Fuera de Tiempo con Alejandro Horowicz

Alejandro Horowicz, ensayista y doctor en Ciencias Sociales, conversó con Diego Genoud para entender a partir de su último libro El kirchnerismo desarmado (Ariel) cómo llegó Javier Milei a la presidencia.

“Milei y su pasaje al acto”. Editorial 12 de diciembre en Radio con Vos.

Acaba de arrancar el gobierno de Milei con dos actos que están íntimamente ligados y no pueden leerse separados: la asunción y el acto en el Congreso, el domingo pasado, y el video largamente demorado que grabó el renacido Luis “Toto” Caputo, el ministro de Economía. 

El presidente es Milei. Como dijo el domingo pasado, quiere que las elecciones de 2023 se transformen en un punto de quiebre en la historia argentina. Javier Milei dice que ganó contra las ideas empobrecedoras del colectivismo y pretende tener como aval para su proyecto los 14 millones y medio de votos que consiguió hace menos de un mes, en noviembre pasado. 

Con con el vídeo que difundió finalmente Caputo, Milei deja la teoría y pasa la práctica por primera vez en su vida. El profesor universitario, el panelista de televisión hoy convertido en jefe de un proyecto que no sabemos cómo va a salir, Milei empieza a darle entidad al plan de ajuste monumental que tanto promocionó, primero en los estudios de televisión y después como candidato en la Ciudad. Al fin, como candidato a presidente.

Pretende recortar 5 puntos del PBI, un ajuste inédito, desconocido para la historia argentina, monumental como el propio Milei lo describe. Y pasa a la práctica con un fiscalismo extremo porque, ante lo que define como la peor herencia de la historia, el gobierno de La Libertad Avanza —formado con figuras que no estaban en los papeles y otras dejadas al margen— dice que no hay solución alternativa al ajuste de shock. Con esta serie de medidas que anunció este martes, el ministro apunta a solucionar el problema de gastar más de lo que se recauda de raíz.  

De acuerdo a ese diagnóstico, el un presidente que abunda en gestos dice que ahora la política le va a servir a los ciudadanos. Así recortará gastos superfluos: menos choferes, menos autos oficiales, menos teléfonos celulares, cero pauta oficial para los medios. Una serie de medidas que pueden caer bien, que pueden incluso ser importantes cuando se busca ofrecer señales a una sociedad que va a entrar otra vez en una larga temporada de sacrificios. 

Pero los gestos también se evaporan o tienen el riesgo de durar muy poco cuando el ajuste monumental que diseña Milei empieza a impactar en la vida de las mayorías que vienen de muchos años de ajuste, de caída del poder adquisitivo, de aumento de pobreza, de aumento de desigualdad. Indicadores que, por supuesto, no tienen que ver con Milei. Indicadores de los cuales Milei no es responsable sino que es una resultante.

Esta sociedad que votó a Milei viene de vivir una caída sistemática de ingresos, una inflación descontrolada como nunca en los últimos 30 años, va ahora con Milei en el poder, con Caputo como ministro, hacía una temporada de más inflación. Porque si algo se puede deducir del paquete de medidas económicas es que no hay ninguna para frenar la inflación, el principal problema para la mayoría de los argentinos. Me decía hoy Fabio Rodríguez, economista y socio director en M&R Asociados, que no hay un plan de estabilización en lo que anunció Caputo. Sino solo medidas.

La inflación inercial, la inflación reprimida que dejó el gobierno del Frente de Todos con el interregno de Sergio Massa como algo más que ministro de Economía, ahora muta a una inflación descontrolada, liberada. Hubo aumentos que llegaron al 100% en las últimas dos semanas en los supermercados.

Como dijo Milei, estas recetas que lleva a la práctica el gobierno van a derivar además en una caída de la actividad, en una caída del empleo, en una caída de los salarios, en más pobres, en más indigentes. Lo dijo Caputo: vamos a estar peor que antes durante unos meses. Eso quiere decir más inflación y más recesión. Según lo que el propio Milei y el propio Caputo admiten cada vez que hablan.

Caputo, la cara visible del gobierno, es el encargado de comunicar las medidas iniciales de La Libertad Avanza. Es el fusible quizá, el primero que puede caer si las cosas no salen como se están planificando, entre los hoteles donde se mueve Milei y la residencia de Olivos. Cuando en su primera comunicación oficial Caputo dice que hay un riesgo con financiar el déficit repetidamente con deuda, sorprende. Porque él es el que más aumentó la deuda en los últimos años. Él, el rey de la timba, ahora parece haber tomado nota de que la deuda tiene un límite. 

También sorprende cuando habla de “nuestros votantes” porque nadie sabía que sería parte de La Libertad Avanza. Al contrario, Milei lo había cuestionado muy duro. Sin embargo, hoy Caputo con la camiseta de La Libertad Avanza, igual que otros que formaron parte del gobierno de Mauricio Macri. Como Santiago Bausili, como Pablo Quirno, como Federico Sturzenegger, que según se dice, se mueve mucho en los últimos días en el Palacio de Hacienda.

Y hay otros padrinos, padres intelectuales de esta experiencia de gobierno que recién arranca, como Domingo Cavallo validando estos primeros pasos de la propuesta que trae Milei al gobierno, de la teoría a la práctica. Se habla de que la hija de Domingo Cavallo, Sonia, va a ser embajadora ante la OEA. Dicen que el rol que Cavallo cumple hoy detrás de escena es muy importante ante la mirada del poder permanente.

¿Qué anunció hoy Caputo? Cosas que van a tener impacto enseguida sobre gran parte de la sociedad y gran parte de los votantes de La Libertad Avanza, impacto en el bolsillo de los que no son la casta. Recortes de subsidios. Tarifas, algo que se preveía. El recorte de las transferencias a las provincias, frente a gobernadores que se van a ver obligados a rebelarse o a disciplinarse por el ajuste de Milei. Puede suceder como sucedió con Macri en un inicio. 

También hay un freno a la obra pública, eso tiene un impacto en el empleo y en las provincias. Y el anuncio del dólar a $800, una devaluación que está muy por encima de lo que proponía la política, de lo que anunciaba Guillermo Francos, el ministro del Interior, alguna vez un hombre de Scioli y de Eurnekián, y que decía $650 está bien. Hay que ver si le cierran las cuentas a la política, porque es ella quien va a tener que aguantar de ajuste de shock.

El dólar aumenta 118%, la devaluación es del 54%. Y un aumento de impuestos provisorios, según lo que anunció Caputo. Un aumento provisorio del impuesto PAIS a las importaciones y también un aumento a las retenciones de las exportaciones no agropecuarias. Falta información todavía pero el objetivo, dijo Caputo, es eliminar este “gravamen perverso”. Por ahora se aumentan las retenciones, pero no aumentan las que mueven el amperímetro, como la soja. Todo indica que La Libertad Avanza equipara las economías regionales con la soja. Habrá que ver qué impacto tiene esto en los productores no sojeros, en sectores del campo que, quizá, apostaron por Javier Milei.

Para compensar muy poco, y quizás puede sorprender, el presidente decide duplicar la AUH, aumentar en un 50% la Tarjeta Alimentar. Pero van a quedar muchos afuera del shock inflacionario que también viene con estas medidas. Ni hablar de los empleados estatales, los jubilados. Muchos sectores quedan desprotegidos frente a lo que viene.

Si Milei duplica la inflación y si Milei duplica la AUH, hay que imaginarse la inflación que viene. Hay que advertir que Milei, con Caputo, se desentiende del impacto mayor que la inflación va a desatar. Una inflación reprimida por el peronismo, por el gobierno del Frente de Todos, por Sergio Massa, es cierto, pero es una inflación que se puede descontrolar todavía más.

Caputo lo mencionó, casi como una advertencia: una leche que sale $400 puede salir $60.000 en un año. Para evitar esa catástrofe, el Gobierno lanza un plan de ajuste que va a traer más inflación aunque nadie sabe de cuánto va a ser. Es una manera de aterrorizar a la población, por un lado, con esos números que difundió Milei una inflación plantada del 15.000%. De disciplinar también a la población, por otro lado, diciendo es esto o pobreza arriba del 90%.

Pero también es un arma de doble filo porque no se advierte ninguna medida para frenar esa inflación que va a seguir subiendo. La biblia liberal dice que hay una sola causa de la inflación: la emisión. ¿Pero cómo van a hacer esos 12, 24 meses que vienen para gran parte de los que votaron a Javier Milie? No sólo para los que no lo votaron, sino para los que lo votaron pensando que de su mano podía venir un alivio. Salvo la licuación de ingresos, la licuación de la jubilaciones, la licuación de los salarios, la licuación de los salarios estatales que seguramente van a redundar en mayor conflictividad social, no se advierte por donde el libertario piensa frenar la inflación.

Sí, se congela el Presupuesto por un año pero como cuando uno advierte que viene aumento de tarifas, que la devaluación es mayor a la que muchos esperaban incluso en el propio gobierno, la primera conclusión que cae de madura es que este ajuste inédito y monumental que ordena Milei no lo va a pagar la casta. El presidente cambió su terminología el domingo pasado cuando dijo: “el ajuste va a caer totalmente sobre el Estado y no sobre el sector privado”. Habrá que ver a qué se refiere con “sector privado” porque va a haber millones de personas que no forman parte del Estado pero que van a sentir el ajuste en el cuerpo.

Es la primera vez que llega al gobierno una persona que fue hasta hace dos o tres años un panelista de televisión y, como decía el ministro de Economía en su mensaje grabado, es la primera vez que un candidato que explica esto logra que la gente lo entienda y lo vote mayoritariamente. Decía “Toto” Caputo que aunque siempre hubo candidatos que intentaron explicar la situación argentina del déficit fiscal, nunca tenían más de 5% de los votos. Milei tuvo un 30% de piso y llegó al 56% en un balotaje. Por eso, dice Caputo, estamos ante una “oportunidad histórica” porque es la sociedad la que entendió que el único camino es el ajuste.

¿Es así como piensan en La Libertad Avanza o estamos ante un gran malentendido? Sí es cierto que Milei expresa algo nunca visto al llegar sobre las ruinas de un sistema político que se cansó de defraudar, que se cansó de fracasar, que se cansó de minimizar los riesgos de una política que no tenía en cuenta a las mayorías. Milei llega al poder sin la identidad de los partidos mayoritarios y con un apoyo popular impresionante. Era impactante, incluso, ver las imágenes del domingo, con una Plaza con mucha gente. Sobre todo, cuando uno prestaba atención al discurso que Milei le ofrecía a esa sociedad que lo fue a aclamar, a contramano de la historia política en la Argentina. Nunca jamás desde el regreso de la democracia un político en la Argentina anticipó primero en campaña y después en el discurso de asunción el sacrificio que le va a tocar hacer a sus propios votantes que ya vienen de varias temporadas de sacrificio. El discurso fue distópico.

Milei puede creer que aquel es un activo, y que prefiere decir “las verdades incómodas”. La oportunidad histórica que ven en LLA es tal porque el liberalismo que antes era elitista se volvió popular. Sin duda Milei tiene votos de sectores populares que Macri no tuvo y que estaban en la Plaza de los Dos Congresos el día de la asunción. 

No es como muchos imaginaron, con un peronista como encargado de hacer renacer el ideario liberal, aquel que el menemismo llevó a la práctica con éxito —más allá de que después terminó en un estallido la convertibilidad. Pero con éxito porque las reformas estructurales de los noventas todavía perduran. Hoy no es un peronista, no es alguien del PJ el que reivindica a Menem. El menemismo quedó como proyecto peronista ultraliberal único e irrepetible. Ahora es Milei el que rodeado de Cavallo, rodeado de Eduardo Menem, rodeado de Rodolfo Barra, de tantas segundas líneas, va a llevar a la práctica lo que tantas veces dijo desde la cátedra.

Una Argentina liberal que cree en el ideario liberal pero no elitista: eso expresa en cierta medida Javier Milei. Y tiene el apoyo de esa Argentina que vive a la intemperie, olvidada por el Estado, que entiende los liberales quieren transmitir cuando hablan del peligro de la maquinita, de la emisión como única razón de la inflación.

Milei les dice a todos ellos que este es el último mal trago para comenzar la reconstrucción de la Argentina. Que hay luz al final del camino pero que antes viene una temporada de sacrificio, de más inflación, de una recesión profunda que va a generar pérdida de puestos de trabajo, privaciones, sufrimiento. Porque, según Javier Milei, la propuesta sensiblera progresista termina en hiperinflación. Se dio vuelta el reloj de arena el domingo con la asunción del nuevo presidente y este martes con las primeras medidas de ajuste de devaluación que anunció el ministro Caputo. No hay plata y los platos rotos no los va a pagar la casta.

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