Fuera de Tiempo con Mariana González

Mariana González, economista y coordinadora del Centro de Investigación y Formación de la República Argentina (CIFRA-CTA), conversó con Diego Genoud sobre la caída de los salarios, la falta de dólares y la herencia que dejó la última dictadura militar.

“La hora más difícil de Massa”. Editorial de 21 de marzo en Radio Con Vos.

Buenas noches a los que nos escuchan a esta hora del martes, cuando el día se termina, en distintos puntos del país. Y a los que escuchan también en ratos libres, durante la semana a través de Spotify y las distintas plataformas en las que se difunde Fuera de Tiempo.

No es el marzo que esperaba Sergio Massa, el ministro de Economía, que asumió en agosto con el traje de salvador. Massa, un político de muchísima trayectoria, siempre en el poder gane quien gane, tenía dos objetivos para esta fecha: que la brecha cambiaria se redujera al 30%, algo que dijo durante su viaje a Washington en septiembre pasado, y que la inflación de abril empiece con un 3 por delante, que esté por debajo del 4%. 

Pero la brecha está arriba del 85%, cerca del 90%. Y sobre la inflación no hace falta que a nadie le cuenten en la Argentina, encadena en los dos primeros meses del año más del 13% según el IPC oficial.

Además, viene un marzo que ya nadie espera que sea más alentador en términos de inflación. Si uno mira los datos de la consultora Ecolatina en marzo aumentan los colegios privados, las prepagas, el subte, los taxis, trenes y colectivos, combustibles, el agua, el cable, internet. Todo esto ocurre en un cuadro de salarios súper deprimidos, como dijo la vicepresidenta Cristina Fernández en una de sus últimas apariciones en Rio Negro. 

Massa tenía esos dos objetivos para el mes previo a la definición de las candidaturas del año electoral. No solo los tenía sino que los propagandizaba. Los traficaba a través de las distintas usinas que suelen difundir sus puntos de vista en tanto el Ministro de Economía es uno de los políticos con mayor capacidad de lobby en la Argentina. La envidia de gran parte del Frente de Todos e, incluso, de algunos en la oposición.

Por eso digo, este no es el marzo que Massa esperaba. La inflación vuela y faltan los dólares. Dos problemas estructurales de la Argentina que, por supuesto, no empezaron con el actual Ministro de Economía. Pero que durante sus primeros meses de gestión, cuando asumió, desde agosto hasta diciembre, parecía que estos vectores habían frenado un poco su intensidad. Inflación y falta de dólares son dos fenómenos que se retroalimentan. Lo dicen las consultoras del mercado, lo dicen desde el propio oficialismo. Lo sabe, por supuesto, el Ministro de Economía.

El Banco Central perdió nada más que en las primeras semanas de marzo 1.100 millones de dólares. Es muchísimo para un Banco Central que sufre la falta y para un Gobierno que, como vamos a charlar con la entrevistada de esta noche, desperdició un superávit comercial excepcional que tuvo en los primeros meses. Entraron dólares durante la administración del Frente de Todos pero entraron por una puerta y se fueron por la otra. La brecha cambiaria es uno de los motivos aunque no el único.

Siguiendo con la consultora Ecolatina, hay estimaciones. En este año, cayeron las reservas más de 6 mil millones de dólares y no está claro cuántas reservas netas quedan en el Banco Central. Algunos hablaban de 1.500 millones de dólares, otros de 1000. Por eso Massa vuelve a desempolvar el Swap con China. Por eso algunos créditos que se difunden del Banco Centroamericano de Integración Económica, de la CAF, tratan de blindar a un Gobierno que expresa una fragilidad que lo trasciende. Es un problema que también tuvieron administraciones anteriores. 

Se suponía que Massa, que venía con un poder político muy importante, que era capaz de sellar una tregua dentro del propio Frente de Todos, entre el Presidente y la Vicepresidenta, era capaz de tener el apoyo del poder económico, del círculo rojo, del establishment. Se esperaba que este problema de la restricción externa, de la falta de dólares, de la brecha cambiaria, de la presión devaluatoria, quedara debajo de la alfombra por un tiempo más y le permitiera al Frente de Todos llegar con más aire a las elecciones.

Ahora eso parece muy difícil. Por eso se vuelve a hablar de un desdoblamiento cambiario, una idea que en su momento impulsó el ministro de Economía Martín Guzmán. Por eso se vuelve a hablar de los riesgos de una devaluación. Cuando el ministro de Economía Massa llegó, aprovechó para tomar una medida que había propuesto ya como Presidente de la Cámara de Diputados: el dólar soja. Le sirvió para ganar aire y para que el agronegocio liquidara en su momento, por anticipado, alrededor de 8 mil millones de dólares pero después vino una sequía fenomenal de la cual, por supuesto, Massa no es responsable. La economía, según los distintos indicadores, puede perder alrededor de 15 mil millones de dólares este año.

Por eso estamos hablando otra vez de que el Gobierno no llega como esperaba llegar y de que este no es el marzo que esperaba Sergio Massa, casi como un trampolín a su candidatura. Se sabía que estos problemas estaban de fondo y que iba a ser muy difícil resolverlos. La inflación que vimos la semana pasada está arriba del 100% interanual. Y una falta de dólares que hace pensar que el Gobierno atraviesa otra vez horas decisivas, que va a tener que tomar alguna medida.

Esta debilidad que hoy afecta a Sergio Massa, que fue Intendente de Tigre, que fue el creador del Frente Renovador, que fue Presidente de la Cámara de Diputados, no es una debilidad solo de Massa. Es una debilidad del Gobierno del Frente de Todos, de esta rara alianza de Alberto y de Cristina. Es, incluso, la debilidad de un bloque de poder que está detrás de Massa. Grupos empresarios muy importantes de la Argentina que apostaron a la llegada del Ministro de Economía como salvador e incluso apostaban a su candidatura a Presidente. Estamos hablando de empresas líderes del país. Bancos, energéticas, medios de comunicación. 

Si a Massa le va mal, no solo le va mal a él sino que le va mal al Frente de Todos, así se lo advierte al propio Presidente. Trascienden ahora discusiones entre el Ministro de Economía y el Presidente: “Yo no soy Guzmán, estoy cansado de los machos del off, de los que me operan en contra”, “No jodan conmigo, yo no soy Guzmán”. Eso habla un poco del dramatismo y la dificultad de estas horas.

En la oposición hay algunos que se divierten, sobre todo cerca de Mauricio Macri, cuando ven que algunos comunicadores de medios importantes, que hasta hace poco decían “llegó Massa, se resolvieron los problemas”, ahora intentan despegarse de la suerte del Ministro de Economía. Pero divertirse, en Juntos, es un juego bastante temerario teniendo en cuenta que es la fuerza que hoy tiene las principales chances de asumir esta herencia que va a dejar el Frente de Todos. 

Son problemas heredados del gobierno de Macri y otros que se agravaron durante los años del Frente de Todo, como la pandemia, la guerra, la sequía. Son una parte, por supuesto, fundamental de esta situación, pero otra parte tan o más importante es la que tiene que ver con el malentendido dentro del propio Frente de Todos. La discusión a cielo abierto dentro de la propia coalición donde no hay ni había una salida consensuada a esta crisis. 

Ahora, cuando vemos que los síntomas más profundos de la crisis vuelven antes de tiempo y ponen a prueba a este Sergio Massa, estamos en horas donde se supone que el Gobierno tiene que tomar una medida importante. Sobre todo, el equipo que armó de apuro el Ministro de Economía. No estaban en ese equipo económico ni Miguel Peirano, ni Martín Redrado, ni Diego Bossio, ni Martin Rapetti, por nombrar algunos de los economistas que en su momento aparecían cerca del entonces titular de la Cámara de Diputados. 

Massa armó un equipo con gente, sobre todo, de Roberto Lavagna, que hoy lo acompaña. Pero no tenía un plan para resolver esa crisis. Lo mismo que le reclamaban a Guzmán ahora se evidencia que Massa no lo tenía y eso empieza a tener un costo. La economía argentina no ofrece una salida virtuosa. Cuando uno consulta a distintos economistas de distintas orientaciones, nadie dice que sea fácil la salida para esta situación económica. Se sabía cuando asumió el Frente de Todos y ahora los problemas se agravaron. Massa está prueba como nunca, en una situación límite que quizás él no esperaba cuando decidió asumir el cargo de Ministro de Economía. 

La semana pasada decíamos, en este espacio, que el político vio en la crisis una oportunidad y que ahora, quizás, estará pensando si es que no vio mal cuando creyó que estaba frente a una oportunidad. Ahora está él frente a una situación límite y a prueba. También está a prueba, la paciencia social, la pregunta de hasta cuándo aguanta la sociedad una situación como esta con los precios parecen fuera de control. A su vez, está a prueba la unidad del Frente de Todos. 

Por eso es importante leer entre líneas cuando vemos que es Massa el que deja trascender su malestar con Alberto. Un Presidente que parece estar fuera de escena, como si no fuera responsable de lo que está pasando en la economía.

El ministro de Economía Sergio Massa, un político de una capacidad indudable, capaz de tener el apoyo de Cristina y del poder económico al mismo tiempo, está en una situación muy difícil. No tenía un plan y ahora tiene que inventar, dibujar en el aire, cuando la sequía le va a costar a la Argentina este año 15 mil millones de dólares y evitar, al mismo tiempo, la devaluación que le empiezan a reclamar otra vez algunos sectores del mercado. 

¿Puede Massa frotar la lámpara y encontrar una salida, como algunos piensan todavía cerca suyo? ¿Puede ir al desdoblamiento cambiario, el que en su momento propuso Martín Guzmán? Algún economista importante cercano al Gobierno como Emmanuel Álvarez Agis dicen que, a esta altura, ya no sirve un desdoblamiento cambiario. Una devaluación lisa y llana, con los riesgos que eso tendría para una economía que tiene hoy una inflación del 100% interanual.

Se sabía que la crisis que el peronismo heredó de Macri no ofrecía salidas virtuosas, pero ahora es peor. La pandemia, la guerra, la sequía, la pelea intestina dentro del Frente de Todos que cada día tiene un capítulo nuevo. La fractura expuesta de los líderes del Frente de Todos, de las segundas líneas del Frente de Todos. Massa está en una situación inédita que él mismo no se hubiera imaginado. No era el marzo que Massa esperaba.

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