y en dólares. Pero Cotanni dice que hay que compensarla, hay que bajar las tasas de interés y subir las retenciones para evitar que los precios de los alimentos, indumentaria, insumos energéticos aumenten demasiado. Esto decía Cottani, funcionario clave de Milei, hasta hace no tanto.

¿Milei puede aumentar las retenciones, puede aumentar los impuestos? Sería una locura, casi una traición. Habrá que verlo, es parte del experimento, de lo que no se sabe, de lo que trae este nuevo gobierno a través del cual muchos funcionarios del menemismo, funcionarios del cavallismo, funcionarios del macrismo viven su revancha.

Del otro lado, casi en un rol de espectadores al principio, van a estar las ruinas del sistema político del cual se benefició Milei. Un sistema político que queda en tensión y se reconfigura. Los subordinados y socios de Macri, y parte del peronismo que se debate entre sumarse o no al gobierno de Milei, entre formar parte o animar otra vez un peronismo colaboracionista como el que tuvo Macri.

Y en Juntos, una parte de esa alianza que tuvo a Macri como líder, ahora piensan en una tercera posición, que tiene sus riesgos. El riesgo de diluirse frente a un gobierno como el de Milei y a un peronismo que se va en retirada y está obligado a reinventarse.

Se supone que va a ser una etapa importante del peronismo que se reparte culpas casi como en un ejercicio de premios y castigos. Cuando se culpa a alguien no solamente es un balance o una crítica, sino que se trata de un movimiento que en muchos casos nace del rencor, pero tiene que ver con el nuevo equilibrio de fuerzas que se está persiguiendo. 

Cuando se critica al kirchnerismo, a Cristina, Máximo Kirchner, a La Cámpora como culpables principales de este fracaso del Frente de Todos, por supuesto, se dice que es un ciclo cumplido, una etapa terminada. Sin reparar, quizá, en que el kirchnerismo ya había abdicado en agosto de 2022 en Sergio Massa. Sin embargo, lo que más se escucha desde el peronismo, creo yo, es la crítica a un kirchnerismo demasiado intransigente que no se adaptó a la realidad pese.

Otros piensan que el kirchnerismo ya se había agotado mucho antes. Cuando ya no tuvo nada para proponer, cuando después de criticar a Martín Guzmán se entregó y se resignó a Massa como líder. Ya entonces el kirchnerismo no tuvo nada qué decir ni sobre el presente de ese momento ni sobre el futuro.

Todo esto tiene que ver con qué tipo de peronismo viene ahora con Milei como presidente. Como único sobreviviente queda Axel Kicillof, también obligado a reinventarse en el nuevo contexto. Dicen, incluso, dispuesto a endeudarse y ampliar su radio de relaciones.

No es el único, pero sí es el único kirchnerista con votos propios en condiciones de discutir lo que viene en una situación muy difícil. Aparecen también gobernadores como Martín Llaryora, gobernador de Córdoba, alguien a quien hay que prestarle mucha atención. Porque también se sentía identificado en cierta medida con Sergio Massa pero necesitaba su derrota. Llaryora va a ser la contracara de Kicillof desde el peronismo. Una contracara con mucho poder.

Hay, además, peronistas que se van, que huyen, se borran, se salvan solos. Lo vemos a Alberto Fernández que piensa ir a dar cátedra a Europa. Lo vemos al propio Sergio Massa que se va a ir a trabajar para fondos de inversión del exterior o que está analizando esa posibilidad. Lo vemos a Daniel Scioli como embajador de Milei. A Florencio Randazzo dispuesto a darle gobernabilidad a Javier Milei.

No es solo el kirchnerismo el que termina una etapa y es cuestionado, sino que surgen ídolos de barro que también parecen autoexcluirse de la discusión que tiene pendiente el peronismo de cara a lo que viene. Es una cuestión clave porque ya vimos a un peronismo sin conducción, que tenía a Massa como líder. Pero con veinte provincias que adelantaron sus elecciones, en una muestra total de la falta de liderazgo. 

Se escucha mucho el enojo de parte de los votantes del peronismo con los que nos trajeron hasta acá. Por eso, empieza una etapa clave. De la capacidad de reinventarse del peronismo depende del tipo de oposición que vaya a tener Milei. Si es una oposición nostálgica, testimonial, basada en la sola premisa de que Milei está destinado a estrellarse. O si es una oposición que toma nota del propio fracaso, del divorcio enorme del peronismo que se va con la realidad de las mayorías, con la necesidad de una salida económica para la crisis. Si es un peronismo con más o con menos audacia o es un peronismo más o menos resignado. 

Son dos movimientos que están atados: la suerte del gobierno que viene con Milei y la reinvención del peronismo que se va vencido.

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