Fuera de Tiempo con Alejandro Vanoli

Alejandro Vanoli, ex Presidente del Banco Central y ex Director Ejecutivo de ANSES, conversó con Diego Genoud sobre la crisis política que expuso la partida de Martín Guzmán del Frente de Todos.

También pasó por el programa Martín Rapetti, Director Ejecutivo del Centro de Análisis Económicos Equilibra y profesor de Macroeconomía de la Universidad de Buenos Aires, para charlar sobre la crisis económica y política que condujo a Martín Guzmán a abandonar el Ministerio de Economía.

“Ni cómo ni cuándo”. Editorial de 9/7/2022 en FM Milenium.

Parece que fue hace dos o tres meses pero fue hace apenas una semana cuando Martín Guzmán comunicó la renuncia al Ministerio de Economía. Un lugar que había ocupado desde el inicio del del Frente de Todos, que había defendido mucho pese a que, como muchas veces dijimos en este espacio de Fuera de Tiempo, la mitad del Gobierno le pedía que renunciara; pese a que tenía más respaldo en el exterior que en la Argentina y en su propio frente político.

La renuncia de Guzmán es un antes y un después para el Gobierno porque Guzmán era un pararrayo para el presidente Alberto Fernández. Las críticas impactaban directo en el funcionario más importante que tenía Fernández, al que invitaba a cenar en Olivos con Paolo Rocca, con Luis Pagani, con los empresarios más importantes de la Argentina. La cabeza de Guzmán que Fernández no quería entregar era la más preciada para una larga lista de detractores que tenía el Ministro de Economía. Fernández no la quería entregar porque sentía que si lo entregaba a Guzmán, se entregaba él también. Se rendía él frente a la presión de sus socios dentro de la coalición.

Guzmán, además, era producto de un vacío. Había llegado al Ministerio de Economía por la ventana en el último minuto. Fernández prácticamente no lo conocía cuando lo eligió. Llegó porque el Frente de Todos no sabía qué hacer con la economía o, por lo menos, no tenía acuerdo con respecto qué hacer después del gobierno de Macri, después del endeudamiento vertiginoso, después de la inflación récord, la recesión. Todo eso hoy quedó muy lejos. Los problemas, los daños autoinfligidos por el propio Gobierno del Frente de Todos, más allá de la pandemia, más allá de la guerra, están a la vista. 

Ya es difícil echarle la culpa a la pesada herencia: a esta altura, no se lo creen ni en el propio Gobierno. Y que el Frente de Todos, que la Vicepresidenta, que el Presidente, que Sergio Massa, no hayan discutido un programa común, una salida económica a fondo, frente a ese legado resulta imperdonable porque se ven las consecuencias. 

Llega Silvina Batakis, que es una ministra del impasse. No se sabe hasta cuándo va a durar su gestión porque, si ya era difícil el contexto en el que le tocaba gestionar a Guzmán, este es explosivo. En principio aceptó, lo cual no es poco porque hubo muchos que no aceptaron y decidieron huir. 

Sergio Massa, el jefe del Frente Renovador, fue el que quiso ocupar ese vacío. Durante la semana previa a la renuncia de Guzmán, vimos una cadena de oraciones, operaciones, para ponerlo a Massa como el salvador del Frente de Todos, como el interventor. Más que un Primer Ministro, porque Massa pretendía llegar con todo a su disposición. Con un Ministro de Economía propio, con un titular del Banco Central propio, con un titular de la AFIP propio. 

Alberto Fernández se pasó todo el domingo negociando con Massa, que nunca llega solo, hasta qué punto podía ceder o no. Hay una liga de empresarios muy poderosos que vienen asociados a los deseos de Massa, a su proyecto. Podemos hablar de Marcelo Mindlin, el dueño de Pampa Energía. Podemos hablar del dúo Vila-Manzano, los dueños del Grupo América. Podemos hablar de Sebastían Eskenazi, primero ligado al sector financiero, después con intereses en el petróleo, y que formó parte de la argentinización trucha de YPF hace casi 15 años. Esa liga sponsorea el proyecto de Massa dentro del Frente de Todos. 

Por una serie de razones, esa capacidad de lobby fenomenal que tiene Massa no alcanzó para que hoy lo tenga Alberto Fernández como un Primer Ministro, un interventor dentro de su Gobierno. O Fernández dijo “no” o Cristina dijo “no”. O quizás Massa pidió demasiado. 

Lo cierto es que llegó Silvina Batakis cuando eran pocos los que esperaban que la Secretaria de Provincias, que había trabajado hasta la semana pasada junto a Eduardo “Wado” de Pedro, se convirtiera en la Ministra de Economía. Alguien que también tiene un pasado en la Provincia de Buenos Aires ligado a Daniel Scioli. Por eso pierde Massa y gana Scioli en este mientras tanto que no sabemos cuánto va a durar. No solo porque no sabemos qué va a pasar mañana con la economía, si va a poder o no Batakis hacer frente a la ofensiva de los mercados y la presión devaluatoria, sino porque además no queda claro qué margen le queda a Alberto Fernández para llegar hasta diciembre de 2023. 

Ya no es solo la especulación, la discusión, la crítica de la oposición los que le piden que renuncie, sino que algunos funcionarios de indudable cercanía con Fernández, ligados al albertismo -si es que eso alguna vez existió- salen a desmentir la renuncia de Alberto Fernández, como Fernando “Chino” Navarro, el enlace con el Congreso y además dirigente del Movimiento Evita. Sus propios funcionarios dicen “quédense tranquilos, Alberto Fernández no va a renunciar, eso lo desmiento”, algo que no hace más que dar cuenta de la fragilidad del Presidente. Una fragilidad que no es de esta última semana sino que lleva ya mucho tiempo y es acumulativa.

Lo charlábamos hace dos semanas con Fabio Rodríguez en este espacio, cuando decía que empiezan a jugar los mercados, a presionar por una devaluación como le pasó a Macri. Un Gobierno de otro signo, con otro proyecto de país, con otros intereses. Al propio Macri, quizás el mejor representante que podían tener los fondos de inversión, los bancos, los fondos especulativos, los sectores empresarios, le hicieron escupir sangre en esa inestabilidad permanente que lo acompañó hasta que se fue del Gobierno.

¿Por qué no van a hacer lo mismo con el Frente de Todos, cuando la brecha cambiaria escala hasta niveles preocupantes otra vez? Con la presión por la devaluación, la escalada del dólar paralelo y una economía que no tiene precio. Uno se acerca al almacén, a la carnicería, a la panadería y los precios suben y los salarios no llegan nunca, ni de cerca, a compensar esos aumentos, salvo los de una minoría muy privilegiada.

Lo que aumentaron los precios en los últimos cuatro o cinco días es demencial. 30%, 40%, 50% en algunos casos. Sobre todo cuando estábamos hablando de insumos importados. Electrodomésticos, heladeras, televisores. Aumentan los precios de un corralón para alguien que quiere avanzar en la construcción, ya sea doméstica o en alguna obra más grande. Los repuestos de los autos. No hay precio en la economía y nadie quiere vender. 

Los comerciantes, los empresarios Pyme, se preguntan para qué vender si después tienen que reponer a un precio que no saben cuál es. No les conviene vender, y lo que venden lo hacen al precio más caro. Ese tipo de desequilibrio letal para la economía, para el bolsillo, es el que hoy se pueden ver. Ya no es excepcional y no sabemos hasta cuándo puede durar, o si se va a profundizar.

Se frustró por un tiempo, no sabemos por cuánto, el giro brusco hacia el mercado que insinuaba Massa, o con Martín Redrado o con Emmanuel Álvarez Agis, con algún Ministro dispuesto a eso, no con Marco Lavagna que no quiso aceptar. La asunción de Massa prácticamente como Primer Ministro hubiera sido el camino de la devaluación y el giro brusco hacia las pretensiones del mercado. Eso se frenó con Batakis.

No termina de quedar claro quién propuso a la ministra Silvina Batakis. Si la la Vicepresidenta, como piensan algunos, o Miguel Pesce, uno de los tantos enemigos íntimos en el Frente de Todos que tenía Martín Guzmán. 

Quién propuso a Batakis es muy importante para saber si la ministra va a tener o no el apoyo de todas las alas del Frente de Todos. Llegó con consenso pero a poco de andar dijo “voy a mantener el programa de Guzmán, vamos a aumentar las tarifas”, que es justamente lo que no quería el ala que responde a la Vicepresidenta y que está en la Secretaría de Energía. 

Por lo pronto, ya está pidiendo la soga del Fondo Monetario Internacional. Quedó Sergio Chodos, un funcionario clave que está sentado como representante argentino en el directorio del Fondo, representante de los países del Cono Sur, nexo con Kristalina Georgieva,  mano derecha del ex Ministro.

Silvina Batakis apenas llegó buscó el respaldo del Fondo Monetario Internacional. Un FMI que después de haberle prestado lo que le prestó a Macri, después de haberlo acompañado hasta la puerta del cementerio, no quiere ser responsable de una nueva crisis en la Argentina. Pero la pregunta que todos se hacen, que es de manual, es si es cumplible este acuerdo con el Fondo. Por supuesto que no se puede cumplir, algo que ya se pensaba cuando se firmó, hace tres o cuatro meses. Después de la guerra y después de esta crisis y después de la renuncia de Guzmán, nadie piensa que se vaya a cumplir el acuerdo con el Fondo que, además, exige un ajuste fenomenal para el segundo semestre que ya empezó.

Habrá que ver entonces cómo y  hasta cuándo se mantiene este paisaje precario que hoy vemos. Con Batakis como Ministra de Economía, con l Presidente y la Vicepresidenta que vuelven a conversar, que se vuelven a reunir en la emergencia pero no se sabe hasta qué punto logran algún tipo de acuerdo o siguen profundizando sus diferencias. 

La Vicepresidenta plantea un juego complicado también de sostener. ¿Hasta qué punto puede seguir Cristina como opositora del Gobierno que ella misma creó? Se agota el juego con la crisis del Presidente débil, que no tiene respaldo, que de repente no habla, que se queda sin funcionarios propios mientras en la economía hay un verdadero descontrol. 

Frente a este contexto de incertidumbre absoluta, casi que se puede comparar a este Gobierno con el de Macri, que fue un desastre en lo económico. Lo que causó su derrota y le impidió a Macri ser reelecto, a diferencia de que Macri se fue siendo el jefe de su fuerza política. Eso no está claro en el Frente de Todos porque, en todo caso, la conducción la ejerce Cristina. Una rara conducción porque critica a su propio Gobierno, porque no está conforme todavía hoy con su propio experimento de gobierno. Macri era el líder empresario, el team líder de ese proyecto que se llamó Cambiemos y que terminó muy mal. Sin embargo, fue el líder hasta el final. 

Además, a pesar del pésimo resultado en las PASO, Macri se fue con el 41% de los votos, recuperó. Todavía falta mucho para 2023 pero hay que ver cómo llega el Frente de Todos. A veces aparecen funcionarios del Gobierno que todavía hablan de la reelección o de la recuperación, y uno puede pensar que no están viendo la escena correcta. Hay que ver si esa recuperación con la que algunos se ilusionan puede existir, pero hay que ver cómo y cuándo termina esta crisis que se espiraliza.

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