Fuera de Tiempo con Leandro Barttolotta y Gonzalo Sarrais Allier

A partir de la publicación de Perón: la realidad efectiva te la debo (Tinta Limón) los sociólogos e integrantes del Colectivo Juguetes Perdidos, Leandro Barttolotta y Gonzalo Sarrais Allier, conversaron con Diego Genoud acerca de la distancia de la dirigencia respecto a las mayorías populares y las complejidades de un territorio expuesto a la precariedad.

También estuvo en el programa Érica Salazar, delegada gremial de Garbarino Zona Oeste, y contó todo acerca de a situación de los y las trabajadoras de la empresa tras reunirse con el Presidente.

“El Frente de Todos, la cuenta regresiva y la pregunta por lo inorgánico”. Editorial de 23/20/2021 en FM Milenium.

Semana tomada por dos o tres imágenes que dominan la discusión en la Argentina, cuando faltan veinte días, horas más, horas menos, para las elecciones generales. El decisivo test electoral que enfrenta el gobierno del Frente de Todos y la clase política en general. Quedan las imágenes de las marchas todavía resonando, las de la marcha del 17 de octubre, las de la marcha del 18 de octubre. Dos jornadas de contrastes con un Frente de Todos dividido en las calles.

La primera marcha, la del kirchnerismo y de los sectores afínes. La marcha de la clase media kirchnerista con algunos sectores populares que se identifican con la corriente de la vicepresidenta. Y, al día siguiente, la segunda marcha. Para muchos de los que estuvieron recorriendo las dos, fue bastante más numerosa la del sindicalismo organizado convocada por la CGT de los gordos, la CGT de Héctor Daer, la que fue abucheada durante los años de Macri. Pero, en este caso, camino a un proceso en el que piensa reconstituirse el triunvirato, el que otra vez el moyanismo parece volver a ser parte de la CGT oficial. Camioneros, el SMATA, Bancarios, todos los sindicatos que estuvieron enfrentados durante muchos años a la CGT oficial, también dijeron presente en esa marcha. El volumen de esa movilización fue muy importante, protagonizada en este caso por la clase trabajadora, la aristocracia obrera, los sindicatos mejores pagos de la Argentina.

Cada uno tendrá una caracterización sobre quiénes eran los que marcharon. En un contexto donde el empresariado, el establishment, el Círculo Rojo y gran parte de la oposición está en una ofensiva para flexibilizar lo que queda en pie de la legislación laboral. Cuando ya el 50% de la población está de hecho bajo la precariedad absoluta a la hora de trabajar, no sabe lo que es un aguinaldo, lo que es un convenio colectivo de trabajo. Es un contexto en el que algunos en la oposición piden el fin de la doble indemnización; otros, el fin de la indemnización, lisa y llana. Además, una nueva legislación laboral, más flexible. No queda claro si para incorporar a los que están afuera, bajo esta precariedad de hecho de la que hablaba, o si para flexibilizar a los que hoy tienen una posición privilegiada, en el marco de un continente donde la mayor parte de los asalariados no llega a fin de mes, con cifras de pobreza elevadísimas, con el derrumbe del salario real. Un contexto que venimos destacando en este pequeño espacio bastante antes de la catástrofe electoral del peronismo. Una CGT o un sindicalismo que se moviliza en lo que parece ser un mensaje, no solo a los que persiguen la flexibilización laboral, sino también a toda la clase política, hacia el interior del Frente de Todos. Y un mensaje para el que venga después de Alberto Fernández, que se va a tener que sentar a negociar de alguna manera el marco laboral que viene con este sindicalismo de bordes irregulares, por supuesto, contradictorio también como lo es el propio Frente de Todos.

Una marcha, la marcha del kirchnerismo, copada por el progresismo, por la vieja dirigencia del kirchnerismo que hoy parecen los márgenes del Frente de Todos y que muchas veces estaba
enfrentada a ese sindicalismo peronista, pero que hoy parece hasta desligada de la propia Cristina.
Más allá de que ella sigue siendo la referente principal de los que se movilizaron el 17 de octubre, muchas veces las decisiones de la vicepresidenta no contemplan ni los intereses, ni la voluntad, ni los discursos de los que se movilizaron el 17 de octubre. Sin ir más lejos, planteando que no había que pagar la deuda con el Fondo, algo que hasta hoy, hasta esta hora no está en los papeles de la comandancia del Frente de Todos. Ni de Alberto Fernández, ni de Martín Guzmán, ni de Máximo Kirchner, ni de Cristina Fernández de Kirchner. Al contrario, se está pagando en forma religiosa la deuda con el Fondo. Y se está negociando qué se hace con esa pesadísima herencia que dejó Macri de 44 mil millones de dólares mientras se pagan los intereses.

Hoy ese sindicalismo que se movilizó el 18 de octubre aparece tonificado con la llegada de Juan
Manzur, muy identificado con Héctor Daer, y con la llegada de Julián Domínguez, que hasta hace
poco era abogado del SMATA
. En contraste con esta distancia que me parece existe, se advierte,
entre los movimientos de la vicepresidenta que muchas veces es la encargada de clausurar los debates o de obturar las propuestas, las demandas de los sectores que se identifican bajo su figura. Como fue cuando anunció que se iban a usar los derechos especiales de giro para pagar al Fondo. O como cuando optó por una alianza con Omar Perotti en lugar de una alianza con Agustín Rossi en la Provincia de Santa Fe. Incluso, uno puede decir, cuando optó, propuso, sugirió el nombre de Juan Manzur como Jefe de Gabinete.

Lo que se vio con todas las diferencias, con todas las idas y vueltas, con toda la energía y la confusión previa a la marcha del 17 y la marcha del 18, fue lo que está organizado. Lo orgánico, sobre todo. Lo que está identificado, lo que está alineado. Los sectores que están convencidos y no tienen duda de que forman parte del Frente de Todos y que su identidad está ligada a este Frente de Todos, a alguna de las corrientes de este Frente de Todos. Pero la pregunta es por lo inorgánico, por lo que no se siente representado ni por el 17 de octubre ni por el 18 de octubre. Ese plus decisivo para toda elección que en algún momento el Frente de Todos supo convocar, sin ir más lejos hace dos años. Que en algún momento el cristinismo supo convocar y que las últimas elecciones en la Provincia de Buenos Aires parecen estar castigando al gobierno, alineados más bien con Cambiemos o dejando de ir a votar directamente. Las marchas dejaron mucho, por lo que abarcan y por lo que no abarcan. Por lo que dejan afuera, también, y no pueden representar.

Por otro lado, otra imagen importante de la semana, es la de Roberto Feletti, nuevo Secretario de
Comercio Interior
. Un funcionario que hasta hace unos meses estaba prácticamente afuera de todo. Lo he citado en algunos editoriales, lo he citado en elDiarioAr en los panoramas que hago los domingos, porque Feletti dirigía un grupo de economistas que venía planteando ciertas advertencias y problemas del gobierno: la falta de dólares, la inflación. Una serie de problemas que por supuesto cualquier economista hoy advierte pero Feletti lo hacía desde un lugar marginal en el Frente de Todos.

Feletti fue viceministro de Amado Boudou, presidente de la Comisión del Presupuesto y había quedado después como secretario administrativo del Senado bonaerense. Hoy parece el funcionario
más importante del gobierno por encima, muchas veces, de Martín Guzmán. En contradicción por
momentos con el Presidente, por encima de Matías Kulfas. Así parece ahora que vuelve de estar muy al margen a estar sentado en la cabecera de las decisiones, lo que habla de lo indescifrable que puede ser el rumbo del gobierno. Alguien que está afuera y de repente se convierte, por lo menos en estas horas, en el funcionario clave para la batalla contra los precios que vienen subiendo de manera vertiginosa desde hace mucho tiempo. Y el contexto es uno en el que no todos perdieron. Como también decimos muchas veces en este espacio, la caída, el derrumbe del salario real y del poder adquisitivo tiene una contracara. Entre los sectores empresarios que vienen ganando en plena pandemia podemos hablar de los que están en la industria de los alimentos y que explican en gran parte la inflación.

Hoy hay una pelea del gobierno con Pérez Companc, con Molinos, con Arcor, con Pagani. Pero esos sectores dicen que la inflación de los alimentos está motorizada por la carne, por las verduras, no por los alimentos procesados. Eso puede haber sido cierto en el 2020, pero en el 2021 se fue licuando Precios Máximos, Precios Cuidados y aumentaron fuertemente. De hecho, aumentaron los alimentos antes de la llegada de Feletti. Crece la desigualdad, con la pandemia no hubo un saldo en el que todos salieron de la misma forma. Al contrario, algunos ganaron mucho y otros perdieron mucho.

Me quedo con una frase que dijo esta semana Víctor Fera, dueño de Maxiconsumo, de Marolio: “El problema no son los precios, son los sueldos. Nunca los sueldos en la Argentina estuvieron tan bajos como hoy”, dijo Víctor Fera, un empresario cercano al gobierno que dijo que va a respetar el congelamiento. Ahí hay una clave de la que el gobierno no puede hacerse cargo, que le resulta incómodo. El congelamiento uno puede decir que era necesario para frenar este aumento, pero es una medida que puede llegar hasta las elecciones y poco más. Después de las elecciones, o después de que termine este congelamiento, el problema va a volver como va volver el problema de los aumentos de tarifas.

De fondo, esa imposibilidad, esa impotencia del Frente de Todos de cara a la falta de dólares. Cuando vuelve a sentirse el aumento del dólar y el aumento de la brecha otra vez por encima del 90%. ¿Cuál es la consecuencia directa? Que muchos funcionarios incluso lo admiten. El gobierno no puede mejorar los ingresos. Por eso pisa las tarifas, por eso intenta controlar los precios de los
alimentos
, muy tarde después de que erosionaron muchísimo el poder adquisitivo de la mayor parte de la población. Y en un marco en el que la canasta básica de los alimentos está en $70.500, suma que una familia tipo debe superar para zafar del umbral de pobreza, cuando 19 millones de personas no logran hacerlo. La canasta básica total se encareció 54,5% en lo que del año, incluso por encima de la inflación.

Ese es el marco en el que se dan estas dos escenas: por un lado, la división del oficialismo, que
representa, que moviliza, que saca a la calle a los sectores organizados, y por otro lado esta batalla desigual contra los precios, la batalla con el sector empresario, con la industria alimenticia después de años en los que los salarios vienen perdiendo por goleada contra la inflación. La pregunta decisiva a la que le quedan veinte días de vida es ¿cómo va a hacer el gobierno para encausar lo inorgánico, lo que no está organizado? ¿Cómo harán para interpelar, para convocar, para volver a sumar a lo que uno supone debería corresponderse quizás con una opción electoral como la del gobierno? Los sectores más perjudicados, los que están al borde de caerse del mapa muchas veces, esa base que en un momento supo representar el Frente de Todos, esa base inorgánica que supo representar y que hoy está ausente, o lo estuvo al menos en las elecciones primarias. Resignada, decepcionada, recluida en su casa decidió no ir a votar ni al Frente de Todos ni a Juntos, quizás. O fue a votar a Juntos, no lo sabemos. Pero hubo millones de votos que no estuvieron presentes en las primarias. ¿Cómo va a hacer el Gobierno para volver a convocar a lo inorgánico? Esa es la pregunta principal que queda planteada de cara a las elecciones que vienen.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *