Fuera de Tiempo con Jorge Remes Lenicov

Jorge Remes Lenicov, ex ministro de Economía de Eduardo Duhalde, conversó con Diego Genoud sobre su último libro 115 días para desarmar la bomba. Historia íntima de la última vez que se sinceró la economía, editado por el sello Ariel.

“La decisión de Cristina”. Editorial de 16 de mayo en Radio con Vos.

Esta vez la sorpresa fue la confirmación de lo que ya se sabía desde el 6 de diciembre del año pasado cuando la Vicepresidenta desde el Senado dijo, bastante nerviosa, bastante enojada, que no iba a ser candidata a nada y responsabilizó en ese momento a Héctor Magnetto, al CEO de Clarín, por la proscripción. Después de unos meses, Cristina repite lo mismo justo cuando se preparaba una movilización importante para pedirle que fuera otra vez candidata a Presidenta. Así lo decían los carteles, así decían los vídeos, los spots que ya circulaban. 

Cristina confirmó esta tarde que no va a competir y no va a estar en ninguna boleta, según la carta que difundió a través de sus redes sociales: “No voy a hacer mascota del poder por ninguna candidatura. He dado muestras como nadie de privilegiar el proyecto colectivo sobre la situación personal”. La Vicepresidenta hace un énfasis muy importante en los fallos de la Corte de la semana pasada que suspendieron las elecciones en Tucumán y en San Juan, y que pueden ser, de acuerdo a su visión, la demostración de que los supremos del Poder Judicial van a intervenir, incidir y condicionar el resultado en las elecciones presidenciales. 

Se transforma el escenario político. Empiezan a haber certezas. No compite Macri en estas elecciones presidenciales, por una serie de razones que analizamos en su momento acá en Fuera de Tiempo. No le daba para volver a ser candidato e intentar hacer “lo mismo más rápido”, como sugería. No tenía espalda después del fracaso en el gobierno 2015-2019.

Hay razones que comparten Cristina y Macri. La propia Vicepresidenta, que ya en 2019 no quiso ser candidata a Presidenta, buscó a un socio, a un delegado, a un candidato como Alberto Fernández, asumiendo de alguna manera que ella no podía ser la que dirigiera al rumbo en el sentido que pretendía. Vuelve ahora a decidir en el mismo sentido, como si su tiempo estuviera terminado, por lo menos el de candidata.

Lo hace en un contexto muy específico que también es importante para entender la decisión, después de tres años y medio largo de gobierno del Frente de Todos, de un experimento que, como siempre digo, salió mal. Así lo caracterizan los propios accionistas de este proyecto, así lo reconocen a un lado y al otro del Frente de Todos. Se imaginaron otra cosa y no se discutió un programa para salir de la crisis que había dejado Macri. Estamos otra vez a las puertas de elecciones presidenciales con el incendio de todas las promesas, con una trituradora de ilusiones. Todo eso, por supuesto, condiciona a Cristina a quien ya no le es tan sencillo sorprender, aunque todavía pueda hacerlo sin ser ella la candidata.

El peronismo viene de obtener buenos resultados y triunfar en elecciones provinciales este fin de semana, en La Pampa, en Salta, en Tierra del Fuego, después de que la Corte suspendiera las a los candidatos Manzur y a Uñac. Ocurrió justo cuando se estaba preparando este congreso del PJ en Ferro, justo cuando se estaba preparando esta gran marcha del cristinismo para el 25 de mayo con la consigna “Cristina Presidenta”.

Un peronismo que estaba recuperando el optimismo en estas horas por los resultados en las provincias. Porque Milei no pesa como se supone o como indican las encuestas a nivel nacional, sus candidatos obtienen una minoría de votos y están muy lejos de pelear gobernaciones. Porque también Juntos tiene dificultades para ganarle al peronismo en provincias bastiones; puede haber habido modificaciones, algunas ciudades donde cambió el signo político, alguna diferencia que ahora es mínima o no es tan grande como lo supo ser, en La Pampa, por ejemplo. Pero el peronismo todavía se demuestra y se confirma como un actor vital en las provincias, lejos de donde se toman las decisiones, en otro mundo que parece ser el de la Capital Federal, incluso el del Gran Buenos Aires.

Un peronismo que está en la lona después de tanto resultado negativo, sobre todo en materia económica con los números de inflación que ahora vamos a relevar. El peronismo está dividido y arruinado y, sin embargo, como diría algún novelista, mientras va cayendo mira los costados y piensa “con estos giles, me quedo con todo”. Mientras cae, se ve competitivo frente a la oposición. Aunque no podamos tener certeza de cuál va a ser el resultado de las elecciones, también el peronismo le debe la condición de competitivo a Milei. Me lo decía hace pocas horas un Ministro del propio gobierno del Frente de Todos: “Si no fuera por Milei, estaríamos 20 puntos abajo en las elecciones nacionales”. Por supuesto, falta mucho y hay que ver si lo que Milei insinúa en las encuestas se cumple o si tiene una performance más parecida a la de las elecciones provinciales.

El contexto en el que Cristina anuncia que no va a ser candidata es el de un peronismo que empezaba a recuperar el optimismo en un contraste violento con la realidad que marcan los números de la economía, como si no hubiera correlación directa entre política y economía. Ahora, cuando uno ve los números de inflación del viernes pasado, no hay forma de tapar el sol con las manos. Algo que percibe de sur a norte cualquier persona en la Argentina. La inflación del Ministro Massa fue de 8,4% en abril, a diferencia del 3 con el que decía que iba a empezar.

Ya acumula 32% de inflación el Frente de Todos en el primer cuatrimestre del año electoral. Cinco meses consecutivos de suba de la inflación en un contexto en el que, como decía Hernán Letcher del Centro CEPA, la inflación a nivel global viene bajando hace un año. Es una crisis muy situada en lo local en este momento, a diferencia de lo que sucedió en otros durante este tiempo.

Después, también, el problema de índice de precios que precedía a Massa porque, como siempre decimos, los problemas no empezaron con Massa. 108% interanual la inflación que tiene el Frente de Todos, todavía más preocupante en el rubro de alimentos. Si uno mira algunos productos como el tomate, aumentó el 63% en un mes, y así podríamos continuar hablando sobre lo que cualquiera que vive con un ingreso en pesos sabe, siente, sufre, padece cada día.

Semejante agresión a los votantes de todo el país, como decía el titular de la Federación de Almaceneros de la Provincia de Buenos Aires, provoca licuación de ingresos, que la plata no alcance, sobre todo, en la base de la pirámide social. Tendrá también esto impacto en los números de pobreza que se van a conocer más adelante. La angustia, la bronca tiene una traducción electoral, que no sabemos todavía muy bien cómo va a ser en el resto de las provincias y cómo va a ser a nivel nacional.

Dato del mismo día en que Cristina anuncia que no va a ser candidata: una familia tipo necesita $203.000 para superar el umbral de la pobreza. Una suba de 6,3% en relación a marzo y, en el caso de la Canasta Básica Alimentaria, el aumento es de 7,3%.

Tanto la Canasta Básica Alimentaria como la Canasta Básica Total, que marcan la inflación de los pobres porque son los que destinan todo lo que ganan a garantizarse la sobrevida, tienen subas que están por arriba de la inflación general: 121% en el año y 113% interanual es lo que aumentaron. Son datos que abruman y desesperan pero tienen un efecto, tienen una contracara, y es que los sueldos se derriten en el bolsillo, más allá de que el INDEC muestra que los salarios de los trabajadores sindicalizados y registrados del sector privado lograron empatar a la inflación. Hay una mitad de trabajadores y trabajadoras que está en la precariedad, que está en la informalidad y pierde por goleada con la inflación. Perdió por mucho durante el gobierno de Macri y está perdiendo por otro tanto en este escenario. Eso explica, por ejemplo, la marcha que vamos a tener el jueves de la Unidad Piquetera con la UTEP, las organizaciones sociales que están referenciadas en el Frente de Todos.

Junto con la inflación que percibe cualquiera, otro problema persistente es el de los dólares. Según Ecolatina, las reservas brutas están en 33.000 millones de dólares pero las reservas netas son negativas, en 1.300 millones, más allá de que el Banco Central esté comprando en los últimos días. El Frente de Todos tiene reservas negativas, como se ha dicho en este espacio, un Gobierno al que le sobraron dólares, se quedó sin dólares. Ese es un debate que queda pendiente.

Otro fenómeno paralelo, también preocupante, es que empieza el retiro de los depósitos en dólares en los bancos. Según Ecolatina, se fueron 865 millones de dólares desde el 28 de abril, las  últimas dos semanas, de un total de 15.000 millones de dólares que tienen los argentinos en los bancos hoy. Es una corrida, en este caso bancaria, algunos consideran que es tenue pero es similar a la que se dio cuando se fue Guzmán en julio de 2022 y los ahorristas retiraron 900 millones de dólares.

En este contexto, contaba el otro día en La Política Online, hubo una reunión de economistas del Frente de Todos y de Juntos porque preocupa mucho los meses que faltan hasta las elecciones y la asunción del próximo Presidente o Presidenta. En esa reunión no pasó demasiado, pero quizás lo más importante fue el pase de factura de los economistas de Juntos a los del Frente de Todos. “Dejen de financiar a Milei”, les decían. Esto podría haber sido el puntapié de una transición en un contexto que es muy delicado, aunque por ahora no hay más que eso, un contacto. De hecho, me escribieron luego algunos economistas importantes para decirme que no estuvieron en esa reunión porque, sobre todo, para Juntos es un problema aparecer cerca del Frente de Todos. Es un problema en la interna de la oposición, en la que se desconfían unos a otros. Por eso es importante el avance que hubo en la Ciudad donde parece que finalmente habrá un solo candidato del PRO. 

Están muy divididas las dos coaliciones y faltan liderazgos. ¿Qué va a pasar en las elecciones? ¿Va a ser Milei el gran beneficiado o se va a desinflar como dicen algunos que no creen en el fenómeno Milei nflado por fuerzas antagónicas? Macri le da de comer pero desde Juntos piensan que es el peronismo el que lo hace. 

Y hay una facción del empresariado que piensa en este contexto que es Sergio Massa, el  Massa del 8,4% de inflación en abril, el único capaz de tener disciplinada a Cristina y a su espacio como hasta ahora, de garante del ajuste que viene. Pero de cara a un gobierno del peronismo que se allane a las demandas del mercado. Este Massa, aún prendido fuego, sigue siendo para una parte del empresariado —algunos son sus socios, sus sponsors— el único que puede conducir a Cristina en la etapa que viene. 

Hay que ver cómo se redefine el lugar de Massa en esta Sociedad de Socorros Mutuos a partir de esta decisión de la Vicepresidenta. Hay que ver si es, al fin, candidato a Presidente, algo que anhela desde hace 10 años. Por un lado, depende de él, de su ambición. Por otro lado, depende de la inflación de esta realidad social. A su vez, y por otro lado, de la Vicepresidenta,  de esta figura todavía central.  

Si no es Massa, ¿qué puede hacer Cristina? Porque Cristina tiene todavía la decisión más difícil por tomar. Ya dijo que no va a ser ella, como le pedían sus incondicionales, y ahora puede o bien ratificar su apoyo a Massa o habilitar una PASO por primera vez en la historia del Frente Para la Victoria, del Frente de Todos, del kirchnerismo en el poder. Algo que no hubo en casi 20 años de historia. Scioli fue candidato por el dedo, Alberto Fernández lo mismo. Néstor y Cristina se alternaron en el poder, era una sociedad mucho más aceitada, por supuesto. 

Pero podría haber una PASO. Cristina podría, con este movimiento, estar habilitando una PASO en la historia del peronismo de Cristina por primera vez. Podría ratificar a Massa o podría hacer jugar a Axel Kicilloff a nivel nacional, como otra de las variantes. Kicillof, el que más retiene en cuanto a los votos de la Vicepresidenta, que lo demostró ya en una elección en la Provincia de Buenos Aires, en otro contexto después del fracaso de Macri. Se habló de la posibilidad de desdoblar elecciones en PBA. Eso para algunos sería la admisión del fracaso, pero la decisión de fondo que queda por tomar es cómo llegar a las elecciones, al próximo turno presidencial. 

Cristina tiene que decidir si el kirchnerismo como tal volverá a existir en el futuro, aunque sin Cristina en la boleta. Si tiene algo el kirchnerismo para proponer hacia adelante a partir de 2023 después de esta experiencia fallida del Frente de Todos. Si el kirchnerismo tiene forma no solo de estar en el poder sino de alterar la realidad. No pensando en el poder por el poder mismo, algo que el kirchnerismo podría tener quizá garantizado.

La pregunta es si todavía tiene forma de transformar la realidad a tono con sus discursos, con su memoria, con su historia. O si Cristina piensa, por el contrario, que el cristinismo se apaga lento después de haber marcado la política durante 20 años, si Cristina piensa que lo que viene es el kirchnerismo reubicado, redefinido, resignado a ser una fuerza testimonial tomada por la nostalgia. Ahí me parece que está la decisión más importante que tiene que tomar CFK. Ir con Massa —un candidato que no tiene que ver con el kirchnerismo pero garantiza de alguna manera la permanencia en el poder— o ir con Kicillof —alguien que representa con más nitidez la identidad del kirchnerismo. Tanto para pelear la elección como para ubicarse desde la oposición desde el primer día de gobierno del próximo Presidente.

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