Fuera de Tiempo con Nicolás Arceo

Nicolás Arceo, ex vicepresidente de YPF y director de la consultora Economía y Energía, conversó con Diego Genoud sobre Milei, la actualidad de Vaca Muerta y los aumentos de tarifas.

“Universidades: la lucha por desasnar a Milei”. Editorial 23 de abril en Radio con Vos.

Están pasando demasiadas cosas para que todo pueda seguir tan normal. El presidente Javier Milei habló y mucho en las últimas horas. Y lo vimos el lunes en cadena nacional para anunciar menos de lo que se esperaba, de lo que se suponía: los números del superávit financiero del primer trimestre, un dato que al gobierno de Milei lo enorgullece. 

Pero ese número tiene mucho de discutible, mucho de tramposo, porque es el número del ajuste que lleva a cabo el gobierno en tiempo récord, aunque esté hecho sobre todo de licuación. Aunque también de obligaciones sin pagar, de deuda con empresas, con gobernadores, con jubilados, de bicicleta. No solo hay motosierra y licuadora, también hay bicicleta, como dijo hoy, en esta radio, Carlos Melconian.

Sin embargo, Javier Milei festeja los números del ajuste, de un ajuste que “no es sostenible” según le dice el poder económico. Festeja también la desaceleración y baja de la inflación, después de un mes de 25%. El objetivo del Gobierno es tener en abril inflación de un solo dígito. Pero esa merma tiene una contracara: el derrumbe de las ventas. La recesión brutal que se ve, se respira, en la calle, en los comercios. Y los despidos que empieza a haber en pequeñas, medianas e incluso grandes empresas, que deben afrontar un invierno con tarifas muy altas. ¿Cómo van a sobrevivir las pymes en la Argentina? Es una pregunta central para estos meses que se vienen porque gran parte del empleo en la Argentina depende de ellas. 

Empieza a haber un fenómeno de desocupación que hacía mucho tiempo no se veía. De eso no habló el presidente, pero la consultora Escenarios, por ejemplo, está registrando cómo creció en el último mes la preocupación por el desempleo: 15% de los consultados dice que el desempleo es el principal problema de la Argentina. Ya no es solo la inflación. También para Poliarquía aparece el desempleo como un problema que se creía superado y es producto de la recesión, algo que le permite al Gobierno bajar la inflación pero que en realidad genera y oculta un drama.

¿Cómo va a crecer la economía en este contexto con salarios pulverizados, derrumbe de las ventas, del consumo? Es una pregunta difícil de responder para cualquiera y también para el Gobierno. La cadena nacional de Milei estuvo de más, fue una arenga más del presidente, pero fue muchísimo más importante la que hizo ante los dueños de la Argentina en el Foro de Convergencia Empresarial, el viernes pasado en el Hotel Llao Llao, en Bariloche.

Allí el mensaje de Javier Milei fue mucho más explícito, más largo, más ilustrativo que la cadena nacional. Así sabemos quién es el presidente o cómo vive el presidente este momento, así conocemos su delirio de grandeza que dice “Los estamos aplastando y los vamos a aplastar en las elecciones de 2025”, que dice “Estamos viviendo un momento de revelación maravillosa porque se ve a los políticos desesperados por robar, por afanar”, que dice “Los argentinos están reaccionando contra los políticos”.

Muy  enriquecedor fue verlo a Milei ante Eduardo Elsztain, el dueño de IRSA, de los shoppings y de grandes extensiones de tierra en la Argentina. Es el magnate que organiza el foro del Llao Llao junto a Marcos Galperin, junto a Cristiano Rattazzi, junto a la familia Bagó. Hubo empresarios que no podían creer lo que escuchaban, sobre todo cuando Milei, además de su arenga contra los políticos, dijo apologético “el que fuga es un héroe”. 

Argentina está llena de héroes porque la fuga es una constante: 86 mil millones de dólares se fugaron, según Miguel Pesce, durante el gobierno de Macri. Y no fue el único momento. También hubo fuga durante el último gobierno de Cristina.

Milei ya tiene una denuncia por hacer apología del delito. Por decir: “Si compra dólares en negro mejor, ¿por qué? Porque así no financia a los políticos inútiles”. Es realmente impactante, histórico también, ese discurso del presidente en la intimidad que sorprendió incluso a los periodistas que estaban ahí, aunque no tuvieron acceso al evento. Después, el equipo de comunicación del Gobierno decidió difundir algo que quizá era más bien para la tribuna, para la hinchada, para los socios y sponsors de Milei.

Ahí se vio el grado de intimidad del presidente con el poder económico. Milei, que sin duda actúa para ejecutar el programa de las elites y los dueños, no sólo se animó a hablar de la fuga como un mérito sino que también le respondió a los críticos que le miden el liberalismo en sangre. A todos le respondió con una frase de Maradona y aludió varias veces a ella: “la tienen adentro”. 

¿A quién le decía eso Milei? ¿A Domingo Cavallo? ¿A Carlos Rodríguez? Economistas ultraliberales. Se puede pensar en Carlos Melconian, o tantos otros que vienen cuestionando el rumbo del presidente. Dicen que la situación no es sostenible y enumeran: el atraso cambiario, el ritmo de devaluación de 2% mensual. Luego pronostican: “La recesión no termina bien”, “Esto termina en una crisis mayúscula”, “Esto redunda en una nueva devaluación”.

Por eso la cadena nacional fue una cortina de humo. Por supuesto, no pudo impedir la gran movilización de este martes, para muchos histórica, en todo el país convocada por las universidades nacionales contra el ajuste, contra el ahogo presupuestario.

Se viene hablando mucho, desde hace semanas, sobre lo que representa la universidad pública en la Argentina. No solo para los que somos producto de esa universidad pública, sino para la historia del país, su presente y su futuro. Incluso como referencia a nivel regional. La educación “pública, gratuita y de calidad” es el emblema de una Argentina de una movilidad social ascendente que se viene perdiendo pero que para Milei representa, aun así, un problema. Por eso su intento de ahogarla, desfinanciarla, destruirla.

Se movilizó masivamente hoy en todo el país la comunidad educativa, docentes, estudiantes, pero hay un proceso que viene desde hace varias semanas. Hace décadas no se veía algo así a nivel nacional: tanta gente movilizada por la educación pública, por la universidad pública. Tuvo además la presencia importante de sindicatos, de trabajadores, de intendentes, en un clima festivo, otra vez. Quizá como fue la marcha del 24 de marzo. Hay algo en común: la muestra de potencia a través de una gran fiesta en medio de la impotencia general que representa tener a Milei como presidente.

En la universidad pública gran parte del presupuesto hoy se va a en salarios. Aunque podemos decir que gran parte del plantel de docentes trabaja gratis, ad honorem, desde hace muchísimos años. Igual la plata no alcanza para pagar los salarios.

Sin embargo, la universidad pública argentina es ejemplo en América Latina generando profesionales capacitados de excelencia, y además hoy muy baratos. Porque en Argentina los salarios están pulverizados no solo en la base de la pirámide social. También los profesionales ganan muy poco en la Argentina. Para una gram empresa de la Argentina o del exterior, es un regalo contratar a profesionales formados en la universidad pública argentina. 

Esta movilización fue muy heterogénea. Milei logró reunir en su contra a gente muy diversa. Hay que ver los oradores, los dirigentes políticos, las corrientes políticas que confluyeron entre los trabajadores y los estudiantes que hace mucho no se fundían en un reclamo. Pero hay que discutir temas como el financiamiento, sin duda, porque la universidad está desfinanciada desde antes de Milei. También hay que debatir, ahora sobre todo, sobre la relación con el mercado de trabajo. Sobre la relación con los sectores populares, que en muchos casos no tienen acceso a la la universidad pública. Lo alega la derecha como un argumento para destruir la universidad pública, cuando en realidad hay una cuestión que tiene que ver con el acceso y debería ser abordada. Porque hay una historia de movilidad social ascendente, de hijos de trabajadores o de trabajadores que fueron a la universidad pública, que se va perdiendo con el tiempo.

Y ese es un problema que arranca mucho antes. No es que los sectores bajos no van a la universidad pública, sino que los sectores bajos están muchas veces al margen del sistema educativo. Hay que mirar la deserción escolar en el secundario en todo el país. Lo sabe cualquier especialista en educación y se ve en cómo diagrama las escuelas, la currícula, la cantidad de aulas. En primer año puede haber dos o tres primeros cursos pero se sabe que, al fin, van a llegar a quinto muchos menos alumnos de los que empezaron. De dos o tres cursos de primer año, se pasa a un solo curso de quinto año.

En el medio manda la deserción escolar, donde los que abandonan, los que se ven obligados a abandonar, son los sectores populares que tienen que inventarse la sobrevida de otra manera, o que tienen mil problemas que le impiden terminar la secundaria. 

Por supuesto, el plan de Milei es destruir la universidad pública porque él mismo dice que es un lugar de adoctrinamiento, aunque sea uno destinado al desarrollo del pensamiento crítico. Milei es un fundamentalista de mercado, es el líder del mesianismo de mercado y promueve el gobierno del mercado: la universidad pública resulta un problema para ese pensamiento.

Lo que se vivió hoy en toda la Argentina representa un cambio porque mucha gente salió de la pasividad, de la comodidad. Mucha gente se vio obligada a salir porque está bajo amenaza la universidad pública. No solo con el ajuste, sino con el discurso. Además hay un efecto contagio. Esto no se limita solo a la universidad pública del conurbano, a las universidades nacionales, porque hay muchos docentes de la universidad pública que enseñan en universidades privadas.

En el país de la inflación descontrolada, que no empezó con Milei pero que él hoy conduce, la cuota de las universidades privadas está aumentando en forma desproporcionada. Cuotas que aumentan $150.000 de un mes para el otro, me comentaban. Otras cuotas en $700.000, $900.000 o más. Los docentes que están viviendo el ajuste en la universidad pública también tienen otros trabajos para sobrevivir. Entonces, este debate no es sólo un debate del sistema público, sino también del sistema universitario en general. 

Docentes y estudiantes se movilizaron en todo el país. Muchos de ellos hacía tiempo que no encontraban una causa, hoy la encontraron amenazados en su supervivencia. Lo más interesante también es la reacción en las nuevas universidades, creadas en los últimos 20 años, que ahora se enfrentan a una situación límite. Tienen algo por lo que pelear, por su sobrevida. Las nuevas generaciones que se están educando también en la calle, en un sentido más amplio, de la mano de  reivindicaciones muy concretas.

Y esta mixtura logró unir Javier Milei en muy poco tiempo en su contra. Desde las universidades se logró romper la pasividad, se logró poner a la defensiva a un gobierno que está permanentemente a la ofensiva. Milei no solo se está enfrentando a las universidades, se está enfrentando también a la clase media que, aún disminuida, aún en crisis, suele ser decisiva para plantear cuestiones en agenda.

Confluyeron otra vez hoy en esta marcha sectores enfrentados del viejo progresismo que hace 30 años se enfrentaban a Menem y que después el kirchnerismo los dividió. Hoy pareciera que Milei los volvió a unir.

Otra pregunta, porque en la universidad pública hay muchos pibes que votaron a Milei, ¿qué está pasando en la cabeza de esos pibes? ¿Cuántos de esos pibes que votaron a Milei en noviembre hoy marcharon contra Miei? No fueron solo sectores de clase media, pero la clase media protagonizó esta marcha. Una clase que votó mayoritariamente a Milei y ahora lo empieza a pensar a Milei no como un salvador sino como un verdugo.

El gobierno, ya sabemos, es amateur, es prepotente, no tiene mayorías, pero que está la ofensiva. Tiene una audacia que el Frente de Todos no tuvo de ninguna manera, y pretende fijar las coordenadas permanentemente. Pero hoy encontró un primer freno. Por supuesto, esto no es definitivo.

Hay que ver cómo sigue la película, pero la lucha de las universidades puede servir, entre tantas cosas, para enseñarle a Javier Milei qué hay cables de alta tensión que conviene no tocar en Argentina. No se puede hacer cualquier cosa, no sirve convertir a los votantes en desertores. La lucha de las universidades puede servir para desasnar a Milei en el sentido político. Porque hay cosas constitutivas de nuestro país que el presidente parece decir que no existen.

¿Qué traducción política tiene la marcha? ¿Quién la capitaliza? ¿La capitalizan las fuerzas tradicionales, los dirigentes que hoy estuvieron en la calle? Porque ahí se estaba tratando de parir una alternativa a Milei. ¿Aparece un actor nuevo para capitalizar lo que hoy empezó a verse en la calle, algo nuevo que se emancipa de lo que conocemos? Se suponía que era algo que no podía pasar, que un actor nuevo irrumpiera la política, pero pasó con Javier Milei, que en dos años pasó de panelista a presidente.

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